Disclaimer: Los personajes corresponden en derecho de propiedad a sus respectivos autores, esta historia es sin fines de lucro. Sólo con el único fin de entretener a un público lector; de una fan para fans.
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Por: LadyKya0


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Evocación

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— ¡Gohan!

De nuevo, ese maldito grito desgarrador, lleno de dolor que no podía sacar de su cabeza. Ese sentimiento de impotencia que lo despertaba cada noche.

¡Ese maldito desenlace que no pudo evitar!

Se odiaba tanto. No fue capaz de proteger a las personas que quería, primero sus amigos, y después…, después a ella.
Uno y cada uno de ellos, a ninguno pudo proteger del destino cruel que los androides trazaron para Los Guerreros Z.

Y aunque era cierto que la enfermedad de su padre fue inevitable, él no dejaba de sentirse culpable de eso. De aquella maldita enfermedad que le había quitado a la humanidad la esperanza de no extinguirse.

— Si papá no hubiese muerto… — Y es que a pesar de los años no podía aceptar como es que algo tan insignificante, tan humano, pudo acabar con la vida de aquel poderoso guerrero que siempre velo por el planeta en el que había vivido. — Si yo no fuera tan débil —. Comenzó a recriminarse, como tantas veces en la oscuridad que la noche le regalaba para esconder sus frustraciones.

Ahí sentando, solo, en medio de la penetrante negrura, en aquella casa que alguna vez fue su hogar, donde vivió felizmente con sus padres. Esos tiempos que cada vez se alejan más y más siendo remplazados por el horrible presente, por la desgracia de no ser lo suficientemente fuerte, por los malditos recuerdos que constantemente su traicionera mente traía de vuelta.

— Hace tantos años… que he perdido la cuenta.

El guerrero, simplemente no podía enterrar el recuerdo de cada una de las muertes de sus amigos. Krilin, Vegeta, Yamcha, Tenshin-han, Chaos, y por ultimo Picollo; llevándose con él a Kami-sama y toda efímera esperanza de utilizar las ahora extintas esferas del dragón.

Gohan simplemente no podía deshacerse de la visión de los cuerpos inertes, ensangrentados y destruidos, que gritaban la rabia de no haber sido lo suficientemente poderosos. De haber fallado miserablemente; abandonando ese presente donde las personas que sobreviven ya no tienen guerreros que luchen por ellos, ni un Dios que vele por su bienestar. Gente a las que sólo les queda resignarse y esperar que ese par de demonios por fin les arrebatase la vida.

Ese par de engendros…, los malditos androides que habían salido del mismo infierno.

— Pero a pesar de eso, yo aún mantenía la esperanza… — El pelinegro guerrero se puso de pie y en silencio comenzó a caminar hacia una vieja repisa que se encontraba al fondo de la habitación en la que se encontraba torturándose… – ¡Esa maldita esperanza que ahora se ha ido a la mierda!

Sólo se escuchó el eco seco que puede producir un golpe hecho por un alma vacía, seguido del inútil esfuerzo en querer callar los sollozos que venían de un hombre destruido. Con la luna llena como testigo de una nueva cuarteadura, manchada de sangre; en la pared de aquel envejecido edificio.

— Videl

Ese era el nombre que al joven Son le traía mucho más dolor. Porque ni el mismo pudo haberse imaginado que en ese horrible tiempo él habría siquiera podido encontrar a una persona que pudiese significar algo para él.

Siempre creyó que no lo merecía.

Con sólo un encuentro impensable; tan fugaz y destinado que en verdad no supo en qué instante pasó. No sabía decir con claridad cuál fue el momento en que permitió que aquella chica se colará en su vida.

Tan repentino que ni siquiera pudo cuidar de ella en su último suspiro.

Maldecía tanto ese día, ese instante. Aborrecía tanto esa maldita vida que llevaba, que ya todas sus esperanzas se habían ido al carajo. Toda la suerte de su vida se había gastado cuando la conoció, que terminó desperdiciándola.

Esa ocasión.

