Primer fic que escribo de una serie, más o menos, y como no… Tenía que ser de mi nueva obsesión.

No quiero alargarme, así que lo de siempre… Los personajes no me pertenecen, no gano nada con esto y contiene slash - relaciones homosexuales (si no te gustan no digas que no te lo advertí). Contiene spoilers de toda la segunda temporada de la serie y siento si los personajes están un poco fuera de lo que suelen ser… Se hace lo mejor que se puede.

Aprovecho, siendo la primera, a dedicar este fic a Seasonsleep, Suuism, Annetama, Pata Ookami, Lapry y a cualquier seguidora/o de Sherlock que tenga en Twitter, pero especialmente a ellas, que aguantan y retwittean mis paridas de la serie. Siento que no esté mejor…

¡Empecemos!


MIGAS DE PAN

Parte I: Con una no bastaba

John se dejó caer en el viejo sofá mientras tiraba el periódico en la mesita de té y suspiraba con cansancio. Esos turnos lo dejaban molido, ya no tenía edad para aguantar 16 horas de rondas y urgencias… Eran las 7 de la mañana y lo que siempre le rondaba por la cabeza después de dichos turnos – dejar el trabajo, obviamente – le parecía más atractivo que nunca. Pero no era tonto, ni joven, y mucho menos un loco, así que sabía que por mucho que soñara ese era el trabajo que tendría. Si Sherlock aún… Seguramente las cosas serían distintas.

Gruñó, como siempre lo hacía cuando pensamientos de ese tipo le asaltaban, y se levantó para desperezarse un poco y prepararse una taza de té. Poco después volvió a su sitio, taza en mano, y decidió ponerse un poco al día de las idas y venidas en Londres y en el mundo. Pasó sin mucho interés las noticias nacionales e internacionales, así como las de deportes, pero se entretuvo con el suplemento de los domingos sobre las noticias locales.

Allí, entre noticias sobre el estado del mercado nuevo, las obras del centro y los eventos, hubo una que logró que frunciera el seño y se pusiera de mal humor.

"Nuevos datos sobre el caso "Sherlock"

Fuentes fiables nos informan de que el pasado martes llegó nueva información a la policía de parte de un anónimo sobre el caso del criminal Sherlock Holmes. Se sospecha que se trata de un paquete que iba dirigido al Doctor John Watson, conocido por ser el compañero de Holmes y declarado inocente de todos los cargos que se le imputaron por falta de pruebas.

No se ha revelado el contenido del envío, pero se espera que gracias a éste más casos del mayor criminal que este país haya podido tener sean resueltos. Seguiremos informando sobre éstas u otras pruebas. (…)"

Cerró el diario en cierto modo asqueado. Hacía dos meses que no publicaban nada sobre Sherlock en los periódicos. Después de su muerte, en cambio, había sido un auténtico infierno. Durante más de dos meses su amigo había protagonizado todas las portadas de diarios y revistas de la zona, aunque él de poco se había enterado, estando en la cárcel, acusado de cómplice y sin posibilidad de libertad por posible fuga. Poco después él había sido liberado, por falta de pruebas como muy bien informaba – y no olvidaba – el periódico de ese día, pero el malestar general aún estaba allí. John tardó un año en conseguir un trabajo, y por eso sabía que no lo dejaría.

Ahora, año y medio después de la muerte de Sherlock, las cosas estaban claramente mejor, pero no por eso como antes. De vez en cuando le tocaba leer esa sarta de mentiras que la gente tan bien dispuesta estaba a creerse, aunque no toda.

Se levantó otra vez, cogió su chaqueta, dejando olvidada la taza de té sin terminar, y salió del apartamento – el viejo 221B de Baker Street -. No tardó más de media hora en bajar del taxi parándose delante de la nueva Scotland Yard, donde ya le esperaba Lestrade.

- Te esperaba más pronto.

- Lo acabo de leer. ¿Realmente iba dirigido a mí el paquete?

