Esto es short fic dramione, y tomo unas canciones bastante viejitas como inspiración: Los Malaveturados No Lloran, de PXNDX, y Clara, de No Te Va Gustar.
Todo lo que puedan reconocer, desde personajes a lugares, pertenece a J. K. Rowling. Y las canciones a sus creadores, obvio.
Si alguien llega a leer esto y es de su agrado, hágamelo saber con un review ;).
Gracias de antemano.
Desde aquellos días de 1998 al finalizar la Guerra, hasta ahora, había cruzado mucha agua bajo el puente de su relación.
Ambos regresaron a Hogwarts para culminar sus estudios, y entonces se acercaron el uno al otro (aunque no logre nadie recordar quien fue que dio el primer paso para disminuir la distancia entre los dos). Ella y él eran una gran combinación: la heroína de guerra, que había ayudado a salvar el Mundo Mágico al vencer con sus amigos (los grandes Weasley y Potter),y el traidor a todos los bandos existentes, que no solo había renegado el camino del bien, o el de los Mortífagos, sino que no había sabido tampoco permanecer neutral al haber seguido por un tiempo los ideales de un mestizo con ansias de poder, y luego cambiando a último momento de ideales, abandonando aquello que había abrazado con tanto ahínco en otros tiempos. A ella, la magnífica e inteligente Hermione Granger, la mayoría la observaba con veneración; a él casi todos le miraban por encima del hombro con un desprecio que podría dejar mudo a cualquiera... Y es que uno pensaría que ellos lo aceptarían como alguien que cometió errores al igual que todos en algún momento de sus vidas; pero no: en sus mentes y corazones solo había espacio para el rencor y la necesidad de emitir un juicio sin demoras sobre el hijo de Mortífagos, sobre el Mortífago mismo que se había librado de Azkaban por haberse ganado el favor de los héroes Potter y Granger (porque la comadreja no había dudado en considerarlo culpable, sin importar cuanto sus amigos intentaron influir en su opinión).
Con el paso de los días y semanas se volvieron casi inseparables, deseando sonsacarse entre sí fuerzas para avanzar a partir de ese punto: Malfoy era repudiado por todos, sin distinción de casa (exceptuándola a ella, por supuesto) y ella sufría las repercusiones de la guerra en una adolescente. Las pesadillas les perseguían a ambos, y luchaban a cada momento con la intención de arañar algún sentimiento que les devolviera a la vida, que les devolviera su Humanidad, que parecía haberse quedado entre la pila de cadáveres de compañeros, de profesores, de familiares y simples caras conocidas. Los fantasmas y demonios se cernían sobre ambos jóvenes, y de una manera un tanto irónica hallaron en la compañía del otro el consuelo al que no podían acceder.
No hubo besos, roces con segundas intenciones, ni nada que se le pareciera... Y es que lo suyo fue algo puramente emocional, no físico.
Ellos no se deseaban, no se enamoraron sin razón... Ellos simplemente se necesitaban.
Pero las semanas dieron paso a meses y se encontraron de bruces ante la Graduación, el fin de sus estudios, y por tanto también de ese extraño "algo" que tenían.
O eso es lo que creyeron en ese momento, hasta que un día en el Ministerio (un par de años después, hay que darles ese mérito) coincidieron en el ascensor, y se dieron cuenta que el tiempo no había pasado para esas emociones que tenían, y se fundieron en un abrazo (los brazos de ella alrededor de su cuello, los de él en su cintura, elevándola del suelo con ímpetu) que no tardó en resultar en ambos caminando al despacho de él, sentados uno junto al otro, hablando de los estragos que la distancia y el tiempo había hecho en sus apariencias antaño relativamente joviales... Ambos fueron transportados a esos momentos de compañía conciliadora que compartieron en su séptimo año.
Pero algo había cambiado, pese a que no lo notaron hasta el instante en que ella hizo ademán de levantarse para retirarse y él también lo hizo, sorprendiéndola tanto con el arrebato que tuvo a continuación que por una vez no tuvo palabras y debió entregarse.
Draco Malfoy la había besado.