La primera vez que la vio, la encontró tirada, desangrándose en el suelo… muriendo. Si ese día el guerrero hubiese llegado un minuto más tarde, aquella chica hubiese muerto, víctima de los sanguinarios androides, formando parte de la pila de personas que cada día caían sin vida, sin esperanzas.

Una ciudad más había sido atacada, esa vez la que se había mantenido fuerte a los ataques, resguardando a la mayoría de sus habitantes. Orange City.

Cuando Gohan logró llegar, lo único que pudo observar desde las alturas era caos. Escombros, de los cuales estaba seguro sepultaban a gran parte de las personas que una vez habitaron aquella ciudad; humo, incendios, sangre. La furia rápidamente subía por sus venas, haciendo que buscara con urgencia a los gemelos androides, los encontró, y con ellos el atisbo de un ki humano que comenzaba a extinguirse.

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¡Malditos androides!

No podía olvidar el grito desgarrador y agudo de ella.

Mírala diecisiete aún sigue con vida

Que estúpida, grita todo lo que quieras igual vas a morir.

¡Cállense! Gritó de nuevo, con desesperación, con un inconfundible deseo de sobrevivir.

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La vio intentar levantarse con todas sus fuerzas, que por un segundo Gohan se vio paralizado por el ferviente odio que aquellos ojos desprendían. En ese momento el hombre estuvo seguro que jamás volvería a ver una mirada tan aguerrida como aquella.

Tuvo la oportunidad de salvar a la joven, la cual terminó desmayada sobre sus brazos.

La llevó directamente donde Bulma. Sabía que la científica podría estar al tanto de la chica, que con ella podría sobrevivir. Tardo un par de días en despertar; desubicada, con rabia contenida, y el pelinegro la observó preguntándose ¿Por qué la había salvado arriesgando su propia vida?

Fue una razón más allá de la bondad.

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¿Cómo te llamas?

Videl.

El chico había sonreído ante la simple palabra que la joven le había regalado, su ceño que siempre llevaba fruncido se liberó con suavidad.

Gohan.

No dijeron más, y por un par de minutos se encontraron ahí, compartiendo el silencio que los rodeaba de una habitación descuidada.

¿Tú me salvaste?

El hombre asintió. Y ella no estaba realmente segura si debía estar feliz de poder seguir viva.

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En ese entonces, Trunks apenas tenía 7 años, para Gohan su deber era protegerlos, a quienes aún estaban él, su madre, su abuelo, Bulma, y Trunks.

El guerrero en ese momento había dirigido sus paso hacía una mesa olvidada y de ella observaba una foto vieja, que con el marco maltratado, y el vidrio cuarteado que le mostraban un pasado que alguna vez fue brillante. Una foto de él con sus padres; la última foto familiar.

Sonrió con tristeza.

Recordaba ese día. No podía olvidar el decirle a su madre que le gustaría tener un hermano. La paz se había mantenido el último par de años, y después de que Goku regresó a la tierra, la vida pacifica rápidamente los envolvió, tanto que la petición del único hijo de Son no podía ser descabellada… Pero la vida, en un corto tiempo se burló del chico.

Su padre cayó enfermo de improviso.

— Proteger…— Ese era su deber, debía protegerlos a todos. Es lo que Goku haría sin vacilar… — ¿Lo estoy haciendo bien, papá? — Preguntó a la nada mientras acariciaba con su dedo índice la línea del vidrio roto que aún intentaba resguardar el papel plastificado de una foto vieja.

Los días pasaron y Videl se recuperó rápidamente, cosa que había sorprendido al guerrero. Para ser una mujer humana, la ojiazul era muy fuerte.

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¡Hola Gohan! – El pequeño de aquella casa había corrido a saludarlo en cuanto lo vio cruzar la puerta.

¿Qué tal Trunks?

¿Viniste a verla de nuevo? — Y mientras la voz de Bulma llegaba a sus espaldas, el joven asentía sin mirarla; en cambió le sonría al infante que lo miraba curioso. — No te preocupes, ella ya está mucho mejor, ¿Por qué no la llevas a las montañas para que Milk conozca a la afortunada?

