No manches, Hannia, ¿otro fic?Si, otro.Es un experimento social, tranquilos xDVale, no.

Les explico: Ahí estaba yo, escribiendo un especial de Halloween, inspirado en "Rabia" y en "Cujo" de mi autor favorito Stephen King, cuando no se porqué, en mi teléfono empieza a sonar, justamente, "Funny Little World" de Alexander Rybak. Violinista que conozco desde hace años (como por el 2011, *cof* *cof* es mi crush *cof*cof*), entre mis curiosidades, recuerdo que él es la voz de Hiccup en noruego... Y ya saben, ¿no? La inspiración me golpeó xD

Ambiente este fic en los años 1900 y 1950, sin saber bien en lo que me metía. Este año, también me leí "Amor en Tiempos de Cólera" de Gabriel García Márquez y de alguna forma quería que quedará con ese ambiente. No sabría decirles en que año está, por que, como se darán cuenta, ya hay radios...

Pero, ¡hey! Veremos a un Hiccup violinista y a una Astrid un poco menor. Así como algunos nombres cuyo significado iré aclarando al final del cap.Las canciones de Alexander las diré al principio del capitulo, en el caso de Jealous (o sea, este cap) yo puse la letra ya que busqué por cielo mar y tierra y tuve que utilizar mi oído para identificar la letra. Mil perdones si encuentran un error.No les quito más tiempo, usualmente dejo las notas de autor al final, pero esta vez me dio por que fuese al principio. Recuerden que lo escribo en teléfono, por lo que el autocorrector me juega malas pasadas y siempre confunde las frambuesas...¿Ven?

¡Gracias por leer!

Disclaimer: Los personajes de HTTYD pertenecen a DreamWorks, y la canción la escribieronDick Finch / Jack Little /Tommie Malie, si mis fuentes no me fallan.

Soundtrack: Jealous- Alexander Rybak, con la versión del concierto del Victoriagen para la Swedish Royal Family

Astrid tenía los ojos entrecerrados, así como las mejillas encendidas. Por su cabeza pasaba un revoltijo de emociones, principalmente la furia, la incomodidad, vergüenza y un sentimiento mucho más dulce que no pudo identificar. El restaurante/bar estaba repleto de gente que le miraba con atención, algunos sin parpadear; Hookan "Hiccup" Haddock estaba en el centro, con el violín en la mano, una enorme sonrisa que no caía de sus labios, así como también, un brillo intenso en los ojos, reflejando esperanza, sicenridad y, por extraño que parezca, amor.

Amor, vaya palabra. Amor. Sonaba igual de ridícula que lo que acababa de escuchar.

Ridículamente bonita.

Pero no era tiempo de pensar en eso, sino que, ahora mismo, debía pensar como zafarse de tan incómoda situación. Porque Astrid Hofferson detestaba ser el centro de atención cuando un hombre se le declaraba, en especial si lo hacía sin avisar.

De hecho, si se lo pensaba, la situación no había empezado esa misma noche. Es más, había empezado cuatro años antes, cuando Hiccup tenía dieciocho años, fue ese mismo año, se volvió el orgullo de Berk, siendo en el mejor violinista de todo el país, escuchandose por todas las emisoras de radios de cada casa.

Y con ella, con catorce años, empezando a ser mesera en el restaurante/bar de su tío. Sirviéndole al muchacho su desayuno, día tras día.

.

Berk era un pueblito pequeñito, en un estado con poca relevancia, dentro de un país cuyo nombre tampoco tiene mucha relevancia. Eso sí, dicho país, se encontraba al norte del continente europeo.

¿Y saben lo que eso significa?

Sí, vikingos.

Cuenta la leyenda, que antes, Berk era una isla en medio de la nada donde antes existían dragones. Antes, los vikingos solían pelear con los dragones, hasta que llegó un vikingo (el más pequeño que los demás) que los convenció de montarlos y hacerlos sus aliados.

Naturalmente aquella leyenda solo era famosa entre los niños y los abuelos, quienes se encargaban de entusiasmar a los pequeños con algo. Además, daba a Berk un cierto grado de misterio y fascinación que cada pueblito en medio de la nada debía tener.

En medio de ese pueblito frio y húmedo, Niels Hofferson, en el año de 1829 había abierto el mejor restaurante que Berk tenía. "Den Store Salen", o "El Gran Salón", para los que no sepan mucho noruego; tuvo tanto éxito, que, incluso después de casi cien años de antigüedad, el hijo de Niels: Finn Hofferson, se encargaba ahora en el nuevo siglo, de dicho restaurante. Se decía que en "Den Store Salen" se encontraba la mejor receta de pastel de crema de todo el mundo, a su vez, los de buen beber decían que el hidromiel que se servía ahí, no tenía comparación con ningún otro.

Si lo veías en sus primeros días, no parecía mucho. La fama fue creciendo y con ella el dinero; el edificio se encontraba en medio de la ciudad, a unas calles de la iglesia central, justo enfrente de una plaza pequeña donde los niños se juntaban a jugar regularmente. Niels había construido el lugar de tal forma que el restaurante fuese en toda la planta baja, para que arriba su familia viviera sin ningún problema, en el tercer piso se encontraba el ático, en el cual se guardaban algunas mesas y artículos obsoletos o pasados de moda. Abajo, la cocina estaba al fondo, como en la mayoría de todos los restaurantes; la decoración seguía siendo similar: era elegantemente anticuada, a pesar de que nunca se sacaba nada del ático. Nada.

