NOTAS: ¡Hola! No pude evitar subir esta historia NADA COMÚN (de seguro que ni siquiera existe una historia como esta o similar) que, por cierto, es originalmente creada por mi hermana menor pero como no es escritora (mucho menos lectora XD), le pedí subirlo aquí dándole su crédito (y le hice algunos pocos cambios). Aunque sé que no será tan popular como "Como ¡NO! Trabajar en Freddy's Fazbear Pizza de Nexo-D" o "El mejor trabajo de todos de SweetGirl90", espero que aun así les guste tanto como a mí.

Antes de empezar, debo dar algunas aclaratorias: Tiene varias parejas yaoi, yuri, hetero, AnimatronicXOC, "lolicon" (yo no lo considero así, pero sé que ustedes sí), drama, algunos momentos fail de humor, un poco de AU, posible OoC, diseño de los personajes basados en lulu-999 (excepto Purple Guy, Puppet y Mangle, que tienen diseños de pole-bear)… Si no te gusta nada de esto recomiendo no seguir leyendo; nadie te obliga a continuar aquí.

Si por el contrario, leíste las advertencias y aun así quieres leer, vamos a empezar.


La risa de los niños sonaba mucho más fuerte que incluso la música que hacían Freddy Fazbear y su banda Bonnie y Chica desde el escenario. Algunos menores jugaban entre ellos junto al pirata Foxy, algunos otros alagaban a a los cantantes no-humanos, otro grupo quería jugar con los Toy, otros recibir los globos de Balloons Boy, otros quería ver a la marioneta Puppet, otros desarmaban y armaban a la versión Toy del pirata… El lugar era una fiesta perfecta para cualquier niño. No importaba ahora los acontecimientos del pasado, como la mundialmente conocida Mordida del '87, o la desaparición de los niños durante el mismo año… Nada de eso importaba, porque decidieron empezar desde cero.

Pero como era de esperarse en cierto lado, la tragedia volvía al restaurante.

El dueño, cuyo nombre lo dejaremos a la imaginación, llegó un día al restaurante después de la fiesta de sus sobrinos a la que no pudo asistir. Sus ojos no creían lo que veía. Sin importar a donde fijara su visión, encontraba un cadáver de cada invitado de la fiesta, adultos, niños, adolescentes, infantes… El piso de ajedrez se había vuelto un mar de sangre, y las paredes también estaban manchadas por el mismo líquido. Y sus tan preciados animatronicos, a quienes consideraba como los hijos que nunca tuvo, estaban con las manos y ropas sucias de sangre, pero ¿por qué temblaban? ¿Y por qué sus expresiones eran de terror? ¿Por qué no se movían del medio del escenario?

Cuando llegó la policía, se vieron obligados a interrogar a los principales sospechosos de la muerte de muchas personas, quienes eran los mismos animatronicos. Agradecían que en este siglo 21 les hayan instalado "inteligencia artificial" a los mismo robots.

–Bien, Freddy –comenzó uno de los policías sintiéndose raro de hablar con alguien que no fuera un humano–. Dinos con exactitud qué pasó aquí.

Pero el oso no podía articular palabra alguna, se podía notar por como movía los labios intentado decir algo, en vano. Sus manos, manchadas de sangre, le temblaban notoriamente. Se suponía que las "máquinas" no tenían sentimientos, pero era muy obvio que el mismo expresaba temor.

–S-sa… –le costó bastante pronunciar eso– …sa…san..ange…

–Sí, tienes sangre en las manos –dijo el jefe acariciando con mucha suavidad la cabellera castaña del mismo, intentando calmarlo– y en todo el local también. Pero necesitamos saber qué sucedió.

–Un… un… hom…ombre… morado…

–¡Fue el conejo! –exclamó furiosa la única mujer del lugar, que era detective, y mirando con mucha rabia al mismo animal; se asombró verlo tan aterrado como el cantante principal, pero eso no sirvió para calmarla, sino que levantó más las sospechas de que fue él–.

–¡N-n-no! –se defendió Bonnie abrazándose a sí mismo. Si fuera humano, estaría llorando del miedo que sentía. Algo que nunca le había pasado nunca en su existencia–. F-f-fu-fue…

–¿¡Quién fue!?

