F. Scott Fitzgerald y Arthur Conan Doyle se deberán de estar retorciendo en su tumba con lo que acabo de escribir. Este es un Omega!verse Johnlock muy pero muy trágico al estilo de El Gran Gatsby. Si no te gusta estas a tiempo de irte.

El arte de portada pertenece a la fabulosa Moriartea-cup.

ADVERTENCIA: SPOILERS DE EL GRAN GATSBY. SI NO HAS LEIDO EL LIBRO O VISTO LAS PELICULAS Y DESAS HACERO NO LEAS (aunque algunas partes las cambie a mi voluntad).

Personajes:

Greg Lestrade- Nick Carraway (beta)

Sherlock Holmes- Jay Gatsby (Alpha)

John Watson- Daisy Buchanan (omega)

Sebastian Moran- Tom Buchanan (Alpha)

Irene Adler- Jordan Baker (omega)

Jim Moriarty- Myrtle Wilson (beta)


Antes de morir el señor Lestrade le compartió su última pizca de sabiduría con su hijo: "Greg" le dijo, "Siempre observa el lado positivo de las personas". Desde ese momento Gregory Lestrade sigue el consejo de su padre como si fuese su credo. Pero hasta el tenía sus límites.

Después de la Gran Guerra Londres se dió paso al modernismo y desenfreno de la época del jazz. En un mundo dominado por los Alphas Arístrocatas, los omegas y betas comenzaban a gritar sobre sus derechos; la ciudad se hacía cada vez más grande tratando de imitar los rascacielos de New York, las fiestas eran cada vez más grandes, las modas las dictaban las actrices del cine y las bailarinas; la moral se aligeraba, la economía en Estados Unidos estaba por la nubes lo que significaba que Inglaterra también estaba bien. En fín, el mundo había dado un giro de 180 grados y Greg estaba siendo parte de aquel cambio.

Se podría decir aquella historia de inicios de verano no comenzó en el momento que Greg decidió mudarse a West Baker Street a las afueras de Londres rodeado de los nuevos Millonarios y visionarios. Del otro lado del río Támesis se encontraban los verdaderos millonarios y Aristrócatas de la ciudad que miraban West Baker Street como un jardín de trepadores sociales. Alphas con sus enormes mansiones presumiendo de sus carísimos autos y de sus compañeros omegas como si fueran trofeos. Si se veía en retrospectiva no era una vida ideal.

Aún así en West Baker Street había una mansión que se elevaba ante las demás llamando la atención de Greg apenas llegó a su nuevo hogar. Era casi como un castillo que literalmente dejaba en las sombras a su casa junto a la mansión. Y de vez en cuando sentía como alguien lo miraba desde las alturas de la enorme casa.

Greg Lestrade tenía una misión en la vida desde que se propuso de pequeño entrar a la policía. Quería ser Detective Inspector apenas entró a la academia de policías y gracias a su esfuerzo hace un año logró su cometido. Para ser Beta no estaba nada mal.

Había notado que cada vez que tenía un caso sin salida a su casa llegaba una carta con la respuesta que necesita firmado con un simple SH.

La verdadera historia comenzó el mismo momento que visitó a su querido primo John del otro lado del Támesis en su hogar en East Baker street junto con toda la alta clase.

John Watson- Moran era el omega de Sebastian Moran, ambos conociendoce cuando estaban en el ejercito para la Gran Guerra. John era medico militar y cuidó de Moran cuando este fue herido en el abdomen. Sebastian estuvo en deuda con él y lo siguió a Londres cuando John fue herido de gravedad y dado de baja. Greg no sabía más que luego John se unió a él. Sebastian era de esos alphas rudos y de pensamientos sexistas que abundaban en esos lares. En la universidad, cuando Greg y él forjaron su amistad, era un as en los deportes y su inmensa fortuna le permitía darse aire de playboy sin problemas.

-¡Greg, no has cambiado nada!- exclamó con su estridente voz Sebastian dandole un fuerte abrazo apenas entró a la enorme casa - dime como va te va en la policía.

- asesinos seriales, locos psicópatas, ladrones. Nada nuevo.- contestó Greg con la misma jovialidad del rubio Alpha, siguiendolo dentro del salón principal

- Cuanto tiempo a pasado. John me dijo que nos visitarías hoy y estaba más que feliz. Definitivamente te adora- había un pizca de celos en la voz de Moran.

Pasaron por un pasillo lleno de reconocimientos deportivos y militares al rubio y varias cabezas y pieles de animales que haya casado. La cara del moreno casi cae al ver que se necesitaba un salón completo para contener el ego del alpha.

