Nota de autora: Este fic y sus personajes están basados en la saga de libros "Cazadores de sombras" de Cassandra Clare.
Cuando de demonios se trataba no había ningún patrón de conducta estipulado, pero tantas apariciones en un período tan corto de tiempo se podía considerar que no era del todo normal. El Instituto de Nueva York recibía constantes llamadas durante todo el día (incluso de noche) avisándoles de presencias demoniacas por todos los rincones de la ciudad. Era tal el volumen de trabajo que tenían que tuvieron que pedir refuerzos a la Clave que les mando más guerreros. Serían las tres de la madrugada cuando el teléfono móvil de Alexander Lightwood les despertó a él y a su novio.
-¿Qué pasa?- Preguntó el Gran Brujo de Brooklyn sin abrir los ojos y apretando más el desnudo cuerpo de su chico contra él.
-Demonios. Tengo que ir- respondió Alec con voz de dormido.
-¿Y no pueden ir los otros?-
-Ya están allí, necesitan refuerzos- y se despegó como pudo del agarre de Magnus sintiendo frío al separarse de la bronceada piel del brujo.
Se vistió a toda prisa y cogió un zumo de la nevera para no irse con el estómago vacío. Cuando se dirigió a la puerta Magnus estaba allí esperándole ¿Cuándo se había levantado? Al nefilim le conmovió el detalle de que su novio hubiese ido a despedirle a la puerta.
-Ten cuidado- Bane acarició la mejilla del joven y se fundieron en un dulce beso. –Jura por Ángel que volverás-.
-Te lo prometo- le sonrió el nefilim.
Cada vez que Magnus le hacía esa petición Alec jamás obedecía porque sabía que quizá algún día no podría cumplir con su promesa, y jurar por el Ángel era lo más sagrado que un nefilim podía hacer: era un juramento que no se podía romper. El subterráneo sabía el motivo por el cual su pequeño cazador nunca le juraba por el Ángel que volvería y eso le creaba una ansiedad y un estado nervioso que solo se aliviaba cuando volvía a verle o cuando Alec le telefoneaba diciendo que ya todo había acabado e iba de camino a casa.
De muy mala gana Alec se desplazó por las calles de la ciudad como si fuera un zombi hasta llegar a la zona de ocio, repleta de bares, discotecas y de jóvenes con ganas de pasarlo bien: era viernes noche. Los cazadores de sombras habían recibido una llamada de Bat, el dj licántropo del Club Pandemonium, advirtiéndoles de que habían varios demonios por los alrededores. Los nuevos guerreros de la Clave se fueron tras dos de ellos y a los hermanos Lightwood les tocó hacerse cargo de los tres que quedaban. Acabaron con dos de ellos con mucha facilidad pero el tercero ya fue diferente: era un "Cambia-pieles", con la habilidad de cambiar de forma física a su antojo así que era muy complicado dar con él. Lo único que podían hacer era tener paciencia y esconderse para observar detalladamente esperando a que el ser tuviera algún fallo o bajase la guardia mostrándose.
Jace era impaciente por naturaleza, él era un hombre de acción, así que no dejaba de dar vueltas arriba y abajo deseando encontrar a su presa. Alec por su parte aceptaba las cosas tal y como venían: si tocaba esperar pues lo hacía. Para que el tiempo pasase más rápido pensaba en Magnus o se entretenía observando como Clary e Izzy criticaban las ropas de las otras chicas (según ellas no era criticar era comentar…) y así, esperando, fue cuando le vio.
Era un chico muy alto (más o menos como Magnus) y tan extremadamente guapo que incluso al nefilim le daban vergüenza mirarle: se le aceleró el corazón y le ardía el rostro. Era evidente que era un ser mágico ya que su marca de brujo (dos pequeños cuernos en la frente) le delataban pero a diferencia de lo que podía parecer no le afeaban el rostro al contrario: le daban un toque irresistiblemente sexy. Tenía el pelo de un color castaño muy claro y repleto de mechones rubios que le hacían juego con sus grandes ojos marrones claro. Todo en él era atractivo: su físico, su forma de vestir, sus movimientos…
-¿Sabes que mirar alguien como tú estás mirando a ese chico teniendo pareja se puede considerar infidelidad?-
Automáticamente Alec dejó de mirar aquel desconocido y se giró hacia su hermana.
-No… ¿Qué dices? Yo no estaba mirando… No soy infiel…- nervioso.