–Detective, cálmese… Sabemos que está molesta por la muerte de sus hijos, pero debe relajarse –sugirió su acompañante, que la abrazó de lado para confortarla–. Volviendo al asunto…

–Policía –ese fue el dueño, quien tenía a la Puppet entre sus piernas mientras le cocía los brazos monocromáticos, como si alguien la hubiese destruido–, podremos ver los videos de las cámaras de seguridad si usted desea. No creo que mis "hijos" tengan la capacidad de hablar ahora mismo –y tenía razón–.

Revisar las cámaras no sirvió de nada, pues no había video y solo audio, donde se podían oír los gritos de ayuda y dolor de cada invitado; incluso los guardias diurno y nocturno y demás personal de trabajo estaban muertos. Ni siquiera revisando los cuerpos conseguían las huellas dactilares del criminal, llegando a la conclusión de que debió de haber sido alguno de los robots o todos quizás.

–No pueden meterlos a prisión.

–Tiene razón, señor –dijo el detective a la vez que lo esposaba–. Usted irá en su lugar.

Nada era justo, pero hasta que se demostrara lo contrario, el dueño de 40 años o más debía pasar el resto de su vida en prisión. Lo único raro es que Freddy, Chica, Foxy y Bonnie miraban fijamente un cadáver en específico, como si fuera el objeto más valioso que hubiesen visto alguna vez; y miraron con tristeza como el sujeto que los había creado, quienes lo consideraban un padre, era metido en los asientos traseros del auto de los policías.

–Papá… –fue lo único que dijeron ese día, antes de que jamás volvieran a verlo–.

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–¿Algunos de ustedes quiere pizza? –Chica, quien solía estar muy alegre antes de ese incidente, ahora sonaba algo apagada–.

–A mí me gustaría – dijo el pirata de coleta roja con la misma actitud que ella, mientras miraba su garfio–. Que sea de peperoni.

–¿Alguien aparte de Foxy quiere?

–Yo –para resumir quienes levantaron la mano, digamos que la única que no lo hizo fue Puppet–.

–A mi no me apetece, gracias –dicho esto, la marioneta volvió a esconderse en su caja mientras Bonnie tocaba la guitarra, durmiéndola al instante–.

La polluela se dirigió a la cocina dispuesta a hacer lo mismo de siempre, prácticamente lo único que ofrecía la pizzería, y regresó a los pocos minutos con un cuchillo entre las manos. Lo que a varios le tomaron por sorpresa, fue que prácticamente lanzó el cuchillo justo en la cara de Foxy; menos mal que solo dio contra su mano izquierda.

–¡Loca! ¡¿Qué mierdas te pasa!? –le gritó furioso, en un intento de ocultar su miedo de hace unos segundos–. ¡¿Para qué me lanzas un cuchillo?!

–¡Por comerte todo el queso!

–¡Yo no comí nada!

–¡Mentiroso! ¡Yo sé que fuiste tú!

–¡Yo te estoy mintiendo!

–¡¿Cómo la vez que dijiste "navegué por todo los 7 mares; los conozco como la palma de mi mano"!?

–¡Hey, ya dejen de discutir! –finalmente llego alguien a callarlos a los dos, quien fue el peli morado de Bonnie–.

–¡No vengas tú a defenderlo! ¡Sé que te gusta Foxy, así que si dices que no fue él-!

–Fue Toy Bonnie –dijo rápidamente, logrando exitosamente evitar un sonrojo–.

–¿Cómo estás tan seguro? –seguía desconfiando un poco, ¿cómo confiar en alguien que defiende a su amor no correspondido?–.

–Vi, hace 5 días, una figura celeste entrar en la cocina llevándose galletas, cupcakes, pedazos de pizza… –aguantó un poco las ganas de reírse por ver a su compañera con la boca abierta de asombro, por lo visto hace cinco días desaparecía la comida–. Creí que tú lo sabías.

