LOS PERSONAJES DE NARUTO PERTENECEN A MASASHI KISHIMOTO.
Adaptación del dorama coreano "Madame Antoine"
Advertencias: AU. Puede contener OoC.
MADAME ANTOINE
Capítulo 1.- La vidente y el psicoterapeuta.
Un chico de cabello rubio, ojos azules y vestido con pantalones y chamarra naranja se paseaba de un lado a otro de aquella habitación mirando su reloj.
—Sasuke, ¿estás seguro que esto es lo que debo de hacer? —le preguntó a otro muchacho de piel blanca, cabello y ojos oscuros sentado detrás de un escritorio, y quien escribía algo en la computadora desde hacía varios minutos.
—Por tercera vez Naruto, sí. —mencionó viéndolo ya con un poco de fastidio. —Esta es la última fase del experimento que desde el principio aceptaste hacer.
—Pero creo que es muy cruel. —mencionó el rubio con pesar.
—Es por el bien de la ciencia. —replicó Sasuke sin pizca de remordimiento.
Ellos eran amigos desde pequeños y por eso Naruto había accedido a ayudarlo, pues quería que se diera cuenta que estaba equivocado con su suposición de que el amor verdadero no existía.
Cuando leyó la información completa se negó a realizarlo por considerarlo poco ético, luego cuando conoció a Hinata, aceptó pensando en ayudarla, pues ella era una chica muy tímida e insegura.
Pero ahora, cuando estaba por realizarse el último paso, estaba ahí, en la oficina de su mejor amigo sintiéndose como el peor hombre del mundo.
Estaba dañando a una buena chica.
—Sai ya debe estar en el lugar filmando. —mencionó Sasuke mirando su reloj. Estaba impaciente por saber los resultados.
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En uno de los parques de la ciudad, un chico pálido de cabello y ojos oscuros grababa a una chica de largo cabello azul oscuro y ojos perla que estaba subida en la rama de un árbol, en el cual había amarrado varios listones de colores.
Varias personas ya estaban alrededor suyo esperando ver lo que haría, algunas tomaban fotos otras grababan videos.
Cuando la chica llamada Hinata vio que era la hora estipulada por Naruto, respiró hondo para agarrar valor. Cuando él le pidió que lo hiciera, ella tuvo miedo y vergüenza. Pero como sabía que su novio la amaba mucho, quería corresponder ese amor.
Con ese pensamiento, empezó a llamarlo.
—Naruto, te amo. —gritó la chica sentada en aquella rama del árbol. Las personas empezaron a gritar y aplaudir emocionadas ante aquel gesto tan romántico. —Naruto, te amo. —volvió a gritar con fuerza, sintiéndose nerviosa pero a la vez alegre por atreverse a declarar sus sentimientos.
Pero cuando pasó media hora, Hinata lo comprendió.
Naruto no llegaría.
Con el corazón destrozado bajó del árbol y se alejó tambaleando de aquella multitud que la veía con compasión. A la pobre chica la dejaron plantada.
Sai le mandó un mensaje a su jefe.
El experimento ha concluido con éxito.
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Una semana después el video de la confesión de la chica estaba siendo presentado en una pantalla gigante a un grupo de periodistas e investigadores de una reconocida revista científica.
—Ella es una mujer de 23 años y maestra de primaria. —comentó Sasuke parándose junto a la pantalla, donde la imagen de la chica estaba congelada. Él llevaba en la mano el control del reproductor de video. —Y se ha enamorado. No, he hecho que se enamore. —corrigió con orgullo.
—¿Usted lo ha hecho? —preguntó intrigada una mujer.
—Sí, ella participó en un experimento psicológico basado en el amor, donde seis meses atrás hice que conociera a tres distintos hombres. —informó. Hizo correr la imagen donde aparecieron los encuentros con los tres chicos.
A Naruto Uzumaki lo conoció a la salida de una tienda, donde él le ayudó con las bolsas que se le cayeron.
—El sujeto A es mayor, tiene una gran personalidad y con altos ingresos. —mencionó.
A Kiba Inozuka lo había conocido en el gimnasio, donde él tropezó con ella.
—El sujeto B es más joven, simpático y atlético.
Y finalmente a Shino Aburame lo conoció en una biblioteca.
