En este momento…
Sabía que te encontraría aquí…
Supongo que no hay nada que no sepas tú.-Dijo él con la voz rota, en parte por el frío de esa noche de octubre, en parte por la discusión que acababa de llevarse a cabo en la sala común de Gryffindor.
Sólo quería darte las gracias.- Dijo ella sentándose a su lado en uno de los escalones de la torre de astronomía. Miró un momento al cielo y prosiguió.- Pierre es un capullo. Lo siento mucho.
James no dijo nada, únicamente asintió con la cabeza.
Necesito estar solo….
James…- Le volvió a llamar ella recogiendo uno de sus mechones pelirrojos detrás de su oreja.- Tal vez… Algún día…- Sonrió al recordar la de veces que había pensado esas palabras, y la de veces que había oído a James pedírselo.
Él seguía mirando el cielo, pero ahora cerró los ojos, como si no quisiera dejar ningún detalle que se le pudiera pasar.
Sólo tal vez…- Siguió ella.- Podríamos…
El corazón de él latía con violencia en su pecho, pero la pelirroja no lo escuchaba, y gracias a la oscuridad de la noche no veía el color rojizo que había adquirido la cara de James.
Bueno… Tal vez podríamos dejar de pelearnos y ser amigos… O podríamos intentarlo. Lo que has hecho hoy por mí me ha demostrado que podrías llegar a ser un gran amigo.
Su corazón se paró de golpe.
De verdad necesito estar solo….
Abrió los ojos y cambió de postura, apretando la mandíbula que aún le dolía de la pelea. Su ojo se había hinchado y su labio sangraba ligeramente.
Lily le miraba atentamente, anotando cada movimiento y observando su reacción al pronunciar aquellas palabras.
Lily…- Empezó él.- No creo que nunca pueda llegar a ser sólo tu amigo…
Su voz sonaba ronca, y por alguna extraña razón, esas eran las palabras que Lily necesitaba oír desde el principio. No lo dudó, apenas James hubo terminado de pronunciar la última palabra, Lily se le lanzó encima, abrazándole, y de forma tímida y torpe, le besó. James no supo cómo reaccionar, demasiado para él. Lily se separó y le dijo:
No, James Potter, lo sé…- Sonrió.- Yo también te quiero.
Al chico se le cruzaron demasiadas emociones en escasos minutos. Pero no tardo ni dos minutos en mirar a la chica de los ojos verdes que tenía todavía entre sus brazos y besarla, de forma dulce, pero decidida y apasionada, saboreándola cuanto pudiera…
A partir de entonces tendría el resto de su vida para pasarla con ella...
Pero más necesito estar contigo… Tenerte a mi lado.
Para siempre.
