Craig era un joven y respetado, trabajando en la firma de abogados más importante de Nueva York, su carrera estaba en ascenso y pensaba pedirle matrimonio muy pronto a su novio. ¿Quién pensó en el amor de su vida, nada podría arruinar su felicidad ... hasta ese trágico día.
Ese día llego temprano al departamento que compartía con su novio, Thomas también estaba en su trabajo, así que contaría con el tiempo suficiente para preparar una cena romántica para los dos, y finalmente respondería la pregunta de cómo cambiarían sus vidas; Craig siempre ha tenido un hombre simple, así que la idea de llevarle matrimonio a su pareja en la comodidad de su hogar, en la que había pasado muchos momentos felices, le había sido una excelente idea. Mirándolo en retrospectiva tal vez debió reservar una cita en un lujoso restaurante como todo el mundo.
Había salido de su trabajo con una gran sonrisa en el rostro, lo que era muy raro en él, pensando en que nada podía arruinar ese día.
Hasta que encontró a su novio con otro hombre en su cama, de todos los posibles escenarios que había imaginado para ese día jamás espero algo así, se quedó en estado de shock parado en la puerta observando, con el aire atrapado en sus pulmones y un terrible dolor en el pecho; solo pudo quedarse ahí mirando a su supuesto amor verdadero ser tomado por otro hombre sin poder hacer algo para detenerlos.
Todo su cuerpo temblaba, cayó de rodillas derrotado pero al menos se habían detenido gracias al ruido pero para ellos su sufrimiento aun no era suficiente, ambos se tomaron su tiempo para vestirse sin un rastro de culpa en sus rostros o algún sentimiento por ser atrapados. El hombre salió de la habitación pero Thomas se quedó parado frente a él observándolo con una sonrisa en su rostro como si su dolor le causara algún tipo de gracia, tenía un enorme nudo en la garganta que le dificultaba respirar y le impedía hablar, lo miro directo a los ojos, esos ojos que había amado tanto pero ahora le parecían fríos.
—Seguro te estas preguntando porque lo hice y supongo que al menos te debo eso — se agacho hasta estar a su altura sin perder esa sonrisa que comenzaba a helarle la sangre— sólo me interesaba tu dinero Craig ¿en serio pensaste que te amaba?, eres tan patético y eso sólo me hizo las cosas más fáciles... lamentablemente tuviste que llegar temprano hoy... adiós Craig.
Y así fue como Thomas salió de su vida destrozándolo completamente y dejándolo sumido en una gran depresión, no podía ni acercarse a la habitación a después de lo que paso así que se la paso tirado en su sofá sin comer ni dormir, por suerte no tuvo que enfrentar el dolor solo.
Clyde y Token habían sido sus mejores amigos desde que eran niños y los tres habían decidido seguir juntos hasta ser unos ancianos, así fue como los tres terminaron trabajando para el padre de Token como los mejores abogados que pudiera haber y cuando no se presentó a trabajar en días sus amigos supieron que algo había pasado, le costó mucho pero logro seguir con su vida gracias a sus amigos y a la ayuda de su familia; Craig quería mucho a sus amigos pero a veces era algo difícil soportarlos como en ese momento con Clyde insistiendo para lo que sabía era una pésima idea.
— Por favor Craaaaaaiig, sabes que no puedo pedírselo a Token o Nichole nos despellejará vivos si se entera.
— Yo tampoco estaría muy feliz si supiera que mi prometido fue a un club de stripers.
— Y es por eso que te lo pido a ti que eres mi mejor amigo que nunca me deja solo cuando lo necesito.
— Es lindo saber que pensaste en mí como primera opción pero la respuesta es no, no tirare mi dinero en algo tan bobo solo para que puedas divertirte
—No será una pérdida de dinero ¡lo juro!, escuche que es el mejor lugar de la ciudad con omegas realmente hermosos y no dejan entrar a cualquiera
Craig suspiro por millonésima vez para ver fijamente a su amigo que en ese momento estaba de rodillas observándolo con sus ojos de cachorro suplicante, algo dentro de él le gritaba que era una terrible idea.