-Relájate- le tranquilizó su hermana- nosotras también tenemos novio y le estábamos mirando… si un tío está bueno, está bueno por más pareja que tengas. Qué estés a dieta no significa que no puedas mirar el menú hermanito- y se fue guiñándole un ojo.
Alexander notó como se sonrojaba de nuevo pero no podía dejar de mirar a ese chico hasta que inevitablemente éste se dio cuenta de que estaba siendo observado, y con todo su descaro le dedicó una sexy sonrisa a Alec mientras también le guiñaba un ojo. En esos momentos el nefilim hubiese querido que el suelo se abriera bajo sus pies y se le tragara, se puso tan nervioso que incluso se chocó contra una farola cuando se giraba avergonzado para irse a otro lugar. Dio una tonta vuelta a la calle y volvió con sus hermanos pero el guapo desconocido ya no estaba. Una parte de él se entristeció al saber que ya no podría observarle más.
Habrían pasado ya unos cuarenta minutos desde que llegaron cuando Jace se cansó de seguir esperando así que les reunió a todos y empezó a explicarles su plan para encontrar al demonio. Como de costumbre la estrategia de combate del joven Herondale fue efectiva y consiguieron liquidar a su presa. Al fin podían volver a casa. Anduvieron juntos y en silencio hasta llegar la bifurcación donde sus caminos se separaban: Alec giraba hacia la izquierda mientras que el resto del grupo seguía la dirección contraria.
-Nos vemos mañana- Jace se despidió con un sincero abrazo. Aunque ya hacía tiempo que Alec estaba viviendo con Magnus parecía que el rubio aún no se había acostumbrado a separase de su parabatai.
-Sí. Mañana hay el "Aquelarre" así que Magnus estará ocupado. Seguramente vendré a cenar al Instituto.
-¿Aquelarre? ¿Eso no es lo de la reunión de brujas? Pensaba que era un mito de la edad media- intervino Clary.
-Y eso es lo que es- sonrió Alec- reunión de brujos y brujas. Una vez cada veinticinco años, desde hace siglos, se reúnen los seres mágicos y hacen una especie de celebración. El mito que dices tú es real: si que se juntaban durante la edad media pero no invocaban demonios ni comían niños como se decía. Eso era algo que se inventaron los mundanos para tener una excusa para poder quemarles en la hoguera De hecho en uno de estos fue donde se conocieron Magnus y Catarina. Actualmente siguen quedando pero ya no lo hacen en los bosques o prados… ahora se reúnen en lujosas salas-.
-Oh… ya veo…- Clary le devolvió la sonrisa.
Se despidieron y de camino a casa Alec no pudo evitar volver a pensar en el brujo desconocido. Estaba convencido de que no era de la zona ya que jamás lo había visto lo que le hacía sospechar de que había venido hasta Nueva York para asistir al "Aquelarre" ¿Significaba esto que volvería a verle? La broma de su hermana la retumbó en la cabeza: ¿Pensar tanto en otro chico era ser infiel? A él le molestaría mucho que Magnus pensase en otra persona. La culpabilidad se le puso en el estómago.
La tarde del día siguiente fue una locura: en menos de dos horas dieron a caza a cuatro demonios diferentes. En uno de esos combates Izzy resultó herida.
-¿Y está muy mal?- Preguntó Magnus acabándose de peinar.
-No. Ya conoces a mi hermana. Está convencida de que mañana podrá volver a luchar pero sus heridas eran muy feas. Se la han llevado a Idris para que un especialista le mire-.
-Vaya. Si quieres puedo examinarla o pedirle a Catarina que lo haga-.
-No te preocupes todo irá bien- el nefilim levantó la cabeza para besar la mejilla del brujo- vas muy guapo- le piropeó.
-¿Te gusta? No sabía si ponerme esta camisa o la otra roja-.
-Estarás guapo de todas formas-.
-Mi amor, mi dulce cosita- y el brujo empezó a darle sonoros besos en la frente- Ojala todo el mundo me viera con tus ojos. Esa celebración es un nido de críticas. Comete un solo error y van hablar de ti durante generaciones. ¿Qué vas hacer tú?-
-Me ducharé porque apesto a icor de demonio, descansaré un poquito y luego seguramente iré a ver a Jace-.
-He dejado tu nombre en la lista de acompañantes, puedes pasar por la fiesta un rato si te apetece-.
-Oh eso suena genial-.
