Disclaimer: Las parejas oficiales nunca debieron ser, así que nosotros atentamos contra lo establecido en los últimos dos libros, porque un amor como este vivirá en el corazón de todos nosotros: hoy, mañana y siempre. Los personajes le pertenecen a Jk Rowling.
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THE PERFECT GENTLEMAN
By
The Darkness Princess & Lady Muerte
Para ustedes que nos miran desde el cielo.
Siempre estarán en nuestros corazones.
D.B.M.F.
*º*º*º
Los estragos de una guerra.
Era un sábado frío y blanco de diciembre en la mansión Black, la guerra había terminado, pero eso no quería decir que todo fuera felicidad y paz para la población del mundo mágico y mucho menos para los involucrados en aquella horrible batalla.
Y eso era algo que sabía muy bien Harry, sus últimos años habían sido tan duros y difíciles que incluso respirar podía llegar a doler, para él aún la guerra no había acabado del todo, era un hecho que lo iba a marcar de por vida, pudo haber derrotado al Señor Oscuro, pero eso no cambiaba todo lo que había vivido y dejado de vivir.
A pesar de que el líder de los mortifagos había caído, muchos se rehusaban a vivir en una sociedad con impuros. Aún sus ideas retrogradas y racistas estaban muy arraigadas en cierta parte de la población; aún esporádicamente se daban algunos ataques, que el Ministerio controlaba con ayuda de los aurores.
La Orden del Fénix había vuelto a laborar desde las sombras, aún no se disolvía pero seguramente ocurriría pronto, sus reuniones eran cada vez más esporádicas. Todos confiaban en que la situación mejoraría con el paso del tiempo aunado a las medidas que estaba implementando el nuevo ministro: Kingsley Shacklebolt.
*º*º*º
Harry se encontraba realizando un ensayo sobre las artes oscuras, sin mucho ánimo por terminarlo, pero tenía que hacerlo. A su lado estaba el despistado Ronald Weasley, también tratando de escribir su trabajo.
—¿En serio no piensas ir al Baile? —cuestionó rompiendo el silencio, ya que llevaba días tratando de convencerlo y animarlo a ir. Después de todo estaba preocupado por él, no era el mismo desde los últimos acontecimientos, pero en parte lo comprendía ya que, ¿a quién no le marcaría una guerra?
—Ron no me interesa —replicó cansino, acomodándose sus lentes con el dedo índice.
—Pero Harry, vamos… puede ser divertido, además necesitamos distraernos de la Academia, la presión es mucha —insistió mientras comía una barra de chocolate.
—Es lógico, ¿qué esperabas? Y de cualquier forma no tengo a nadie con quien ir —repuso sin ver a los ojos a su amigo; a pesar del tiempo que había pasado él aún pensaba en su hermana y no sabía cómo decírselo, ni tampoco como acercarse e nuevo a ella.
—Vamos, eso no es pretexto, muchas chicas te han pedido que las acompañes —aclaró con una mueca pícara que le hizo recordar a los gemelos.
—Sí y ninguna que me interese.
—¿En serio? Algunas son lindas… bueno, excepto esa que casi te pega —alegó divertido.
—Ron —pidió Harry, mirándolo por primera vez.
—¿Qué? fue divertido… debes admitirlo —recalcó con una gran sonrisa—, aún puedes pedírselo a alguien, estoy seguro que no te dirán que no —comentó presionándolo, dándole una palmadita en la espalda.
—¿De qué hablan? —interrogó el recién llegado, ambos voltearon hacia la puerta, encontrándose con la figura del Merodeador.
—¿Qué tal, Sirius? —saludó el pecoso Weasley, mientras Harry le dirigía un gesto que podría interpretarse como una sonrisa opaca y seca.
—Bien, largo día—resopló—. Acabamos de detener un ataque de los que se resisten a entender que la era de Voldemort ha acabado.
—¿Hubo heridos? —cuestionó Harry, preocupado.
—No, afortunadamente llegamos a tiempo —explicó brindándole una sonrisa pacificadora—, pero díganme, ¿de qué hablaban? —indagó curioso.
—Pues del Baile que se va a dar la Universidad, ya sabes la Academia va a ser la sede para tal evento.
—Ya veo, ¿y ya tienen parejas? —incurrió con una sonrisa pícara, mientras se servía una copa de whiskey.
—Yo ya —dijo orgullo Ronald—, pero Harry no —agregó, haciendo que Sirius, mirara al aludido con reprobación.
—¿Qué? ¿Cómo es posible? Incluso Ron tiene pareja y tú no —acusó, enarcando su ceja.
—Ron tiene pareja sólo porque los gemelos lo ayudaron, porque si fuera por él… —No alcanzó a terminar su frase cuando él lo interrumpió.
—Eso no es verdad.
—¿A qué se refiere?
—Eh… bueno… es que yo —tartamudeó, un leve sonrojo se adueñó de sus mejillas.
—Es que él no tenía pareja y un día fue Luna a Sortilegios con Ginny….
—Harry… cállate —espetó apenado.