—El sujeto C es el menor, tierno y reservado.
Los periodistas no perdían detalle del video.
—Cada uno de ellos se acercó a la chica utilizando al máximo sus características. Después de 36 citas ella eligió a uno. —Sasuke siguió dando el informe.
—¿Y ella sabía del experimento? —preguntó un investigador, interesado en el caso, pues lo consideraba humillante para la chica.
—Por supuesto, necesitamos su aprobación para participar en el experimento. —respondió Sasuke tan serio como siempre. —sin embargo según los estatutos podemos ocultar el objetivo real del mismo, por lo que a ella se le dijo que estaba participando en un experimento que buscaba su chico ideal.
—Pero eso es poco ético. —exclamó el mismo hombre. Se estaba valiendo de mentiras para hacerla participar.
—Siempre y cuando acepte participar en el experimento voluntariamente, es un juego limpio, no importa que escondamos la verdadera intención. —señaló Sasuke. Los presentes lo miraron con un poco de disgusto. —Sé que es algo incómodo, sin embargo esto no se trata de ética, sino de ciencia. Se busca escudriñar en el corazón de las personas, examinarlo y demostrarlo.
Luego permitió que la cinta corriera otra vez, dejando ver algunas escenas de la chica con el chico rubio, donde él la llevaba en bicicleta, otra donde ella bailaba alrededor de él en la playa con una flor en la cabeza, otra donde ambos jugaban en el agua.
—¿Saben por qué ella terminó haciendo todo lo que él le pidió, no importando lo ridículo que fuera? —les preguntó a su audiencia mientras caminaba a su silla para sentarse.
—Por qué estaba enamorada. —mencionó la mujer. Recordando que ella también había hecho cosas vergonzosas por su ultima pareja.
—Exacto. —respondió Sasuke. —Y yo quiero saber realmente que es lo hace que hace que la gente se vuelva loca, quiero comprender ese poder de hacer que alguien piense en una persona todo el día, o el que haga posible que hasta se arriesgue la vida. —mencionó apasionado.
Pues él nunca se había sentido así por nadie. Era objetivo, había que el amor en realidad era el producto de distintas sustancias segregadas por el cerebro y que tenía un tiempo de caducidad.
Los demás se vieron entre ellos, asintiendo o alzándose de hombros. Algunos pensaban que ese experimento estaba condenado al fracaso, pues el amor era algo que no podía estudiarse ni mucho menos cuantificarse, pero no dijeron nada.
—¿Y ya tiene terminado el proyecto? —preguntó otro hombre.
—Aún no, este fue el experimento preliminar, necesito efectuar otro con una chica que esté más experimentada en el amor, luego se aplicará a una muestra de 500 personas. —reveló.
Estaba satisfecho porque hacía pocos días había cerrado tratos con el dueño de una importante empresa de cosméticos quien aceptó financiarlo. De seguro en esos momentos le estaban dando los toques finales a su clínica.
—¿Y qué hombre escogió? —preguntó un periodista. —yo pienso que el atlético.
—No, escogió al de alto nivel económico. —mencionó Sasuke con orgullo, pues eso confirmaba su hipótesis. —demostrando lo que es el amor para las mujeres. —como no entendieron su punto de vista, tuvo que aclararlo. —Las mujeres se van por lo material, por cuanto el hombre gasta en ellas y los bienes que pueden adquirir. —señaló incomodando a la única mujer del grupo. —No les importa si un hombre es tierno y atento con ellas, siempre escogerán al que tiene dinero aunque las maltarte al principio. Por consiguiente no hay un verdadero sentimiento de amor entre las mujeres.
Y eso lo reafirmaría con el siguiente sujeto de pruebas.
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Después de la reunión Sasuke y Sai caminaban por la acera rumbo al coche que habían dejado estacionado una cuadra más adelante.
Pasaron frente a un pequeño negocio de comida donde afuera, sentados en una mesa dos hombres platicaban. No le dieron importancia, pero se detuvieron más adelante al escuchar gritos.
Al regresar vieron que uno de los hombres intentaba calmar al otro, que se mostraba muy exaltado.
—¡No, no! —gritaba el hombre de cabello negro corto y tez morena sacudiendo algo inexistente en sus ropas.
