Este fic es de la co-autoria de MacGirl y NikkyScully. Los personajes de Stargate SG1 pertenecen a Brad Wright y Jonathan Glassner. Los de Dark Hunter series pertenecen a la escritora Sherrilyn Kenyon. No se intenta infringir ninguna ley al hacer este crossover con la serie de tv y los libros.

A través de los años el SG-1 ha recurrido el universo a través del Stargate, conociendo nuevas culturas, ganando amigos y enemigos y preservando la seguridad de la humanidad.

¿Pero qué pasaría cuando en una simple investigación desarrollada en el planeta Tierra se encuentran no solo con un nuevo portal? Una tierra inexistente, dioses jamás conocidos y el fin del mundo por evitar...

Ven, acompáñanos adelphos (hermano), y te mostraremos una puerta a lo desconocido...

Macgirl: Yo solo diré que me siento honrada de tener otra vez la oportunidad de escribir junto a Jen, porque su talento es algo que no debe ser desperdiciado; así que yo me alegro de haber logrado convencerla de nuevo y que haya aceptado ser mi compañera del crimen para cruzar estas dos historias y poder entretener a nuestros lectores.

Les dedico esto a todos los lectores que me tienen paciencia suficiente como para esperar a que yo termine mis trabajos, y por supuesto a toda mis gente del SGL ;)

Nikkyscully: Lo único que puedo decir es que ha sido un placer escribir esta historia junto a Mac. Amo los libros de la saga Dark Hunter y sé como Mac adora a su coronel O´Neil. Así que nos pusimos un poco locas e hicimos esta locura jejeje

Nota de Mac: En este fanfic haremos un crossover entre dos series que aunque pueden parecer muy distantes, nosotras hemos encontrado como darles un giro y engancharlas. Eso sí, tendremos personajes, sitios y términos que trataremos de explicar pero que son relacionados a Dark Hunters, la mitología Griega y la zona del Mediterráneo. Esperamos poder darle suficiente claridad como para que lo disfruten.


CAPITULO 1

- ¿Cual es la prisa Daniel? – preguntó Jack al entrar a la sala de juntas, donde ya se encontraban sentados a la mesa los otros miembros del SG1.

- Acaba de llegarme la información del equipo de localización que enviamos a Santorini – dijo Daniel mientras le entregaba una carpeta.

Jack lo miró extrañado. Y miró a Sam buscando alguna pista de lo que estaba hablándole. Solo ella podía ayudarlo cuando no había "hecho la tarea".

Sam le hizo un gesto que significaba "mejor no lo diga" y el simplemente se encogió de hombros. Cuando se disponía a sentarse entró el General Hammond.

- SG1, Coronel – dijo saludando y sentándose mientras Jack cumplía con la cortesía militar y se sentaba después de que su superior lo señalaba.

- ¿Qué tenemos Doctor Jackson? – preguntó el General mientras recibía la carpeta con la correspondiente información.

Daniel se levantó de su puesto y apagó las luces para empezar su explicación en la pantalla interactiva.

- Muy bien, como recordarán, después del hallazgo de aquel fragmento de escrito antiguo en el que se menciona otra ciudad Atlántida, y de igual forma otro portal, enviamos un equipo de rastreo submarino a la zona probable donde se encontraría, según lo que pudimos descifrar – explicaba Daniel mientras se proyectaba un mapa del Egeo, donde se señalaba Santorini y un amplia área del rastreo.

Jack miró a Sam de nuevo. ¿Acaso esto era importante? ¿Por qué nadie le había avisado? Pero ella parecía concentrada en la explicación de Daniel.

- Las lecturas preliminares de radar indicaron algo sumergido en esta región – dijo Daniel señalando en un área un poco más pequeña, en aguas profundas alejadas de la costa.

- ¿Ya han realizado una aproximación? – preguntó el General.

