Disclaimer: Naruto © Masashi Kishimoto
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¿De que están hechos los sueños?
Nunca desistas de un sueño.
Sólo trata de ver las señales que te lleven a él.
Paulo Coelho.
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Cuando hablamos de "sueños" nos idealizamos de que es aquello que soñamos mientras dormimos; sin embargo, lo sueños son, ni mas ni menos, lo que deseamos. Nuestra esperanza de tener algo que todavía no obtenemos o que vemos inalcanzable.
Siempre buscamos llenar aquellos lugares recónditos en nuestro ser que están consumidos por un gran vacío. Lograr "ser feliz" es algo que todos anhelamos: sentirnos plenos con aquel sentimiento que nos falta... Tener aquello que nos haría estar en paz, tranquilidad y no angustia por saber que aquello que mas necesitamos no esta.
Entonces, ¿De que están hechos los sueños?
Pues es inevitable pensar que los mismos sueños (que uno ha albergado por tanto tiempo y llenado su mente de esperanzas) a veces lastiman, hasta el punto de destrozarnos por dentro y entender que ya nada es lo mismo. Comprender que sin aquella pequeña pizca de esperanza estaremos perdidos en la oscuridad del mundo... y, quizás, de nosotros mismos.
Sin embargo, cuando un sueño es cumplido podemos decir que somos los "seres mas felices en el universo", que nada ni nadie nos arrebatara aquella felicidad. Poder decir que ya nada importa con tal de tener un sueño realizado es de tontos; decir que aparecieron nuevos sueños que cumplir es de optimistas; pero decir "¿Que hago si no cumplo mi sueño?" es de almas errantes. Pobres almas buscando consuelo en un lugar nuevo... refugiándose en un sueño que sabe que pueden cumplir y no los lastimaran.
Hinata Hyūga es un alma errante.
Aquella joven con ojos color perla, igual a la luna, nunca ha soñado más de lo debido. Siempre escondiendo su deseo más anhelado. Aceptando que aquello no será posible ni en un millón de años; resignándose a una realidad que es la correcta y dejando de fantasear como si fuera una niña (por que ya no lo es) y ajustándose a los sueños que si pueden llegar a cumplirse.
Callada, pensando y comprendiendo como son las cosas.
La alma errante mas dulce y que desea que su amado sea feliz, incluso si no es con ella.
Por que Hinata Hyūga... sueña sin soñar.
Y los sueños mueren con el miedo.
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Sus manos temblaban ligeramente y una gota de sudor resbalo por su nuca, estaba nerviosa. Pestañeaba tantas veces que se podría decir tenia un tic en los ojos. Su estomago estaba lleno de rebosantes temblores y su corazón palpitaba tan rápido que producía un dolor en su pecho y escuchaba el detonante palpitar. Junto sus manos y se las llevo justo donde su corazón bombeaba con el objetivo de calmarse, además ya estaba hiperventilando.
La situación en la que se encontraba no era la mas cómoda y menos la mas deseada. Bueno, ¿Como no estarlo cuando la persona que has amado desde que tenias memoria esta detrás de esa puerta? Sálvame dios si la joven estaba tranquila.
Se preparó mentalmente para tocar la puerta de una vez por todas... pero, en el último segundo se retracto. «Vamos Hinata tu puedes» Se animó a si misma. Dejó escapar un suspiro dándose cuenta de que estaba aguantando la respiración. Toco la puerta sintiendo un leve cosquilleo en su pecho y espero una respuesta, pero nada. Volvió a tocar un poco mas fuerte y aun así ninguna contestación se escucho. Sin ninguna otra opción entreabrió la puerta y... sus ojos no daban crédito a lo que veían.
El despacho estaba repleto de papeles.
Hinata ahogó un grito al ver al rubio inconsciente entre la montaña de documentos.
—¡Na-naruto-kun! —corrió asustada hasta él e intento despertarlo. Sin embargo, al verlo tan relajado y con el ceño levemente frunció deicidio no hacerlo, lo mas seguro es que el pobre se haya quedado dormido por el esfuerzo. Movió un mechón de cabello dorado y sintió lo sedoso que este era; obviamente no iba a desaprovechar la oportunidad que se le presentaba, así que con un enorme sonrojo beso la frente del Hokage.
