Los personajes de esta historia pertenecen a Oda.
Solo mi OC es producto de mi imaginacion.
Esta historia ya la había publicado pero no me gusto como se iba desarrollando así que decidí volver a empezarla;
Espero que me haya quedado mejor…


INTRODUCCION:

Nacer en Flevance ''La ciudad Blanca'' no le trajo a mi vida más que dolor. Es verdad que el país tenía una tremenda belleza. Los árboles, la tierra, casas cubiertas por un blanco puro la hacían ver sumamente hermosa. Se descubrió que debajo del reino estaba ese raro ''Plomo Ámbar''; el cual era la razón de la belleza. Pero la belleza tenía un gran costo social. Beatriz siempre tuvo manchas blancas al igual que la mayoría de los adultos en la cuidad. Beatriz era mi madre… no mostraba demasiadas emociones, la frialdad con la que me miraba para mí no pasaba desapercibida.
Los disparos de plomo tenían más de una semana que no paraban. Beatriz se levantó ese día y dijo que no podría permanecer allí.

―Ten, con esto te bastara― me dio una bolsa en la cual había algo de comida y mucha agua. ―Yo ya no puedo estar contigo, esto se vuelve cada vez más complicado…―Beatriz empezó a toser, empezó a molestarme. ―Ahora lárgate, yo cumplí mi parte… le toca a él. ―Sabia a lo que se refería.
Beatriz era una prostituta, Beatriz a pesar de ser un ser terrible; Se enamoró.

Se enamoró de un hombre libre… un pirata. Beatriz creía que un hijo le ayudaría a encadenar a un hombre libre. Beatriz mencionaba incansablemente que yo era el producto de una violación. Beatriz le decía a su hija de siete años que su padre la violo. Y la abandono. Beatriz estaba enferma y quería que yo también lo estuviera. Beatriz gritaba y me golpeaba cuando mencionaba la palabra ''Papa''.

―Sube, anda― Beatriz había preparado un barco, en una ruta segura. ― Hagas lo que hagas nunca lo busques porque él te desprecia―a que venía lo de ''Le toca el'', Beatriz estaba loca. me dio un tipo de ''abrazo'' y me lanzo hacia el barco.
Beatriz nunca se hubiera atrevido a mencionar siquiera el nombre de mi progenitor, pero Beatriz tenía un vicio y ese era el escribir sus memorias en una libreta.

Ella se enteraba de todo, naturalmente se enteró que lo había robado. Ella tenía que darme explicaciones. Beatriz fue muy breve al mencionarlo: Un pirata despreciable, un criminal que solamente la utilizo y se burló de ella. Ella cortaba mi cabello rojo, ella solo quería desaparecerlo. Decía que era el mismo cabello del ''Animal'' que ella tanto odiaba.
Shanks. Era su nombre. Ese era mi padre.

Llegue a una isla parecía ser el Reino Lyneel, yo no presentaba las famosas manchas blancas por el plomo ámbar, nadie se espantó. Mi mente de joven de siete años no sabía que pensar, no sabía cómo actuar o reaccionar ante todo esto. Beatriz en un acto de ''Humildad'' decidió que no era seguro que yo permaneciera en Flevance. Ahora la palabra sobrevivir fue lo único que interesaba. ¿Qué tipo de trabajo podría tener una joven de siete años? De ninguna manera quería terminar como Beatriz. Mi cuerpo no estaba listo para prostituirse y mi joven orgullo no dejaría que eso pasara. Las opciones eran limitadas y la comida era poca.

Había un alboroto, todos rodeaban a un hombre que gritaba sobre el peligro que presentaba Frevance y sus habitantes. Que el Plomo Ámbar podía llegar hasta ellos. La exterminación de Frevance ya era definitiva. Pensé en Beatriz y en la pobre vida que debió llevar, pensé en cada uno de los niños de aquel país que por mi bien era mejor no mencionar que no provenía de allí. La noticia de la exterminación de Frevance fue más rápida de lo que esperaba, El reino lyneel celebra el estar fuera de peligro. Oía a algunos hombres mencionar que no quedo rastro de ningún ser. Beatriz mi madre acaba de morir y yo no sentía nada. Tal vez Beatriz no era tan horrible ser al pensar en su única hija y el darme la oportunidad de vivir. Lo menos que podía hacer por ella era sobrevivir. Mi vida a partir de ese momento fue solamente deambular por todos lados. Mi mente tenia que olvidar a Frevance, a Beatriz y de todo.

Resignarme a la soledad que me estaba destinada… Deambulaba por esas calles llenas de basura después de la celebración de estos idiotas. El cielo se estaba tornando de un rojo atardecer, camina delante de establecimientos… uno tras otro… uno cada vez peor que el anterior, cuando unas hojas colgadas en esa pared captaron mi atención. Eran carteles, carteles de gente buscada por el gobernó y la mariana que ofrecían una cantidad de dinero por los individuos vivos o muertos. Y allí estaba la foto de ese hombre. Del ''animal'' al que tanto odiaba Beatriz. Su cabello era justo como lo había dicho Beatriz, era idéntico al mío, su cabeza llevaba un sombrero de paja, sus ropas eran tan sucias como las mías. En pose de batalla amenazaba a alguna persona que no se apreciaba en la fotografía. En esos momentos las palabras de Beatriz llegaron a mi joven mente… ''Le toca a el''. ¡ERA DEMASIADO CIERTO!, Yo aún no estaba del todo sola. El rumbo estaba fijo: Encontrar a Shanks ''El Pelirrojo'', Mi padre.