- Mi reconocimiento como mejor tirador en el campo de batalla-tomó una medalla mostrandocela- nada pasaba desapercibido con mi vista de águila-rió Moran- los animales de esa pared los cazé mientras estaba en África el verano pasado- señaló la pared derecha con una cabeza de antílope, leona y jabalí- Y sobre todo mi mayor posesión, mi adorado John.- ¿acaso escuchó bien?, ¿acababa de referirse a John como posesión?. Greg miró el enorme cuadro de John que cubría casi todo el centro de la pared.

- ¿Posesión?- cuestionó Lestrade tratando de que Moran se diera cuenta de lo que acaba de decir.

- Los omegas son posesiones de sus alphas- el tono cambió a uno tosco y serio-No tienen derecho a menos que su aplha se lo dé. Johnny tiene mucha suerte de contar con un aplha como yo que le da libertades.

Greg prefirió no decir más nada y dejar que Sebastian hablara. No quería ofender al anfitrión en su propia casa.

De repente entraron a una habitación donde la brisa presurizada hacía que las cortinas blancas se ondularan como si fueran olas dandole un toque mágico. El aire ondulante también hacía que los aromas inconfundibles de un omega y un beta se esparcieran por la terraza.

Ahí, arrecostado en el sofá estilo art nouveau, mirando a los recién llegados atentamente estaba John Watson. Su mirada recayó de Sebastian a Greg con una calidez tan carácterística de él.

-¡Greg, que alegría verte!- exclamó con felicidad genuina. La voz de John era suave y melódica con un acento inglés que ni con sus idas al extranjero se le ha podido quitar, ni tan varonil como la de un alpha pero tampoco tan omega. Era el perfecto equilibrio de ambas. Y hacía que le prestaras atención casi inconscientemente.

- Lo mismo digo John. Todos te extrañan en Cambridge, pidiendo que regreses casi implorando.

John rió echándose de nuevo en el sofá al lado de la señorita aún sin identificar.

-Greg te presento a...

-Irene Adler- interrumpió la chica con voz autosuficiente y mirando a Greg con la barbilla en alto. Su mirada penetrante y retadora hacía que inconscientemente Greg diera un paso hacia atrás. Ella, sin duda alguna, era la persona más intimidante de la que el moreno tuviera la osadía de mantener la mirada y ella, al parecer, disfrutaba el reto.

-Irene, Greg Lestrade- terminó John.

Pronto el único alpha de la habitación llegó a ellos con cocteles para cada uno.

-Sabes que no me gusta beber cuando hay invitados, Seb- el tono del omega había cambiado de uno contento a uno de reproche para nada cariñoso.

- Bueno, entonces te quedas sin beber- y con eso Seb bebió el coctel que le pertenecía a John de un solo trago.

- Sin beber me quedo entonces- se giró hacia Lestrade con rostro sereno- Y dime Greg, ¿en donde vives?

-Al otro lado del rio. No es una casa preciosa ni enorme como las demás de la zona pero...

- ¡HA!. De ese lado solo viven falsos y pretenciosos millonarios que se creen revolucionarios.

Greg iba a responder al comentario de Moran pero Irene se le adelantó con una pregunta.

- Ah, vives en el West. Entonces debes de conocer al señor Holmes.

Greg había hecho interrogatorios pero nunca le habían hecho uno a él y ahora sabía como se sentía. Pero la pregunta sin parecer pregunta de la señorita Adler le dejó un picor en la lengua. Había escuchado del tal Holmes y es más, no hace mucho comenzó preguntarse si él era quien le enviaba esas cartas firmadas con siglas. Quería decirle que era su vecino. Pero el rostro de John le llamó la atención ya que cambió a una expresión de tristeza.

-¿Holmes?- dijo casi en un susurro -¿ Qué Holmes?.

- Fuí a una fiesta en su casa hace algunos días. Nadie sabe quien es o como luce. Un total misterio, y yo amo los misterios- dijo Irene en forma coqueta y juguetona.

John simplemente logró articular un inaudible "Ah". Al parecer ese apellido significaba algo para él.

Un mayordomo se acercó al más bajo.

- Monsieur, la cena está servi- dijo el hombre con claro acento francés.

Sebastian se levantó de un brinco y guió a Greg hasta el siguiente salón. Adornada con columnas blancas sin ninguna ventana dejando el salón al aire libre. Una mesa rectangular estaba posicionada en medio del saloncito.