Las mesas eran de madera, y en la parte del bar, que estaba justo al frente de la cocina tenia una bonita barra de madera de roble francés genuina. El bar y la cocina se conectaban por una pequeña ventanilla por donde entraban las órdenes y salía comida; los barriles de cerveza e hidromiel se encontraban en el sótano, pero siempre había unos cinco barriles en la parte del bar, colocados cerca de una puerta que daba a un patio, apilados unos con otros, porque tanto Niels como Finn pensaban que era una total perdida de tiempo sacar un barril después de otro.

Igual, en Berk siempre hacia frio. Así que daba lo mismo donde mantuvieran las cosas.

Las mesas siempre tenían manteles blancos y rojos, cambiándolos solo en primavera, en los días soleados a medio día por unos con cuadros blancos y rojos (nadie sabía explicar por qué, tampoco es como que a la gente le interesará tanto saberlo); la señora Franklin, la propietaria de la unica lavandería y mercería del pueblo, siempre entregaba los lunes unos cien manteles limpios, y se llevaba otros cien. Nunca faltaron manteles, mucho menos llegaron tarde.

"Den Store Salen", no sólo era un lugar donde se podía comer bien, sino que era bastante accesible. Por eso siempre estaba lleno a reventar; ya sean ricos o pobres, incluso niños iban a comprar pasteles o algunos dulces (a hurtadillas de sus padres o con el dinero de sus "domingos"). No era raro ver a un obrero comer en una mesa un plato económico, o ver a un doctor comer el mismo plato, en otra.

Las paredes forradas con madera, algunas fotos (se debía aprovechar el auge de las cámaras fotográficas) enmarcadas en ellas, banderas, unos escudos vikingos originales (que siempre habían estado ahí; nadie tenía permitido moverlos), una chimenea en un extremo del restaurante, que solo se encendía en las noches más frías, algunas cabezas de yaks que Finn colgaba a modo de premio, eran sólo algunas cosas que adornaban el lugar, haciéndolo acogedor.

Mucho después, Finn mando a hacer una tarima a petición de Hookan Haddock, en donde ahora tocaba la banda del pueblo, y el mismo Hookan.

¡Pero eso fue después! Continuemos con la historia del restaurante.

Así pues, "Den Store Salen" era un lugar famoso, popular y con un buen ambiente, tanto, que incluso el alcalde de la ciudad, Stoick Haddock, junto con su familia iban todos los días a desayunar, algunas veces a comer y hasta a cenar. Siempre felicitando a la familia Hofferson y a los Thorton, quienes aliados con los primeros, se encargaban de darle vida a la cocina; a veces, los richachones de la familia Berserker también iban a comer de vez en cuando. No era sorpresa que alguna celebridad atravesará las puertas de "Den Store Salen".

Como se dijo antes, no era novedad que Stoick se presentará a merendar casi todos los días, junto con toda la familia Haddock. Stoick, antes de ser alcande, era el heredero de la familia Haddock, dueños de la hacienda más grande de todo Berk; una vez su padre murio, quedo a cargo de dicha hacienda. El hombre se había casado hacia ya veinticinco años con Valka Verge (ahora Haddock), una chelista bastante talentosa que conoció en uno de los conciertos que ofrecía la orquesta del pueblo de Berk, la cual no era tan conocida. Fue amor a primera vista e incluso se casaron tres meses después de haberse conocido. En su insistencia de ella ayudar a los pobres, la pareja había adoptado un hijo, un pelinegro al que le faltaban dos dientes superiores, llamado Tannalaus. Vaya nombre. Sus padres verdaderos (y con verdadero sentido del humor) habían inmigrado de Islandia a Berk, y muerto por una extraña enfermedad. Tannalaus estaba sano e indefenso; Valka se encariño con él al instante.

Poco después, había venido su primer primogénito legítimo, Hookan "Hiccup" Haddock, y posteriormente el más pequeño de todos, Holger Haddock, también apodado "Hiccup", este era el único que había heredado el cabello pelirrojo de Stoick. Siempre les acompañaba el amigo de la familia, el herrero del pueblo, Gobber Smed, quien también era padrino de Hookan.

Era una familia adorable, sin problemas vergonzosos y bastante unida; Tannalaus había estudiado leyes y planeaba seguirle los pasos a su padre, mientras que Hookan había estudiado música, como su madre, especializándose en violín.

Nadie se había imaginado que el muchacho, flaco y escuálido, se convertiría en un prodigio de la música y que sacaría a Berk del olvido. Literal. Europa se había girado hacia aquel pueblito nada relevante, solo para ver a Haakon, (ahora Hiccup, como nombre artístico) tocar su más grande éxito, "Fairytale".

Con un estilo atrevido, una voz muy bien controlada, una letra bastante buena y un ritmo pegadizo, Hiccup se había ganado el corazón de todos los que poseían una radio en sus casas y los ricos que tenían tocadiscos. Podías escuchar ya sea sus canciones con letra, o sus piezas de solo violín en cualquier lugar, sea en una casa de ricos o en la calle. Podías oir como las muchachas las cantaban mientras hacian sus deberes y los muchachos mandaban las letras de las canciones del joven Haddock a modo de cartas de amor. Hiccup, lo he dicho ya, se había vuelto una estrella en todo el sentido de la palabra, pero no solo eso, sino que muchos se atrevían a decir que era la nueva era musical del nuevo siglo.

Y mientras Hiccup con sólo quince años, sacaba a Berk del anonimato, Astrid y la pequeña bebé Camicazi Hofferson, sobrinas de Finn, llegaban al pueblo, huérfanas de padre y madre gracias a un terrible incendio. La primera, teniendo afrontar la pérdida y balancearlo con cuidar de su hermana de apenas un año de edad, con sólo once años, había sido enviada con su único tío y familiar dispuesto a cuidarlas. Finn les dio asilo y la señora Thorton, la cocinera del restaurante, acepto ayudarles en lo que necesitarán.

