UNA BLANCA NAVIDAD

CAPITULO UNO

Han pasado ya dos años desde la última vez que lo vio, partió para Sudamérica y no lo pudo alcanzar, tanto que decirle y no tuvo la oportunidad de hacerlo. En ese tiempo unas líneas fueron su consuelo, unas cartas llenas de letras pero sin más sentimientos de los comunes entre ellos

Sus días pasaban atendiendo el dispensario del pueblo, ayudar en casa y visitar cada semana a la tía abuela en la mansión de las rosas. Las estaciones cambiaron como flores, una vida corta podía predecir perfectamente como abría el capullo, florecía y se marchitaban.

Dos años, dos pesados años en aquel lugar Albert no había mencionado fecha de regreso en sus carta; ninguna palabra que calmara su adolorido corazón. ¿Adolorido? Si definitivamente la apartida de él, cambio su sonrisa por una seriedad en su rostro. ¿Tal vez había madurado?, ¿tal vez solo lo extrañaba demasiado?

Estos eran los pensamientos de Candy mientras caminaba rumbo a la mansión de las primera helada había caído pero no sentía la rudeza del frio, en su pecho estaba una frialdad que hiba mas allá de las bajas temperaturas, suspiro profundo y siguió su camino meditando mil cosas que rodándola su cabeza.

En la amplia biblioteca de la mansión, una anciana cansada y fatigada; estaba de pie viendo el panorama que dejaba observar el gran jardín cubierto de nieve, su figura con una postura perfecta, su mirar cansado por el paso de los años y la fatiga de haber llevado acuesta por varios años el control del poderoso clan cobraban la factura. Lo único que quería era que su amado sobrino regresara de ese maldito viaje y por fin tomara todo el control del clan; vivir en paz sus últimos días y sobretodo esperar ansiosa los hijos de este.

Ese pensamiento trajo consigo una sonrisa, se ajusto su chalina negra y suspiro preguntándose por enésima vez si era lo correcto. Movió su cabeza y dijo- solo espero William que mi corazonada sea verdadera-

El sonido de la puerta de roble abriéndose la hizo girar, un hombre en traje negro y camisa blanca, tez blanca y su mirada cansada se aproximaba a ella, sus miradas se cruzaron la tía abuela aclaro su garganta y dijo – George, son las cosas que te pedí- al ver como sostenía entre sus manos un sobre grande

George se acerco a la tía abuela y asintió- si, señora esta todo-

La tía abuela asintió y sonrió-me parece perfecto, sabía que podías con el trabajo, solo queda- guardo silencio, movió la cabeza- espero estar haciendo lo correcto-

George sonrió de lado – descuide, señora estoy por seguro que lo que planeo es lo mejor-

Eloy suspiro alzando un poco los hombros- eso espero, estoy cansada George y lo único que deseo es la paz- él, la miro fijamente mientras la señora revisaba el sobre- esto será lo último que haga como matriarca del clan Andrew-

Goerge trago saliva y suspiro- señora-

Ella movió su cabeza y con pasos cansados se dirigió al sillón de aquella sala, tomo asiento seguida por el – es verdad George, después de esto me retirare. Estoy cansada y es hora de pasar la batuta de esto a William- sus ojos se fijaron a un punto de la habitación – es tiempo de una nueva era y solo podrá ser cuando William tome en sus manos las riendas por completo-

George cruzo la pierna y la miro fijamente- lo se señora y en verdad me sorprende la decisión que tomo-

Eloy sonrió de lado- ¿te sorprende?- dijo irónicamente y movió su cabeza en signo de negación- no debería George, a ti menos que nadie-

El se acomodo perfectamente bajando su pierna- tiene razón, a mi más que nadie debí de prever esto y haber tratado de que se diera-

Eloy sonrió- estamos viejo ya y algo cansados ¿no lo crees?-

George asintió con la cabeza, trago un poco de saliva y seriamente contesto – la señorita ¿llegara pronto verdad?-

Eloy asintió – si- volteo su cabeza para mirar al enorme reloj que decoraba la esquina de la biblioteca, estaba a punto de dar las 6 de la tarde – en cualquier momento- soltó un poco de aire- después de tantos regaños por fin aprendió que la puntualidad es importante en una dama-

George sonrió- me imaginó señora, ella no es fácil –

Lo miro fijamente – fueron varios dolores de cabeza pero estoy conforme con su cambio, ya verás- en ese momento el reloj empezó a sonar las campanadas eran las 6 en punto y la puerta de la biblioteca se volvió abrir

Ambos giraron sus rostros para observar como Doroty entraba y detrás de ella la figura de una joven, George se extraño y fijo su mirada tratando de reconocer a la joven que entraba. Una figura perfectamente delineada entre curva levemente marcadas por un traje sastre de color café, una blusa de seda y holanes en el pecho, una fina corbata negra las botas negras perfectamente arreglada y un pelo rizado sujetado por un prendedor que permitía que el demás cabello cayera como cascada en su espalda. Un tenue labial rosa y sus manos enguantadas sostenían una chamarra café con blanco.