—Tranquilízate Sato, por favor. —su amigo intentaba hacerlo entrar en razón.
Otro pequeño grupo de personas ya se habían acercado, y dos policías corrían hacia ahí.
Sasuke analizó rápidamente el sitio, pero nada parecía estar fuera de lugar, sobre la mesa había dos platos de comida y dos vasos con agua, un servilletero, un encendedor y un cigarrillo mal colocado.
Luego observó al hombre que seguía gritando, desconectado de la realidad y tallándose los brazos.
Los policías dispersaron a las personas, pero ni Sasuke ni Sai se movieron.
—Él es un psicólogo clínico, un psicoterapeuta. —mencionó Sai. —puede ayudar. —agregó al ver que el policía paraecia confundido, fue entonces que el policía asintió y los dejo quedarse.
—¿Cuándo empezó a actuar así? —preguntó Sasuke.
—Estuvimos platicando bien hasta que encendí el cigarrillo. —informó el hombre de cabello rubio, amigo del sujeto alterado.
—¿Ha vivido alguna situación relacionada con el fuego? —preguntó Sasuke al amigo del señor llamado Sato.
—Sí, hace unos meses su casa se incendió. —reveló. Eso es lo poco que sabía.
—Miré aquí. —le ordenó Sasuke al hombre que ya no gritaba pero se veía desesperado. Le colocó una mano enfrente con dos dedos levantados y la movió de un lado a otro. El hombre la siguió con la vista, calmándose. —¿Qué te pasó?
—Fui a comprar y cuando regresé la casa se incendiaba, me quedé quieto por el miedo, mi esposa estaba adentro. —respondió. —No pude salvarla.
—No es su culpa. —comentó Sasuke con empatía. —no es su culpa que ella muriera. Fue un accidente, usted no podía hacer nada.
El hombre empezó a llorar afligido llamando a su esposa.
Sasuke se levantó y vio al amigo.
—Por ahora sólo tome medidas para calmarlo. —le dijo. —pero necesitará atención médica. —le extendió una tarjeta con el nombre de su clínica, el suyo y la dirección. —puede verme ahí.
Después de eso Sai y Sasuke siguieron su camino.
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Mientras tanto en un café de adivinación, ubicado en la primera planta de aquella casa de tres pisos, se encontraba una chica de cabello rosa y ojos verdes sentada alrededor de una mesa de madera redonda, frente a ella estaba una mujer adulta que parecía preocupada.
—Bienvenida al café Madame Antoine —exclamó la chica con amabilidad. —Soy Sakura Haruno, la vidente. ¿En qué le puedo ayudar?
Pero antes de que la mujer contestara, el celular de Sakura sonó y lo tomó haciéndole una seña a su cliente para que la esperara un momento.
—¡Oh Bi Rain! —exclamó alegre la mujer de ojos verdes cuando lo contestó. —por supuesto que puedo atenderte cuando quieras. Si, mándame un mensaje entonces. —dijo y colgó.
La mujer frente a ella la veía sorprendida.
—¿De verdad Bi Rain viene con usted? —preguntó pues era gran admiradora del actor.
—Por supuesto que sí. —mencionó sonriendo moviendo una mano. —Siempre me consulta sobre sus proyectos, ¿Por qué cree que aceptó hacer Full House. —Mencionó con orgullo. —no me gusta alardear, pero. —se reclinó hacia el frente haciendo que la mujer la imitara, quedando más cerca. —Soy tan buena que hasta el presidente Obama ha venido a que le lea la fortuna. —comentó señalando con los ojos un rincón de la habitación.
En la pared había algunas fotografías colgadas, entre ellas una de Sakura siendo abrazada por el presidente de los Estados Unidos y sonriendo.
La mujer no ocultó su admiración, pensando en que estaba haciendo lo correcto al ir a ese lugar. Si ella era tan famosa es porque era muy buena.
Sakura sonrió pensando en que su hermana era una genio con el Photoshop.
La vidente tomó un abanico que estaba sobre la mesa y lo abrió frente a su boca.
—Messieurs Dames, vous avez choisi?(señores ¿desean algo? )—comenzó a hablar en francés girando su cara hacia un costado. —Une salade et une eau minérale, s'il vous plaît (una ensalada y un agua mineral por favor). —la clienta la miraba con atención. —Le plat du jour, c'est combien?(el plato del día, ¿Cuánto cuesta?).