—…los gemelos le preguntaron a Luna, si quería acompañar a su hermano al Baile —agregó, mirando divertido a su amigo.
—Ya entiendo, pero ¿a ti te gusta Luna, Ron? —preguntó Sirius, analizando al chico.
—¡Nooooo! Digo… es que el punto no es ese, estábamos en que Harry no quiere ir —alegó tratando de desviar la atención de él.
—¿Por qué no quieres ir —escudriñó Black, bebiendo un trago de su copa y sentándose en un sillón.
—No es que… sólo no quiero ir —respondió sin querer decir más—. Voy por un libro, lo debe tener Hermione —anunció, levantándose rápidamente.
—Espera Harry, ¿acaso no te gusta nadie? ¡Yo podría darte algunos consejos!
—No es necesario, porque no voy a ir a ese Baile —aseveró adusto, para después dirigirse a la salida.
—¡Harry no huyas! —gritó Ronald.
Potter salió resoplando, no quería seguir con ese tema, sabía que nada bueno saldría.
«Sólo es un tonto Baile. Además ¿cómo les digo que no quiero invitar a nadie?... y no es porque no piense en alguien, pero yo no quiero involucrar a nadie conmigo y más cuando aún siguen dándose los ataques, ya expuse demasiado la vida de mis amigos y casi no la contamos… ¿y cómo les digo que aún sigo interesado en Ginny?, pero no quiero arriesgarla, por otra parte he evitado estar cerca de ella, han pasado casi seis meses desde todo esto y no he hablado con ella sobre nosotros, no se si siga interesada en mi.»
Llegó a la habitación de su amiga, la cual vivía ahí porque era cercano a la Universidad, además de que ella tenía una especial razón para haber aceptado quedarse.
*º*º*º
Hermione se encontraba en su cama con un libro, pero a pesar de leer el párrafo tres veces, no lograba concentrarse, estaba demasiado preocupada por su amigo. Bajó el libro y simplemente echó su cabeza hacia atrás, recargándola en la cabecera de madera labrada, sus ojos dieron con el intricado adorno del techo.
«Es verdad que han pasado varios meses desde la muerte de Voldemort, pero Harry parece ausente desde entonces… y más callado de lo común, eso me duele porque yo quiero que él sea feliz y la verdad es que no lo es, sé que él ha salido adelante por nosotros, por todos los que estamos a su lado, principalmente por Sirius, él es un gran apoyo.»
Suspiró lastimosamente, pasó las manos por su rostro tratando de calmar el tren de sus pensamientos, pero fue inútil.
«Yo se que él siente algo por Ginny, una de mis mejores amigas y me siento fatal por no poder confesarle que yo también estoy enamorada del él, pero ¿cómo hacerlo? Por otra parte, él no ha mostrado tener atracción por otra persona, aunque no lo diga él sigue pensando en ella, y no voy a hacerme la tonta, creyendo que no me duele, me duele y mucho.»
Sus ojos escocían y su corazón se estrujaba, ¿cuántas veces los había visto juntos? Había perdido la cuenta y después todo había tenido que detenerse por la batalla, pero eso no quería decir que hubiese terminado. ¿Acaso nunca habría una oportunidad para ella?
«Tengo miedo de confesárselo, las cosas para mi se han complicado más desde que me mude a vivir aquí para asistir a la escuela, es tan difícil tenerlo tan cerca y a la vez tan lejos. Esto no puede seguir así, no puedo seguir callando este sentimiento, cada vez que estoy cerca de él siento unas enormes ganas de lanzarme a sus brazos y confesarle todo, probar sus labios, sentir su calor, su protección… no como su amiga sino como algo más.»
—¿Qué puedo hacer?
En ese momento un sonido en su puerta la sacó de sus cavilaciones.
—Adelante —mencionó, tomando un respiro. No deseaba que la vieran así de sentimental, dejándose llevar por sus divagaciones que no tenían sentido, pues la realidad la superaba por mucho, quizás un día todo cambiara.
La puerta se abrió dando paso a la figura de su amigo, por un momento sintió que el aliento le faltaba y un vacío crecía en la base de su estómago, provocándole múltiples sensaciones, como si una snitch anduviera revoloteando dentro de ella.
—Harry —musitó suavemente.
—Siento interrumpir tu lectura —comentó clavando su vista en ella, notando que estaba en pijama aún, la cual era una sudadera que la protegía del frío y un pequeño short, que dejaba ver sus hermosas piernas, las cuales no pudo evitar mirar por más que un par de segundos.
—Tú nunca interrumpes —mencionó con una diminuta sonrisa.
—Bueno… yo… ¿tienes el libro de DCAO, el qué nos prestó Remus? —cuestionó clavando su mirada en las pupilas chocolate de Hermione, mientras aspiraba el delicioso aroma que vagaba en el cuarto, que no era más que el de su perfume de manzanas y vainilla.
—Eh sí, debe estar por aquí. —Se levantó dejando a un lado el libro que sostenía, mientras Harry se giraba a ver la chimenea, el fuego comenzaba a apagarse, se acercó y tomó unos cuantos troncos de madera que estaban apilados a un lado, aventándolos dentro y con el atizador los acomodó, para que las brasas crecieran.
