AN: Esto sale del reto 30 días con mi OTP. Como verán a continuación, una de las mías es Estados Unidos x Nyo Dinamarca. Yes, a crack pair. No hay contenido de ellos, así que quise hacer mi pequeña contribución.

¡Espero que la disfruten!

Disclaimer: APH y Nyotalia no me pertenecen, más sí lo hace la personalidad de Nyo!Dan. El físico de ella es sacado de múltiples fanarts, todos suelen ponerla del mismo modo, al menos lo que he visto.

Advertencias: En este capítulo, ninguna.

Aclaraciones: Larine Kohler Andersen = Nyo!Dinamarca. En este AU, Mathias no existe. Así como algunas naciones, aleatorias, son cambiadas por su versión Nyo para privilegiar la diversidad.


#0: Una pequeña historia.

Ella y yo nos conocimos cuando era sólo un niño. Por las historias que Arthur solía contarme, ella era una nación vikinga, una de las más respetadas en Europa. "De ahí a que se autodenomine la Reina del Norte", me decía Inglaterra, "ella es una mujer de armas tomar". Por esas simples palabras, yo pensaba que me encontraría con una mujer despiadada, con alguien sin una pizca de bondad. Mayúscula fue mi sorpresa al conocer por fin a Dinamarca.

Una chica alta, bien parecida, de ojos azules, incluso más intensos que los míos y una sonrisa encantadora.
Ni de cerca era la persona de la que Inglaterra me hablaba.
Ella se acercó y tomó mi mano, agachándose a mi altura y diciéndole al inglés.

—Vaya, vaya, hermanito. Al parecer te conseguiste un lindo perrito faldero. ¿Por qué no me dejas cuidarlo? Ya sabes, como lo hicimos con el pequeño del Norte.

Yo no entendía. ¿Había una nación arriba de la mía? ¿Esas tierras estaban habitadas? Sólo la miré, esperando que me explicara que era lo que sucedía, pero eso no ocurrió. No ocurrió sino hasta un par de siglos después, cuando volví a verla.

Yo ya era una nación hecha y derecha, la independencia había resultado un éxito y, después de descubrir qué era un perrito faldero, quería demostrarle que no lo era, que nunca lo fui, sólo... Quería demasiado a Arthur.

Era la revolución industrial en mi país.

Gloriosa época, en pocos años logramos quedar a la par de nuestros "compañeros" europeos.

Quería conocer más de allá. Necesitaba saber las cosas y me recomendaron ir a Noruega. Lukas es alguien bastante simpático (o eso siempre dice Artie), por lo que me sorprendió encontrarlo con aquella mujer, la que (inconscientemente) se había metido en mi cabeza de la peor forma.

Ella me vio y sonrió, una de sus sonrisas coquetas, pero volvió la vista a la otra nación.

Estuve allí varios días, me estaba despidiendo cuando ella me invitó a ver cómo habían avanzado las cosas en su casa.

—Te enseñaré que no soy la nación que recuerdas. Maduré, en cierto modo.

Y yo le creí.

Cuando pisamos suelo danés ella tomó mi mano y empezó a correr. Yo sólo podía seguirla, siendo apenas consciente de que me estaba sonrojando.
Veía su cabello revoloteando, libre. Cuando volteaba a verme era otra persona. Una alegre, decidida. Una persona sin miedo a vivir.

Llegamos a un parque. Larine me condujo a una de las atracciones. Cuando estuvimos ahí, ella volteó, me sonrió y se ordenó el cabello en una coleta alta.

—Esto, Estados Unidos de Norte América, soy yo.

Yo no entendí mucho, por lo que sólo alcé una ceja. Ella rió.

—Lo que ves aquí, la gente, el parque mismo, la ciudad, el paisaje. Esto soy yo, Larine. Dinamarca es otra cosa.

Asentí, entendiendo al fin lo que ella quería decirme. Así que le sonreí y di un paso en su dirección, tendiéndole la mano.

—Yo soy Alfred. Norteamericano, diecinueve años.
—Un placer. Yo ya tengo unos veinte años —me respondió, risueña. Ahí creo que me enamoré de su sonrisa.

Lari sostuvo mi mano durante varios días después de ello, resolvió todas mis dudas con respecto a mi pasado con paciencia y tacto.

Fue otro comienzo.