Astrid, era una niña bastante fuerte. No soltó una lágrima en el velorio de sus padres ni una sola vez, tampoco lloró cuando llegó a Berk, y mucho menos perdía el control cuando tenía que calmar a su hermana menor cuando la señora Thorton o su hija no estaban pata ayudarle. Su tío la admiraba por eso. Para él, no había mujer más valiente que su pequeña rubia.

La primera vez que Hookan "Hiccup" Haddock vio a Astrid Hofferson, esta había bajado a la cocina para buscar un poco de leche para Camicazi. Se vieron durante apenas una fracción de segundo, ella, es más, ni siquiera lo recuerda, pero Hiccup lo recuerda todos los días cuando toca el violín. Una niña, con una falda café que le llegaba hasta los tobillos, una camiseta azul sencilla y dos trenzas sencillas bajandole por los costados, dirigiéndose a la cocina con paso apresurado pero seguro, igual a un ángel pequeño, o a una valkiria encarnada en una niña, así lo recordaba.

Y a pesar de que intentó volver para verle, nunca pudo hacerlo. Su apretada agenda era sumamente demandante, así que sólo le quedaba un recuerdo.

Con el tiempo, Astrid se fue haciendo amiga de una de las meseras y la chica que a veces le ayudaba con Camicazi, Romina "Ruffnut" o sólo "Ruff" Thorton. Según sus palabras su madre quería que ella le ayudará con la comida, pero no era muy buena cocinando. En cambio, su hermano gemelo, Thomas "Tuffnut" o sólo "Tuff", era pésimo sirviendo comida (había roto diez vasos en una hora, y hasta el momento nadie sabe como hizo para que la mitad de la vajilla estuviese hecha añicos al final del día) e increíblemente bueno en la cocina; así pues, a pesar de no verse muy brillante o ser algo torpe, tenía un sazón único; ambos tenían la misma edad de Hiccup y trabajaban ahora en Den Store Salen con su madre. Así que a la señora Thorton le había salido la jugada al revés, mientras Ruff atendía las mesas Tuffnut ayudaba en la cocina a su madre.

Sin embargo, Ruffnut, a pesar de que se suponía que era más madura que la menor (le llevaba dos años), parecía tener la misma simpatía de una niña de la edad de Astrid. Pero no sólo Astrid hizo migas con la gemela Thorton, sino también con la hija menor de los Berserker, Heather, quien iba de vez en cuando a desayunar junto con su familia y se quedaba ahí todo el día hasta la hora de cenar.

La vida de la oji azul se trataba de tratar de aprender a cocinar, tejer, coser... hacer las cosas que las muchachas de su edad se suponía que debían hacer, pero era pésima en todas. La comida se le quemaba o quedaba cruda, y sin no, sabia horrible, los hilos se le enredaban y las puntadas quedaban chuecas, sabía limpiar, eso sí y cada que Finn Hofferson iba de caza ella le ayudaba e incluso disparaba mejor que él. Hiccup Haddock no se entero hasta después, que Astrid Hofferson era de las mejores con las armas en todo el pueblo.

Así que cuando cumplió catorce, la señora Thorton, al ver que Astrid definitivamente no servía para la cocina o para la mayoría de las tareas domésticas (y sin el corazón de mandarla a un convento), decidió que lo mejor que la rubia podía hacer era servir las mesas del restaurante, dado que era una chica ágil. Astrid no tuvo ningún problema con eso, así que un día se vistió, trenzo su cabello con un aspecto mucho más maduro, se colocó un mandil parecido al de su amiga Ruff y obedientemente espero a que le llamarán.

La primera mesa que debía atender fue la de los Haddock. Vaya primer día.

--Qué suerte la tuya-- se burló Ruffnut mordiéndose la lengua para no reírse de su amiga.

Su hermano sí se rio desde la cocina.

--¡Los Haddock!-- exclamó.

Astrid solo frunció el ceño mientras tomaba el pequeño bloc de notas para apuntar y se encaminaba hacia la mesa.

--¡Se amable, Astrid!-- gritó la señora Thorton.

No respondió.

Una vez llego a la mesa, escuchó como Stoick se reía de algo junto con Gobber Smed. Tannalaus sonreía animado pendiente a la conversación, mientras Valka y Holgan (quien tenía la misma edad que Camicazi) charlaban animadamente. Hiccup era el único que estaba ajeno a la situación, leyendo un libro.

--Buenos días-- saludó con voz firme. Hiccup se volvió casi al instante, abriendo los ojos como platos, reconociéndola, los demás se volvieron mucho más lento, sin hacerlo.

Stoick la saludó con animada familiaridad, a pesar de que nunca en su vida le había hablado. Su esposa de forma adorable pidió fruta y avena para el niño, así como algo ligero para ella; Tannalaus pidió pescado, y los dos hombres carne. Hiccup parecía no poder hablar.

--¿Y usted?-- continuó Astrid, impaciente y con los nervios a flor de piel, pero no iba a demostrarlo de ninguna manera. A pesar de tratarla con amabilidad y paciencia, sentía la presión de hacerlo bien. Los labios de Hiccup temblaron por un segundo, para luego revisar el menú.

--Huevosrevueltosporfavor-- dijo de forma rápida, para luego tratar de sonreír. Astrid lo apunto y se fue, sumamente confundida.

A la chica le gustaba la música de Hiccup. Era linda, animada, hasta dulce, la ponía de buenas, pero nunca lo había visto. Debía admitir que era guapo, pero por lo visto muy tímido. Ella no era como las otras chicas, eso era claro, tampoco se iba a poner loca por un autógrafo.

