Prologo
Éramos amigos, crecimos juntos ya que nuestros padres se conocen desde el instituto, nacimos con unos meses de diferencia, pero aún así éramos muy unidos, él, su hermana melliza y su hermano mayor eran como mis hermanos, pero un día todo eso se acabo, mi mejor amigo se encargo de destruir lo que yo tanto amaba, nuestra amistad.
Ahora, después de no verlos por tres años regresare a Forks, pero se que se llevaran una sorpresa ya que la Bella que conocieron no se parece a la que esta por encontrarse cara a cara con ellos.
Capitulo 1 El Regreso
Voy en el avión, camino al pueblo que fue mi hogar, donde conocí a personas maravillosas que me llenaron de alegría y buenos momentos por casi 18 años, pero también donde se encuentra la persona que me hizo más daño y la cual fue muy importante para mí.
Mis padres no me acompañan en este viaje, ellos decidieron quedarse un poco más en Italia, lugar donde hemos vivido estos tres años. Mientras miro por la ventanilla de mi avión privado, no puedo evitar recordar cómo fue que todo cambio, que todo se derrumbo.
*Flash back*
Mi familia y yo estamos por viajar a Italia, mis padres saben que mi sueño es visitar Roma, así que como faltan unos meses para mi cumpleaños 18, han decidido llevarme todo el verano antes de entrar a mi último año de instituto. Solo me duele dejara mis amigos por tanto tiempo, ellos son como mis hermanos, no sé cómo es que alguien tan simple como yo puede tener la amistad de personas como los Cullen.
Alice Cullen es de mi edad, pero somos tan distintas, ella es mi mejor amiga, pero su personalidad no se parece en nada a la mía, Alice es extrovertida, alegre, en otras palabras es como un torbellino, no se detiene ante nada ni nadie, ama las fiestas y más cuando ella las organiza.
Su hermano mellizo, pero mayor que ella por cinco minutos es Edward, él es mi mejor amigos, compartimos tantas cosas en común, nuestros gustos por la música clásica y en algunos libros también, somos como hermanos y muchas veces parecemos trillizos, él, Alice y yo. Emmet es el hermano mayor de ambos, tiene 20 años y ya esta estudiando mercadeo en una universidad de Australia junto a su despampanante novia Rosalie, ellas estudia diseño de modas, cosa por la cual Alice la adora, pero no tanto como a su novio Jasper Hale, hermano gemelo de Rose, el cual es la persona más tranquila y pacífica que conozco.
Ellos cuatro son mi familia, mis hermanos, mis amigos y aunque este viaje es lo que más he querido hacer desde que tengo uso de razón, los voy a extrañar mucho.
-Bella, ¿segura que ya empacaste todo?-
-Sí Alice tu misma lo revisaste tres veces.- Alice se encontraba en mi casa ayudándome a empacar mis maletas.- Ya deja de preocuparte.
-Amiga es que te voy a extrañar mucho, no sabes la falta que me vas a hacer.- Alice corrió por mi cuarto hasta llegar a mi lado y abrazarme con sus delgados brazos de duende.
-Yo también te extrañare duendecillo, pero no me iré para toda la vida, regresare para el inicio de clases.-
-Ya lo sé, pero no puedo evitar sentir miedo, como si ya no te fuera a ver más,- ella siempre predice lo que pasara y en casi todo acierta,- deja de predecir el futuro, sabes que hay ocasiones en las que no se cumplen tus predicciones.
-Solo he fallado una vez, y aún no se cómo fue que paso, yo estaba segura de que tú y Edward serian pareja desde hace un año.-
-Somos amigos, solo eso, es más somos hermanos y eso no cambiara.- Alice siempre ha dicho que su mellizo y yo seremos novios, pero eso no puede ser, no nos queremos de ese modo.
-Pero yo estaba segura de que mi hermano se enamoraría de ti, eso parecía cada vez que se veían a los ojos o estaba en la misma habitación, es frustrante.-
-Se que no estás acostumbrada a perder pero, en esta ocasión te fallaron tus dones,- Alice me saco la lengua como niña chiquita e hizo un puchero marca Alice- ahora, ayúdame a terminar de guardar las cosas que mis padres no tardan en llegar para irnos.
