Era un día bastante frío en Rusia, los copos de nieve se deslizaban por las desoladas calles de San Peterburgo.

Un adolescente de cabellos rubios corría con apuro y rapidez; paró para tomar un respiro, luego de recuperar algo de oxígeno miró la hora de su reloj, 12:20.

Mierda.

Esperaba que el vuelo de su mejor amigo se retrasará, no quería que Otabek tuviera que esperar por él, especialmente con el clima que hacía ese día.

Yuri suspiró para luego seguir corriendo, hasta llegar al aeropuerto, sacó su celular para revisarlo, por suerte solo tenía un mensaje de su abuelo, quién le avisaba que ya estaba de camino al aeropuerto y él sería quien los llevará al departamento del ruso menor.

Guardo su celular, para luego buscar con la mirada al kasajo, después de media hora de merodear por el aeropuerto se encontró con Otabek, apoyado en el ventanal detrás de si, suspiro de nuevo acercándose a su amigo.

Se colocó justo al lado de Ota, apoyado en el ventanal, carraspea un poco antes de que el kasajo se percatara de su presencia.

—yo!—dijo Yuri levantando su mano con una sonrisa ladina, Otabek se quedó congelado unos segundos antes de asentir con la cabeza algo nervioso,—que estás esperando?, Vamos! mi abuelo nos espera afuera—mencionó Yuri mirando la ventana del aeropuerto; los copos de nieve se habían detenido, dándole pasó a la lluvia torrencial.

Otabek simplemente levanta el pulgar para luego tomar sus maletas y seguir los pasos del arisco gato hasta la camioneta del abuelo de Yuri, quien los esperaba dentro; Otabek se subió al automóvil sentándose en la parte trasera junto a su rubio amigo.

—Otabek!, Es un placer tenerte en rusia, Yura me ha hablado mucho de ti—dice el anciano con voz calmada y cansada, Otabek mira de reojos a Yuri, notando sus mejillas sonrojadas.

—abuelo!—chilla Yuri haciendo un puchero adorable, su abuelo se ríe divertido, para luego encender el motor de la camioneta.

En todo el camino Otabek mira el paisaje de Rusia, el crudo invierno se refleja en la lluvia cayendo con estrépito, Beka siente sus manos, brazos y piernas temblar bajo el gran abrigo beige que lleva, a pesar de la calefacción de la camioneta se puede sentir el horrible frío calar los huesos.

Mira a Yuri de nuevo quién le sonríe un poquito, Beka también le sonríe un poquito, a pesar de que Otabek Altin odia el frío, podría estar en medio de una tormenta solo para ver el rostro feliz de Yuri.

—te gustará el departamento Beka, es un poco más cálido y tiene Wi-Fi, además el sofá es muy cómodo, quería uno de color negro, pero solo encontré Borgoña—dice animado Yuri acercando lentamente su mano a la de Otabek la cual tiembla, con suma lentitud acaricia los dedos del contrarió, Beka se queda sin aliento por un momento, olvidando como respirar al sentir los cálidos dedos de Yura acariciar su mano con delicadeza; Otabek intenta apartar su mano antes de que el rubio se de cuenta de que sus dedos tiemblan más de lo normal o que su respiración se cortó, pero antes de que haga algo Yuri ya tiene sus dedos entrelazados.

Otabek suspira con nerviosismo, mira al rubio de reojo, las mejillas del menor estan rojas, pero con una expresión sería y los ojos esmeralda mirándolo intenso. Oh mierda.

Beka no sabe cuánto va a poder aguantar, siente que en cualquier momento va a desmayarse o algo, sus mejillas se tiñen de rojo al sentir el apretón en su mano, luego los dedos de Yura acariciando la palma de su mano. El rubio está siendo cruel, sabe lo que provoca en Otabek y se está burlando de él, o eso piensa el mayor.

—me encantaría verlo—dijo titubeante Otabek luego de un momento, por suerte o desgracia llegaron al apartamento que desde ahora compartirían Otabek y Yuri, al menos por una temporada. Aunque claro, Yuri se asegurará de que se queden allí toda su vida.

Los tres salen de la camioneta verde, Otabek y Yuri llevan las maletas dentro, mientras que el abuelo lleva una pequeña bolsa beige con pirotsky para que coman.

El departamento queda en el tercer piso, por suerte hay un ascensor bastante grande por el cual subir, lo malo: Otabek Altin odia los ascensores, lo hacen sentir nervioso e inseguro, siente como sus manos comienzan a sudar frío cuando el sonido del ascensor anuncia que está bajando. Joder.

Mira a Yuri para que esté le comprenda o lo ayude, o lo que apoye, o lo que sea; pero el menor le sonríe algo burlón, Yuri lo sabe, es malvado, un chico manipulador y malvado que está acostumbrado a que todo le salga bien o intentarlo hasta que salga bien. Yuri era así, decidido, pero mimado, arisco, astuto, una mala combinación porque solo lo hacía más perfecto.