Hermione buscaba por todo el escritorio el libro, pero entre tantos textos no lo podía localizar, hasta que lo encontró, lo tomó y se giró para ver a su amigo, observándolo junto a la chimenea, iluminado por las pequeñas llamas. Lucía tan atractivo a sus ojos y también tan lejano, como si no se encontrara ahí, sólo Merlín sabía en qué lugar o con quién estaban sus pensamientos.
—No es necesario que hagas eso.
—Claro que sí, no quiero que te resfríes —aseveró, dándole a entender que su ropa no era la apropiada, mientras ella se apenaba y un ligero rubor aparecía en sus pálidas mejillas dándoles color. No podía creer que él se fijara en eso, hasta hace un momento creía que estaba en otro planeta.
—Es que no tenía frío, pero gracias —respondió con una tibia sonrisa, dándole el libro.
—Que bueno que lo encontraste, por lo que veo tu ya acabaste con la tarea —expresó sabiendo como era su amiga dedicada.
—Sí —respondió escuetamente acercándose un poco más a él—. Harry, sabes que puedes confiar en mi, ¿cierto?
—Sí, lo sé, pero ¿por qué lo dices? —inquirió extrañado, aunque se imaginaba a que venía eso, iba a tratar de animarlo como todos los demás, esperaba que no le dijera lo del Baile y su escasa vida social también.
—Sólo no lo olvides, yo estoy a tu lado —agregó un poco nerviosa, mordiendo inconscientemente su labio inferior.
—Claro. —Salió de la habitación dejándola llena de ansiedades y totalmente preocupada.
*º*º*º
Harry caminó a su habitación con la mente echa un nudo, al entrar en ella, se dejó caer en su suave cama, siendo recibido por los cojines.
—¿Qué me pasa? ¿Por qué me siento así? ¿Acaso no hice lo que estaba bien? Pero ¿desde cuándo matar esta bien?... ¿de verdad lo justifica una simple profecía, una maldad extrema? ¿Matar al que una vez fue humano, alguien como yo? Alguien que se equivoco como cualquiera puede equivocarse, no es eso lo que te hace humano… ¿por qué no puedo quitarme de la mente su imagen, su voz, sus gestos ¿no me he vuelto yo igual que él? ¿Un asesino? ¿Alguien qué le produce dolor a la gente que lo rodea? ¿Cuántos han sufrido por mí, aún más cuántos han perecido por mi?
Golpeó el colchón una y otra vez, buscando sacarse eso que lo asfixiaba.
—¡Ah esto es una estupidez! Nada me hace sentir normal… en las calles, me miran con admiración, con una admiración que no merezco, yo no hice todo lo que hice por eso, por fama, por reconocimiento, por mi eso se puede ir al demonio, pero ahora, ¿por qué no logro estar bien?, ¿por qué no puedo hablar con mis amigos como antes?
Se giró pasando su mano con frustración por su despeinada melena, sintiendo una impotencia, que no podía controlar.
—¡Por los Fundadores! ¿Por qué no puedo hablar con Ginny? ¿Acaso no es lo que quiero? ¿Acaso eso ha cambiado o sólo es mi tremenda estupidez por lo que no me le acerco? Nuestra relación resulto demasiado dañada, es lógico que las cosas hayan cambiado. ¡Soy un idiota! —soltó exasperado.
—Estoy preocupando a mis amigos y a Sirius en vano, pero si no fuera por ellos, no se que sería de mi, sin ellos yo no podría siquiera vivir… pero no puedo perdonarme todo el dolor, la heridas, las horas de angustia que les he causado, esa batalla no solo acabo con Voldemort sino con una parte de mi… más que llevar cicatrices en el cuerpo, llevo una marca más profunda dentro de mi.
Se quitó sus lentes, cerró sus ojos para descansarlos, desde la batalla, no había logrado dormir del todo bien, aún podía recordar como si lo volviera a vivir esa temeraria guerra. Lo único mantenía como un buen recuerdo era el rostro de su madre y su padre, cuando los pudo ver gracias al anillo con la piedra de la resurrección.
Se giró quedando bocabajo, una diminuta sonrisa se apoderó de él, una sonrisa sincera, como pocas tenía al día, producida por sentir en su nariz el aroma penetrado del perfume de Hermione. La imagen de su amiga en pijama se formó en su mente, alterándolo.
—¡Por Merlín! ¿Por qué vi sus piernas así? —Se reprochó, abriendo sus ojos y levantándose de golpe, mientras se colocaba sus lentes—. Es una gran amiga, como ninguna otra, ha estado conmigo en innumerables ocasiones y en todas las que más he necesitado a alguien a mi lado, ella nunca me ha abandonado, a pesar de las adversidades, de las flaquezas, del miedo, de las heridas. —Apretó sus ojos fuertemente, queriendo evitar evocar los recuerdos de todas las veces que ella había salido dañada.
En ese momento alguien abrió la puerta de su habitación rompiendo sus pensamientos y su monologo.
*º*º*º
Continuará...