Trajo el desayuno de todos sin ningún problema, con un buen equilibro. Hiccup agradeció de la misma forma atropellada.

--¿Y bien?-- le preguntó Ruffnut con tono juguetón una vez Astrid regresó.

--Son amables-- señaló Astrid.

--Si, son buenas personas. Tienes suerte en serio, le acabas de servir un plato de huecos revueltos a Hiccup Haddock.

--Lo se-- murmuró, nivelando el tono de su voz. Estaba algo entusiasmada, pero no era para tanto-- ¿Él siempre es así?

--¿Así como?

--Tímido. Por poco no le entiendo lo que me pidió-- la rubia procedió a sacar un vaso del mueble para llenarlo con jugo para una de las mesas que iba a atender su amiga. Ruffnut se encogió de hombros.

--Casi nunca viene-- respondió con una sonrisa traviesa-- ¿No es guapo? Claro, Tannalaus tiene lo suyo, pero da algo de miedo que no tenga esos dos dientes...

Astrid ni siquiera estaba preparada para esa pregunta o para aquel comentario.

--Oye-- fue lo único que atinó a decir antes de que Ruffnut se fuera de la barra y ella observará como otros clientes llegaban al restaurante.

Una vez los Haddock terminaron de comer, Astrid fue con ellos para recibir la paga. Ruffnut ya le había explicado que en ocasiones cuando se les atendía bien a los clientes, ellos te dejaban una propina, o sea, dinero solo para ti, extra de la paga. La rubia esperaba haberlos atendido bien, el cumpleaños de su hermana estaba por llegar y ya le había echado el ojo a unos cuantos juguetes.

Por fortuna, Stoick sí le dio propina, al igual que Gobber. Astrid agradeció, para después proceder a levantar los platos sucios; una vez levantó el plato de Hiccup se percató que había dinero allí.

Se preocupó. Los Haddock seguían ahí,estaban en la puerta hablando con su tío Finn y con la madre de los gemelos... ¿Debía interrumpir? Pero el dinero... ¿Y si lo descubrían y la tachaban de ladrona?

No, Astrid Hofferson no era ninguna ladrona. No permitiría que alguien le hiciera tal acusación si ella podía evitarlo.

--¡Joven Haddock!-- exclamó mientras prácticamente corría hasta ellos. Ambos, Tannalaus y Hiccup se voltearon a verla al instante, sin saber a que "joven Haddock" se refería, al igual que Stoick y Gobber. Astrid tragó saliva e ignoró la incómoda sensación en sus mejillas.-- Creo que usted... eh... olvidó esto-- y le tendió el billete a Hiccup.

La familia entera e incluso su tío, primero miró a Hiccup y luego la mano de Astrid. Siguieron alternando la mirada, en espera de alguna reacción.

--Oh oh-- exclamó Holgan sin ningún cuidado, en los brazos de su madre. Detectaba que la situación era incómoda, pero confusa.

Stoick miro a Hiccup, y este se encogió de hombros, nervioso.

--Es... es para usted-- mustio. Acto seguido Gobber lanzó una risotada y Tannalaus se rio por lo bajo.

--¡Ya veo lo que pasa aquí!-- gritoneo Gobber.

El sonrojo de la rubia se volvió más evidente, porque no entendía las risas. Ella no estaba entendiendo lo que estaba pasando ahí.

--¿Qué?-- cuestionó ella, sin ninguna educación.

--Esto... deje ese dinero para usted... porque... eh, atendiste mi mesa-- explicó Hiccup en voz baja, rascándose la nuca, evitando contacto visual. Astrid no lo evitaba, por eso fue que se fijó en que Hiccup tenia los ojos verdes más bonitos de la vida, así como unas pecas infantiles en las mejillas.

Pero ella siguió sin entender.

--¡Qué muchacho tan considerado...!-- se burló Tannalaus, dándole unas palmadas en la espalda al joven.

--Pero su padre ya había dejado dinero-- Astrid se sintió tonta en ese momento, pues claro, ¿como no había pensado eso? Igual, aquello no tenia sentido, Ruff nunca le había dicho que todos en la familia debían dejarle cierto porcentaje.

--Yo... yo quería dejarle mi propio dinero-- y sonrió, apenado.

Eran un verde como las hojas de los árboles, muy diferentes a los aceituna de su madre y a los verde casi eléctrico de Tannalaus. Holgan los tenia azules como su padre.

Después del percance, los Haddock empezaron a despedirse. Finn les explicó que su sobrina era nueva siendo mesera, el alcalde lo entendió perfectamente. Astrid se guardó el dinero en el mandil y se dirigió a la barra, junto con Ruff, quien parecía un poco divertida con la situación, incluso Tuffnut se había asomado por la ventanilla que daba a la cocina. Hiccup también se dirigió a la barra.

--Lamento haberla confundido-- se volvió a disculpar, de forma educada. Ruff se embobada al instante, como si verlo parado frente a la barra fuera lo más hermoso del mundo. Astrid solo se volvió con una ceja levantada-- Creí que seria una buena idea, es decir, no frecuento mucho a los restaurantes.

--No se preocupe-- Astrid sintió esas palabras como si las hubiera mordido. Hiccup al parecer no lo notó.

--¿Puedo saber su nombre?-- preguntó de repente, se veía nervioso, porque se trababa e incluso llegaba a tartamudear.

--Astrid.-- respondió a secas, como quien no quiere la cosa.

--¡Vamonos, Romeo!-- gritó Gobber desde la puerta.

