Género— AU (Universo altero) Yaoi (Multiparing) Comedia, romance.
Disclaimers— Los personajes de Inazuma Eleven/ Inazuma Eleven Go. No me pertenecen; Son propiedad de Level-5 ®. La música usada en esta historia es propiedad de sus autores y compositores.
Música del capítulo— Missing y Taking over me de Evanescence.
Nota— ¡Allo! Vengo con este pequeño proyecto que surgió entre las estaciones del metro de la ciudad de México. Es algo raro con una narración un poco extraña que espero les agrade, cada estación en un shot diferente con diferentes parejas, en sí, las historias no tienen mucho que ver una con la otra pero todo se desarrolla en la misma línea y tiempo. El orden tampoco tiene mucho que ver. Trataré de actualiza cada 3 semanas o menos. Depende del tiempo, usualmente estoy con Sacro culto. Sin más
Buena lectura~
Primera estación: Unicornio rosa invisible. (FubukiXGoenji~GoenjiXFubuki)
Shirou Fubuki, tenía que admitir su insana obsesión por aquel muchacho que, durante 2 años tomó el metro con él. No sabía su nombre, solo que estudiaban en la misma secundaria, portaban el uniforme de Raimon pero iban en grados distintos. Tomaban el metro en la estación cercana a la escuela, en un horario fuera de clases, sabía que él jugaba soccer por el balón y maleta deportiva que siempre llevaba consigo. Él por su lado, se entretenía en el taller de artes haciendo garabatos en las paredes y sus libretas. ¡Amaba dibujar!
Curiosamente, siempre elegían de los últimos vagones, debido a que siempre venían vacíos o con poca gente, Shirou se sentaba a lado de la puerta y el otro chico hasta el otro lado.
Al finalizar la primavera del segundo año de secundaria, se animaron a sonreírse. Pero nada más. El chico de cabellos plateados, se convenció a sí mismo que lo que estaba pasando con él y su cuerpo era una mala pasada de la pubertad, porque esos cambios radicales, la voz y bellos por todos lados hacían que la anatomía ajena le pareciera algo llamativo. Sí, ese sujeto lo era. Al momento en que tus padres quieren tocar ese tema tan especial –las abejas y las flores- sabes que estás jodido, porque solo deseas que ese hombre de cabellos crema te meta su aguijón en tu flor. Sí, Shirou sabía que era una bella florecilla naciendo en un campo de insectos que matarían por sus pétalos. Odiaba a la naturaleza, porque a sus 15 años no había podido pasar a la mitad de sus compañeros de clase y su voz era solo un hilo delicado de color rosado en contraste con los gruesos cables de los que le rodeaban.
Su madre decía que tarde o temprano sería un hombre, hecho y derecho. Y él, él lo dudaba. En más, sabía que no era así.
Retomando el tema: No sabía ni su nombre, solo que estaba por graduarse, jugaba soccer y era sexy. ¡Ah! Y que bajaba en la estación que daba en el hospital general. Se preguntó si tenía algún familiar allí o que simplemente viva cerca.
Cuando entró a tercer año lo dejo de ver. Ese año no pasaron grandes cosas, en realidad fue aburrido y cuando se gradúo desistió de volver a verle, porque nunca tuvo el valor de preguntar quién era, solo sabía, que jugaba soccer y era bueno en ello.
A decisión de sus padres, volvió a su ciudad natal a estudiar la preparatoria. Tres años pasaron y paulatinamente se olvidó de él, como todo. Nunca creció como su madre quiso, es más, parecía que se había encogido. Su cuerpo aunque cambió tenía cierta comparación con las figuras de porcelana que adornaban la sala y pues, ella, ella era feliz con su hija. Equis de, equis de.