- Si señor – respondió Daniel - Y los hallazgos indican lecturas térmicas provenientes de algún tipo de caverna submarina, aunque descendieron hasta la entrada no pudieron continuar porque lo que podemos definir como una puerta de piedra – continuó mostrando en la pantalla la fotografía de lo que parecía una puerta tapiada en piedra con unos símbolos alrededor.

Jack observaba en su carpeta más de cerca los símbolos. No le parecían conocidos, pero igual él no sabía de esas cosas. Miró a Sam por un segundo y ella le devolvió la mirada.

Sam podía darse cuenta que su Coronel aún no entendía la importancia del asunto.

- Esos símbolos no me parecen conocidos Daniel – dijo Sam en ese preciso momento. Jack sonrió ligeramente. Esa mujer parecía leerle la mente.

- ¿Alguna idea de que es lo que genera las lecturas térmicas? – preguntó el General Hammond.

- No señor, por ahora no encontramos ninguna otra clase de lectura, ni radiación ni electromagnética – dijo Daniel.

- Y bueno Daniel, ¿donde enganchamos nosotros en todo esto? – entró por fin Jack O'Neill en la conversación.

Daniel lo miró con seriedad fingida. Por suerte ya lo conocía y esto no le parecía extraño en su forma de actuar. Jack siempre iba directo al punto.

- Quiero solicitar permiso para unirnos al grupo de exploración señor – dijo Daniel dirigiéndose al General Hammond – Espero poder descifrar los símbolos y que nuestra experiencia con cosas de posible origen Antiguo nos ayude a evitar problemas con lo que sea que hay detrás de esa puerta -

- Somos los más experimentados en eso Señor – agregó Sam, quien al parecer también quería ir en esta misión.

Jack observó la situación por un momento. Al menos podría cambiar de ambiente…

- De acuerdo Doctor Jackson – dijo el General – le concedo el permiso al SG1 de realizar esta exploración, aunque Teal'c no puede ir – aclaró – por razones de seguridad no puedo dejarlo salir del país – a esto Teal'c asintió con la cabeza en su típico gesto de aceptación.

- Gracias General – dijo Daniel quien sabía que habían tenido suerte de que nada más importante se les atravesara en el SGC.

- Prepárense para salir cuanto antes – dijo el General levantando la reunión y saliendo de la sala.

Daniel sonreía entusiasmado. Jack lo miró y suspiró.

- ¿Porque presiento que hay algo más detrás de esto? – le preguntó Jack al arqueólogo mientras señalaba la pantalla donde aún se veían los símbolos.

- Jack, este puede ser un gran descubrimiento – dijo Daniel – Podemos estar frente a otro Stargate o aún mejor, otra nueva tecnología de los Antiguos – Jack lo miró y luego miró a Sam.

- Señor, puede tratarse de algo que sea potencialmente peligroso si cayera en malas manos – agregó ella para animarlo, porque sabía que el aspecto militar de la misión era para él un poco más importante que el afán científico de Daniel.

Jack suspiró resignado.

- Entonces supongo que debo ir a empacar para el Mediterráneo… - dijo él – Ganándose una sonrisa de Sam.

- Espero que tengan un provechoso viaje – dijo Teal'c a su equipo – Yo aprovecharé su ausencia para ir a visitar a Ryac – les informó.

- Muy bien T, mándale al muchacho nuestros saludos – dijo Jack recordando la primera vez que conoció al hijo de Teal'c y lo grande que debía estar ahora.

- Así lo haré O'Neill – afirmó el Jaffa.

- Bueno, creo que tenemos un viaje que preparar – dijo Sam con cierto tono de emoción en su voz.

- Si, así es – respondió Jack mientras iban saliendo de la sala de reuniones.

La antropóloga y maestra de la Universidad de Loyola, Soteria Kafieri era una mujer muy práctica.

Mientras leía el informe suministrado por Katherine Zanakis, sacerdotisa Atlante y su más fiel colaboradora, pensaba en la manera más sutil de decirle a su marido lo que ella y las demás sacerdotisas al servicio de Apollymi - diosa Atlante de la destrucción - habían descubierto sin que este desencadenara el fin del mundo.