Sabía de ante mano que no sería fácil, entrar a un mundo lleno de hombres como la piratería era una idea muy arriesgada. Pero él tenía que saber de mi existencia, él tenía que saber sobre mí. Sería tan Grande que le tendría que escuchar sobre mí.

Con apenas ocho años prendí mi viaje, la idea era hacerlo sola, pero hasta una niña como yo sabía de los peligros que acechaban el inmenso mar. Me cole en el primer barco que zarpo desde el reino lyneel. Un puñado de niñatos que buscaban ser libres, no eran más que pobres diablos que no sobrevivirían en mar ni una semana. Pero yo tenía que lograr que lo hicieran. Por lo menos cruzar el Grand Line. Como era de esperarse no me recibieron muy bien, sus estúpidos parloteos sobre el tema de llevar a una mujer abordo era de mala suerte fue lo de menos. Los engañe al decirles que yo era médico y que sin mí no podrían sobrevivir. Reflexionaron al darse cuenta que no contaban con ningún médico.

Aprender el oficio de medico fue un tarea bastante sencilla, ponerla en práctica… no tanto, era solo una chiquilla de ocho años. Pero lo logre. Cruzar hacia el Grand Line fue de las experiencias más peligrosas de mi vida. Allí fue cuando nuestros caminos se separaron. Una vez en Gran Line, teniendo artos conceptos y experiencias en el campo de la medicina y con trece años las cosas parecían tener más color. Recorrer el Grand Line fue más difícil de lo que creí, la era pirata se había desatado gracias a la ejecución del llamado Rey de los Piratas; Gold D. Roger. Pero también fue una gran ventaja, había más barcos en los cuales colarme.

Quince años y yo no había logrado encontrar ninguna pista de aquel hombre. La resignación estaba siendo más grande. A pesar de tener conmigo una nueva ventaja: ''Akuma no mi'', El poder de la ''Mizu-Mizu no mi'' me daba la ventaja de controlar las propiedades del agua. Dándome la desventaja de poder nadar. Aunque irónicamente pudiera controlar el agua. Del pelirrojo solo supe que el formaba parte de la tripulación de ex rey de los piratas y que ahora él tenía su propia tripulación. Debió de relacionarse a muy temprana edad con Beatriz. Ya que las descripciones de la gente eran todas iguales: ''Siendo tan joven ha conquistado el mar''.

A mis veinte años los rumores, leyendas y mitos sobre ''El pelirrojo'' crecieron, se dice que ahora no tenía un brazo. Desistí de mi intento por encontrarlo. Si organizaciones mundiales como la marina no podía hacerlo; perdería mi tiempo si seguía intentándolo.
Sabaody fue mi hogar permanentemente, Allí estaba bien, recolectando cualquier información sobre ''el pelirrojo''. Había estado huyendo y buscando algo que me era imposible durante doce años y al fin estaba en una especie de paz. Me acomode como la ''Doctora'' de la ''Zona sin ley''.

Mi vida se podría decir que era la cotidiana… Ese día haba un gran alboroto, se decía que una las tripulaciones más famosas y peligrosas del Nuevo mundo llegaba a Sabaody con una gran cantidad de heridos. Un rubio entro tumbando la puerta de mi local muy molesto.

—¡Tiene que ayudarnos ahora! — Su mirada estaba muy asustada. Apague mi cigarrillo y accedí ayudar por una ''generosa'' cantidad de dinero.
Termine con todos aquellos heridos… Me tomo algunos días hacerlo, pero con ayuda lo solucione.
La tripulación de los Piratas de Barba blanca estaba por zarpar hacia el nuevo mundo, era el momento de que yo desapareciera de ese barco.
En ese momento el suelo empezó a moverse ligeramente, haciendo que me ladeara, me tomo unos segundos darme cuenta: ¡El barco estaba zarpando!...

—Déjame bajar ahora mismo— Mí voz era firme y clara. De nuevo ese rubio se dirigió a mí, esta vez más calmado.

—Disculpa, Tu haz hecho un muy buen trabajo. —Decía con una sonrisa muy tranquila. — Pero ordenes son órdenes. — ¿De qué carajos estaba hablando?... Mi paciencia se estaba acabando.

—Mira—mi voz tenía un tono mucho más alto— ¡Quiero bajar de este barco, AHORA! —

—Tú te quedas. —Una gran voz me estremeció, se trataba de aquel hombre que hacía temblar los cuatro mares… Barba Blanca.

Continuara...


¿Que tal quedo?...