Sakura cerró el abanico y la volteó a ver.
—Su esposo está enfermo. —comentó ella.
—Sí, ¿cómo lo supo? —preguntó la señora admirada por su talento.
Sakura sonrió. Sabía que las señoras que acudían a ella lo hacían por cuatro factores, esposo, hijos, dinero o salud. La señora se veía bien vestida y arreglada, así que descartó los dos últimos. Se veía desesperada pero no tanto, y de vez en cuando giraba entre sus dedos el anillo de bodas. Asi que le fue fácil deducir que estaba ahí por su esposo.
—María Antonieta me ha hablado. —respondió con naturalidad.
—¿En verdad la reina francesa le habla?
—Sí, ella vino un día en sueños y desde entonces he escuchado voces que me dicen cosas. —comentó. —Y aunque fue difícil al final no pude negarme a mi destino.
La señora asintió y después valiéndose de su gran intuición y observación, le leyó su fortuna.
—Pero recuerde que no todas las cosas serán fáciles, a veces hay cosas malas que caen repentinamente del cielo como un rayo causando estruendos.
Y al terminar de decirlo un fuerte golpe de algo chocando con el suelo se escuchó afuera.
—¡Wow! —exclamó sorprendida la señora. —usted lo predijo, esto me da escalofríos.
Sakura le sonrió, se despidió de ella y salió de aquella habitación para ir al frente de la casa.
Su anuncio luminoso del café, colocado en el techo de la segunda planta, estaba roto en el suelo y un hombre subido en la escalera estaba por colocar otro.
—Oiga ¿Qué le pasa?¿Por qué tiró mi anuncio? —preguntó enojada Sakura.
—Un centro psicológico se mudará al segundo piso y me han ordenado colocar el letrero. —comentó el trabajador. —El suyo estaba mal colocado ya que debería estar en el primer piso.
—¿Y por qué tiene que llamarse también Madame Antoine? —preguntó. —mis clientes se van a confundir. —reprochó.
—Yo sólo cumplo con mi trabajo, si no le parece hable con el dueño. —respondió y siguió colocando el anuncio cuadrado.
Sakura hizo un gesto de enojo.
Varios coches se estacionaron frente al lugar y las personas subieron al segundo piso.
El lugar estaba acondicionado con escaleras afuera para llegar tanto al segundo como al tercer piso, que hasta ese momento estaba desocupado. Pero también por dentro había escaleras para conectarlos.
Sakura le habló por su celular al dueño, Kakashi Hatake, pero este le dijo que no podía hacer nada y que no importaba el letrero pues de todas formas decían lo mismo.
Ella colgó enojada y en ese momento se acercó una chica rubia de coleta alta y ojos azules mordiendo una manzana.
—Debe ser la inauguración. —le dijo. —pasé por ahí y me sirvieron comida. Estaba deliciosa. —sonrió y mordió la manzana.
—¡Ey cerda! ¿Cómo puedes estar pensando en comida cuando tú hermana podría estar a punto de perder su fuente de ingreso? —le recriminó Sakura.
—¡Frentona, no te desquites conmigo! —le dijo.
Ino era su hermana menor y trabajaba en una empresa dedicada a la fotografía y filmaciones. A veces trabajaba de forma independiente. Se llevaban bien la mayoría del tiempo y utilizaban aquellos sobrenombres de cariño.
—Seguro el centro es de alguien exitoso porque vi un arreglo floral de Stanford. —mencionó Ino emocionada.
—No te hagas ilusiones, de seguro es una academia cercana al barrio que lleva ese nombre. —mencionó Sakura demeritando a su nuevo vecino.
Ambas ingresaron al café, la de ojos verdes todavía molesta por su anuncio roto. Así que desde ese momento sintió aversión por el inquilino de la segunda planta.
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Al día siguiente una tímida y triste Hinata entró a un centro médico acompañada de Sai. Seguía sin entender para que la quisiera ver ese doctor llamado Sasuke Uchiha.
Al termino de sus clases Sai se había presentado ante ella para comunicarle que los resultados del experimento al que se había sometido tres meses atrás estaban listos y que un último paso era el de checar su condición física.