Y así fue como término en ese lugar, Clyde era un idiota que siempre lo metía en problemas pero tenía que admitir que el lugar se veía muy lujoso y los omega eran muy hermosos, no había mucha gente como lo habría en un club normal y por las ropas y el aroma de los demás clientes podía decir que todos eran alfas adinerados, el DJ anuncio a la joya de ese lugar y de pronto algunos alfas comenzaron a arremolinarse alrededor del escenario buscando estar lo más cerca.
Las luces del escenario se apagaron un momento para después volverse a encender, revelando a los bailarines por los que todos parecían volverse locos, un par de omegas rubias realmente hermosos.
La chica era realmente guapa, no lo negaría, pero él chico había robado toda su atención. Su cabello rubio alborotado que parecía realmente suave al tacto, cuerpo delgado y piel blanca del tipo que sería realmente fácil dejar marcas de mordidas y besos, labios carnosos cubiertos con lápiz labial rojo que daban ganas de probar; pero nada se comparaba con esos enormes y brillantes ojos.
Vestía un short realmente corto que se pegaba bien a su trasero con tirantes que se pegaban a su pecho y un moño en el cuello dándole un pequeño aire de ternura. Sus movimientos eran realmente sensuales y atrapantes, sus ojos no se despegaron de él ni un momento y en un punto sus miradas se encontraron, el chico le regalo un pequeña sonrisa e inmediatamente sintió su rostro arder, mas no desviaron sus miradas.
Su mirada lo invitaba a pecar con él, probar el fruto prohibido que era, pero sabía que si lo hacía no le bastaría con una sola vez.
Pronto su show acabo y los bailarines desaparecieron tras la cortina, el rubio le guiño el ojo y le lanzo un beso, su corazón latía rápidamente contra su pecho y supo que tenía que hacer a ese chico suyo. Para su buena suerte Clyde le dijo que había solicitado un baile privado con esas "bellezas", como las había llamado él, ser uno de los mejores en la firma de abogados más importante de todo New York les permitía darse ese pequeño lujo.
Los llevaron a una habitación que tenía un pequeño escenario en medio rodeado por grandes sofás rojos con detalles negros y dorados, pudo ver dos puertas a cada lado de la habitación y supuso que eran cuartos en caso de que quisieran privacidad, ese lugar sí que se preocupaba de las necesidades de los clientes. Las rubias no tardaron mucho en llagar y pronto se encontraron sentadas en sus piernas besándolos apasionadamente.
Parecía que al igual que él, Clyde había tenido una "conexión" pero en su caso con la chica quien tomo a Clyde de la mano guiándolo a una de las habitaciones para poder tener privacidad. Poco le importo lo que hiciera su amigo en ese momento, tal como imaginaba los besos del chico sabían al paraíso y su piel y cabello eran realmente suaves, de cerca pudo notar que sus ojos eran verdes en el centro y comenzaban a tomar un tono de azul claro al rededor; nunca había visto unos ojos iguales y realmente le encanto.
— Parece que tu amigo no pierde el tiempo.
Maldita sea, incluso su voz era suave, un poco aguda pero aun así le hizo sentir escalofríos cuándo la escucho. Para su mala suerte parecía que la puerta que los separaban soló era para impedir las miradas indiscretas, porque podía escuchar perfectamente los gemidos que salían de la habitación, toda esa situación situación era demasiado para él.
—Nosotros también podemos divertirnos juntos, solo tengo que saber si estás dispuesto a pagar por ello,
Ya no podía resistirlo más, pagaría lo que sea con tal de hacer a ese chico suyo y dejar marcas en esa blanca y tersa piel, al final había caído en la tentación y termino probando ese fruto prohibido.
Había caído en su trampa.
Un día decidí leer mi historia y me di cuenta de que estaba llena de errores así que termine borrando la y decidí publicarla otra vez, al final cambie barias cosas de la historia y me di cuenta de que al subirlo a Fanfiction toda la historia se hacia un desastre sin coherencia, asi que estare resubiendo los capitulos corregidos.
Nos leemos luego.