Varios mayordomos impecablementes vestidos entraron y empezaron a hacer la mesa antes siquiera el sol se pusiera.

Las conversaciones iban desde anecdotas divertidas, hasta atrevidos chismes sin pasar de lado la ciudad.

-Chicos, me hacen sentir incivilizado- dijo Lestrade con humor- hablen de algo que este plebeyo pueda entender.

-La civilización se desmorona- bramó Sebastian. John rodó los ojos como si dijera "aquí vamos denuevo..."- Los Omegas y Betas reclamando derechos que saben que no tienen y aún así tienen la indesencia de pedir- Sebastian se movió hasta detrás de John y colocó sus manos en los hombros de este- Los omegas deben obedecer y seguir a sus compañeros, mientras los betas son la clase trabajadora. No me miren así. Así a sido desde los inicios y así será hasta el final. Los Alphas mandamos y ustedes deben permanecer tras la linea, donde pertenecen.

-Seb cree que por leer libros idealistas tiene razón. "La Verdadera Revolución" es el que está leyendo y de donde a sacado todo su parloteo.

-No es parloteo, es un hecho Johnny y ustedes lo saben.- terminó Sebastian dandole un beso en la mejilla. Greg no había visto expresión más helada en su primo jamás. Usualmente los omegas reaccionan con sonrojos o risas bobas a muestras de afecto por parte de sus alphas. Pero John siempre fué diferente.

-Los omegas y Betas también podemos hacer cosas extraordinarias.- dijo enojado John.

-¿Como dirigir un país?. Eso es absurdo.

-La reina Victoria era omega y llevó al imperio a su época dorada.

Cuando alguien pierde un duelo el orgullo es el que sufre. Cuando un Alpha pierde, la caída es doble. El frio insensible de John, versus la ira de Sebastian se enfrentaban.

El insesante campaneo del teléfono perturbó su dicusión.

Sebastian se apresura a responder dejando a John con una expresión sombría y muerta en lo ojos.

-¡Que indesencia!. Llamar en la hora de la cena... que falta de respeto- exclamó Irene dandole un sorbo a su vino. Irene y Greg tenían algo en común, ambos gustaban más quedarse en la línea de confort que es ser espectadores que meterse en conversaciones que no les pertenecían.

Sea lo que fuese lo que estaba hablando Moran terminó pronto, el hombre rubio volviendo a la sala.

El humor de John seguía tenso.

John Watson siempre era un omega fuerte y valiente. Eso fué lo que hizo que ganara el respeto de su regimiento y algunos oficiales. No era un hombre que se tambaleara facilmente.

- Bien Greg, mañana saldremos por unos tragos, ¿que dices?.- dijo Sebastian tratando de aligerar el ambiente

-Tendré que rechazar. Mañana tengo trabajo.- contestó Lestrade nervioso.

-De seguro debes de descansar. Mañana debes servir a la policia.- dijo John con clara intención en su voz de qué era lo que le pedía.

- Tonterías.

-El trabajo no es ninguna tontería, ni mucho menos uno que requiere de sacrificio.

- De vez en cuando uno se debe tomar un tiempo para sí mismo.

-Siempre tienes tiempo para ti pero no para mi ni para tu hijo.

-Y me vas a reclamar ahora?

-No sé ni como me uní a tí. Eres un maldito pedazo de mal bastardo.

-Y tu un estupido y puto omrga. Eso es lo qie eres y siempre serás: un maldito y puto omega.

-Te odio

- eso no es lo que dices cuando estas en tus calores. ¿Quieres saber que dices?- Sebastian hablaba lentamente para que a todos los presentes, incluidos los mayordomos, quedaran con las palabras grabadas en su mente- Que me amas. Y siempre gimes por más, abriendo más las piernas.

Un golpe seco se escuchó entoda la habitacion.

La mano de John levantada. El puño de John cerrado con los nudillos morados. La cara en shock de Sebastian mkentras su cara estaba virada hacia la izquierda. La mano de Sebastian sostenia su mejilla herida. El silencio de los presentes.

John no soportó más y huyó de la escena que acaba de hacer.


Si has llegado hasta aquí CONGRATULATIONS! toma una galleta y una mantita para el horrible shock.

Primero: NO ME MATEN. Segundo: iba a poner a Molly como Nick Carraway pero luego me decidí por Lestrade. Si les ofendió lo que acaban de leer, disculpen. No sé si seguir con la historia, así que allá ustedes.

Déjenme un review o los fantasmas de ACD y FSF me perseguiran por toda la eternidad D: