Hola a todos bonitos y bonitas! Hace mucho que quería escribir algo de esta serie pero no se me ocurría nada, hasta ahora claro. No hay muchos fics de Ginga e Kickoff y creo que no hay ninguno Yaoi u.u Así que vengo a dejarles un fic de una pareja no muy conocida, espero no ser la única en el mundo que los shipea, pero la verdad es que siento que Kota y Takuma son el uno para el otro.
Me basé en la canción "Ai Kotoba" de Hatsune Miku, solo que del cover de Shounen-T, así que los pedazos de letra que estan dispersos a lo largo del fic pertenecen a esa canción. Aviso que no son consecutivos, son las estrofas que creí mas apropiadas o de las que me basé para escribir determinadas partes.
Ya dejo de tanto estupidez y los dejo con el fic, ojalá les guste.
Advertencia: Juego con las lineas temporales
Advertencia 2: Un poco de OOC
-o-
Capítulo 1: Timidez
Kota POV
El sonido del silbato atravesó mis oídos indicando el final de la práctica. Llevé las manos hasta mi frente para correr algunos mechones de pelo que molestaban y me puse en marcha a los vestidores ignorando por completo al resto de mis compañeros. Tenía la mente muy ocupada como preocuparme en saludar. Solo una cosa rondaba en mi cabeza en ese entonces, en ese maldito treinta de septiembre por la tarde, y se trataba del demonio compacto de mi novio, Takuma Gozalez Aoto. Llevaba sin saber nada de él ya dos semanas, ni una llamada, un mensaje de texto, un WhatsApp, ni siquiera un miserable mensajito por chat. Nada. Estaba totalmente desaparecido. Bueno, tampoco es que yo me hubiese desvivido en contactarlo, pero estuve muy ocupado, ya saben, todo eso de jugar oficialmente en un equipo de futbol de enserio, en verdad es mas cansador de lo que pensaba. Busqué en el celular en mi bolso, arrojando todo lo innecesario por el piso, con la esperanza de que un mensaje suyo apareciese en la pantalla, pero no, nada, solo figuraba el maldito "No tiene nuevos correos" en gigante como si estuviera para hacerme sentir peor. Seguro se preguntarán ¿Por qué no le envías un mensaje tu? La respuesta es simple: No soy bueno usando las palabras. Estúpidas palabras, siempre lo arruinan todo.
Lo último que supe de él fue hace exactamente dos semanas, me había enviado un mensaje de texto preguntándome si quería salir con él esa tarde, pero tuve que decirle que no por el entrenamiento. Creo que no se ofendió, o al menos eso dijo por mensaje, no soy bueno descifrando a las personas, al menos Takuma nunca había tenido ese hábito de enojarse por no tener toda mi atención en todo momento. Tampoco es muy común en mi que me preocupe por no tener mensajes suyos, pero ya era mucho tiempo sin saber de él y para empeorarlo, estamos a un día de cumplir un año juntos.
Después de caminar veinte minutos llegué a la estación de Shibuya para ver como el tren se iba delante de mis narices. Solté un gruñido enfadado. Ahora iba a tener que esperar media hora el próximo. Para descargarme compré un paquete de chicles y me llevé uno a la boca, por alguna razón los chicles me sirven para tranquilizarme y canalizar mi ira en algo. ¿Soy el único al que le pasa? Como no había un condenado banco vacío tuve que sentarme en el piso y mientras esperaba decidí repasar algunos acontecimientos ocurridos entre Takuma y yo, tal vez así pudiera descubrir algo que me ayudara a saber que fue lo que pasó.
(...)
Trata de mi
Trata de ti
Trata del amor
Trata de amar
Trata de la angustia
Y también el disgustar
Recuerdo cómo es que fue que comenzamos nuestra relación, yo llevaba a penas dos meses habiendo aceptado que lo quería como mas que un amigo cuando me pidió que pasara a recogerlo de su entrenamiento porque su bicicleta estaba rota y Erika, su novia en ese entonces, estaba ocupada con los estudios como para acompañarlo y claro, el no quería ir solo. Si, era una segunda opción, aunque a mi eso no me afectó nunca. Tras esperarlo un buen rato, salió del bendito entrenamiento con el pelo totalmente mojado y con una paleta en la boca. He allí la razón de sus tardanza, había alguien esperándolo y el señorito había tenido que ducharse antes de salir. Por supuesto que se disculpó por lo demora y como siempre lo reproché por eso.