—¿Cuándo veré a ese doctor? —preguntó ella, ignorando que Sasuke fue el que organizó todo.
—Después del chequeo médico. —informó Sai sereno.
Hinata se sometió a examen de la vista, un electrocardiograma y una resonancia mientras se le presentaban tres fotografías, la de Kiba, Shino y Naruto.
Y como lo esperaba Sasuke, sus pupilas se dilataron, su ritmo cardiaco se aceleró y el aquella parte del hipotálamo demostró que estaba 100% enamorada cuando vio la fotografía del chico rubio.
Al terminar, Sasuke se presentó ante ella.
—Hace seis meses aceptó participar en un experimento, pero omitimos un poco sobre el objetivo. —mencionó él.
Hinata y él estaban sentados en una silla frente a frente, sin obstáculos de por medio. Ella estaba decaída y con las manos unidas sobre su bolso. Sasuke llevaba una tablilla con los informes en una mano y en la otra un lápiz. Detrás de Hinata estaba Sai escribiendo lo que ocurría en su Tablet.
—En realidad era de amor. —mencionó dejándola confundida. —Hicimos que conociera tres hombres, y finalmente escogió a Naruto Namikaze. Tuvo cheques cada dos meses ¿cierto? —preguntó ojeando sus apuntes, sin darle relevancia a lo dicho anteriormente.
Pero Hinata seguía procesando aquella información.
—¿Usted mandó a Kiba, sino y Naruto? —preguntó desconcertada.
—Sí. —mencionó él como si estuviera hablando del clima. —También tomó un IMRf* para entender su corazón. —dijo viendo las imágenes de la resonancia practicada. —y…
—¿Está diciendo que todo fue un engaño? —preguntó Hinata al borde del llanto. —¿Qué Naruto nunca me amó?
—Sí. —respondió Sasuke.
Y entonces el corazón de la chica de ojos perla se quebró aún más. Ahora ya entendía porque tras dejarla plantada Naruto no la había llamado, ni tampoco había vuelto a ver a Kiba y Shino.
—Gracias por amar a nuestro participante A tan apasionadamente. —mencionó Sasuke. —le haré unas preguntas sobre eso. —volteó a ver las hojas. —¿Cuándo empezó a amar a Naruto? Tengo registrado que fue el 27 de agosto. —la volteó a ver pero Hinata seguía mirando a un costado, perdida entre sus dolorosos recuerdos. —¿Qué le hizo amarlo? —siguió con sus crueles preguntas, ahora ella estaba incrédula ante su falta de sentimientos. —¿Qué tanto lo amaba?¿me lo puede decir en escala del uno al diez?
Hinata se puso de pie no soportándolo más.
—¡Lo amaba mucho! —exclamó con enojo y le dio un golpe con su bolsa al rostro del psicoterapeuta. Y como cargaba varios materiales que usaba en su clase, la nariz de Sasuke sangró. —Espero que nunca sufra lo que yo sufro en este momento. —le dijo y dio media vuelta para salir de aquella habitación.
Hasta antes de entrar ahí, había guardado las esperanzas de que Naruto no hubiera llegado a su cita ni se contactara con ella por una razón importante, ahora sabía la verdad. Sólo había sido un juego para él.
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Sasuke viajaba en la parte trasera del auto, recostado en el respaldo y con la cabeza inclinada hacia atrás.
—¡Ay! —se quejó oprimiendo su nariz con un trapo. Esa mujer sí que le pegó duro.
Sai manejaba y lo veía de vez en cuando por el retrovisor.
—¿Ya terminaste los preparativos para el segundo experimento? —preguntó Sasuke.
Sai era su mano derecha, tenía un alto coeficiente intelectual y al igual que él no le prestaba atención a las emociones.
—En eso estamos, los salarios para los tres hombres ya están especificados, pero aún falta elegirlos.
Sasuke aún miraba al techo.
—Estoy pensando que tú debes ser el chico C. —mencionó el psicoterapeuta.
—¿Yo? —preguntó Sai viéndolo a través del retrovisor.
—Sí, tu personalidad es rara pero tienes buen cerebro. —señaló Sasuke y Sai no se sintió ofendido. —Además eres de confianza y no se correrá riesgos de estropear el experimento.