Acheron era muy poco dado a tomar con tranquilidad los hallazgos que hacían los humanos sobre la Atlantida, por suerte, y gracias a ella se habían dado muy pocos en los últimos años.

Pero ahora, mientras leía el informe, vislumbró que algo se le había ido de las manos a Katherine y especialmente a ella. Empezó a sentirse mal y una preocupación tremenda inundó su mente.

Consideraba que no le estaba haciendo ningún honor a su título de Atlantia Kedemonia Theony - Guardiana de los Dioses Atlantes - y todo por culpa de la curiosidad de los estadounidenses y su afán por las reliquias griegas, romanas y ahora atlantes.

Pero mientras miraba el informe se recordó así misma que le había hecho una solemne promesa a Apollymi, su suegra y protectora, debía proteger y cuidar a Acheron y así lo cumpliría, costara lo que costara. Borró el informe de su computadora portátil y con sus poderes telequineticos puso los cerrojos a la puerta de su oficina, que aunque era la simple oficina de una joven y común arqueóloga, también era el lugar de trabajo de una poderosa diosa Atlante.

"Sota"

Acheron le llamó a través de su vínculo mental utilizando el equivalente atlante para Soteria y así supo que él ya estaba más o menos enterado de lo que había ocurrido y por ello invocaba su presencia ante él. Cerrando sus enormes ojos marrones se teletransportó a Katoteros, el paraíso y hogar de los antiguos dioses Atlantes.

Katoreros era una isla rodeada de islas, tan bella y grandiosa como ningún otro lugar en el mundo de los humanos, el sol resplandecía encima de ella y cuando Soteria se detuvo frente al imponente palacio de mármol negro y oro de los dioses a su derecha pudo ver la isla paradisiaca que resguardaba las almas Atlantes que esperaban su reencarnación y a su izquierda la isla que habían tomado los demonios Carontes al servicio de los dioses.

Soteria se encaminó al interior del gran vestíbulo de mármol blanco y cuando cruzó sobre el símbolo de Acheron dibujado en el suelo: el sol con tres rayos plateados cruzados, su simple ropa de maestra cambió a un hermoso peplo negro, en su cuello y muñecas brillaban preciosas joyas de oro. Su gran cabellera castaña cayó sobre sus hombros haciéndola más hermosa.

Al cruzar las puertas de oro que llevaban al salón del trono vio a Acheron dándole la espalda. El era un imponente dios antiguo de seis metros siete, abundante cabellera negra y remolinantes ojos plateados signos de su identidad como dios. El vestía pantalones de cuero y una fromesta negra con su símbolo en la espalda

Acheron sintió la presencia de su mujer tras de él pero no se giró para mirarla. Ambos podían escuchar la canción She Wolf de Shakira proveniente de las bocinas del tv de plasma que estaba encendida en la habitación contigua. Simi cantaba a todo pulmón la dichosa canción, irritando enormemente a Acheron pero él no se atrevía a silenciar a su demonio predilecto. Lo más factible era cerrar las puertas.

Cuando Soteria terminó de acercarse a Acheron pudo ver que él observaba con suma atención su Sfora, la cual era una esfera de adivinación que le permitía ver el pasado, el presente y el futuro cuando él no podía hacerlo. Habitualmente se negaba a usarla porque no le gustaba intervenir en el destino de los mortales pero cuando este se entremezclaban con el suyo la regla era deja a un lado.

La Sfora le mostraba a él y a Soteria un barco que reposaba sobre las aguas del mar Egeo, Acheron hizo que la Sfora hiciera un acercamiento sobre los tripulantes del barco con la bandera de los Estados Unidos sobre su torre de vigilancia. Soteria se cubrió la boca ante su sorpresa, entre los tripulantes había un hombre que tenía años sin ver.

-¿Daniel Jackson? -

Acheron la miró fijamente, intentando indagar en sus pensamientos pero gracias a su vínculo con Soteria él no podía leerla. Soteria tocó la Sfora y esta mostró al hombre que ella había identificado como Daniel Jackson. Acheron supo todo sobre él inmediatamente lo observó, edad, profesión y su relación con la misma Soteria.

