Oscuro camino a casa

Capítulo 1

Era una tarde como cualquier otra. Los restantes rayos del sol iluminaban la ciudad. Las personas caminaban tranquilamente por las calles. Aunque siempre hay lugares en donde nadie se atreve a ir en plena luz del día ni mucho menos al atardecer .

Son callejones en donde apenas llega la luz del sol, sin embargo se puede ver con claridad el camino. Al menos para los que yaestán acostumbrados. En estos lugares se puede encontrar droga, prostitución, alcohol, cualquier cosa que no es apropiada encontrar en un hotel de lujo. Cualquiera que entre en estos lugares corre peligro, a menos que ya haya venido antes y ya esté familiarizado con el lugar.

Como era el caso de Yami, un joven de 16 años. Sus ojos eran carmesí, muy poco comunes pero exóticos. Su cabello también era inusual, tricolor en forma de estrella. Mechones rubios caían libremente sobre su rostro. Para muchas personas en este lugar, Yami es la criatura más hermosa que han visto. Pero si querían estar con él tendrían que pagar, nada es gratis después de todo.

Pero por ahora el joven no hacía nada importante, solo vagar por los callejones sin algo mejor que hacer que patear cuanta caja encontrara. Estaba muy concentrado en lo que hacía, así que el sonido de una voz no muy lejos de ahí lo tomó por sospresa.

-Vaya, vaya, qué tenemos aquí?- preguntó la voz masculina.

-A un humilde sirviente, mi señor- contestó el joven. Ya había reconocido esa voz, así que no estaba preocupado.

-Eso puedo verlo. Un sirviente muy hermoso si me permite decir- habló el hombre.

-Está bien, ya basta de juegos. Qué es lo que quieres, Daian?-

-Acaso no puedo visitarte de vez en cuando?- preguntó obviamente ofendido.

-Enserio. Qué quieres?- insistió Yami.

-Solo vine a traerte un regalo- confesó mientras se acercaba, revelando su aspecto. No era un hombre, era solo un joven de 17 años, sin embargo, su voz era la de un hombre adulto. Su cabello era rubio y sus ojos verdes como esmeraldas. Era más alto que Yami por unos centímetros. Su piel era blanca, igual que la del otro joven. -Pensé que te gustaría- agregó.

-Qué regalo?- preguntó el joven con curiosidad. El otro no contestó solo le entregó una bolsa con una especie de polvo blanco dentro.

-Para ti- le dijo. Yami sonrió, eso era exactamente lo que quería. -Te gustó?-

-Por supuesto- contestó el joven. Esto le ayudaba a mantener sus emociones bajo control pero a la vez sentirse bien, y por primera vez sentirse el centro del universo. Aunque ya lo había probado antes así que no sería la primera ver que se sintiera así.

-Aunque... creo que me merezco un premio- comentó el adolescente.

-Pero... creía que era un regalo- habló Yami con falsa inocencia. Toda su inocencia ya la había perdido, hace mucho tiempo. Pero ya no valía la pena recordar. Además, esta vida le gustaba. Era mejor que estar en un colegio estudiando todo el día.

-Bueno, por lo menos podrías darme las gracias- le dijo. Yami sonrió al entender lo que quería el otro joven. Con paso lento, se acercó al otro de una manera muy provocativa. Cuando ya estaba a solo centímetros del otro cuerpo, acercó su rostro al del joven y en un rápido movimiento unió sus labios con los de su compañero. Sus lenguas se unieron y libraron una batalla que duró varios minutos. Pero la necesidad de aire los obligó a separarse.

Sin perder el tiempo, el rubio comenzó a besar el cuello de Yami, quien ya dejaba escapar sus primeros gemidos. Sin embargo, de pronto se sintió extraño. Su vista se nubló. Una mujer apareció, parecía estar muy angustiada. Estaba gritando. Pero a pesar de todo, el rostro de la mujer estaba cubierto por las sombras, haciéndole imposible reconocerla. -¡Yami!- gritó la mujer. De pronto, todo desapareció. Estaba de nuevo en el callejón.

-Yami, estás bien? Te quedaste como en trance- comentó el mayor. La preocupación estaba presente en su voz. Yami lo miró durante algunos momentos antes de contestar.

-Estoy bien, no fue nada- contestó el joven. Estaba respirando agitadamente y su corazón latía a mil por hora. Ya le había pasado eso antes, pero esta vez había sido peor. Nunca había escuchado a la mujer gritar, pero ahora que lo había hecho sería muy difícil liberarse de eso. Era un grito de verdadera angustia, lleno de terror y tristeza. No sabía como describirlo exactamente. Eran muchos sentimientos.

-No vuelvas a asustarme así... Bueno, nos vemos en la noche. Recuerda que aun me debes- le dijo. Yami no pudo hacer más que asentir.

-Pero hoy tengo que trabajar, no olvides eso- recordó.