--Me gusta ese nombre...-- murmuró Hiccup sin inmutarse por los gritos de su padrino-- Es bonito... como, eh, tus ojos.

Astrid solo asintió, ¿estaba... coqueteando con ella?

Pff, pero claro que no. Por que ella apenas era una niña y el era un joven adulto. Tal vez solo quería jugar un rato con sus hormonas.

--¿Gracias?-- oh no, ella había titubeado también a la larga. Se dio un golpe mental por eso, el chico seguramente se retorcía de risa en su mente, orgulloso de que su juego le estaba saliendo bien.

--He de irme. Hasta luego-- se despidió y le revolvió el cabello en un gesto cariñoso, mas fraternal que pasional. Ruffnut se acercó a ella con la boca abierta una vez que el castaño se alejó, pero no fue capaz de decir nada.

--Eso fue...-- empezó su hermano.

--¡... Asombroso!-- terminó su hermana la frase-- Por los dioses, Astrid, ¿como lo hiciste? Es decir, le gustas-- canturreo.-- ¡Te dijo que tenias los ojos bonitos!

Astrid solo rodó los ojos.

--Solo me ha dado dinero...

--¡Y te ha hablado! La señora Higgins dice que nunca se ha fijado en una chica, pero, por los dioses, se ha fijado en ti...

--No es para tanto, seguro solo ha querido tomarme el pelo.-- justificó Astrid, tomando una bandeja-- Y ya, nadie se ha fijado en nadie.-- la intentó calmar Astrid, a pesar de que en el fondo de su vientre un revoloteo se hacía presente.

--¡Claro que si!-- chilló Ruffnut.

--Claro que no.

--Romina, la comida se enfría-- intervino la madre de los Thorton-- Astrid, atiende al doctor Munish.

--Ah si, ¡ahora vuelvo! ¡Astrid es toda una suertuda!

Astrid se dirigió a atender al doctor y otras mas mesas. Todo el resto del dia sintió los síntomas de una adrenalina injustificada, incluso horas después de aquel incidente. Todavía dar pasos sobre el suelo de madera se sentía como caminar sobre nubes, aunque lo disimulaba bien.

Nadie se ha fijado en nadie. Se repitió mentalmente todo el día. Y por un segundo, se lo creyó.

No duró mucho.

Parecía que ambos habían creado una rutina. A la rubia siempre le asignaban la mesa de los Haddock, Hiccup se sorprendía de verla, pedía de forma atropellada lo primero que había en el menú, Astrid lo traía y recibía la propina de la familia Haddock junto con la de Hiccup que se encontraba siempre debajo de los platos. Se levantaban y el mayor le revolvía el cabello con cariño.

Y se iba. Entonces volvían a llegar a la hora del almuerzo, repitendose el patrón. Claro, con el tiempo, Hiccup ya no se sorprendía al verla, y Astrid no temblaba como gelatina cada que Hiccup tocaba su cabello. Empezaron a tomarse con naturalidad el hecho de que se veían cada cierto tiempo.

Astrid por lo menos se agradecía de las propinas. El osito más caro de toda la jugueteria fue el regalo estrella para Camicazi.

Entonces cambió. El alcalde debía viajar.

En días como aquellos, la familia prefería ausentarse del restaurante y esperar a estar completos. Astrid pensó, que por fin, se libraría de los arrancones de adrenalina que le daban cada que veía al violinista. No fue así.

Le había contado todo a Heather, e incluso la chica lo había visto con sus propios ojos. Esta solamente le había regalado una sonrisa traviesa, al igual que Ruff; le dijo lo afortunada que era y empezó a preguntarle detalles. Pero Astrid negaba cualquier romance, no tenía ningún sentido que un chico mayor se fijará en una chica a la que apenas su periodo había llegado, o cuyo cuerpo estaba en desarrollo.

--Seguro solo juega conmigo-- aseguraba de forma fría, como si no le diera importancia. Y tal vez de cierta forma sí era así.

Astrid continuamente jugaba con Camicazi a lo que fuese, después de terminar con las mesas, claro. Camicazi era mucho más abierta que Astrid y ahora tenia a toda una banda de niñas como amigas. Eso le alegraba, por lo menos su pequeña hermana menor se divertía.

Pero Camicazi no se escapaba de tratar de ser educada por la señora Thorton, quien ya le estaba enseñando algunas cosas básicas a temprana edad.

Un día después de que Stoick se fuera de la cuidad, Astrid estaba agradeciendo que su mesa fuera con la familia Berserker y no con la familia Haddock. No todo era miel sobre hojuelas, también tenía que atender a (...) Jorgenson y a su hijo, Scott Jorgenson, un muchacho de dieciséis años, que no paraba de hacerle cumplidos pesados y desagradables.

Eran al rededor de las nueve de la mañana cuando Tuffnut encendió el radio, la emisora transmitía una canción de Hiccup Haddock, una animada melodía. La señora Higgins hizo un comentario desde la barra.

--Eso parece un presagio.

La señora Gothi Higgins era una mujer de pocas palabras, que prefería a veces escribir lo que quería decir en un papel. Usualmente solo solía decir tres frases en voz alta "Eso parece un presagio", "se avecina una tormenta/sequía" y "un jugo de naranja, por favor"; todos se tomaban muy en serio sus predicciones, era la más vieja y por ende la más sabia, después de todo.

Astrid no le tomó importancia, solo le sirvió su jugo de naranja a la vieja. Ella era más escéptica que el resto, de hecho, a veces creía que a la vieja Higgins le faltaba un tornillo, mira que escribir en un trozo de papel...

Casi desborda el vaso con jugo cuando lo vio entrar.

