Amores Shinobis

Naruto no me pertenece; este fic es secuela espiritual de otro que escribí hace poco XD, al final se darán cuenta de cual.

...

Hinata sentía su corazón later como nunca; la emoción que la embargaba solo podía compararse a la que había experimentado al liberar su byakugan. Por fin el día había llegado; su sueño iba a cumplirse. Después de tanto tiempo, de tanto esfuerzo, había conseguido reunir el suficiente valor para dar el paso más importante de su vida.

Naruto, ¿Cuánto tiempo lo había seguido siempre desde las sombras? Era la hora de darle su vida a la persona que más quería; aquella con la que sería feliz y vería crecer a sus hijos.

El héroe de la cuarta guerra shinobi había pedido que lo dejaran reponerse sólo en su viejo apartamenteo; sin embargo, Hinata confiaba que a penas la viera Naruto se regocijaría. Tal vez incluso el ninja rubio estuviese dispuesto a un poco de diversión...

Finalmente llegó a la puerta a través de la cual la aguardaba el amor de su vida; respiró hondo para insuflarse valor. Colocó la mano sobre la superficie de madera de la puerta, y extrañamente comprobó que estaba abierta.

Algo desconcertada, Hinata se aventuró en la casa de Naruto. En la sala de estar no parecía haber nada fuera de lugar, pero de repente la joven oyó algo que la inquietó: un jadeo.

¿Acaso Naruto...? No, Sakura estaba lejos; se había quedado un tiempo con los aliados para colaborar en el soporte médico. Naruto no podía estar con la pelirrosa que tanto había aprendido a despreciar en secreto.

A paso firme, la Hyuuga avanzó hasta el fondo del apartamento; intentando dominar su temblor, abrió la puerta del dormitorio. La imágen que observó la dejó sin aiento por varios segundos; nunca hubiese podido concebir algo así. Jamás.

Naruto estaba desnudo, jadenate y sudoroso; y estaba acostado...sobre Karin.

-No...no puede ser.

Naruto se sobresaltó y se echó hacia atrás.

-Hinata.

Karin ni siquiera la observó; miraba al techo mientras su pecho se agitaba al ritmo de una intensa respiración.

-Hinata, escucha...

Pero era tarde. La kunoichi emitió un grito y salió corriendo por donde había venido. Naruto se quedó parado, sin saber muy bien que hacer. De repente, sintió la mano de Karin tomándole del brazo; la mano de su amante.

-¿Algún problema?

Naruto contempló fijamente el lugar en el que hasta hace poco estaba Hinata; giró el rostro hacia Karin.

-No; estoy disfrutando mucho de esto.

El rubio se lanzó hacia la chica desnuda; se unieron en un beso mientras que con los dedos recorrían el cuerpo del otro. Era un desahogo, un ritual; en cada embate, en cada jadeo, las penas del almas se aliviaban. Karin se aferraba casi con desesperación al cuerpo del chico, gozando cada arremetida; sus penas se iban en el sudor que abandonaba sus cuerpos.