-No importa, después del trabajo- respondió Daian antes de desaparecer por completo. Yami se quedó donde estaba. No se sentía muy bien, esa especie de "visión" lo había dejado muy aturdido.

-Pero eso no evitará que trabajes- se dijo. Miró hacia arriba. El cielo era apenas visible. Ya estaba oscuro, y era hora de salir a trabajar. Caminó lentamente, sin ninguna preocupación. Solo esa maldita visión que aun no quería irse de su cabeza. Pero pronto se iría, muy pronto.

-Pero miren que tenemos aquí, un hermoso angelito- Alzó la mirada al escuchar este comentario. Un hombre de unos 25 años estaban frente a él, mirándolo con lujuria. -Qué dices pequeño, quieres pasar un rato divertido?- preguntó.

-Solo si... recibo mi premio- contestó el joven.

-Por supuesto, te daré todo lo que quieras- Yami sonrió, ya había encontrado al hombre que buscaba.

-Muy bien. Prepárate, porque esta noche tendrás el mejor sexo que hayas tenido en toda tu vida- le dijo Yami mientras se acercaba, de manera provocativa, como lo había hecho con Daian hace algunos momentos. Con cuidado despositó un pequeño beso en los labios del hombre, quien no pudo hacer nada más que sonreír complacido. -Te lo aseguro-

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Ya era tarde y Yami aun no había llegado. Daian no podía evitar sentirse preocupado. Yami era su mejor amigo, lo conocía desde que era un niño. Además, el era el mayor de los dos, así que sentía una gran responsabilidad con el joven.

De pronto, la puerta del frente se abrió y Yami apareció tras ella. Se veía... extraño y caminaba diferente a como lo hacía normalmente. Sin embargo, el menor no dijo nada al pasar frente a su amigo. Así que este decidió preguntar.

-Yami, por qué...-

-Si te refi... refierres a porr qué camino como pingüinoo, entoncess te lo diré- habló el joven. Su acento era diferente, pronunciaba mal las palabras.

-Yami, estás borracho?- preguntó el mayor.

-Yo?... Noo, y ussted?... qué ess borrachho?-

-Sabes que no puedes tomar mucho porque pierdes control de la realidad, y mírate ahora. Me habías dicho que no tomarías en exceso- reclamó.

-Y sabess cuanntoss orrgasmoss me hizzo tenerr esse tipo? Diezz. Enn el prrimerro todoo bien porrque el dominaba perro luegoo me hizzo montarrlo. Sabess lo cansadoo que fue? Ess porr eso que ahorra camino como un esstúpido pingüinoo- comentó el joven.

-No sabes lo que dices- susurró Daian. Tenía que admitir que se sentía decepcionado con Yami. Le había prometido que no tomaría en exceso pero había roto esa promesa. Y si mañana le decía algo no recordaría nada de lo que pasó. Por ahora no podía hacer nada. -Ve a la cama Yami-

-Como orrdene capitán. Quien moonta?-

-Nadie va a montar. Olvídate del sexo!- exclamó ya molesto.

-Perro, porr qué?-

-Porque jamás me acostaría con un borracho!- le dijo.

-Borrachho... qué ess borrachho?- preguntó. Daian solo gritó fastidiado antes de salir de la habitación, dejando a Yami completamente solo. Pero no habían pasado dos minutos cuando el joven ya estaba dormido en el pequeño sofá.

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-Licor, drogas, cigarrillos... licor, drogas, cigarrillos, licor... no puedo creerlo. Por lo menos hubieras traído algo de comida Yami- susurró el joven. La próxima vez tendría que ir con él y esperarlo afuera para quitarle el dinero apenas saliera. Esa sería la única solución. Y aunque a Yami no le gustara lo haría, hasta que el chico fuera consciente de cuales eran sus límites.

-Supongo que mañana tendré que trabajar el doble- se dijo. Ese era el acuerdo, un día trabajaba Yami y el otro él. Pero últimamente lo único que Yami traía eran drogas, cigarrillos y licor. -Ese niño necesita salir. Divertirse como lo hacen las personas normales, porque simplemente su idea de diversión no es la correcta... Tengo un poco de dinero aun, y mañana abren el nuevo parque de juegos de la Corporación Kaiba, supongo que podría llevar a Yami y enseñarle lo que es la diversión sana-

Todo estaba planeado. Mañana irían al parque de Kaiba. A menos que Yami amaneciera con una resaca de los mil demonios.

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Magi Girl: Bueno,aquí vengo con un nuevo fic. Ya sé que está cortito pero el próximo ya será más largo. Es que siempre acostumbro a hacer el primer capítulo más corto que los demás. La única diferencia con este fic es que es un Seto/Yami. Ya era hora de que publicara un fic de mi otra pareja favorita n.n

Por cierto, no tengo ni idea de cómo habla un borracho, así que simplemente lo inventé o.o así que no me culpen si quedó extraño T-T

Bueno, espero que les haya gustado.

No olviden dejar un review!

Nos vemos luego,

Ja ne!