Llevaba un estuche de violín en la mano, vestía con una camisa blanca, chaleco, pantalones negros, y zapatos elegantes del mismo color. Tannalaus iba a su lado, vistiendo un poco más informal, buscando una mesa donde sentarse.

Astrid no se movió hasta que la señora Higgins le golpeó el dorso de la mano. La niña susurró una disculpa y la señora negó con la cabeza.

--Jugo.-- escupió la vieja con voz seca, Astrid se lo paso, fijándose que el vaso estaba al borde de lleno-- Presagio.-- le dijo señalando con la cabeza la mesa donde Hiccup y Tannalaus estaban sentados.

Ruffnut se acercó a atenderles, con emoción, mientras Astrid atendía la barra. Camicazi estaba doblando servilletas como si fuera la tarea más interesante del mundo, siendo supervisada por Heather. Una vez termino de atender, se dirigió hacia su hermana.

--¿Ya casi están?-- preguntó en un tono dulce, su hermana menor le regresó la mirada, sonriendo.

--Ya casi-- la voz infantil temprana hacia que esa frase sonará algo así como: "ia casssi". Siguió doblando-- Heather dice que soy buena.-- La pelinegra asintió.

Astrid le regaló una sonrisa.

--Yo también lo creo. Eres la mejor dobladora de servilletas de todo Berk.

Alguien tocó su hombro, la rubia mayor se volteo y vio a Ruffnut con una expresión bastante difícil de descifrar.

--Tenemos un problema-- dijo y se acercó a ella, como si quisiera susurrarle algo.

--¿Qué pasa?

--Hiccup Haddock insiste en que tu lo atiendas y su hermano esta de acuerdo-- susurro Ruffnut, ambas voltearon a ver hacia la mesa. Ambos jóvenes la miraban.

--¿Q-q-q-...?-- Astrid no cabía en su confusión.

--¿Sucede algo?-- cuestionó Heather, al ver la expresión de su amiga.

--Ahora te digo, Heather-- le respondió Ruffnut, luego regresó eso con Astrid-- Eso me dijeron, en serio. Y los cito: "Queremos que Astrid nos atienda".-- hizo una voz masculina, sonando idéntica a su hermano-- Estaban hablando muy en serio.

--¡Hola, Ruff!-- saludó Camicazi animadamente, ajena a la situación-- ¡Mira, soy excelente doblando sservilleeetas!

--Atiendelos o a mamá le dará un ataque-- le murmuró Ruffnut antes de dirigirse hacia la rubia menor-- ¡Ay, a ver! ¡Ja! Te aseguro que no eres mejor que mi hermano y yo, ambos ganamos el torneo de quien dobla más servilletas.

--¡No es cccierto! ¡Essso ni ssiquiera ecsiste!

Astrid soltó un suspiro. Eso había sido sumamente infantil, ¿que se suponía que el violinista famoso estaba jugando? Se dirigió hacia ellos con paso apretado.

--¿Me llamo usted? -- pronunció entre dientes, con un tono agrio. Ambos hermanos se voltearon a verle.

--Sí, aquí mi torpe hermano quiere desayunar antes de su presentación en la plaza de la iglesia, ¿verdad, Hiccup?-- atajó rápidamente Tannalaus con voz burlesca y cruzándose de brazos.

Astrid solo alzó las cejas.

--¿Vas a dar un concierto?-- cuestionó, sin apenas pensárselo. Supuso que era una pregunta de parte de sus hormonas.

--Fue idea de Gobber, quiere que le de más vida al pueblo con un concierto gratuito ya que no está mi padre...-- Hiccup soltaba algunas palabras de forma atropellada-- Y... tocaré una canción nueva... eh, sería lindo que la escucharás, digo, que usted la escuchara, es decir, si usted piensa ir, claro.-- se aclaró la garganta. Tannalaus solo miraba el panorama, bastante divertido-- Eh, será al medio día...

--No lo creo-- lo cortó Astrid con voz firme, sacada de quien sabe donde-- Tenemos clientes que atender.

Hiccup titubeó antes de contestar. No se esperaba algo tan frio.

--Me parece bien. No se preocupe-- parecía avergonzado. Luego se refugio nuevamente en la carta, buscando algo que ordenar, la rubia se giro hacia Tannalaus, quien solo le pidió una taza de café. Ya no sonreía de la misma forma.

Hiccup pidió algo de fruta junto con una taza de té. Nada más. De haber podido, hubiera pedido un trozo enorme de tarta, para poder sentirse mejor, pero no quería sentirse indigestado mientras tocaba. Una vez la adolescente se fue, se apoyó contra la mesa, tapándose la cara con ambas manos, soltando un suspiro.

--¿Estuve tan mal?-- preguntó, la voz sonaba ahogada debido a sus manos.

--Nah, he visto peores-- soltó su hermano con la intención de tranquilizarlo.-- Fue divertido que la tutearas durante un momento.

--¿Crees que eso le molestó?

--No.-- Tannalaus se cruzó de brazos-- Creo que ella es aún muy joven. En serio, ¿cuantos años tiene? ¿Díez? Es enfermo.

--Tiene catorce-- Hiccup se notaba más avergonzado. Tannalaus comprendió que tal vez había sido algo grosero-- Ya se que es estúpido.

--Estar enamorado no siempre es estúpido-- repuso Tannalaus-- Pero, vamos, no te deprimas, seguro ella no está interesada en ti por que tal vez aun no le gustan los chicos-- intento consolarlo de ese modo, Hiccup abrió los dedos para verle.

--¿Tu crees?

--Seguro. A esa edad solo piensan en muñecas.--aseguró-- Yo creo que deberías esperar un poco más.