¿Afortunada? Gohan simplemente observó a su amiga con una intriga inocente que hizo a la peliazul soltar una simple carcajada.

Eres igual a tu padre. Vamos, no tiene nada de malo, eres joven… si puedes tener un poco de felicidad… sería bueno… — Y guiñándole un ojo le volvió a sonreír —, está en la parte de atrás.

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— ¿Un poco de felicidad? – Rió nostálgico.

Bulma con su personalidad extrovertida, había terminado contándole a la chica quién era Gohan. La historia de por qué trataba tan fervientemente de destruir a los androides, la razón por la que le pertenecía esa responsabilidad.

Vivian en un presente apocalíptico en el cual guardar el secreto de los Saiyajin ya no era prioridad.

Ambos jóvenes comenzaron a convivir. Resultó agradable, para el joven descubrir que la chica no sólo poseía un par de orbes de zafiro tan expresivos, que podía olvidar verlos arder en odio, sino que también poseía una personalidad curiosa; a Videl no le tomó mucho tiempo el sentirse cómoda.

Se sentía como si ese fuese el lugar al que pertenecía.

Y entonces fue su turno en contarle el cómo había vivido hasta antes de que el infierno comenzara. Ella, desde niña había practicado artes marciales, su padre fue quién le enseñó, con el pretexto de que tenía que ser una mujer fuerte que pudiera acabar con sus enemigos, que él, como el gran luchador que era no podría protegerla todo el tiempo.

Así por bastante tiempo, tanto padre como hija compartían el gusto por las artes marciales, y ambos eran prácticamente invencibles, venciendo a todo aquel que osara desafiarlos. Un ejemplo para los discípulos que habían comenzado a llegar a ellos.

Pero ese gran luchador perdió su vida ante los androides…igual que todos.

— Siempre quiso entrenar conmigo… me hubiera gustado cumplirle ese deseo.

La brisa fría de la madrugada entraba por la rota ventana de la habitación. El joven Son no se tomó la molestia de protegerse del escalofrío que aquel viento le había ocasionado, en su lugar, decidió dejarse caer sobre el respaldo del gastado sofá en el que había decidido reposar, cerró sus ojos.

Pasaron un par de años y sin esperarlo, terminaron juntos. — No sé si era eso a lo que llamaban amor— Y en realidad, Gohan jamás podría asegurarlo, sólo sabía que ya no podía separarse de ella. De pronto, tenía la urgencia de destruir a esos asesinos y darle un futuro mejor, lleno de vida y esperanzas.

Un lugar donde vivir tranquilamente.

Pero, ¿Cómo?, se preguntaba una y mil veces. ¡¿Cómo?!

Hace poco más de un año él había sido tan feliz, experimentó una felicidad desbordante que sólo esa chica había podido darle, fue una luz en la oscuridad de su existencia. Una cálida luz que terminó extinguiéndose.

Que rápido había pasado el tiempo.

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Gohan, me gustaría que Videl se quedara aquí. Conmigo.

Fueron las palabras que su madre le dirigió una noche, cuando había decidido pasarse por la casa escondida entre la maleza de las montañas.

Pero mamá, ¿No será mucha responsabilidad para ti?

¿Acaso estas insinuando que soy vieja? ¡¿Que no puedo cuidar de la mujer de mi hijo?!

Gohan simplemente no había podido responder ante aquel reclamo.

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Su mujer. Si, había logrado reclamarla como suya. Adoró esa expresión de saberla para él; instinto humano, instinto saiyan ¿Qué más daba?, lo hizo feliz.

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Te prometo que lograre traer paz a este mundo. Para mamá y el abuelo, para Bulma y Trunks, para ti… para nosotros Fue cuando poso su mano sobre el pequeño abultamiento en el vientre de ella, tan diminuto e inadvertido que Videl sonrió.

Sé que Trunks y tú lo harán.

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Y después.

El chico escondió su rostro sobre sus manos, apretando con fuerza sus propios cabellos, con la brisa matinal aun colándose por la ventana rota, ahora acompañada por la humedad de la lluvia, que le parecía tan fría, tan triste y desoladora.