- ¿Doble turno? – rió un poco.

- Déjate de tonterías. ¿Era para mí? ¿Aún soy sospechoso o qué? No veo justificación alguna para que interceptéis mi correo.

- Es por tu seguridad. ¿Y si fuera una bomba?

- ¡Y una mierda por mi seguridad! – gritó, perdiendo un poco en el proceso su postura militar, aprendida después de tantos años.

Lestrade le miró con aprensión, y le pidió que hablaran dentro. John refunfuñó un poco, pero lo siguió. No iba a salir de allí sin SU paquete.

Y no le fue fácil. Dos semanas le llevó conseguir sacarlo de allí. Primero fueron las excusas, luego las amenazas, seguido de un montón de papeleo y de desplantes por parte de la policía, pero 13 días y 2 horas, aproximadamente, después de ese domingo John salía de comisaría con una enorme caja (¡Un paquete decían! ¡Ja!) de vuelta al apartamento.

No cabía en un taxi, así que tubo que llevarla a cuestas hasta casa. Llegó cansado, sudado – pese al frío – y, sinceramente, sin muchas ganas de mirar en su interior. Si Lestrade y los otros habían "soltado" el envío es que tampoco sería muy útil… Pero recordó a Sherlock, y sus siempre despectivos comentarios hacia la ineptitud del cuerpo de seguridad, y decidió no postergar todo aquello. Antes de abrirlo, pero, rebuscó entre su chaqueta, tirada en el sofá, su cuaderno de notas.

Decir que John se esperaba todo aquello dentro de la caja era mentira. Esperaba, tal vez, cartas, objetos de fanatismo, peluches o cualquier cosa, o nada, pero no aquello. De dentro de la caja fue sacando un montón de cosas que él sabía, con seguridad, que habían pertenecido a Sherlock, o a él mismo. Prendas de ropa – dos de sus bufandas, su sombrero tan odiado… -, recuerdos – las entradas que John guardaba del espectáculo Chino, el resguardo del cheque, el teléfono rosa -, la calavera, fotografías…

Quedó en shock. ¿Cómo…? ¿Cómo podían haber enviado todo aquello, si estaba dentro de su apartamento?

Nervioso miró en la repisa de la chimenea y notó por primera vez la ausencia de la calavera, después de rescatarla de dentro de un armario. Al principio la colocó allí porqué le recordaba a su amigo, ¿pero cuanto hacía que no la miraba por el dolor y nostalgia que le causaba? Al contrario de lo que le habían dicho que le pasaría, los primeros meses sin Sherlock fueron en cierto modo fáciles. Tenía demasiadas cosas en la cabeza como para pensar en la muerte de Sherlock – muerte de la cual tampoco estaba muy seguro -, pero tiempo después el recuerdo y el pensar en él se le hizo pesado, doloroso. Se encontró con algo que no esperaba sentir nunca por un hombre.

Gruñó, y dejó de mirar ese hueco que había dejado la calavera. Decidido se dirigió hacia la habitación de Sherlock, donde estaba seguro había guardado – no bajo llave, pero casi – todos aquellos recuerdos. Le costó entrar otra vez allí, pero lo hizo, y se encontró con una habitación con cajas abiertas y revueltas. Él no lo había dejado así. Estaba claro que alguien había entrado en su apartamento y había robado todo aquello, ¿pero para qué devolverlo? ¿Desde cuando todo eso no estaba allí?

Regresó al salón, donde la caja parecía ocuparlo todo, reclamar su atención, anotó un par de cosas en su cuaderno y, pese a no ser ni mediodía, decidió irse a su cuarto y dormir – o lo que fuera – un rato.


Fin de la primera parte.

El jueves o el viernes (depende de si tengo tiempo el jueves XD) subo capítulo nuevo. Siento si no es muy bueno, pero como ya he dicho, se hace lo que se puede.

PD: Es mi historia "20" en Fanfiction. Tela.

Riku Lupin