¡Ahora si podría morir feliz!
—Descansa Naruto-kun —susurró en su oído y sin pensarlo dos veces comenzó a limpiar aquel desorden.
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Un aroma delicioso despertó los sentidos del Uzumaki provocándole una sonrisa. Abrió los ojos lentamente y se sorprendió al no ver la pila de documentos al lado de su rostro «Estaré soñando,'ttebayo», pensó. Cerró los ojos nuevamente para dejarse embargar por aquel olor a fragancia que no lo hacia sentir sofocado. Entonces, imaginó lo estupendo que seria tener a alguien que le llevara comida mientras trabajaba, o le esperara en su nueva casa con una sonrisa. Deseaba sentirse querido, tener un hogar y que contara los minutos para ir allí y ver una familia... su familia.
En eso escuchó la puerta abrirse, pero decidió no prestarle atención. Hasta que escuchó a una melodiosa voz tararear una canción. Aquel sonido le hacia sentirse distinto: la luz del mediodía le daba de lleno en la espalda, el olor a lirios lo hacia sentir relajado, y aquella voz le resultaba tan familiar que lo sofocaba... era como si descubriera la paz en el lugar menos imaginado.
Y ahora abrió los ojos completamente, el color azul cielo observó a la joven que colocaba los papeles en un estante. Miraba como se movía gracialmente de un lado a otro y su cabello se contoneaba junto con la cadera.
Hinata intentó colocar otra montaña de papeles en el estante más alto, se puso de puntas de pies y carraspeo al no llegar. Bufó molesta y cogió una silla; a los pocos segundo ahogo un grito y cerro los ojos esperando el golpe al sentir como la silla se rompían.
Pero el golpe nunca llegó.
Se sorprendió al sentir unos fuertes brazos soportando su peso y un cálido aliento en su mejilla izquierda. Deseó con todas sus fuerzas que aquello no estuviera pasando, pero a quien quería engañar, era más que obvio que había sido salvada de una caída provocada por esa maldita silla.
¡Dios como maldecía su mala suerte!
—Hinata-chan ¿Estas bien? — «¡Trágame tierra». El Uzumaki la sostenía protectoramente a la vez que su nariz olía ese atrayente aroma. Siendo consiente de la situación bajó a la ojiperla y desvío la mirada hacia un costado sintiéndose incomodo (y solo para aclarar, eran pocas las veces en las que Naruto se sentía nervioso).
—Gra-gracias Naruto-kun... —bajo la cabeza avergonzada con un inmenso rubor impregnado en su rostro.
Él la miro por el rabillo del ojo rascándose la nuca. Debía admitir que hace tiempo vio a la Hyūga algo distinta, si así podría llamar a evadirlo cada vez que lo veía: lo cual no le agradaba mucho al rubio hiperactivo, ya que era su amiga y se supone que debían pasar tiempo juntos como tal ¿Verdad?
«Realmente eres muy estúpido, mocoso», dijó Kurama con una de sus escalofriantes sonrisas.
« ¿A que te refieres?», replicó Naruto confundido.
«Pues es mas que obvio lo que le ocurre a la chica Hyūga, pero tu eres muy lento para darte cuenta»
«Deja de hablar tonterías. Si a Hinata-chan le ocurriese algo me daría cuenta» replico cansado. Se cruzo de brazos y decidió ignorar al Kyuubi.
«Lerdo»
«¿¡Que me dijiste!? ¡Repítelo!»
Sin duda alguna, aquellas charlas con su Bijuu lo dejaban exhausto. Resoplo frustrado y con el ceño fruncido al no entender las constantes indirectas que Kurama le deba; Hinata al escuchar el resoplido lo miró y se avergonzó al pensar que tal vez le molestaba que ella estuviera allí. Jugo con sus dedos y se armó de valor:
—La-lamento haberle mo-molestado Hokage-sama... yo ya me iba —con un dejo de tristeza salio de aquel lugar, que le impedía respirar, corriendo.