- ¿Qué hacen los militares y un antropólogo bajo las aguas del Egeo? - preguntó Acheron con un dejo de curiosidad,- pero la pregunta principal sería: ¿Qué hacen nadando en las proximidades del templo de mi madre?- expresó con cierta irritación, Soteria tragó en seco y él la miró ceñudamente.

- ¿Que tienes que ver en esto Tory?-

- Cariño, no me mires así, prometí preservar los secretos de la Atlantida y tu identidad. Pero yo no soy la única que en el pasado estuvo interesado en desentrañarlos - se defendió tajantemente.- Ellos evidentemente están muy cerca pero no se lo que buscan... -

- El portal, buscan el portal - explicó preocupado, sus ojos plateados destellaron provocando en Soteria confusión.

- ¿Que portal? - preguntó contrariada.

- El portal que los antiguos construyeron mucho antes de mi nacimiento, el portal que puede abrir las puertas de la Atlantida del pasado - contestó arrastrando las palabras entre su acento inglés y atlante, sonando oscuro y verdaderamente molesto con las circunstancias.

Santorini, Grecia

- Daniel, Espero que este viaje tan largo valga la pena y no sea una cueva llena de vasijas – dijo Jack mientras recogían su equipaje en el pequeño aeropuerto. Tomó su morral y un maletín de lona. Le gustaba viajar ligero.

El General Hammond había decidido que era mejor mantener un perfil bajo y que todo se hiciera con el menor movimiento militar. Así que después de un largo vuelo comercial, llegaban vestidos de civil a esa pequeña isla, donde por suerte no se perderían, porque Daniel la conocía bastante bien.

- No creo que sea el caso Jack – respondió Daniel mientras tomaba su equipaje de la cinta, se colgaba el morral al hombro y tomaba su maleta. – Espero que encontremos algo muy valioso, no importa lo que sea – agregó.

Llegó el turno de Sam de tomar su equipaje. Ella no solo llevaba su morral y su maleta, sino que llevaba su laptop y una caja con algunos equipos especiales que quería usar en su nuevo hallazgo. Demasiado equipaje para solo un par de manos.

- Déjame ayudarte – dijo Jack mientras tomaba la maleta más grande en su mano desocupada. Sam le sonrió. – Gracias Señor – le respondió.

- No creo que sea buena idea que vayamos por ahí hablándonos como militares – le dijo él acercándose un poco para mantener la voz baja. – Después de todo tratamos de mantener un perfil bajo -

Sam lo miró dudosa. – Yo estoy de acuerdo con eso - dijo Daniel arreglando sus gafas – No les hará nada mal llamarse por el nombre mientras estemos de civil – agregó el arqueólogo.

- Muy bien – dijo Sam – Pero no es algo fácil, ya saben, años de condicionamiento… - agregó sonriendo mientras Jack le sonreía, señalándole el camino de salida y Daniel tomaba de su mano el maletín con equipo científico.

- Después de ti, Sam – dijo Jack sonriendo mientras se ponía sus gafas oscuras.

Como tendrían que moverse por su cuenta, alquilaron un Jeep negro, perfecto para el terreno algo montañoso de Santorini, y con Jack al volante, después de ubicarse en el mapa, tomaron camino al hotel donde se quedarían mientras duraba la expedición.

Sam iba en el asiento de adelante, acompañándolo, y Daniel atrás con el equipaje. Como hacía un clima muy agradable, había recogido la capota y ahora disfrutaban de toda la brisa del Mediterráneo.

- Saben, me encantan los Jeeps – dijo Jack mientras tomaba salida hacía la ruta circunvalar, la principal de la isla – Puedes entrar en cualquier camino, puedes disfrutar la brisa… - agregó viendo de reojo a Sam quien también llevaba sus gafas oscuras y sonreía con su comentario.