A sus 19 años. Retornó a Inazuma, y entró a la escuela de Diseño que, curiosamente estaba cerca de la de medicina y ciencias políticas. Al comenzar su nueva vida, rentó un departamento cerca de la zona que le hacía solo tomar tres estaciones de un punto a otro, bendita beca del estado. Ese día, el marcado con el cuarenta y tres en su calendario escolar, modificó dos de sus clases, lo que le hacía salir a las siete de la noche, la hora pico dentro del metro. Se maldijo, a él y a todas sus estúpidas clases de teoría de la retórica y del discurso por ser eternas… y aburridas. En fin.
Como fue su costumbre avanzó entre la gente hasta el final del andén y esperó a que la gente delante de él se adentrara al vagón que acababa de llegar, se puso firme como un árbol en medio de la tormenta cuando el flujo de gente que bajo, debido a que pronto comenzaría el turno nocturno. Cuando el río de gente cedió se metió y se quedó cerca de la puerta. Llevaba sus audífonos y como era una tarde soleada y feliz, decidió poner música triste (?) Era una bonita balada de Evanescence, vieja en realidad, pero su día había sido mierda, sobre mierda, con olor y sabor a mierda –y un moñito encima- y en lo único que pensaba era en llegar a su casa, hacer la tarea y dormir.
Por azares del destino, su cuello decidió no cooperar y negarse a girar bien, por lo que ladeo la cabeza para poder tronarlo y allí lo vio.
Canción de fondo del demonio.
"…y si sangro, sangraré, sabiendo a que a ti no te importa, y su sueño, lo hago contigo~"
Ese tipo. 3 kilómetros más alto, 3 kilos más atractivo, y 3 metros con el cabello largo. Era él, dejaría de llamarse Fubuki Lopez si no lo era. Piel morena,-más de lo usual- cabello rubio claro y largo, recogido en una coleta en su nuca, con algunos mechones sobre sus rostro, llevaba varios libros en sus brazos y un café en su mano derecha y vestía de blanco, totalmente de blanco. Por sus rápidas y astutas deducciones, supuso que estudiaba medicina o algo relacionado con ello. Su cara cansada y la forma en como bebía su café se lo dijo todo. Lo contempló en silenció con otra canción triste de fondo y su estación estaba cerca. ¿Qué hacer? Acosarlo como el enfermo mental que no era, o bajar y dejar pasar su única oportunidad de sexo salvaje con un futuro médico.
Y ¡Tieeeeeempo!
Él bajo una estación antes que él.
Maldice su café, su escuela y su sensual cabello. Se dio una facepalm mental y bajó en su estación, caminó hasta su casa y se dejó caer sobre su sillón como el perdedor que era. Rogaba al Unicornio rosa invisible en el cual creía fervientemente para que tuvieran un segundo encuentro. Y sus plegarias fueron oídas al tercer día, y lo volvió a encontrar. Sólo que todo su valor se fue al carajo cuando lo vio con dos chicos más. Vestidos de igual forma y ahora con grandes mochilas. Los maldijo. A la semana siguiente lo siguió viendo desde las sombras del lado contrario del vagón y él no había notado su presencia. Algo debía de hacer. Con desesperación estuvo a punto de preguntar a Yahoo respuestas como ligar a un futuro médico. Pensó tontamente en accidentarse frente a él y gritar "!Hay un medico por aquí!" pero le pareció extrema, pero en sí, la idea central del plan no era mala.
Se durmió ese día con el cabello húmedo, con la ventana abierta y en ropa interior. Pero al venir de un clima extremadamente frío, el plan A, no funciono. Así pues, se duchó esa mañana con agua helada y solo se puso una playera sin mangas y un short con sus gafas gruesas y tenis sencillos. Tomó tres helados, pero nada. Plan B, también un fracaso. A las dos semanas sus intentos por enfermarse se vivieron abajo. Estúpidas inyecciones que solo te joden la vida. Algún día debía de hablarle ¿cierto? Se dejaron de ver por 4 años y el destino los había puesto de nuevo en el vagón. Su estrés mental llegó al punto de sentir calor, sí, ese estúpido lugar estaba caliente, tocó su rostro varias veces y se refresco con sus manos frías se dejó caer en su asiento y espero por su estación. Al siguiente día, su estado era crítico, se durmió en dos clases y no dejo de toser, llevó la misma bufanda que le hizo compañía durante sus años ñoños de estudiante de secundaria, por la tarde salió tambaleándose con dos de sus porta planos en su espalda. Se sentía molido. Suspiró pesadamente y se recargó en la puerta contraria por la que debía de salir, moviéndose al ritmo del metro. Cerró los ojos al toque caliente de una mano en su frente.