—De acuerdo. —aceptó Sai. —¿pero de verdad el amor no existe? —preguntó recordando la hipótesis del experimento.
Él también era un chico que no se había enamorado, pero al ser más joven que Sasuke y no darle tanta importancia a las relaciones humanas, no tenía una visión clara.
—Sí, el amor sólo es un juego de hormonas.
Habían entrado ya a la zona residencial donde vivía Sasuke.
—¡Cierto! —exclamó Sai al ver la casa de su jefe más adelante. —En la mañana llamó su hermano Itachi. —informó.
El doctor se levantó de golpe.
—No le diste mi número ¿verdad? —preguntó preocupado parándose de golpe.
—Ah no. —dijo Sai estacionándose. —le di su dirección.
—¡Hermano! —en ese momento Itachi se pegó al cristal de la ventanilla de atrás, asustando al chico con quien compartía mucho parecido.
—Sai estúpido. —murmuró Sasuke entre dientes mientras bajaba del auto.
—¡Sasuke-chan!¿Por qué no me dijiste que habías regresado de Estados Unidos? —preguntó mientras lo abrazaba. —Hubiera venido a verte antes.
—Por eso no lo dije. —respondió apartándolo.
¿Sasuke quería a su hermano?, si a veces. Itachi era muy fastidioso con él desde pequeño, además había por ahí un pequeño trauma infantil que tenía por su culpa.
—Usted es el famoso beisbolista. —acotó Sai cuando se acercó. Lo vio una vez en una revista mientras esperaba a que su jefe hablara con alguien. Y Sai tenía una memoria fotográfica.
—Sí. —respondió Itachi orgulloso.
—Ese que se lastimó un brazo y como ya no sirve lo corrieron del equipo. —Y a Itachi lo rodeó un aura gis.
—¿A qué has venido? —preguntó Sasuke notando la gran maleta que esperaba frente a la puerta de su casa y otra mochila que colgaba de un hombro de su hermano.
—Pues a vivir contigo, hermanito. —exclamó Itachi volviendo a su alegría característica.
—Ni lo sueñes. —dijo Sasuke dándose media vuelta. —¡Vamonos Sai! —ordenó mientras subía al coche.
Itachi lo vio alejarse, pero no perdió los ánimos. Esperaría ahí por Sasuke hasta la noche, o los días que fueran necesarios. No tenía dinero, ni trabajo ni lugar a donde quedarse de todas formas.
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Una hora después Sasuke estaba sentado en la sala de la casa del señor Sato, el hombre que vio en la calle. Pero ahora el hombre que estaba sentado frente a él, era alguien diferente.
Todo su cuerpo estaba relajado, su mirada no estaba opaca y sonreía. La culpa lo había abandonado.
—Discúlpeme por cancelar la cita tan de repente. —mencionó el señor Sato. Cuando Sasuke se dirigía hacia su centro clínico recibió su mensaje, así que decidió ir a verlo. —Pero como ve ya me siento mejor, así que no son necesarias sus servicios. Mi corazón está aliviado ahora que sé que mi esposa es feliz.
—¿Y cómo puede saber eso? —preguntó Sasuke.
—Esta mañana conocí a una adivina. —reveló el hombre.
—¿Una adivina? —preguntó Sasuke con molestia. No le gustaban esas personas que sólo se dedicaban a estafar sin el mínimo respeto por los problemas emocionales que algunos clientes podrían tener. Como el de quien tenía enfrente por ejemplo.
—Sí, la conocí en café del primer piso del centro clínico. —comentó.
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Sakura terminaba de servir un café a un cliente cuando observó al hombre de cabello negro acompañando de una mujer de cabello castaño corto. Ambos estaban sentados en la mesa redonda de aquella habitación separada por una cortina de piedras blancas.
No era exclusiva para la adivinación, aunque ahí le gustaba trabajar porque la decoración de lugar, pues había velas aromáticas, cuarzos y otras cosas exotéricas.
Se acercó a ellos.
—Supongo que vienen buscando ayuda. —les dijo con una sonrisa amable.
—Sí, venimos al centro psicológico. —respondió Sato señalando hacia arriba.
—¿Y no han considerado ver a una divina? —preguntó sentándose frente a ellos. —Yo soy una mensajera de la gran Maria Antonieta. —les dijo.