Pero antes de decir alguna palabra, llegaron a los oídos de todos los animatronics un sonido similar a cuando golpeas dos ollas una contra la otra varias veces, seguido del sonido de alguien roer algo. Pero al buscar alrededor y por varias partes, nadie comía; ni los Toy comían nada a escondidas. Cuando fueron a ver por las cámaras del establecimiento, que había sido cerrado y abandonado hace mucho tiempo, descubrieron algo sorprendente: no era Toy Bonnie quien robaba bocadillos de la cocina todos los días, sino era una figura parecida a un gato celeste que se movía torpemente. Alguien quien, obviamente, ninguno de los animatronicos conocía.

–Chicos –Freddy llegó a la oficina extrañado de encontrar ahí a su banda junto al zorro–, ¿qué hacen aquí?

–Investigando quien roba la comida de la cocina –respondió Foxy feliz, por primera vez ser inocente de algo y ser apoyado por el lindo conejito–.

De nuevo el sonido metálico inundó toda la pizzería. Aquello era extraño, demasiado. Y permanecieron en silencio, deseando que se volviera a oír eso tan extraño. Nada. Y por eso mismo volvieron cada quien a hacer lo que quisiera. Al menos durante las próximas horas.

Aproximadamente a las 3am, Puppet vagaba por la misma pizzería aburrida. Porque así era la nueva vida de los animatronics; desde que cerró por el asesinato a muchas personas, ningún animatronico ha vuelto a ver ningún humano, ni siquiera los que suelen pasar por la calle en auto, o pasean… "¿Recuerdas al niño de lentes que miraba por la ventana y nunca entraba? Tampoco lo volví a ver", eso fue lo que le dijo el oso castaño hacía unos pocas horas cuando charlaban de lo mucho que les hacía falta interactuar con algún humano, más específicamente hablando sobre los niños.

Creo que los adultos nos llamarían pedófilos o algo así –le contó el castaño, limpiando su tan preciado sombrero de copa negro–, pero para eso fuimos creados, ¿no? O al menos eso es lo que creo.

De todos nosotros –la pelinegra no pudo evitar…sentir…tristeza por su jefe, el mayor de todos–, pareciera que a ti te afectó más el dejar de estar con los humanos.

La respuesta que recibió fue un silencio nostálgico y una mirada igual de triste.

Después de aquella extraña charla, Puppet decidió despejar su mente paseando por los alrededores, matando tiempo. Y cerca a la puerta que conducía al sótano, juró escuchar alguien roer algo.

–Espero que no sea una rata… –pensó para sus adentros la marioneta de ojos oscuros, recordando la antigua invasión de ratas y cucarachas. Un asqueroso recuerdo que no tenía forma de quitárselo–. Buscaré apoyo.

Fue directamente a donde estaba el zorro albino de apariencia femenina, que guindaba del techo como todos los días. ¿Acaso nunca se caía? O, mejor dicho, ¿cómo se mantenía ahí sin caerse?

–¡Puppet! –dijo alegre el contrario y atrapándola entre sus tentáculos de metal–.

–¿Podrías soltarme? –pidió un poco avergonzada. Le incomodaba el contacto físico–. Por favor…

–¡Jamás! –y de la forma más extraña posible, besaba sus mejillas rojas y sus labios pintados del mismo color–. Eres mía y de nadie más.

–¿Entonces podrías ayudarme en algo?

Fue ahí que la versión Toy de Foxy tomó una actitud un poco más seria, pero sin intenciones de dejarla ahí.

–¿Qué quieres?

–¿Podrías acompañarme al sótano a averiguar que hace unos sonidos raros en el sótano? –y antes de esperar un comentario por parte del albino, agregó–. Sí, tengo algo de miedo.

Odiaba con todo su ser cuando el chico reía de esa forma en que sabes que alagas a un presumido.

–Con gusto acompaño a una chica tan linda e indefensa como tú.

–No exageres y solo vayamos –dijo la marioneta, fría–.

Bajaron en silencio y yendo paso a paso por el oscuro sótano, fue la bombilla no funcionaba y apenas se podía ver en la oscuridad. Seguía el sonido de alguien que roía algo sólido, y olía suavemente a galleta, mientras que en el fondo podía verse la figura de un gato muy pequeño darle la espalda. Y cuando Mangle se acercó un poco para confirmar sus sospechas, tropezó con algo haciéndole caer con furia justo en la espalda celeste y metálica del gato animatronico…

–¡AHH! –…quien gritó del miedo al instante al ver a los otros presentes–.

