Disclaimer: Digimon no me pertenece. Este fic es para Gale el Remolino, por el "Intercambio Navideño de Drabbles" del foro Proyecto 1-8.

Para inspirarme, debía usar el siguiente diálogo:

"—¿... podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?

—Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar.

—No me importa mucho el sitio…

—Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes".

Alicia en el País de las Maravillas

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¿Qué camino seguir, si no sabes dónde quieres ir?


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I. Sigue

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Taichi se despidió con la mano en alto. Sus compañeros del equipo de fútbol se marcharon, cada uno por su lado, mientras él se dejaba caer en la solitaria parada del autobús. El cielo ya era de un azul intenso, más oscuro por momentos. El cansancio por el torneo hizo mella en el chico y no tardó en caer profundamente dormido, despatarrado de cualquier manera en el banco de la parada del autobús.

Se sintió muy desorientado al despertar. Tardó en darse cuenta de qué lo había sacado de su sueño.

No fue la llegada del autobús. Fue un extraño gato blanco, con grandes orejas y con una larga cola, que mordisqueaba el bajo de su pantalón y daba tirones.

—Eh, gatito, ¿qué quieres? ¿Te has perdido? —preguntó, somnoliento.

El animal, obviamente, no respondió. Solo le dio más y más tirones, hasta que Taichi se levantó.

—Oye, que me vas a romper la ropa —se quejó, divertido.

Pudo ver mejor al gato a la luz de la farola más cercana. ¿Tenía pelo morado? ¿Eso eran guantes?

No pudo reflexionar mucho más, porque el animal volvió a morder el bajo de su pantalón y a tirar de él. Quizá era un pensamiento estúpido, pero parecía que quería que lo siguiera.

—¿Quieres enseñarme algo?

El animal estiró las orejas al escuchar aquello. Le soltó y empezó a caminar. Se detuvo en medio de la carretera para mirarlo y Taichi juraría que esos ojos azules parecían más inteligentes de la cuenta. Así que, sintiéndose bastante idiota, decidió seguirlo. Lo llevó más allá de unos arbustos, hacia la calle donde terminaba el barrio, y siguió caminando en dirección al campo.

El teléfono de Taichi sonó en su bolsillo, asustándolo, se rio de sí mismo antes de responder.

—Estoy bien, mamá… Es que me he dormido en la parada… Sí, hemos ganado. No, no creo que llegue a cenar, estoy siguiendo a un gato… Es que parece que quiere llevarme a algún sitio… ¿Qué importa dónde? Parece importante… Ya, ya, dejaré de hacer el tonto… Que sí, ya voy.

Colgó y buscó con la mirada al animal, esperando no encontrarlo, pero se equivocó. Estaba parado unos metros por delante, esperándole.

Probablemente su madre tenía razón y estaba siendo tonto e infantil. No le importó. Solo siguió andando cuando el gato lo hizo.

Así llegaron fuera del pueblo en el que había sido el torneo. Apenas se veía nada, porque la carretera más cercana estaba a bastantes metros y no había iluminación en medio del campo. Taichi empezó a pensar que aquello había sido mala idea, pero, antes de decidir si volvía o no, vio al gato desaparecer de pronto.

Apretó el paso para no perderlo. Y lo que perdió fue el equilibrio.

No llegó a escuchar su propio grito mientras caía, dando vueltas sobre sí mismo, por un profundo agujero. Vio fogonazos de luz y le pareció apreciar un mar y una isla a lo lejos, así que se preguntó si se había muerto por el susto o sería la caída lo que acabaría con él.

No fue así.

Notó césped en su espalda y algo saltando sobre su pecho, para despertarlo. Era un bicho redondo y rosa rarísimo, con una boca enorme.

—¡Hola, Taichi!

—¡¿Pero qué…?! —gritó, incorporándose y alejándose lo más rápido que pudo.

El bicho se rio. A su lado estaba el extraño gato, que lo era más aún a la luz del día. ¿Día? Pero si era de noche… ¿Y cuándo se había metido en medio de un bosque? ¿O sería una selva?

—¿Qué está pasando? —murmuró, planteándose si pellizcarse o no.

—Te he traído para ayudarte —le dijo el gato—. Y para que nos ayudes.

—Taichi —lo llamó de nuevo el bicho redondo—, has olvidado algo. Todos lo habéis olvidado. Y necesitamos que recuerdes, ahora sí. Porque tienen a Hikari.

Ese nombre fue como un golpe en la mente de Taichi. Un golpe que le hablaba de monstruos y de alguien que se marchó. Alguien a quien quería y protegería siempre.


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Este capítulo está relacionado con el siguiente, aunque ocurre después, pero sentía que era mejor publicarlos en este orden.