Verla tan natural, con su cabello alborotado por el viento, en esa situación tan relajada, le hacía olvidar que estaban trabajando. Y le encantaba verla así. A decir verdad, para él esto parecía más bien unas vacaciones, un inusual sueño donde él y Sam viajaban a la costa y…

- Jack – dijo Daniel sacándolo de sus pensamientos que empezaban a tomar rumbos peligrosos – Debes girar a la derecha al llegar al cruce de más adelante -

- De acuerdo Daniel – dijo Jack reorganizando sus pensamientos y tratando de evitar que su mente volara otra vez por aquellos anhelados pero prohibidos lugares – Tú eres el guía – agregó.

La ruta que seguían bordeaba la costa, porque por suerte, el aeropuerto estaba muy cerca de Kamari, la población donde estaba ubicado el puerto y por lo mismo su hotel.

Apenas se alejaron un poco de la zona montañosa del aeropuerto, tuvieron de frente un paisaje maravilloso.

- Wow! – dijo Sam al ver aquel mar de brillo azul intenso, que se mostraba profundo y misterioso. La costa rocosa, poblada de intermitentes construcciones de arquitectura básicamente grecorromana. Un cielo azul claro, despejado sobre la isla pero que a lo lejos se convertía en una suave bruma sobre el horizonte. – Esta isla tiene una vista bellísima! – exclamó.

Jack desaceleró un poco para apreciar mejor el paisaje. En verdad era uno de los más lindos que había visto, y eso era mucho decir para alguien con tanto recorrido por el universo.

- Así es Sam – dijo Daniel sonriendo – Es una de las islas más paradisiacas de Grecia -

Sam miró a Jack y al observar su rostro de emoción y asombro, él no pudo más que sonreírle.

- Si, la vista es hermosa – dijo él, aunque no se refería únicamente al paisaje de la costa de Santorini.

- Y esperen a ver los amaneceres y atardeceres! – Exclamó Daniel – Son algo sobrenatural! -

- Entonces espero que tengamos más misiones como esta – dijo Jack sonriendo mientras giraba en el cruce que había mencionado Daniel, con rumbo al hotel Aegean Plaza.

El lugar donde se hospedarían tenía todos los servicios, pero nada de lujos. No más de 20 habitaciones y una zona con piscina y vista al mar. Apenas lo que ellos necesitaban.

A pocas cuadras de allí estaba el puerto de Avis, donde debían tomar un barco pequeño que los llevaría hasta el buque donde se realizaba la investigación.

La Sfora se apagó y Ash comenzó a sentirse impotente, cuando la Sfora dejaba de mostras escenas futuras era porque se entremezclaban con el de él y Acheron no podía controlar su destino. En busca de respuestas más factibles para él pensó en acudir a la persona que curiosamente podía estar metida en aquel asunto... pero habían pasado dos días y esa persona no se dignaba en presentarse.

Soteria observaba desde el trono de Acheron como este movía de un lado para otro mientras gritaba a viva voz y pedía la presencia incorpórea de su madre ante ellos. Soteria entendía la frustración del último dios Atlante, Apollymi tenía la curiosa costumbre de ocultarle ciertas cosas a su hijo bien amado y Acheron tenía la ligera sospecha de que su adorada madre estaba detrás de los últimos acontecimientos en el mar Egeo.

Simi, estaba a su lado, calzando botas de combate, una diminuta falda escocesa y una blusa campesina rosada. La chica-demonio agitaba su larga cola como las agujas de un reloj sobre su cabeza y debes en cuando rozaba sus negros cuernos. La chica-demonio miraba con curiosidad y diversión a su papi pero Soteria no sentía curiosidad ni diversión, sentía preocupación.

-Matera ¡Deja de hacerte la sorda y preséntate ante mí!- gritó airado mirando hacia el suelo, como si pudiera ver a su madre a través de las baldosas.

-A akra-Apollymi no le gusta que le griten y le den ordenes- le recordó Simi con su habitual suspicacia.- La última vez que alguien le ordenó algo hundió todo un continente.

