Nota del autor: Vuelvo a escribir de mi estilo, ambientado en un tiempo histórico y de genero aventura, pero con más decencia.
Esta historia está ambientada durante la época en donde el gobernador bonaerense Juan Manuel de Rosas estaba a cargo en el poder e imponía un régimen eliminando opositores, los de su bando eran los federales y sus enemigos eran los unitarios.
Luke y Jan Valentine son aquellos soldados del ejército rosista.
Tulbancain es un espía asesino integrante de la Mazorca.
Anderson es un sargento del ejército unitario.
Maxwell es un rico unitario.
Heikel y Yumiko son dos doncellas, amigas de Maxwell.
Rosas, apodado el "Restaurador de las leyes", gobernaba Buenos Aires a puño de hierro, aunque poseía facultades extraordinarias para dirigir e implantar leyes severas, relacionadas con el orden y la obediencia.
Durante su gobierno, sus soldados adoptaron un uniforme particular de color rojo y muy parecido al del gaucho, algo muy original para su estilo.
Mientras que en el fuerte, dos hermanos llamados Luke y Jan estaban en su puesto de vigilancia, mientras que otros de sus compañeros estaban descansando al aire libre o en las barracas, aunque para ellos, vigilar era algo aburrido, porque a ellos les fascinaba la acción y la adrenalina.
De repente, el sargento llamo a los soldados para que se reunieran, y les dijo:
-Atención hermanos federales, necesitamos más integrantes para la Mazorca, así podremos cazar a los salvajes unitarios, es un puesto duro ya que este trabajo puede cobrarse con la vida, necesitamos a los más valientes para poder internarse en donde moren los lomos negros.
-Nosotros somos los indicados, sargento-Dijo Jan.
-Nosotros aceptaremos ese puesto-Respondió Luke.
-Bien, se han ganado el puesto, pero debo advertirles que no trabajaran solos-Dijo el sargento.
-No se preocupe sargento, todo lo hacemos para complacer al Restaurador-Contesto Luke.
A lomo de sus caballos, se dirigieron a una casa donde se escondían los integrantes que era como la policía secreta del Restaurador.
Mientras esperaban, conocieron a un gaucho que llevaba una funda color carmesí en el brazo izquierdo, era Tulbancain y era un espía que también era un verdugo que su especialidad era degollar con su puñal:
-Muchos gusto, viva la federación-Dio el saludo.
-El gusto es nuestro, hemos venido a servir al Restaurador y acabar con esos salvajes unitarios-Respondió Jan.
-Miren muchachos, vamos a ser un equipo, ustedes irán a espiar a los unitarios y enemigos del Restaurador que estén cerca, así me darán el aviso e iré a sus casas y les cortare el cogote-Dijo Tulbancain.
-De acuerdo amigo, pero ahora estamos cansados por el viaje-Contesto Jan.
-Entonces vamos a jugar a los naipes, aquí traigo un mazo-Pronuncio mostrando las barajas.
-Bien hecho amigo-Respondió Luke.
Luego de haber jugado una partida de cartas y de reponer algo de fuerzas; aquel trio monto a sus caballos y se dirigieron al pueblo más cercano, donde la Mazorca solía espiar a aquellos que se oponían a los federales.
Los dos hermanos cabalgaban bajo el crepúsculo del día, y vio a un transeúnte que repartía volantes a los que se le cruzaban en su camino, el sujeto era sospechoso, y supieron la verdad cuando otro transeúnte tiro uno de esos papeles y lo que llegaron a leer decía: "Levantémonos contra el tirano".
Cuando vieron que entraba a su casa, dijeron:
-Ese lomo negro se opone al Restaurador.
-Sí, vayamos a avisarle a Tulbancain.
Al salir al pueblo, fueron hacia un roble donde Tulbancain tomaba mate esperando su turno, y al decirle los detalles a su amigo, se puso su sombrero, preparo su daga y se dirigió al lugar indicado, mientras los dos hermanos tomarían mate y prepararían la comida.
Durante la oscuridad de la noche, el asesino se movía bajo la oscuridad hacia la casa indicada; al llegar subió al muro y aterrizo sobre el jardín, y sigilosamente ingreso por la ventana; dando algunos pasos preparo su puñal y se abalanzo contra su víctima que estaba leyendo un libro, mientras se defendía, decía:
-¿Así que quieres asesinarme? Maldito salvaje.
-Yo cumplo con el deber del Restaurador, de acabar con cualquier salvaje unitario-Contesto el asesino.
Cuando ya no pudo más, le agarro del cabello y le corto la garganta; mientras se retorcía de la agonía, se apodero de algunas joyas y huyo volviendo con sus amigos que lo esperaban con la comida preparada.