—Tomate dos analgésicos, date una ducha helada y descansa— dijo una voz completamente ajena, que apenas y se escuchaba lejana—. Mañana te traigo un par de antibióticos.
Y con eso, bajo en su estación. Shirou se quedó viendo bobamente la puerta que apenas se cerrada y el fugaz vistazo que le echó antes de ponerse de nuevo en movimiento.
¡Unicornio rosa invisible, te amo!
Se rió como estúpido y no le importo que las chicas que iban a su lado le miraran raro, hizo lo que él le dijo, compró algo rápido en la farmacia, se duchó y se metió en la cama con esperanza en su corazón y garganta. Realmente se sentía mal.
La siguiente tarde llegó temprano al metro, dos horas de hecho –ya saben, por si él llegaba antes- y cuando lo vio entre toda la gente sonrió internamente… y maldijo a los dos chicos que venían con él – los mismos dela otra vez- se acercó a él y de su mochila sacó una bolsa negra y se la extendió.
—Tomate una cada 12hrs, por siete días. Ni una hora más, ni una menos. Acaba el tratamiento junto con los analgésicos, abrígate bien y tomate el fin de semana— le dijo con voz queda. Estúpida y sensual voz.
Su cerebro tuvo una falla de conexión, se había caído el sistema, y no emitió sonido alguno, salvó una especie de gruñido gutural. ¿Eso había sido un 'si doctor'? El moreno le sonrió de lado, dio media vuelta y volvió con sus amigos, y él, él perdió el metro. Reaccionó cuando su celular sonó.
Todo eso había sido un especie de laxus extraño y excitante dónde todo acababa en sexo salvaje, en su mente claro estaba. Comparó la sensación del roce con su mano como cuando se pasaba de idiota con un cuadro de LSD, entre colores brillantes y una tremenda sed –y ganas de bailar-. Debía dejar las drogas pero sus amigos imaginarios se enojarían con él. Como le había recetado, se tomó todo el fin de semana para ser un paracito, se hizo un capullo humano en su cama y solo salió para ir al baño y comer. Ese lunes se sentía mucho mejor. Espero al guapo estudiante de medicina, pero nunca llegó. Y así pasó un mes entero en el que posiblemente sus horarios hubieran cambiado. Maldito Unicornio de mierda que te da la comida en la boca y te la quita. ¡Lo estaba trolleando!
Tercera etapa de resignación en proceso.
A mediados del segundo mes desde su última interacción, se lo volvió a encontrar. Se hiperventilo y se puso nervioso. ¡Ese tenía que ser el día! Entraron al vagón y no se esperó, venía solo y sin ningún distractor cerca. Solo esa canción que le dio una patada en el culo para armarse de valor. Se quitó los grandes audífonos de marca que solía usar y dejó el sonido se escapara de ellos.
"¿Pero quién decide qué soñar? El sueño lo decido yo… creo en ti~ renunciaré a todo por encontrarte…Tengo que estar contigo, para vivir, para respirar…"
Futuro novio psicópata en camino.
—Hola— saludó tratando de sonar natural. Él le volteó a ver y esbozó una sencilla sonrisa.
—¿Cómo has estado?— respondió.
—Mejor gracias. Te he estado buscando para agradecerte. Pero después de aquella vez, no te volví a ver.