Las puertas se abren, Yura y el abuelo suben al elevador, pero Otabek no da ni un paso hacía delante, solo se queda parado allí sintiendo el sudor frío recorrer su espalda.

—vamos Beka, que esperas?—cuestiona burlón Yuri con una sonrisa maligna y un plan malvado en su cabecita, Otabek camina estoico, con nerviosismo, el rubio presiona el tercer piso, el elevador comienza a subir y Otabek se siente mareado, Yuri le toma del brazo para que se acerque a él.

El rubio lo abraza con brazos fuertes, su maravilloso aroma llega a las fosas nasales de Otabek, mareandolo, el calor del otro lo arrulla como a un bebé, tiene ganas de quedarse allí por siempre, con esos brazos rodeándole, con manos temblorosas le devuelvo el abrazo y Yuri sonríe satisfacción e feliz, su plan funcionó mejor de lo que esperaba!.

—le tiene miedo a los elevadores—comenta Yuri a su abuelo quién los mira interrogando a su nieto con la mirada, pero luego simplemente asiente.

El ascensor se abre luego de unos segundos, segundos que aprovecho mucho Yuri, cuando tuvieron que separarse fue un verdadero tormento para el rubio, ¿Quizás debería mentir y decirles que se había echado a perder el elevador?, Quizas debió pensar en eso antes de que las puertas se abrieran.

El abuelo de Yura comenzó a toser bastante feo, Yuri lo miró con preocupación, con amabilidad el rubio decidió llevar a su abuelo a la camioneta, para que se fuera a su casa y pudiera descansar.

Al final se separaron y Otabek tuvo que entrar al apartamento B14 sólo, cuando entró Ota quedó bastante impresionado, la sala se componía de un largo sillón borgoña, un televisor bastante grande, una mesa de centro pequeña, abajo de ella una alfombra de color amarillo con un bonito dibujo de oso en el medio; el comedor de una mesa de madera con bonitos detalles en las patas, las sillas estaban forradas de piel borgoña; la cocina—la cual estaba a la derecha, tenía una bonita lámpara colgante de vidrio, un horno eléctrico, un lavavajillas, un refrigerador nuevo de color plata con un pin de gato.

Casi todo el departamento era de cerámica, pero las habitación (dos) eran alfombradas, una era de color azul, mientras que la otra era de color verde turquesa.

—esta será tu habitación, espero que te guste, estuve mucho tiempo pensando en cual sería el color de tu habitación—dice Yuri apareciendo detrás de Otabek con una sonrisa apuntando a la habitación pintada de azul, Otabek asiente.

—el azul es mi favorito—menciona Beka muy feliz por dentro, el apartamento le encantó, todo le que veía lo dejaba facinado.

—lo se—dice Yuri encogiéndose de hombro,—quieres que comamos los pirotsky de mi abuelo y luego nos demos un baño?—cuestiona Yuri tomando las manos de Otabek guiándolo de nuevo al pasillo donde el abuelo del menor les había dejado la comida en la mesita.

Ambos se sentaron en el sofá borgoña y comenzaron a comer.

—se que rusia es muy fría, pero es un lindo país, tienes que ver las fuentes en la plaza, en las noches se iluminación como árboles de navidad—dice Yuri con una sonrisa echándose un pedazo de comida a la boca, Otabek lo imita asintiendo despacio, la verdad la idea de salir a la calle de noche, con el frío que hace no le parece muy atractivo a Ota, pero claro: por Yuri haría lo que fuera.

—mmm.. claro, lo que digas Yura—susurra Otabek, comiendo otro pedazo de pirotsky.

Luego de comer llega la hora del baño, Otabek toma una toalla de du maleta y su pijama, el cual consiste de una remera blanca e pantalón negro; el kasajo entra al baño de la derecha, mientras que Yuri al de la izquierda.

Ambos terminan considerablemente rápido, el frío comienza a hacerse cada vez peor, la noche se hace presente en el cielo, las estrellas no se ven tan bien, Ya que las nubes la tapan, Ota abre un poco la cortina de la sala viendo el panorama.

—es un día bastante feo—murmura Beka. Detrás de él aparece Yuri como un gato silencioso se acerca con cautela, mirando su presa con ojos brillantes.

Cuando está cerca pasa sus brazos por los costados de Otabek respirando su aroma varonil, apoya su cabeza en la espalda del muchacho. Joder, puede escuchar el corazón alterado de Otabek en su oído, su respiración agitada, lo iba a volver loco, tomó una bocanada de aire.

—Y..Yura?—cuestiona Otabek intentando moverse, pero solo logra que Yuri lo apreté más, suspirando.