-Gracias por recordármelo, Simikey- dijo distraído Ash mientras continuaba moviéndose agitado por todo el salón.

-Haces bien, Simi- pronunció una voz detrás de Ash.- Apostolos sabe bien que no debe gritarme.

Soteria y Ash prestaron suma atención a la forma incorpórea de Apollymi, rubia platinada y tan hermosa como su hijo, sus ojos plateados demostraban su relación con su hijo y el panteón atlante y aunque físicamente no se encontraba entre ellos podían sentir su gran poder. No en vano la llamaban La Gran Destructora.

Se movió con elegancia hasta él y colocó su delicada mano transparente sobre la mejilla de su único hijo. A Soteria le daba cierta pena que Apollymi no podía tocar ni abrazar realmente a su niño, si lo hacía, las consecuencias serían catastróficas.

-¿Por qué no viniste cuando te llame la primera vez?- le preguntó contrariado.

-¿Por qué tanta impaciencia Apostolos?- preguntó inocentemente Apollymi cuando le llamó por su nombre real.

-Matera, tenemos un gran problema aquí y tienes que ver con esto- expresó tratando de mitigar su enfado.- Has atraído otra vez a los humanos hasta tu templo y buscan el portal que hicieron los Antiguos en tu honor ¿Por qué?- le preguntó.

-Yo no he hecho tal cosa- expresó Apollymi indignada, se alejó de su hijo y flotó hasta Soteria. Ambas lucían hermosas en sus pleplos negros.

- No me mientas- le discutió Ash. -Me ocultaste por casi doce mil años que tenía una hija, no me digas que jamás me has mentido- le recordó y su madre no le discutió porque él tenía la completa razón.- Ahora, si no es así- disertó haciendo un gesto de disculpa con las manos,- debemos averiguar por qué quieren el portal y por qué rayos no puedo ver qué sucedería si lo obtienen.

- Si tantos problemas te causa el no poder verlo m´gio- le dijo Apollymi en atlante,- mátalos y asunto resuelto- Simi aplaudió contenta ante la recomendación de la diosa.

-Matera- le advirtió Ash.- Te he dicho millones de veces que no mato humanos- a eso Apollymi solo pudo mostrar un gesto de disgusto.

- Simi lo puede hacer por ti akri- expresó Simi sintiéndose gustosa.- Los puede freír a la barbacoa y comérselos.

- No Simi- negó Ash asustado, la sola idea de Simi friendo y comiendo humanos como si fueran simples pollos le estremecía.

- Yo podría averiguar qué es lo buscan y quieren- les interrumpió Soteria quien permanecía de brazos cruzados.- Conozco a Daniel, es conveniente que me acerque.

- Puede ser peligroso- expresó Ash. El no era muy dado en poner en peligro a sus mujeres.

- Bebé, bajo mi fachada de antropóloga y experta en la Atlántida no creo correr ningún riesgo- le recordó Soteria de forma cariñosa.- Además ya viste que Daniel es inofensivo -

- Pero los demás son militares- discutió cruzándose de brazos, no habría quien lo sacara de aquella resolución de no dejarla participar.

- Como si eso fuera un problema para mí- dijo divertida, momentáneamente sus ojos marrones cambiaron a plateados y Apollymi sonrió al sentir el poderío que emanaba de la esposa de su hijo.

Ash suspiró, él podía ser terco pero Soteria lo era el doble y él sabía que con los poderes de su madre y los de él combinados Soteria podía defenderse muy bien sola.

Bajar hasta la caverna había sido simple pero emocionante.

El pequeño submarino de expedición apenas tenía lugar para cinco personas, así que tan solo iban en él un par de marinos, Sam, Jack y Daniel.

La entrada a la cueva era bastante amplia, iniciaba horizontal y después de unos diez metros ascendía, llegando a una burbuja de aire dentro de una caverna, donde había una formación rocosa que parecía un puerto, y donde ubicaban el submarino mientras exploraban.