—Sí—asintió con un rápido movimiento de cabeza—.Me fui todo el mes pasado a hacer algunos trabajos de campo. Y apenas volví hace unos días. He tenido que reponerme de algunas clases. Y ya sabes— llevó sus manos hasta su cuello—. Estoy hecho polvo.
—¿Estudias medicina?— preguntó lo obvio. Se regañó mentalmente. Este solo asintió y le vio de pies a cabeza.
—¿Arquitectura?
Shirou hizo una mueca graciosa, de asco. Y luego rió.
—Diseño—afirmó con orgullo—. Si esa imagen doy, tengo que trabajar más en mi apariencia. Comenzaré a usar sandalias y ropa llena de pintura.
—No lo digo por ofender— corrigió rápidamente, a lo que el platinado negó con la cabeza tranquilamente—. Me disculpo— una estación para bajar.
—Bueno. ¿Te volveré a ver por estos rumbos?
—Si mis profesores no me desprecian y me envían de campo, quizá.
—Suena bien— había admitido con toda sinceridad—. Bueno, entonces te veré por aquí— afirmó cuando estaban cerca de la estación en la que él bajaría.
—Usualmente salgó a las cinco, pero me tomó mi tiempo para volver a casa— miró de reojo el reloj dentro del vagón—. Deberías pensar en mover tus horarios, me dejarías dormir un par de horas más.
El de ojos grises arqueó una ceja, confundido. ¿A que venía ese comentario? Quizá había una indirecta dentro de esas palabras. Pero él era muy idiota para deducirlo por sí mismo y el Unicornio no ayudaría –ya había hecho mucho por él- Las puertas se abrieron y el salió.
—¡Espera!— exclamó—¿Cómo te llamas?
—Shuuya. Goenji Shuuya— contestó cuando las puertas daban el pitido de que se cerrarían pronto. —Nos vemos mañana, Fubuki.
Poker face
Al llegar a su casa, abrió el refrigerador y solo estaba esa lata de cerveza que pedía a gritos ser violada. La tomó y de un trago la consumió. Trató de acomodar el orden de los hechos acontecidos en los últimos minutos. Él sabía su nombre. Sabía sus horarios de clases y apostó su colección de discos de Evanescene a que sabía que moría por él. ¡Sexo salvaje, sexo salvaje! Pensó. De pronto se sintió el sano en esa futura relación, porque él, Goenji había llevado su obsesión por Fubuki del otro lado. Se sintió halagado por ser el acosado y no el acosador. ¿Desde hace cuanto tiempo los papeles se habían invertido? Se estremeció y volteó a ver a la ventana, se asomó y no lo vio. Entrecerró los ojos, no era un buen stalker.
Shirou de Goenji. No, no, no. Shuuya de Fubuki, eso sonaba mejor.
Like it.
A Fubuki –lobo legendario- y a sus amigos imaginarios les gusta esto.
Notas— Y así acabo~ al final el loco psicópata resulto ser Goenji, en sí, no estoy considerando hacer segundas parte de los shots, quiero que se queden con la idea central de esta historia y que cada una piense lo que quiera de lo que fue de ellos. Yo creo que al final si tuvieron sexo salvaje.
Aclarando algunas cosas: "Unicornio rosa invisible" es una Diosa, por así decirlo, que en sí es una sátira sobre la religión y las creencias. Osease es una mera Burla de Shirou usa para referente a un ser superior como Dios. Cito: "Los unicornios rosas invisibles son seres de gran energía espiritual. Lo sabemos porque son capaces de ser a la vez rosas e invisibles. Como todas las religiones, la religión de la Unicornio Rosa Invisible se basa en la lógica tanto como en la fe. Tenemos fe en que los unicornios son rosas; y por la lógica sabemos que son invisibles, ya que no podemos verlos"
Sin más, gracias por leer, dejen acá abajo su comentario, sobre la historia o si vale la pena hacer más referencias de ellos en el futuro. Probablemente la segunda estación sean Hiroto y Midorikawa~
§ Lexington Rabdos H. §