"Definitivamente no sabes como tratar a aquellos que vienen a hacerte un favor"
Él no me respondió y emprendió camino a su casa suponiendo que lo seguiría. Aunque solté un bufido, me dispuse a hacerlo alcanzándolo rápidamente. Los nervios se apoderaron de mi gracias al silencio sepulcral que había invadido el lugar, no había absolutamente nadie en la calle a excepción de nosotros, nadie. Supongo que pensarán "Esta es la oportunidad perfecta para declararse" Y ahí yo les respondo un gigantesco "NO". Admito que había considerado la opción de decírselo ese día, pero si a penas puede hablar de asuntos personales con las voces de toda la clase encima de la mía y probablemente no cuente ni la mitad, en una calle totalmente desolada donde la única presencia que se sentía en varios metros a la redonda era la de Takuma, estaba más allá de mis capacidades declararme en ese momento. Justo tenían que elegir ese día para quedarse todos en sus casas. ¿Dónde estaban las ancianas paseando perros, las señoras hablando de chismes en las puertas de las casas, los hombres limpiando los autos? Ah, sí, probablemente ese era El día Internacional de no salir de sus casas. Como siempre, El Gran Dios estaba en mi contra.
Supongo que debía tener una cara muy rara como para que Takuma me preguntara si me pasaba algo, por supuesto que se lo negué, pero no me creyó en lo más mínimo y empezó a indagarme.
"Eres un mal mentiroso, tu cara lo dice todo. Estas nervioso por algo" Yo solo lo ignoré como si ni hubiera dicho nada "Hnnn. Al parecer a alguien lo flechó Cupido"
Nunca supe cómo diablos lo supo, supongo que fue El Gran Dios, pero el punto es que en ese momento me detuve en seco, ahí en medio de la calle frente a un negocio que vendía comida de dieta. Solo me limité a mirar el suelo, es obvio que no sabía ni sé aún ahora disimular, me invadían los nervios, la persona que me gustaba se había dado cuenta, no podía sentirme más desgraciado cuando una risita burlona de Takuma me interrumpió.
"¿Dí en el blanco?" Me preguntó aún sabiendo que sí. Yo solo asentí y le pregunté
"¿Tan obvio soy?"
"Kota. Andas callado, me ignoras, parece como que no estuviera caminando junto a ti ahora, no solo eso, suspiras y miras al cielo. O es eso, o las drogas ya te afectaron"
No pude evitar reír ante su comentario, recurrió al sarcasmo para alivianar el momento puesto a que sabía lo difícil que era para mí expresarme en ambientes tensos, estaba más que claro que quería seguir indagando en el tema, aunque en cierta forma se lo agradecía.
"¿Se puede saber quién es la desafortunada?" dijo comenzando a caminar otra vez, pero yo no lo seguí.
Un nudo gigante se formó en mi garganta, en mi estómago, en mi cabeza, en mi mano derecha, en todas partes, del nerviosismo que estaba experimentando. Tenía dos opciones, o mentir, y atenerme a las consecuencias que probablemente serían catastróficas si consideramos lo mal mentirosos que soy y que el Gran Dios probablemente estaría en mi contra, o decirle la verdad, ahí en esa calle mas vacía que Facebook a las ocho de la mañana en frente de ese local de dieta. Ambas eran opciones terribles, horribles, espantosas, horripilantes y demás sinónimos, pero me vi forzado a tomar una de las decisiones mas precipitadas de mi vida. Me faltaba el aire, sentía que no podía respirar y que colapsaría en ese mismo momento, pero El Gran Dios me dio treinta segundos de valor para poder decirlo al fin.
"Tu."
Esa fue la única palabra que pude pronunciar.
(...)
A un tonto como yo
Le diste tu cariño y amor
Por escuchar esta canción
Y por las lágrimas
Muchas Gracias
Una extraña sensación en mi garganta interrumpió mis recuerdos y me obligó a toser repetidas veces para recuperar el aire. Toda la gente me miraba, algunos con expresiones de preocupación, sin saber que hacer, u otros simplemente riendo. Me había atragantado con el condenado chicle. Maldito Gran Dios. Una vez logré estabilizarme y la gente se olvidó del pequeño acontecimiento al fin llegó el tren, que para alegría del Gran Dios estaba llenísimo, y pude ponerme en marcha a casa. Y ahi estaba yo. Apretado como cucaracha entre una de las paredes y una mujer obesa, para no decir gorda en exceso, que al parecer no conocía que existían los desodorantes. En ese momento juro que consideré escribir mi testamento, pero el sonido del celular me distrajo de mi agonía. Me llené de esperanza de ver un mensaje suyo, pero lo disimulé para no parecer colegiala enamorada. Desbloqueé el celular y entré directamente al buzón de correo y ahí estaba el mensaje: "Se ha ganado un auto cero kilómetro..." Repito y repetiré por siempre. Maldito Gran Dios.