Cuando Magnus se fue Alexander se duchó tranquilamente, se sentó en su cómodo sofá a mirar la televisión un ratito y luego cenó. El nefilim tenía que reconocer que echaba de menos al brujo: nunca estaba en casa sin él. A más cada vez que se sentaban para ver la televisión uno se poyaba en el otro o se acariciaban el pelo… se le hacía tan grande ese sofá sin él… así que decidió pasarse por el "Aquelarre".
Tal y como le dijo Bane tan solo le hizo falta dar su nombre al vigilante de la puerta para poder acceder a la celebración. Se preguntó una vez más si volvería a ver al atractivo brujo allí dentro. Notó como se sonrojaba al volver a recordar como el desconocido le había guiñado un ojo sensualmente. No le costó mucho encontrar a su novio: solía estar en el centro de un gran círculo de gente. Si algún adjetivo describía a Magnus era "popular". A más a más era más alto que el resto de los invitados: su engominado pelo sobresalía por encima del círculo.
-Hola- le saludó Alec tocándole la espalda.
-¡Alexander! Has venido- alegremente sorprendido. Se besaron. –Mira voy a presentarte a mi novio- le dijo a la persona con la cual estaba hablando.
Al hijo del Ángel se le paró el corazón. El interlocutor de Magnus no era otro que el sexy brujo en el que tanto había estado pensando. De repente el pánico se apoderó de él: contra semejante bellezón no había competencia alguna. Era evidente que ese chico era mucho más guapo que él, de hecho era mucho más guapo que todo el mundo, exceptuando a Magnus. Y encima eran amigos. Seguro que esos dos se acabarían enamorando y el Gran Brujo de Brooklyn le dejaría.
-Alec ¿Estás bien?- La voz del subterráneo devolvió al nefilim a la realidad-.
-Sí, sí- contestó éste aún asombrado.
-Éste es Theon…un…-dudando- un viejo amigo- continuó el Gran Brujo.
-¿Es un nefilim?- Le preguntó Theon a Bane.
"Genial, empezamos bien" pensó Alec.
-Es Alec y es mi novio- puntualizó Magnus.
-Vaya… pues encantado Alec- Theon le alargó la mano a forma de saludo. El cazador de demonios le devolvió al apretón de manos. –Creo que ya nos vimos anteriormente ¿Me equivoco?- Con una sonrisa pícara.
Alec se aterrorizó. Le asustaba la idea de que ese tal Theon le contara a Magnus que su querido novio la otra noche no le sacaba los ojos de encima o que se puso nervioso cuando le guiñó el ojo. Aunque finalmente no hizo nada de esto (no delante de Alec por lo menos), si que es verdad que allí fue donde empezó la pesadilla para el nefilim: Magnus y Theon no paraban de charlar entre sí y reír de viejas anécdotas quedando Alec completamente al margen de la conversación. Magnus se esforzaba por no "marginar" a su novio pero era evidente que entre los dos brujos había mucho feeling. Quizá demasiado. En un momento en el que él Gran Brujo de Brooklyn había ido al baño y en busca de otra copa Theon aprovechó que estaba a solas con Alec para charlar con él y contarle pequeños detalles sobre el pasado de su novio como por ejemplo que ellos dos habían tenido una apasionada relación, de aquí que se conocieran y tuvieran ese feeling. Evidentemente eso no le sentó nada bien al medio ángel y encima empezó a notar como si Theon se riera de él y le faltase el respeto: hacía bromas de mal gusto sobre él y su mortalidad, contaba detalles picantes sobre su vida sexual con Magnu…etc. Su grupo de amigos le reían todas las gracias haciendo que Alec se sintiese ridículo e incomodo. De repente Theon pasó de guapo a indeseable.
El joven Lightwood se moría de ganas de salir corriendo de allí y volver a casa pero bajo ningún concepto iba a dejar a su novio solo con ese depredador acechándole. Al fin la gente empezó a marcharse y el maldito "Aquelarre" terminó: ya podían irse pero el mal rato para Alec aún no había terminado. Curiosamente Theon cogió la misma dirección que ellos y les acompañó hasta la puerta de su casa, jamás el camino se le había hecho tan largo.
-Adiós- se despidió secamente Alec de Theon.
-Un placer conocerte- le respondió él con sarcasmo y sonriendo con maldad.
-Me ha alegrado mucho volver a verte Theon. Nos vemos mañana- se despidió Magnus abrazándole.
Tan solo cruzar la puerta y entrar dentro del piso Alec pidió explicaciones a Magnus.
-¿Qué significa que os vais a ver mañana?- Molesto.