De joyería unos pequeños aretes blancos, era una figura que hipnotizaba al verla camino despacio y en una perfecta postura se acerco con una sonrisa cuando sus miradas se cruzaron pero no acelero el paso. Llego primero Doroty y se hizo a un lado para que la mujer viera a la tía.

Eloy sonrió y la miro fijamente, mientras Doroty decía- la señorita Candy, madame-

George abrió sus ojos, no podía creer que esa fuera Candy, de la niña que había dejado no había nada se apresuro a levantarse y se acerco con desconfianza y dijo - ¿señorita Candy?-

Esta se giro y le regalo una sonrisa- es un placer verlo Goerge-

En ese momento sus miradas estaban cercas y pudo ver aquel brillo que la distinguía aunque era un cisne aun quedaba en su mirada esa esencia fresca y llena de ternura, se apresuro a contestar- el placer es mío- extendiendo su mano y siendo correspondido por ella colocando un leve beso en su dorso enguantado

Ella sonrió y asintió, giro su rostro y vio a la tía abuela, serenamente dijo – buenas tardes tía abuela- ella asintió- como es costumbre estoy aquí para tomar muestra taza de té semanal-

La tía abuela sonrió y con una ademan le indico a Candy que se sentara. Mientras esta tomaba asiento se giro y vio a Doroty- Doroty por favor traiga el servicio y anexe otro para el señor George que esta tarde nos acompañara a tomar té-

Candy no soltaba sus abrigo, estaba tan nerviosa porque jamás espero ver a George aquella tarde y solo podía rezar por que él estuviera ahí; ¿pero como preguntarle sin ser tan notoria y delatarse?, trato de aclarar su garganta y por un segundo quiso hablar pero la tía abuela se adelanto – espero que William no te necesite estos días que estuviste aquí-

Goerge negó con la cabeza- descuide, por el momento las cosas están tranquilas y era de suma importancia regresar a Chicago por los documentos- trajo saliva- aunque aún no se por qué el señor William no quiso venir el personalmente-inclino su cabeza hacia un lado- tenia tiempo de sobra para venir rápidamente antes de volver a las negociaciones-

Candy se tenso por las palabras que escuchaba y por inercia apretó sus manos con su abrigo y su rostro permanecía sin cambio, pero para una observadora como Eloy no paso desapercibido. El servicio de te llego y la plática comenzó a ser rutina como siempre, preguntas y respuestas sobre lo acontecido en la semana

Así transcurrió una hora, de pronto George se levanto dejando su tasa en la mesa- me disculpo- las damas lo vieron fijamente- tengo que retirarme- bostezo discretamente – el sueño me vence por el dia agitado que tuve, mil disculpas-

Eloy y Candy asintieron y George se retiro. La tía abuela lo vio marcharse y Candy se quedo viendo la taza del humeante te que sostenía

Al salir por completo la tía abuela se giro y observo a Candy sumida en sus pensamientos- ¿creo que William fue un grosero en no venir?- tomo un poco de te- ¿tal vez algo mas importante lo tiene atado en Brasil no crees Candy?-

En ese momento Candy se giro a verla y sin pensarlo dijo – no creo – dijo en voz alta, poniendo una cara de desconcierto en la tía abuela

Ella continuo con su te- ¿tal vez?- dijo guardando un poco de silencio –al fin encontró alguien que comparta sus días, sus alegrías y sus tristezas-

Esas palabras, esas palabras fueron las mismas que le había dicho el tiempo atrás, como arte de magia Candy se levanto abruptamente y la taza cayó al suelo – no el no podría hacer eso-

Cuando reacciono fue demasiado tarde lo había dicho en voz alta y sus mejillas se enrojecieron y bajo la cara entonces la tía hablo –creo que es tiempo de que alguien vaya y le recuerde que aparte de su familia alguien más lo está esperando- la cara de Candy fue de sorpresa por el comentario.

La tía abuela se levanto inmediatamente y se acerco a ella mirándola a los ojos mientras balbuceaba cosas- yo mmm tía usted mmm-

Eloy la miro fijamente y tomo sus manos entre las suyas, al tener sus mirada fija en ella y ver como esta de nerviosa dijo – Candy, es hora que vayas por el- su corazón se detuvo, todo a su alrededor se detuvo, ¿estaba soñando?, Eloy comprendió y dijo – Candy quiero que vayas por William-