Hiccup volvió a suspirar, dejando de cubrirse la cara; apoyo la mejilla contra su mano, observando la ventana. Había una pequeña plaza frente a Den Store Salen, repleta de árboles de un saludable verde. Hacia un día estupendo.

--¿Recuerdas la pieza que hace poco compuse?

--¿Cual? ¿"Jealous"?

Hiccup asintió, con aire ausente.

--Esa canción es para ella.

--¿¡Le compusiste una...!?

--Tenía que hacerlo. Me gustaría que ella pudiese escucharla.-- justificó el castaño con aire melancólico-- Ella es muy bonita de verdad. Y no es como las otras jovencitas que solo hacen lo que se les dice...

--Hookan Haddock, apenas y la conoces...

--Y me gusta-- Hiccup lo miró, sonriendo de de la misma forma en la que sonaba su voz-- Me gusta que ella no intente que me guste. Hace rato la vi con esa niña y esbozo una sonrisa tan... tan encantadora-- estaba hablando como un enamorado perdido, a Tannalaus solo le quedaba ver como su hermano se perdía en su mundo-- Se ve lo madura que es. No me importa si tengo que esperar a que crezca un poco más.

--Lo último me sonó a locura.

--De verdad. Me encantaría tener algún día la oportunidad...

--Aquí está-- la adolescente había vuelto con una bandeja. Dejó los pedidos y se fue.

--¿De ser su amante?-- Tannalaus hizo una mueca.

--Por el momento podríamos ser amigos-- Hiccup tomó un trozo de su comida, mientras se encogia de hombros--No estoy tan loco.

--Menos mal.

--¡Ah! ¡No puede ser!

--¿Qué?

--Detesto la piña... ¡Pedí piña!

Al final, Finn había decidió cerrar durante el concierto de Hiccup. Vaya suerte.

La plaza frente a la iglesia no tenia tantos árboles como la que estaba frente a Den Store Salen, sin embargo estaba llena de fuentes y era mucho más grande. Hace algun tiempo, un alcalde había mandado a hacer una tarima con la finalidad de que la banda o la orquesta (si se ponían de ambiciosos) del pueblo tocase todos los viernes o fines de semana. Hoy está estaba abarrotada de gente junto a la tarima, sin molestarse en sentarse. Más alejados, la familia Berserker había colocado una manta, como si el concierto se tratara de un simple picnic, junto a ellos, estaban los Hofferson y Thorton; Astrid fruncia el ceño, ya le había dicho a Hiccup que no iría, si llegaba a percatarse de su presencia, quedaría como una mentirosa.

Bueno, la verdad si quería irlo a ver.

Así que ahí se encontraba, en medio de la tarde, viendo como Hiccup tocaba diversas canciones. Todas le gustaban un poco. El joven traía la pequeña orquesta de Berk con él, para acompañar a su violín. Era extraño ver como unos adultos le seguían el ritmo a un muchacho que bien y podía ser el hijo o nieto de algunos, incluso llegaba a ser algo gracioso.

En un determinado momento, Hiccup decidió animar el ambiente y se dedicó a tocar una canción para bailar. Se le veía radiante y bastante animado, tocando Barn Dance, mientras observaba como los presentes empezaban a bailar como lo hacían también en algún lugar del Nuevo Continente.

Ruffnut la sacó a bailar, mientras que Finn bailaba con Camicazi subida en su regazo. Tuffnut se había atrevido a soltar sus mejores pasos de baile con Heather, quien estaba sorprendida en el buen sentido de la palabra. Las demás solo esperaban que Tuffnut no fuese golpeado por Dagur, el hermano mayor de su amiga.

Dagur por el contrario, parecía muy distraído bailando con una muchacha rubia. La gente llegaba a considerar que estaba un poco loco, y durante unas semanas, se había jurado fan número uno de Hiccup Haddock, aun cuando Hiccup solo tenía dieciséis.

Mientras Ruff le daba vueltas, Astrid estaba maravillada con el espectáculo que daba el joven, Hiccup parecía divertirse mucho más que todos. Incluso se permitia soltar algunos pasos de baile. Reía y a veces incitaba al público a bailar, estando el mismo sobre la pequeña tarima. Ruffnut y ella bailaban como podían, no era como que ellas fueran muy buenas o como si ambas bailarán esas canciones todo los fines de semana. Heather, al ser muchacha de sociedad, se movía de forma más elegante junto a Tuffnut.

--¡No veo sus manos en alto, Berk!-- los animó Hiccup, en pleno entusiasmo, riendo. Siguió tocando un rato, hasta que la pieza terminó.

Hiccup, como siempre que terminaba una presentación, hizo una reverencia mientras el público se disolvia en aplausos. Astrid aplaudió modestamente, controlando su entusiasmo.

Por una fracción de segundo el joven pareció detener su mirada en ella, cosa que provocó que su estómago cayera hasta sus pies. Al principio ella creyó que solo miraba a un punto cerca de donde estaba, pero luego vio una tímida sonrisa en el rostro del castaño, haciendo que su estómago llegará al césped y la sangre su rostro.

¿Sus ojos verdes siempre brillaban así?

Hiccup ensancho su sonrisa, Astrid sentía que le picaba toda la cara y que está empezaba a inflamarse, incluso ya podía sentir el mismo bochorno en su cuello. El violinista se acercó a la orquesta, les dio unas indicaciones y luego volvió al frente.

--Hey, ¿como la están pasando?-- La forma en la que Hiccup le hablaba al público era extraña. Sonaba tímido, pero extrovertido al mismo tiempo; el nunca sonaba incómodo.