-He quedado con él para ir a tomar un café y hablar más tranquilamente. Ha pasado tanto tiempo que tenemos mil cosas para contarnos- contestó como si nada.
-¡No!- Rotundamente.
-¿Qué?- Sorprendido y sin saber a que venía eso.
-Que no quiero que quedes con él-.
-No te estoy pidiendo permiso- recalcó el brujo.
-Pero eres mi novio. No puedes quedar con otro chico-.
-¿Perdona? ¿A caso no quedas tú con tus amigos?- Empezándose a enfadar viendo que el otro hablaba en serio.
-Es diferente nosotros solo somos amigos, no me acuesto con ellos ¿Qué? ¿Pensabas que nunca lo sabría? Pues tu querido amigo me lo ha contado todo- con rencor.
-Alec… lo mío con Theon es agua pasada, no tienes de que preocuparte-.
-¿Y por qué no me lo has dicho cuando me lo has presentado? ¿Por qué me he tenido que enterar por él? Me dijiste una vez que yo he sido tu único ex con el que has vuelto y hoy me entero de que llevas más de tres siglos teniendo romances con éste tío-.
-Alexander...- intentando calmar los ánimos- no te he dicho nada porque quería evitar precisamente que pasase eso. Es tan solo un café con un viejo amigo-.
-¡Y una mierda!- exclamó Alec- ¿Es que no te has dado cuenta de lo gilipollas que es ese tío. Eso será una cita en toda regla y ya sé como acaban vuestras citas.-
-¿De verdad piensas eso? ¿Crees que yo te haría esto? ¿Esa es la confianza que me tienes?- Molesto.
-En quien no confío es en él ¿Sabes que ha estado toda la noche riéndose de mí? ¿De verdad vas a quedar con alguien que ha estado toda la noche faltándome el respeto?-
-Por el amor de Dios Alec nadie te ha faltado el respeto. ¿Ya vuelves a empezar con tus absurdos celos? Pensaba que esa etapa ya la habíamos superado. ¿Entiendes por qué no quería decirte que habíamos sido pareja? Porque te conozco y sabía que esto acabaría así: peleados-.
-¿Qué no me ha faltado el respeto? Y tú que sabes si no estabas allí- le explicó el tipo de bromas y comentarios que Theon le había hecho sobre su vida sexual, haciendo bromas del tipo " ya quedaré con Magnus de aquí a 50 años" entre otras cosas.
-Alexander… tienes que entender que él solo se relaciona con inmortales… quizá tiene una manera de ver la vida que tú no entiendes. Mira, conozco a Theon desde hace más de cuatrocientos años y sé que jamás le faltaría el respeto a nadie… no dejes que tus celos transformen la realidad. Es un buen tipo y es mi amigo. Es como si yo ahora te digo "no quiero que quedes con Jace porque estabas enamorado de él ¿Ves lo absurdo que suena? No puedes prohibirme que me vea con mis amigos- intentando que su novio lo entendiera.
-Por supuesto que no, tienes que conservar tus amigos para cuando de aquí a cincuenta años yo me muera podrás volver corriendo junto a ellos-.
-Te estás pasando de la raya- ese comentario le había dolido.
-Pero tú ya tienes novio, no puedes quedar con otro. Espero que mañana ya hayas cambiado de opinión-.
-¿Cambiado de opinión? Quedo muchas veces con Catarina y nunca te ha molestado ¿Sabes que creo que pasa? Que te molesta que quede con un chico guapo porque después de todo lo que te he demostrado sigues sin confiar en mí.-
Esa noche ya no volvieron hablarse más y cuando despertaron siguieron sin dirigirse la palabra. Estuvieron así todo el día hasta que llegaron las 16:00h. Alec se estaba preparando para empezar su turno de vigilancia y Magnus se estaba peinando.
-Vas a ir a ese café ¿Verdad?- Decepcionado ya que pensaba que quizá su novio cambiaría de opinión.
-Nunca dije que no lo haría- seco.
-No me lo puedo creer. Ayer te dije que para mí eso es infidelidad y aún y así tú lo vas hacer.-
-¿Infidelidad? ¿Ir a tomar un café con un amigo es ser infiel? ¿Estoy en una relación adulta o en el patio de un colegio? Deja de decir bobadas Alec.-
-Bobadas… ya veo…. Disfruta de tu día- y empezó a irse.
-¡Alec!- Le llamó Magnus- Una relación sin confianza no es una relación… así que plantéate todo esto.-
-Ya lo estoy haciendo- y se fue dando un portazo.
Continua en capítulo 2