Naruto la observó alejarse preguntados en que momento los ojos de Hinata dejaron de tener esa luz característica.
Es muy tonto, se dice Kurama. Y es que ¿Como es que no se da cuenta de que laHyūga esta mas que triste?
Pues ese brillo en sus ojos se esfumó en el momento en que Naruto dijo: "Lo lamento Hinata-chan, pero a mi me gusta Sakura". Kurama suspiró al darse cuenta cuan idiota podía ser su contenedor. Sin embargo el lo sabia... sabia lo mucho que aquella niña quería a Naruto; la había estado observando desde que tenia memoria. Esa chica era tímida, pero no era tonta, puesto que sabía en que momento hablar y cuando no. En un punto le agradaba, ella era la única que no había tratado al "mocoso" como basura espacial cuando todos en la aldea lo odiaban.
Había intentado dar lo mejor de si para estar a su lado... como no saberlo, cuando escucho esa repentina declaración en la batalla contra Pain, eso fue increíble (aunque también peligroso y algo estúpido) pero dicen que por amor se puede hacer muchas cosas.
Sin duda Hinata había sido un descubrimiento importante.
Le agradaba, y estaba molesto con el rubio por no corresponder los sentimientos de la ojiperla.
«Supongo que no todo se hace realidad», pensó a la vez que volvía a su siesta.
Algún día le daría las gracias por apoyar al hiperactivo Ninja.
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Muchos lo notaban, podían notar que la heredera Hyūga era fuerte.
Muchos sabían que Uzumaki Naruto la había rechazado... después de un año de la cuarta guerra ninja.
No había sido una sorpresa, puesto que todos estaban al tanto de los sentimientos del rubio por la Haruno. Lo que si sorprendió fue ver a la Hyūga tranquila, con una pequeña sonrisa es su rostro.
Sin embargo ellos no sabían, no tenían idea de cuan destrozada estaba Hinata por dentro. Quería llorar pero no lo haría por orgullo, por querer ser fuerte y no la niña de hace unos años. Ahora era otra...
Ella era Hinata Hyūga.
Desistiría de ese amor por Naruto y se concentraría en ser mejor Kunoichi y líder de su clan. Todo planeado.
«¿A quien quiero engañar?» se dijo.
Al diablo el plan, nunca lo dejaría de amar y eso era horrible.
Se dirigió hasta el campo de entrenamiento con el objetivo de despejar sus pensamientos y gastar chakra. Mientras se preparaba para calentar pudo escuchar el ladrido de Akamaru dirigido a su dirección. Sonrió ampliamente cuando vio a sus amigos caminando hacia ella.
Ellos siempre le alegraban el día de una u otra forma. A veces Kiba con su personalidad explosiva, otras Shino con sus palabras amables y llenas de esperanza, y también Akamaru con sus muestras de cariño.
—Hinata, nos hemos enterado —dijo Kiba con el ceño fruncido y la voz áspera. Ella pudo sentir la dureza de sus palabras.
Supuso que hoy no seria un alegre día después de todo.
—¿Por que no nos dijiste? —preguntó Shino.
La peliazul podía sentir las miradas acusadoras de sus amigos como dagas clavándose en su pecho. Ella realmente no quería mentirles pero se suponía que era algo temporal, puesto que ni el Hokage lo sabía.
—Y-yo no quería que lo supieran por que... bu-bueno sabia que se iban a enojar —ocultó sus ojos con el flequillo sintiéndose avergonzada por haberles engañado.
Aunque tenían sus motivos para estar molestos con ellas, pues la noticia era muy alarmante.
—¡Argh! —gritó Kiba agarrándose los pelos de la cabeza con fuerza. Realmente odia sentirse así de furioso—. ¡Algún día le pateare el trasero a tu padre Hinata!
—No si antes él te lo patea a ti.
—¡Cállate Shino! esto es muy serio. Debemos idear un plan para que nada de esto se lleve acabo.
