Reto #017
Pairing:Harry/Sorpresa^^
Rating: G
Género: Het
Disclaimer: Personajes, de J.K Rowling, yo solo los mareo un poquitín y me hago unas risas a su costa
Unas piernas únicas, curvas de mujer, cabellos de fuego
Cuando se despertó aun era temprano, Ron roncaba estruendosamente en la cama de al lado y el hecho de que nada estuviera estallando o ardiendo le indico que los gemelos aun dormían.
Dio un par de vueltas en la cama para intentar volver a dormirse, pero comprendió que sería imposible, a no ser que ahogase a su mejor amigo con una almohada, pero desecho la idea mientras se ponía en pie y salía de la habitación, si mataba a su mejor amigo le sería muy difícil salvar al mundo mágico desde una celda en Azkaban; o igual si, igual a la gente les daba lo mismo tener por salvador a un asesino con tal de que hiciera su trabajo y tampoco es que nadie tuviera firmes esperanzas en que sobreviviera, que mas daba todo.
Estos eran los negros pensamiento que le acompañaban mientras descendía por la destartalada escalera y llego a la cocina de los Weasley.
Y ahí estaba ella, de un tiempo a esta parte no se la podía quitar de la mente.
Estaba de espaldas a él y él no quiso advertirla de su presencia para poderla contemplar en todo su esplendor.
¡No existía visión más bella en el mundo!
Erecta sobre sus piernas, no existían en todo el mundo unas piernas como las suyas, firmes y seguras, transportaban solemnemente una carne graciosa y admirable, llena de curvas, como solo las verdaderas mujeres tienen, toda aquella carnosidad curvilínea estaba coronada por unos cabellos rojos como el fuego que en su corazón habían encendido una ardiente pasión.
Nació para contemplarla, para observarla, para adorarla, nació para esperarla, para ver como venia.
Y en ese momento ella se giro y le sonrío, con unos dientes que sería injusto comprar con las perlas más perfectas, porque no era posible tal comparación.
- Buenos días Harry.- dijo ella con voz cantarina.- ¿has descansado bien?- le pregunto con su habitual dulzura.
- Si, muy bien.- Se pateo mentalmente por su incapacidad verbal.
- Siéntate cielo.- le dijo ella mientras le servía una taza de té negro.- el desayuno estará pronto listo; voy a buscar a Ginny, está en…
- ¡Oh, no señora Weasley! De verdad no se moleste, déjeme que le ayude con el desayuno.
- Pero Harry no seas tonto. Los jóvenes debéis estar con los jóvenes.- dijo Molly Weasley mientras salía por la puerta de la cocina a buscar a su hija en el gallinero dejando solo a un muy alicaído y pensativo Harry Potter.
¡Buff! Ginny, ¿Quién querría a una copia barata, sosa e insípida, con dos piernas como palos de escoba, sin nada de voluptuosa carne curvilínea y de pelo rojo oscuro apagado? no la copia palidecía al lado de tan perfecto original y no solo en físico, en carácter también, a Ginny le faltaba la dulzura maternal de Molly y su carácter franco y abierto.
Y en ese momento Harry Potter comprendió que tenía un motivo por el cual vivir: ganarse el amor de Molly Prewet, porque en su mente ya no podía ser más Weasley.