La noticia del asesinato se difundió de inmediato al día siguiente; y uno de los más adinerados de la zona, de nombre Enrico Maxwell, un unitario opositor de Rosas, se estremeció al saber de este asesinato, y que la víctima era un amigo suyo que se juntaba en la tertulias.
Sus dos amigas, Heikel y Yumiko, dos doncellas que sus padres se oponían al Restaurador, exclamaron:
-Tenemos que detener a esos salvajes y en especial con esos animales que suelen denominarse la Mazorca.
-Me gustaría cortarles el cuello-Pronuncio Yumiko.
La conversación queda interrumpida cuando apareció Anderson, un sargento que integraba al ejército unitario, después de presentarse, dijo:
-Soy un sargento de las fuerzas unitarias que combate a los federales, he venido a buscar a esos asesinos que ha dado muerte a uno de los nuestros.
-Mucho gusto oficial, que bueno encontrarlo en una situación dura, y veo que usted es un hombre valiente que puede hacer frente a esos animales-Pronuncio Enrico.
-Nosotras podemos ayudarle, vamos a vengar a nuestro amigo que pereció degollado-Dijo Heikel.
-No se preocupen, vine con una patrulla, será suficiente para capturar a esos federales, no deben estar lejos, además la Mazorca tiene espías que se ocultan a las afueras del pueblo.
-Que bien, le deseamos lo mejor para que los envié al infierno-Contesto entusiasmado Maxwell.
-Y a si será-Respondió Anderson.
Antes que cayera el atardecer; el trio federal se entretenía jugando a los naipes, y durante su entretenimiento, se pusieron a conversar:
-Tenemos otro trabajo para esta noche-Dijo Tulbancain.
-¿Quién será?-Pregunto Luke.
-Es uno de los lomos negros que vive por esta zona, lo conozco, suele socializar con oficiales del ejército unitario para intercambiar información; así que esta noche iremos por él y yo me encargare de cortarle el cogote.
-¿Podemos ayudarte? Es que queremos divertirnos un poco-Dijo Jan.
-Claro que sí, ustedes montaran guardia mientras que yo me ocupo de mis asuntos-Respondió.
Esa noche, los tres se dirigieron a la casa de Enrico, el asesino salto la cerca y con rapidez ingreso, y se encontró con el unitario:
-¿Vienes a matarme?-Pregunto de modo desafiante.
-Lo hare por el Restaurador-Respondió.
En un segundo, se lanzó a su víctima, pero este trato de esquivar sus ataques de la daga, y trataba de defenderse con su bastón.
Afuera, los dos hermanos vieron que el sargento se aproximaba con su patrulla, y cuando este los vio, exclamo:
-Maldita sea, ya están aquí, a ellos-
Cumpliendo las órdenes del oficial, desmontaron de sus equinos y se enfrentaron a los federales; Luke daba golpes y Jan mato a uno con su fusil y se defendió con el después de disparar.
Dos de los soldados perecieron por los ataques de Luke, mientras que un tercero pereció apuñalado por la bayoneta del fusil de Jan:
-Son muy letales-Dijo otro.
-Mejor yo me ocupo de esto-Pronuncio Anderson desenvainando su sable.
Así, el sargento se enfrentó a los dos, frenando sus ataques; aunque sus soldados veían como se enfrentaban al dúo.
De repente, Heikel y Yumiko vieron como Maxwell forcejeaba con Tulbancain, hasta que el federal le dio una patada en el vientre a su víctima, y en un instante le hundió la hoja de su arma en el pecho:
-Vivan los federales y el Restaurador, mueran los salvajes unitarios-Grito el asesino sobre el cadáver de Enrico.
De repente, Heikel tomo una pistola y dio muerte de un tiro en el pecho a Tulbancain:
-Vete al infierno, salvaje-Dijo la doncella.
El disparo se escuchó desde afuera, y en ese momento, Anderson hizo unos movimientos rápidos y le hirió en las piernas a Luke, y acto seguido, lo atravesó en el estómago con su arma.
Jan trato de ayudarlos, pero las dos doncellas salieron de la casa a enfrentar a los intrusos; Yumiko le lanzo una daga en el brazo derecho del soldado, haciendo soltar su espada; después Heikel le disparo en la espalda, pero el moribundo solo hizo una sonrisa; hasta que Anderson le hirió en el pecho y acabo con él.
Después de enterrar a los muertos, y de haber colgado en un árbol a los tres federales, el sargento les dijo a las doncellas:
-Miren señoritas, tomen sus cosas y vayamos a Montevideo, ahí estarán a salvo, porque en este país siguen a un tirano, el general Rivera las protegerá, el combate a los federales, además en la Banda Oriental están de los nuestros.
Acompañados por la patrulla, partieron a la Banda Oriental para estar a salvo de los federales, nunca se supo de ellos.
Fin
Les agradezco que lo hayan leído hasta el final, donde aquí expreso un hecho en la historia de mi país.