¡Gohan!

De nuevo ese grito, su grito. Desgarrador y lleno de dolor.

Había pasado. A lo que más temía.

Aquel día Videl había tenido que salir, ir a hacer unas compras; encontrar víveres. No era un trabajo duro, mucho menos riesgoso tratándose de sólo ir al pueblo que se encontraba en las faldas de la montaña. Los androides estaban aún muy lejos de ese lugar, no había forma de que fuese peligroso.

Estúpida decisión

Los gemelos androides habían estado rondando los lugares aledaños a la montaña Paoz. Matando a quienes se escondían allí. Uno tras uno, borrando cada pequeño poblado que encontraban, de la faz de la tierra. Divirtiéndose con el dolor de las personas agonizantes, que en un último suspiro se arrastraban en un charco de su propia sangre, intentando inútilmente de aferrarse a la vida.

— Demasiado tarde…

Cuando Gohan pudo estar al tanto de la masacre, era demasiado tarde. Voló lo más rápido que pudo, pero eso no le sirvió de nada.

La ciudad estaba destruida. En ruinas.

El mismo escenario, los mismos autores, con la sangre como protagonista.

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Vaya, vaya, mira dieciocho, a quién tenemos aquí —. Se burló mientras destruía el edificio al frente suyo.

¡Oh! pero si es Gohan —. Y ambos rieron.

¡Desgraciados! Sin pensarlo más, la batalla comenzó.

Pelearon algunos instantes, si es que se le puede llamar pelear cuando sólo esquivas ataques.

Ellos ganando, como siempre.

Videl —, se distrajo en el momento en que vio a la chica, ese fue su error fatal.

Comenzó a perder la poca ventaja que tenía sobre los androides. Golpe tras golpe, no pudo estabilizarse. Sentía su ki y sólo pensaba en que debía alejarla de ese lugar. ¡Los androides la matarían! Y no podía permitirlo, no ahora que tenía ese poco de felicidad…

¡Bah! sólo eres una molesta basura – Llamó su atención la fría voz de la rubia, lanzándole un ataque directo al estómago.

Ya nos aburrimos de ti, ¡Es hora de que mueras! Segundó el gemelo pelinegro, golpeándolo fuertemente por la espalda.

Golpe final.

Gohan terminó cayendo estrepitosamente al suelo, habían vuelto a ganarle, lo habían vuelto a humillar, pero lo más importante para él es que ya no tenía fuerzas para proteger a Videl, ambos morirían, y todo por su maldita debilidad.

Se odiaba.

Hay que mandarlo al infierno de una buena vez diecisiete.

Ambos listos para atacar, para destruir a ese estorbo, listos para mandarlo al otro mundo. Gohan los miraba, no bajaría la mirada. ¡Jamás! Si ese era su último suspiro entonces lo exhalaría como el guerrero que había luchado hasta el final.

Sólo se lamentaba por el dolor de dejar a su madre sola. Después de todo él era todo lo que le quedaba, se sentía tan inútil. Dejaría a Videl sola… Videl….

¡GOHAN!

—… ¡Videl!... Su mirada rápidamente se llenó de miedo. Intentó moverse, pero fue en vano.

¡Gohan! Claro, de todas las personas, ella era quien no podía permitir que lo mataran. La chica prefería mil veces morir junto a él. Esos desgraciados no le quitarían a alguien importante de nuevo, no lo soportaría.

Mira nada más, si es la chica tonta que nos enfrentó hace un tiempo Dieciocho apunto hacia ella.

¡Alto, no vengas! – Gritó desesperado. Ya su dolor no le importaba, tenía que sacarla de ahí. ¡MALDITA SEA! ¿En qué diablos estaba pensando? ¡Vete!

Que tierna escena ¿No te parece, hermano? Se burló, aun apuntándole a la chica mientras la veía acercarse con su brazo herido y su cabeza ensangrentada.

Mátala de una vez, ya me aburrieron . El chico cruzado de brazos sólo siguió sonriendo, en un gesto lleno de burla.

