Saint Seiya no me pertenece, le pertenece a Masami Kurumada

Este es un fic de fan para fans.

Advertencia: Bueno… inevitablemente: existe insinuación chicoxchico, sino te gusta, no leer.

Dedicatoria: Más para rellenar de esa pareja.


Ley de Athenea-sama

Aioria rugió como un león en plena masacre, y su grito se escuchó por todo el bendito santuario. Los pájaros huyeron, los grillos se callaron, los caballeros alzaron la cabeza curiosos dentro de sus templos e, incluso la propia Saori se despertó asustada.

–Athenea-sama…

Ella alzó una mano para que Milo, uno de sus guardianes más cercanos, guardara un poco más de silencio. Sentía opresión dentro del pecho porque uno de sus caballeros sufría considerablemente, tanto que incluso podía escamarle la piel.

El grito volvió a escucharse y a retumbar, hasta que entonces Milo, tosiendo, se atrevió a interrumpir la concentración de su Diosa que intentaba por todos los medios entender aquella energía afligida.

–Athenea-sama… –volvió–, me temo que la situación se debe al mismo suceso de ayer.

Ella giró a verle no comprendiendo, para entonces parpadear y soltar un: –Ah –antes de, suspirar con gran alivio, después rodar los ojos y volver a su placida meditación.

–Milo, sé que generalmente la temperatura en Grecia es agradable, pero encárgate que cada caballero del santuario posea aunque sea un par de guantes cuando regresen de misiones que los requieran.

Al aludido le resbaló una gota de sudor por la frente, y asintió.

–En-Enseguida Athenea-sama.

.-.-.-.

Aioria, quien se había levantado de un saltó casi pegándose al techo, volvió a sobarse lo que alcanzaba de espalda. Aquel tacto de las manos heladas de Mü tocándole la espalda, le habían dejado dolor hasta en el cerebro.

–Rayos Mü, ¡estás muerto! –volvió a quejarse éste con resentimiento, mientras le veía y, por tercera vez intentaba evitar que éste le tocará alguna parte del cuerpo al intentar acercarse y disculparse–. Ya, venga… –Hallando la solución perfecta el León asintió satisfecho y, cuando hubo enredado al otro en una gruesa colcha que sacó desde lo más profundo de su closet, se acostó a su lado ya más tranquilo–. Eso sí, si vuelves de Jamir directo acá, te plantas en el sol hasta que te pongas al tiempo.

Mü asintió en silencio, pero sonrió. Ver aquella expresión de desorientación le estaba pareciendo adictiva.

-/-/

Aquella tarde, una semana después del acontecimiento pasado Mü, que regresaba de Jamir, quien llegaba dispuesto a abrazar la espalda de su león como se le estaba haciendo rutina, se encontró parpadeando mientras se miraba las manos abultadas y sin entender.

–Ley de Athenea-sama –sonrió éste, y después le besó la frente dejándole pasar a su recinto.

Fin.


Comentarios: ¿Se nota que en mi pueblo hace ¡?#$? frío?

Me despido y cualquier cosa manden un mail o facilítense la vida y dejen un review.

Fin de la transmisión...