Can ayuda de Alice termine antes de lo imaginado, escuche como un coche se estacionaba en la entrada de mi casa, pensé que era la patrulla de mi padre o el sedan de mi madre que venía de su trabajo de enfermera en el Hospital del Dr. Carlise Cullen padre de mis amigos, pero al mirar por la ventana de mi cuarto note un reluciente Volvo plateado, no pude evitar que una sonrisa se asomara por mi rostro al saber de quién era ese coche, inmediatamente corrí hacia las escaleras mientras escuchaba a mi amiga gritar desde el cuarto: "-Ves, por cosas como esas es que digo que ustedes serán pareja-"
Al llegar a la puerta, y por milagro no lastimarme en el camino, corrí hacia la calle, donde un muy apuesto chico descendía del auto vistiendo una camiseta azul, jeans negros, tenis negras y una chaqueta de cuero negra, se veía realmente apuesto, porque bueno es como mi hermano pero no puedo evitar notar que es realmente guapo, solo una ciega no lo vería, pero aún así quedaría encantada con esa personalidad.
-Edward, -salude mientras me lanzaba literalmente a sus brazos, donde me sentía segura, él me devolvió el abrazo y giro con migo- bájame me voy a marear.
-No sé cómo aún después de tantos años no te acostumbras a que haga esto. ¿Cómo estás?- Me saludo mientras depositaba un tierno beso en mi frente.
-Estoy bien,-lo mire a los ojos y no pude evitar perderme en esos posos dorados tan extraños y atrayentes a la vez- Alice y yo ya empacamos todo.
-Te voy a extrañara tanto bella, no sé como hare para estar todo el verano sin ti.-
-No exageres Edward, seguramente tendrás millones de citas con todas esas chicas del instituto que esperan por ti aprovechando que yo no estaré y no me usaras de escusa para no salir con ninguna de ellas.-
-No eres un escusa pequeña, para mi tu eres lo más dulce y maravilloso de mi vida,- no pude evitar sonrojarme ante sus palabras- además esos sonrojos tuyos, son una de las cosas que más me gustan de ti.
-Te quiero Edward, mucho, y yo también te voy a extrañar.- Lo abrace mientras él depositaba suaves besos en mi cabello.
-Prométeme una cosa Bella, -solo fui capaz de asentir contra su pecho, porque las ganas de llorar no me dejaban hablar- no te enamoras de nadie en Italia, volverás a Forks, volverás a mí, ¿me lo prometes?
-Regresare a Forks,- me separe un poco de su lado para verle el rostro- y regresare a ti Edward Cullen de eso no tengas dudas.- Y para sellar ese pacto le di el beso más cargado de sentimiento que nunca le he dado, pero en la mejilla ya que solo éramos amigos.
-Ustedes tienen que ser pareja yo nunca fallo.- Alice que hasta ahora estaba en la puerta de la casa increíblemente callada nos saco de nuestra burbuja personal.
-Hola hermanita, gracias por interrumpir- Edward saludo a su hermana con dulzura y sarcasmo- ahora que ya te metiste, ven a darle un abrazo a tu hermano.
Alice corrió hacia nosotros, yo trate de separarme de Edward para que pudiera saludar mejor a Alice, pero él me sujeto de la cintura y me fue imposible hacerlo.
Entramos a mi casa y mientras ellos veían televisión yo prepare unos emparedados y refrescos, se los entregue y me senté a junto a Edward que inmediatamente coloco un brazo sobre mis hombros para poder acercarme a su pecho, pude ver como Alice nos miraba y sonreía, esta niña nunca se dará por vencida, y aunque yo sabía que n se podía apostar en contra de ella, creo que esta vez, ella perdió.
Pasamos así una hora, en donde hablábamos recordando nuestra infancia, nuestras travesuras, cada vez que queríamos inventar un juego nuevo, cuando yo me caía y Edward me ayudaba y consolaba, todas esas historias que yo guardo dentro de mi corazón.