Cuando al fin el tren se fue vaciando y la mujer que casi me mata del ahogo se había bajado al fin me pude sentar. Las personas sentadas a mi lado debían sentir mi aura de depresión, estaba llegando al punto de la desesperación. No lograba comprender el porqué de tanta indiferencia hacia mi, por primera vez en mucho tiempo, me estaba invadiendo la inseguridad. Preguntas como ¿Y si encontró a alguien mejor? o ¿Y si ya no me quiere? empezaron a llegar a mi mente sin que pudiera controlarlas. Decidí concentrarme en otra cosa para no tener que volver a recurrir a los chicles para calmarme, lo único que me faltaba ahora era ahogarme en el tren por culpa de un pedazo de plástico saborisado. Entonces volví a sumergirme en mis recuerdos.
Al oír mi confesión, Takuma se detuvo en seco y volteó a verme sorprendido. Gracias al valor que me confirió el Gran Dios pude verlo a lo ojos y mantenerle la mirada por un largo rato. A los cinco minutos de mirarnos el uno al otro pareció calmarse, pero aún seguía mirándome, expectante, como esperando algo. Fue entonces cuando los pensamientos negativos me invadieron y empecé a deprimirme poco a poco, ya estaba por decir alguna excusa, como que todo había sido una broma, para zafar de la situación, cuando Takuna se llevó ambas manos a la cintura y me miró indignado.
"¿Y el beso? ¿Qué clase de declaración de amor es esta si no hay un beso?"
Y ahí estaba Takuma destacándose en una de sus mejores destrezas, sacarme de onda. Yo esperaba un sonrojo, un "lo siento, tengo novia" o con mucha suerte un "lo pensaré" pero ¿Me estaba pidiendo un beso? Para variar, me quedé estático como si fuese un completo tarado desperdiciando la oportunidad de besar al chico que me había gustado desde casi dos meses. No es que no quisiese, de hecho, no había nada que deseara mas, solo que mis piernas parecían no querer hacerme caso. Estaba dando mi cien por ciento para poder moverme cuando Takuma sacó a relucir por segunda vez su mas grande talento, se puso de puntas de pie, me tiró del cuello de la camisa y me besó. No fue mi primer beso, pero si el primero con alguien que realmente me gustaba. Sus labios se sentían suaves y delicados, conservando aún un poco del sabor de la paleta de fresa que había terminado hace poco. Fue un beso corto puesto a que él se separó al no sentir respuesta de mi parte. No pudo alejarse demasiado, ya que casi en ese mismo instante lo estreché entre mis brazos volviéndolo a besar. Ese fue un beso mas largo y apasionado. En ese entonces no sabía si el Gran Dios estaba de mi lado o no, no era de importancia, lo único que en ese momento se cruzó por mi cabeza fue seguir el beso y una vez que termináramos, comenzar otro, y no dejarlo ir jamás.
(...)
Un día mi lado infantil
Cumplirá diez mil años
Entonces nos encontraremos
Y celebraremos
Treinta y nueve veces.
Cuando llegué a casa pasé de largo a mi madre y a mis hermanos y me encerré en mi cuarto. Ryuuji me molestó un poco exigiendo una explicación por mi comportamiento, pero al ver que lo ignoraba entendió que mi mal humor no se resolvería con un simple comentario sarcástico. Lo único que hice fue tumbarme en la cama, tomar el teléfono celular y mirar la pantalla como un completo imbécil rogando que llegara un mensaje. Estaba nervioso, inseguro, triste, frustrado y más que nada enojado, no con Takuma, sino conmigo mismo, más específicamente con mi lado infantil. Con ese maldito lado infantil que por vergüenza no me permitía dedicarle todas esas palabras de amor que pasaban por mi mente. Era gracias a él que probablemente Takuma fuera a terminar nuestra relación. Por todas esas veces que quería abrazarme en la escuela o en la calle y yo se lo negaba porque la gente nos vería, por aquellos momentos en que la gente nos preguntaba qué relación teníamos y yo respondía que éramos amigos, entre muchas idioteces mas de mi parte. Por una extraña razón mi fracaso no había sido causado por el Gran Dios, sino por mi mismo. En ese momento no había cosa que deseara más que correr a casa de Takuma, abrazarlo y pedirle perdón por todas las idioteces que hice, pero mi lado infantil no me lo permitirá.
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Listo! Terminé el primer capitulo, va a ser un fic corto, de cuatro capitulo, para que así no pierda tan rápido el hilo o la inspiración. Espero que les haya gustado, dejen review porfa y nos vemos en el próximo capitulo.
YueMinamoto