De pronto el ambiente se sumergió en un silencio lo bastante incomodo para que Hinata jugara con sus dedos nerviosa... ha pasado un año y es increíble como ese pequeño tic continua. Kiba caminaba de un lado a otro analizando la situación: Hinata tenia un grave problema puesto que los rumores se empezarían a expandir rápidamente... sin embargo, era el momento perfecto para restregarle en la nariz al estúpido de Naruto la situación de Hinata.
Oh si, era p-e-r-f-e-c-t-o.
Pero ¿Por donde empezar?
Dirigió su mirada a Hinata y pudo notar que a su derecha estaba una carpeta con papeles, que supuso eran de la misión. Y ahí estaba el paso uno:
—Oye Hinata —ella observó a Kiba y este apunto a la carpeta—. ¿Te olvidaste de entregar los papeles de la misión?
Y entonces Hinata se sonrojo. ¡Por Kami! se le había olvidado que ese era su principal objetivo desde que comenzó el día, pero no, tenia que desconcentrarse observando a un dios Ninja «¿dios Ninja? debo dejar de leer las novelas de Ino-san».
Shino también observo a Hinata y supuso que se había olvidado por los nervios que le provocaba el nuevo Hokage. Sonrió débilmente sabiendo que ella estaba estresada por muchas cosas.
—Bueno, habrá que ir donde Naruto —dijo el Aburame levantándose, mientras que Hinata también lo hacia.
Si, este día no era el mejor de todos.
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Apenas era la hora del almuerzo cuando tres jóvenes ninjas y un perro se dirigían hacia la torre Hokage. Dos de ellos se enviaban miradas y una que otra vez se susurraban al oído y asentían.
Puedo que para las personas Kiba era un atolondrado desastre y Shino era tranquilo como el agua. Sin embargo a veces Shino podía ser igual que Kiba en cuanto a sorpresas (solo que sin los gritos).
La ojiperla por otro lado ignoraba olímpicamente la conversación secreta de sus dos mejores amigos. Observaba el piso pensando en que momento su vida cambio de esa manera hasta el punto de agotarla tanto mental como físicamente.
Al poco tiempo los cuatro ya se encontraban en las puertas de despacho; Hinata detrás de ellos intentaba tranquilizarse.
Ellos dos miraron a su amiga y luego entre ellos asintieron. En su mente estaba el propósito de hacer la vida de Naruto un autentico caos.
Cuando las puertas se abrieron todos quedaron anonadados (mejor dicho impactados) por la escena frente a ellos.
Hinata solo pudo pensar tres cosas:
Naruto - Sakura - Beso.
Antes de entrar no podía respirar, ahora ni respiraba.
Podía escuchar su corazón haciéndose mil pedazos y su alma abandonándole el cuerpo. Las lagrimas ni siquiera salían, quizás se habían agotado.
La Haruno y "El dios Ninja" se separaron tan rápido que hasta sorprendida y acomodaron sus ropas.
—¡e-eh! Ho-hola chicos ¿Que hacen aquí 'ttebayo? —preguntó Naruto con nerviosismo y prestando exclusiva atención a la reacción de Hinata, la cual lucia... ¿tranquila? y fue aquello lo que provoco que el Jinchūriki frunciera el ceño.
—Vinimos a darte las nuevas noticias —dijo Shino con una voz mas profunda de la habitual. Cualquiera que lo escuchara diría que estaba molesto, pero Naruto no lo noto.
—Ah y ¿Que es? —Sakura se coloco al lado de rubio intrigada también por la noticia. Hinata no entendía nada, pues su cerebro estaba procesando la escena anterior.
Kiba sonrió ampliamente mostrando sus blancos dientes y provocando un escalofrió en los allí presentes.
—Pues veras... Shino habla tú.
Este asintió.
—Hinata se casa.
El silencio fue inevitable.
Kurama sonrió... sin duda alguna la chica Hyuga era una caja de sorpresas.
Ah... hace mucho que quería publicar esto, la verdad no estaba muy segura. Aun asi espero que les guste. Sobre el rated todavía tengo mis dudas si habrá "esas" escenas... espero que si.
Nos vemos en el próximo capitulo.
PD: no soy muy buena con las palabras :D