-Ya llegamos- se escucho la voz de René mi madre- Bella espero que tengas la maleta lista nos vamos en un rato.
-Ya esta lista mamá, Alice me ayudo.-
-Hola Alice, hola Edward, ¿Cómo se encuentran?-
-Estamos bien gracias René- saludo Edward levantándose del sofá- ¿ustedes como están?
-Perfectamente gracias hijo.- Respondió mi padre mientras abrazaba a Alice y estrechaba la mano de mi amigo.
-Hola familia.- La inconfundible voz de Emmet se escucho desde la entrada.
-Emmet- corrió a abrazarlo, él es mi hermano oso,- no sabía que ibas a venir.
-Tenía que despedir a mi hermanita, no podíamos dejar de venir.-
-¿Podíamos?- Pregunte confusa.
-Nosotros tampoco podíamos faltar Bella.-
-Rose,- la abrace y luego a su hermano- Jasper no puedo creer que estén aquí.
-Gracias por la confianza Bella, ¿Cómo no íbamos a venir a verte?-
-Lo siento Jazz es solo que me parece increíble que hayan venido, pensé que llegaban la otra semana desde Australia, -dije mirando a Emm y a Rose ya que Jasper iba a una Universidad de Seattle para estar un poco más cerca de Alice y estudiar psicología- aún no puedo creer que adelantaran el viaje.
-Sabíamos que te ibas hoy y Emmet y yo queríamos estar presentes y bueno Jasper nos fue a recoger al aeropuerto. Pero no vinimos solos.-
-¿A no?-
-Hola hija,- la dulce voz de Esme Cullen me hizo esbozar una sonrisa aún más grande ella es como mi segunda mamá- nosotros también te veníamos a despedir.
-Esme, la abrase mientras ella la hacía maternalmente- gracias por venir, se los agradezco tanto.
-No debes hacerlo, para nosotros eres como una hija más.-
-Gracias Carlise,- lo abrace y luego los mire a todos- ustedes son mi familia y los quiero tanto.
Después de hablar un rato más y de que Emmet me sacara unas cuantas carcajadas y me hiciera sonrojar, llego la hora de marcharse, mis padres se despedían de los Cullen y yo me encontraba en medio de un abrazo grupal de todos mis hermanos.
-Los voy a extrañar chicos, -dije con lágrimas en los ojos- pero prometo regresar y contarles con lujo de detalles todo lo que paso en Italia, principalmente a ti Alice que se que no me dejaras de preguntar cada mínimo detalle.-
-Cuídate mucho Bells, - Emmet me dio uno de esos abrazos de oso que él sabe dar- y hablamos siempre no te olvides de nosotros.
-Nunca me podría olvidar de ustedes, son mis amigos, los primeros que tuve y además son mis hermanos son todo para mí.-
- Recuerda tu promesa Bella,- me dijo Edward mientras me daba un meso en la frente y me abrazaba – recuérdala siempre porque yo no la podre olvidar jamás.
-Siempre la recordare, te prometo que volver a tú lado Edward, no importa lo que pase, regresar a tu lado.-
Le bese la mejilla y con lágrimas rodando por mis ojos me marche de Forks para vivir una aventura lejos de lo que amo.
Un mes después.
Ya teníamos un mes en Roma, esta ciudad realmente es mágica, el Coliseo, las calles antiguas, todo contando una historia. Desde que llegue, cada día que pasaba llamaba a mis amigos, hablaba por largo tiempo con cada uno, incluso con los señores Cullen, pero con el que más hablo es con Edward, con él paso horas al teléfono, él me cuenta lo que hace en el verano y cuantas piezas de piano a compuesto, también que Rose a tenido que salvarlo de varias chicas que lo acosan, pero que después de que Rosalie Hale las asusta no vuelven a acercarse, y es que ella con esos ojos azules y cabello rubio intimida y baja la autoestima de cualquiera, inclusive la mía. Por mi parte yo le cuento a él lo que hago cada día y cuanto lo extraño, sentimiento que él dice compartir.