–¡AHH! –tanto Mangle como Puppet también se asustaron, y corrieron enseguida fuera de esa habitación siguiendo con su grito como completos locos. Bueno, lo son, pero eso no importaba–.

–¡Maldita sea! ¿¡Qué mierda les pasa a ustedes!?

El oso mayor vino notablemente enojado, como si le hubiesen interrumpido en algo muy importante, con un pijama marrón clara y plantufas de oso; sí, sí, muy adorable y gracioso, pero no era momento para reírse de él. Es más, el causante de los gritos de la marioneta y el zorro albino, corría torpemente por varias habitaciones de la pizzería hasta chocar con el castaño. Freddy sujetó al gato celeste de los hombros para evitar que huyera otra ve mientras el contrario gritaba asustado…mejor dicho asustada. Tenía una voz infantil bastante similar al de una niña humana, no como el resto que sus voces se oían más artificiales; su apariencia no era humanizada como la de ellos, sino que parecía un verdadero animatrónico con la excepción de que era increíblemente bajita; y poseía una especie de falda encima.

–¡No me hagan daño! –suplicó con los ojos firmemente cerrados y temblando de miedo–.

–¿Quién eres? –dijo Freddy, demasiado serio, y sin soltarla–.

–Y-y-yo… –se asustó un poco más a ver al resto de los animatronicos acercarse y encerrarle dentro de un círculo, igual a como los niños japoneses jugando Kagome Kagome–. Y-y-yo… s-s-s-so-soy-y… –tartamudeaba palabras sin sentido, y era complicado de entenderla–.

–¿Dijiste Candy? –preguntó Balloons Boy, creyendo escuchar esa palabra–.

–¡S-si! –dijo inmediatamente, igual de nerviosa y asintiendo con furia–. ¡Sí! ¡Así me llamó! ¡Candy es mi nombre! ¡Jajaja!

–Deberías calmarte un poco –dijo el pirata incómodo de la risa exagerada y nerviosa de la gata–. Nosotros no te haremos daño.

Luego de eso interrogaron a la gata animatronica más pequeña con varias preguntas acera de ella como "¿qué hacías en el sótano?", "¿por qué robabas la comida?", "¿desde cuándo estabas en el sótano?", "¿para qué fuiste creada?", "¿por qué no sabíamos nada de ti?"… Resumió la información de esta forma (ignorando el hecho de que tartamudeaba en casi cada palabra que decía): Se llamaba Candy the kat, que estaba a punto de convertirse en parte de la Familia Fazbear pero que por algún motivo que desconocía no lo hicieron, no recordaba con exactitud qué haría, que sería una sorpresa para cuando debía aparecer, supuestamente una rata "la encendió" hacía unos pocos días… La razón por la que robaba comida nunca la respondió, y a nadie (inclusive Chica 2.0 y su versión Old) les importó.

–No tienes que volverte a esconder de nuevo –dijo Freddy, cambiando de humor en menos de un parpadeo, de serio a amable; y sólo tomaba esa personalidad cuando estaba con los niños–. Siempre hay espacio para alguien más en esta familia.

La cargó con cuidado de no ponerla nerviosa de nuevo, para luego darle los mundialmente conocidos Abrazos de Osos. La gata correspondió con mucha timidez, de seguro siendo humana estaría ruborizada, rodeando con sus pequeños brazos el cuello del jefe de los animatronicos. Los demás presentes se extrañaron viendo a Freddy con una sonrisa en el rostro y actuaba de forma amable y cariñosa con la nueva integrante; era igual a como cuando interactuaba con los niños. Luego la bajó para enseguida enseñarle el resto de las habitaciones y salones de fiesta que tenía en restaurant.

–¿Alguno de ustedes se extrañaron al ver a Freddy…así? –todos los presentes asintieron muy extrañados.

Pareciera que Freddy volvía a ser feliz…y eso no era nada normal, tratándose de él.


N/A: ¿Y qué les pareció este primer capítulo / prólogo? Déjenme su review, es totalmente gratis, y me ayudarían a actualizar más rápido (okno, pero haré lo mejor para actualizar lo más pronto posible).

Nos vemos muy pronto… :3