El aire, era completamente respirable, lo que era de por sí, un buen indicio para ellos.

No necesitaban mojarse al bajar del submarino, sin embargo ellos estaban equipados con trajes de buceo de ser necesario sumergirse en las templadas aguas del Mediterráneo.

En la caverna habían sido adaptadas unas lámparas de batería y había una buena iluminación, por lo tanto veían claramente por donde debían caminar.

- ¿Listos? – dijo Jack a su equipo, que se acomodaba los morrales en la espalda para empezar la corta caminata que subía hasta la puerta sellada.

- Listo señor – respondió Sam quien, como buen soldado, ya estaba lista para partir.

- Listo – dijo Daniel un momento después, cuando ya había revisado que tenía a mano su cámara y su libreta.

- Te seguimos entonces Daniel – le dijo al arqueólogo, señalando hacia el camino formado en la piedra. – Yo te cubro – agregó bromeando. Daniel lo miró, sonrió sarcásticamente y empezó a caminar adelante del grupo.

Como ya un equipo de exploración inicial había hecho el recorrido y descartado cualquier peligro grave, y además, no estaban en calidad de militares, entonces el SG1 no llevaba armas de fuego pesado, tan solo un par de cuchillos de submarinismo que tenían Sam y Jack amarrados a la pierna. Jack esperaba no necesitarlos ni tampoco las armas.

Después de unos minutos llegaron al sitio.

Una cámara que se agrandaba de repente, y se convertía en una majestuosa antesala de una cueva que, tal como les habían informado, se encontraba sellada por una piedra.

Los tres se quedaron asombrados.

Daniel se acercó rápidamente a fotografiar los dibujos que adornaban las paredes y los símbolos que tenía el borde de la roca, la cual era de forma redonda y parecía tallada a la medida de la entrada que cubría.

Nunca había visto esta misma clase de arte en otra parte, y no le parecían de ninguna de las culturas conocidas en la historia, lo que lo asombraba aún más.

Sam tomó sus aparatos y detectores, los acomodó fuera del morral y empezó primero midiendo radiaciones y otras clases diferentes de emisiones en la puerta, luego lo hizo en sus alrededores.

Jack simplemente se dedicó a mirarlos trabajar, especialmente a Sam quien parecía algo necesitada de ayuda para lograr manipular una especie de radar que debía conectar a su laptop.

- ¿Necesitas ayuda? – le preguntó Jack acercándose y descargando su morral cerca del de ella. Ya que él llevaba consigo tan solo el equipo de supervivencia, comida y agua, su morral era mucho más liviano que el de sus compañeros.

- Si, gracias – dijo Sam entregándole el laptop para que Jack lo sostuviera mientras ella tomaba las lecturas en la parte más alta de la puerta. Jack la observaba asombrado, la forma en que Sam se absorbía en su trabajo, la forma en que hacía ese pequeño gesto mordiéndose el labio cuando algo estaba un poco más complicado de lo que parecía… Jack respiró profundo y se trató de concentrar un poco más en el trabajo que en quien lo estaba haciendo.

- ¿Se siente bien? – le preguntó Sam preocupada al oírlo respirar así.

- Si, no hay problema – respondió con una pequeña sonrisa. – Continúe con su trabajo – afirmó Jack.

- Creo que no hay nada más que podamos hacer acá – dijo Daniel mientras recorría el borde de la puerta tocándolo cuidadosamente. – Esto está completamente sellado y no encuentro nada que indique como abrirlo – afirmó con algo de malestar.

- Las lecturas que he tomado tampoco indican nada – le dijo Sam – No puedo atravesar la estructura de la puerta así que no sirve de nada el radar, si Daniel no tiene más pistas, estamos estancados acá – dijo ella mientras empezaba a recoger el cable que daba hasta el laptop que Jack seguía sosteniendo en las manos.

- Bueno gente, entonces creo que es hora de que volvamos a subir, analicemos todo y reorganicemos nuestra estrategia – dijo Jack – Empaquen todo que nos vamos -