Nada mío, S. Meyer, Children Of Bodom, bla.
Polluted soul through a mirror I behold.
Throw a punch, shards bleed on the floor
Tearing me apart but I don't care anymore.
Should I regret or ask myself
Are You Dead Yet?
Pequeñas gotas de sangre salpican en su cara, unos pocos mechones rubios se quedan atrapados en sus dedos, y él solo sonríe. El alcohol no lo deja pensar con claridad y no se da cuenta de que hace. Las carcajadas de sus amigos alrededor le hacen pensar que lo que hace está bien.
Observa el cuerpo tendido sobre la acera y no le da importancia; solo se va de ahí.
La cama impacta contra su cuerpo y se sume en la inconsciencia.
Los rayos de sol golpean su cara y poco a poco va despertando; la sensación de que todo se mueve y su cabeza estallará es en lo único que él puede pensar.
Conforme el día pasa, él recuerda lo sucedido en la noche anterior. El terror lo inunda, sabe que nadie más lo vio y eso lo reconforta, pero solo un poco. Manda a alguien a aquel lugar donde sucedió todo, pero no hay nada; ni el cuerpo, ni evidencias. Busca en todos los hospitales y otros lugares donde puede estar; solo para guardar apariencias y nadie lo crea culpable.
Sigue con su vida normal y no se preocupa más. Pero ve, que de uno en uno, quien lo acompañaba esa noche, muere.
El temor, el horror y la preocupación vuelven a él.
Solo él queda, debe esconderse; porque él sabe que es el siguiente.
Las paredes a su alrededor son impenetrables y se siente seguro. Escucha sonidos y el pánico lo domina. La puerta se abre rápidamente y él siente como el color huye de su rostro.
En el umbral, una silueta vestida de blanco aparece; el vestido, de novia, ondeando al viento. Una mano pálida, extremadamente pálida, levanta el velo lentamente, prolongando la tortura.
Su corazón se detiene a causa del susto que él se lleva al ver a su prometida sonriéndole maliciosamente. Los ojos de ella de un impresionante rojo sangre, su piel demasiado blanca, su belleza ahora resultaba sobrecogedora.
Con movimientos inhumanamente rápidos lo tuvo presionado contra una pared, pero él solo cierra los ojos. Siente un dolor agudo en cada parte de su cuerpo. Espera que la inconsciencia llegue o muera y así el dolor se vaya; pero lo hace.
No sabe si fueron minutos, horas, días o semanas. Pero él sigue vivo y el dolor no se va, se arrepiente de todo; sabe que lo merece, ahora solo quiere morir.
Lentamente el dolor se va sosegando, la oscuridad se hace casi absoluta y por fin la paz llega.
Creo que no hay ninguno así.
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