Ellos la miraron con cierto recelo, entonces ella volteó levemente su cara hacia la izquierda y comenzó a hablar en francés.
—Et là, qu'est-ce qu'il y a?(¿Y eso, qué es?), Il y a des distributeurs de billets?(¿Hay cajeros automáticos?), Oui, il y a deux distributeurs de billets. Un à la banque et un à la gare.(Si, hay dos cajeros automáticos, uno en el banco y otro en la estación de trenes).
Sato y su hermana se miraron entre ellos alzándose de hombros y luego la miraron otra vez. Sakura asintió y agradeció antes de mirarlos.
—Sus padres están enfermos. —dijo.
—¡Oh por Dios! —exclamó la mujer sorprendida. —¿Cómo sabe que mi madre tiene diabetes?
—Miko, es fácil imaginarse que a nuestra edad nuestros padres estén enfermos. —le señaló Sato. Luego regresó a su posición cabizbaja mientras giraba su alianza de bodas.
—("No eres alguien fácil"). —pensó Sakura viéndolo con los ojos entrecerrados, luego prestó atención a los pequeños detalles.
El usaba dos alianzas, una en cada mano, se veía de dinero pero un poco descuidado, sus manos no eran de trabajador, le fue muy fácil saber que su esposa estaba muerta.
—Por usted… su esposa estuvo en una posición difícil. —dijo atrayendo la atención de Sato.
—Es verdad. —agregó Miko de nuevo impresionada.
—Debe haberse sentido muy solo, y culpable.
—¿Cuál es el evento? —preguntó Sato aún desconfiado. —Dígamelo.
Ella volvió a girar la cara hacia un lado y hablar en francés.
—No tiene caso recordarlo. —dijo. —su esposa está en el cielo y es feliz. Dice que esta agradecida por el tiempo con usted.
—¿Está comunicándose con mi cuñada? —preguntó Miko.
—No, ella se lo trasmitió a Maria Antonieta y ella me lo dijo a mí. —informó con una leve sonrisa y luego se dirigió al hombre. —veo a través de usted y sé que sufre, pero eso molesta a su esposa. Ella no puede ser completamente feliz mientras vea como su amado esposo sufre. —El hombre ya se había conmovido, sus ojos se mostraban llorosos. Sakura tomó sus manos entre las suyas. —Debe ser feliz, debe disfrutar de la vida y sonreír cada día, así su esposa será feliz en el cielo.
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Sasuke tenía los brazos cruzados cuando terminó de escuchar el relato.
—Hay personas que pueden leer con facilidad los gestos corporales. —le dijo. —pero no por eso son adivinos. Sólo le dijo pura basura. —estaba molesto porque su cliente necesitaba atención real y no charlatanería.
—¿Está diciendo que mintió sobre el cielo?
—Al final el cielo es una ilusión hecha por los humanos. —respondió Sasuke basándose en su lógica.
—No, ella me dijo que mi esposa era feliz en el cielo.
—Nadie puede saber eso.
—¿Esta diciéndome que mi esposa es infeliz y que su alma está perdida por ahí? —preguntó molesto.
Sasuke se incomodó pues no tenía palabras adecuadas para él.
—Mire, lo que quiero decir es que no basta con escuchar las palabras de un adivino. Usted ni siquiera puede ver un encendedor porque se altera. Lo que hay que hacer es sacar toda esa culpa que lleva por dentro. El de pretender estar bien porque se enteró que su esposa es feliz en el cielo sólo es un escape.
El hombre se puso de pie.
—No es un escape, realmente estoy feliz. —le gritó. —y aunque así lo fuera estoy bien con eso. Ahora por favor salga de mi casa. —le pidió.
Sasuke regresó a su auto muy enojado. Aquella vidente no sólo le robó un cliente, sino que estaba impidiendo que se tratara adecuadamente.
Era hora de verse las caras, ya sabría ella quien era él.
El gran Sasuke Uchiha se encargaría de desenmascarar a la estafadora mujer.
—Al centro Psicológico, Sai. —ordenó.
*IMRf (imagen por resonancia magnética funcional) es un procedimiento clínico y de investigación que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales que ejecutan una tarea determinada.
Ojalá les haya gustado este primer capítulo.
Saludos.