La muchedumbre le respondió con algunos gritos y aplausos. Hiccup pareció ponerse mucho más tímido, uno nunca se acostumbra a la fama, y puede que para él fuese verdad.

--No lo he dicho antes-- habló, con voz serena, su voz casi se ahoga con los gritos de unas chicas al fondo.-- Pero, mi padrino Gobber, mi madre y yo organizamos este pequeño concierto porque quería darle el honor a mi ciudad natal de escuchar primero que nadie mi nueva canción.-- Otra ovación, la gente se veía entusiasmada, feliz y orgullosa. La señora Valka sostenía a Holgan en su regazo, escuchando dicho discurso-- Es muy especial para mi, porque...-- se interrumpió riendo-- La escribí pensando en alguien, que conocí hace tiempo y que he vuelto a ver en cuanto regrese a Berk-- Nuevamente las chicas se volvieron locas. Astrid se volvió, sintiendo dos punzadas en su corazon: la primera, de celos, y la otra, de dolor. Era algo obvio, ¿no? Hiccup ya debía tener una novia-- De verdad espero que a ella le guste, y tambien a ustedes...-- Hizo una seña hacia la orquesta-- Esto es "Jealous".-- anuncio, y empezó a tocar.

La melodía sonaba bastante alegre, mucho, rayando lo adorable. Tenia tonos graves y Hiccup se divertía jugando con las notas; la suave tonada parecía perfecta en un día soleado, en medio de un parque. Casi casi te podías imaginar la escena. Astrid advirtió que ahora, esa canción le gustaba más que las otras.

Hasta daban ganas de bailar en las partes rápidas, y luego balancearse de un lado otro durante las notas largas o las partes lentas. El violinista bajo su violín una vez se hubo terminado la introducción, para cantar.

Su voz era grave y al mismo tiempo aguda. Cargada de ternura.

I'm jealous of the sun who shines upon

Because, it shines upon the one I love

Sonrió después de entonar aquella frase, como si hubiese hecho una confesión real. Aquello derrito el corazón a mas de una.

Astrid solo apartó la mirada.

I'm jealous of the birdies in the trees

They always sing the sweeter melodies...

I'm jealous of the pretty flowers too

Because they always get a kiss from you

I'm jealous of your painting on the shelf...

¡Oohh!

And I even, getting jealous of myself.

Pareció disimular una risa para si mismo dicho aquello, procedió a volver a tocar el violín, haciendo su propio solo, usando los mismos ritmos rapidos, luego lentos, rápidos de nuevo, graves, agudos... La orquesta le seguia hábilmente.

En determinada parte, la canción sonaba tan peculiar que con algo de imaginación, podía ser la melodía de fondo para el vuelo de una mosca. Increíble.

A veces, a hurtadillas, el castaño miraba en dirección hacia la rubia, dedicándole cada nota, al pendiente de que a ella le gustara...

El solo debía acabar, era el tiempo de la trompeta, quien le seguía el ritmo. A pesar de esto, Hiccup seguía tocando en la canción, usando el violín como una guitarra diminuta, asimilando el sonido de un ukele. Se balanceaba de un lado a otro, alegre. La gente también empezaba a hacerlo, solos o con sus parejas.

Aplausos que tambien marcaban el ritmo eran otra de las cosas que caracterizaban la primera canción que Hiccup le había compuesto a Astrid sin que ella lo supiera.

Cuando dejo de tocar la trompeta, el instrumentista dejo que un saxofón hiciera un solo. El violinista solo se la pasaba paseándose por la tarima, divertido.

--¡Te mira mientras canta!-- observó Heather, acercándose a ellas. Tuffnut iba detrás, con aire ausente y ojos de carnero degollado.

--No es cierto.--Negó Astrid, con un tono de voz elevado. Casi sonó como un chillido y ella lo lamentó.

--¡Es obvio que la canción es para ti!-- exclamó Ruffnut con actitud soñadora.

--No, no es...

--¡Qué romántico!-- chillaron ambas.

Yeah!

I'm jealous of the pretty flowers too

Hiccup se giró hacia ellas. Las chicas chillaron por lo bajo.

Because they always get a kiss from you...

From you!

I'm jealous of your painting on the shelf

Oh, ohhh!

Sonrió, no sin antes dirigir una mirada significativa con una mano en el corazón, hacia la dirección donde se encontraba Astrid.

And I even, getting jealous of myself.

Le giño un ojo, mientras colocaba el violin nuevamente en su menton, para despues cerrar los ojos con fuerza, dispuesto a terminar la canción con un ritmo singular. Sonrió orgulloso y dio una reverencia al terminar, en dirección a Astrid. Más de uno se giró hacía ella, para verificar lo que habían visto.

Hookan Haddock estaba, al parecer, enamorado de la sobrina de Finn Hofferson, dueño del Den Store Salen...

--Tal vez si sea para Astrid-- señaló Tuffnut, mirándola con atencion.

El aire se volvió tenso y ligero a la vez para ella. Podía sentirse en el mismo infierno, pero en las nubes; sentía como unos cuantos la miraban, para que después no importaran en lo más mínimo. Sólo importaba la de él.

Hacer que se sintiera así, sin avisar, había sido una declaración de guerra. De paz. De ambas.

El violinista no la iba a tener fácil, si eso era lo que creía. No, señor.

Y de eso ella se iba a encargar.

Den Store Salen-- El Gran Salón

Tannalaus-- Chimuelo/ Toothless en islandés

Hookan-- Significa "el útil", es el nombre de este Hiccup.

Smed-- Del noruego, "herrero"

Verge-- Guardián. Apellido de soltera de Valka.

Holger-- Nombre de hermano menor de Hiccup (El del libro xD) Significa "jefe de la isla"