¡Huye de aquí! Gritó Gohan de nuevo ¿Por qué? —, preguntó en un hilo de voz cuando la sintió sobre su cuerpo inmóvil, ella no dijo nada más, sólo se abrazó a él con todas las fuerzas que aún conservaba.

Es hora de morir, que tiernos morirán jun…

Tonterías El joven androide lanzó una esfera de energía adelantándosele a su hermana.

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— Juro por mi padre que intente protegerte — El primogénito de Goku se sentía cansado, pisoteado que ya no le importaba morir.

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Y cuando despertó.

Cuando su conciencia volvió a la realidad lo primero que notó fue la habitación grisácea en la que estaba; tal vez en algún momento tuvo un color blanco. Una habitación de Capsule Corporation.

Trunks los encontró . Fue lo único que dijo Milk entrando con una jarra de agua y un vaso en sus manos.

¿Y Videl? Preguntó desesperado intentando sentarse, pero el dolor se lo impidió.

Ella… La mujer mayor se sentó en la silla que se encontraba a un lado de la cama. Gohan pudo notar el rostro demacrado de su madre, en el cual aún podía observar el rastro de las abundantes lagrimas que la pelinegra seguro derramó. Ella…

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Jamás olvidaría la mirada que Milk le dirigió, lleno de pena, de lástima.

El cielo comenzaba a esclarecer, la luz del sol comenzaba a entrar por los ventanales de la casa circular. No pensaba en nada más, se había quedado ahí, en un letargo abrumador.

La extrañaba tanto.

Gohan aligeró el agarre a sus propios cabellos, levantando la vista observó por la ventana el verde brillante que los arboles alrededor de la casa aun osaban en vestir.

— ¿Por qué? — Susurró, queriendo que alguien pudiese explicarle la razón de todo el dolor que había experimentado. ¿De verdad valía la pena?

Simplemente, la había perdido para siempre. De la misma forma como llego a su vida, la chica se había ido. No entendía cuál era el sentido si él seguía vivo, el último guerrero, la última esperanza de la Tierra, ¡Y sentía que ya no le importaba!

La mañana por fin llegó, y con ella la lucidez del día le hizo despabilar su mente para comenzar sus actividades… pero, un día más significaba un ataque nuevo.

No tuvo que esperar demasiado.

Voló lo más que pudo, pero una ocasión más se sumaba a las veces que simplemente llegaba tarde, sin oportunidad de salvar a nadie.

Sólo la voz grave del pequeño niño que había visto crecer, llamó su atención entre el montón de escombros de un poblado extinto.

— ¿Por qué Gohan? ¿Qué ganan los androides con destruir las ciudades y a sus habitantes? — Ahí estaba el pequeño Trunks. Con ese odio contenido y la misma rabia de no poder matar a esos engendros.

Lo observó por unos momentos y en los reflejos azules de sus ojos grisáceos, le pareció ver el brillo aguerrido que Videl también poseyó. Y lo pensó.
Tal vez el chico, con ese poder escondido, era la verdadera esperanza de este planeta. Podría ser que él trajera por fin la paz a ese mundo que se había convertido en un inhóspito infierno.

Quizá Trunks protegería a las personas que él ya no se sentía capaz de proteger.

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Hola.

Pues ha pasado un tiempo desde que subí este fanfic. Siempre me gustó el asunto de los mirai, tienen tanto feeling, que cuando se confirmó el regreso de Mirar Trunks recodé este fanfic así que decidí darle una desempolvada. Aunque Gohan murió en aquel futuro distópico no es para nadie un secreto que fue quien vio crecer al Trunks que todos amamos.

Así que aquí vengo a corregir los errores de origen de esta historia, -que seguramente en algún futuro volveré a corregir, porque al final una sigue aprendiendo en esto de la escritura.-

Y sin más me despido, esperando la lectura te haya agradado, agradeciendo los favs y reviews que esta historia ya ha recibido.

Si deseas hacer algún comentario, opinar, sabes cómo hacerlo. Un review o un PM siempre son bienvenidos.

También si se te ofrece, puedes visitarme en mi página de Facebook: LadyKya0

Gracias por leer.

Lady~