Un día le pedí a mis padres que me dejaran ir sola a caminar, ya había pasado un mes y medio desde que llegamos y ya conocía las calles sin problema, me costó convencerlos pero lo logre. Camine por varios minutos hasta que me detuve en una cafetería, donde un chico moreno, alto de cabello largo hasta lo hombros y sonrisa cordial me saludo y me atendió.
-Buenos días mi nombre es Jacob Black y seré su mesero, ¿En qué puedo ayudarle?-
-Buenos días, podría darme un capuchino de vainilla y una rebanada de pastel de higos por favor.-
-Claro en uno minutos se los traigo.-
Se marcho, para volver al poco tiempo con mi orden, realmente parecía un gran chico, por lo que nos hicimos amigos a los pocos días ya que esa cafería era mi preferida por su excelente pastel de higos.
Una tarde cuando regresaba de estar en la cafetería, recibí un llamada en mi teléfono celular, al ver la fotografía no dude en responder, era una donde Edward me abrazaba por la espalda mientras su barbilla descansaba en mi hombro, esa fue tomada cuando él cumplió 17 años.
-Edward hola, ¿Cómo estás?- No podía ocultar la alegría que me daba escucharlo.
-Bella, estoy bien y ¿tú?, ¿Cómo va todo por allá?-
-Estoy bien y todo va de maravilla, conocí a un chico hace unas semanas y ahora somos buenos amigos.-
-¿Un chico, donde?- su voz era como de ¿enfado?
-En una cafetería cerca de donde no estamos quedando, es mesero y se llama Jacob Black es de nuestra edad, bueno nosotros cumplimos antes que él.-
-Que bueno y ¿cómo están tus padres?- No pude evitar notar que su tono de voz se tornaba aún serio.
-Muy bien, se que los tuyos están bien me enviaron mensajes en la mañana al igual que tus hermanos y los Hale.-
-Sí, ellos me lo comentaron hace rato, yo te iba podido responder estaba algo ocupado.-
-¿Ocultándote de las chicas?- El pobre siempre había sido perseguido por las chicas, pero para mi suerte nunca las hizo caso, no sé por qué me molesta pensar en verlo con alguien más, creo que nadie es lo suficiente mente buena para Edward.
-Que graciosa Preciosa- su voz ahora sonaba normal, y me encanta cuando me llama preciosa- pero no era eso por lo que estaba ocupado, Salí a conseguir unas que ocupaba.
-Al menos te libraste de las chicas por un rato. Creo que en el instituto todas esperan que las invites a salir.-
-¿Te incluyes en ese grupo de chicas?- No pude evitar sonrojarme, al menos él no me veía, no sé porque pero quería decirle que si, esto es extraño, somos grandes amigos nada más.
-Creo que ya pasamos por esa etapa ¿no crees?, desde que nacimos somos amigos y hemos salido al cine, cenar, o tan solo pasar tiempo juntos sin nadie más, podemos considerarlo citas.
-Algún día Bella, te llevare a una cita de verdad, te lo prometo.-
-¿A sí?, ¿y cómo sabremos que es una cita de verdad? –
-Lo sabrás, porque al invitarte usare la palabra cita, te recogeré en la puerta de tu casa y le prometeré a tú padre que te cuidare con mi vida, te llevare a un restaurante elegante y luego bailaremos bajo las luces del lugar, te tomare de la mano y caminaremos juntos por un parque, te dará frío porque Alice te habrá obligado a usar un hermoso vestido azul, mi color favorito ya que resalta el color de tu blanca piel. Te daré el saco de mi traje, y aun que te quede grande, te veras hermosa. Acariciare tu rostro y como estamos cerca de uno de los lugares donde llueve casi todo el tiempo, la lluvia nos mojara, y tu peinado elaborado por mi hermana y cuñada se arruinara, pero aún mojado y despeinado, tu cabello color chocolate se pegara a tu rostro haciéndote ver aún más hermosa, yo lo quitare de tu carita, y te sonrojaras como cada vez que te toco, me acercare a ti y te abrazare, me daré cuenta que tiemblas y te llevo a casa, en todo el camino en el coche, no dejo de darte la mano y tu sonríes como siempre lo haces, de una manera dulce e inocente. Al llegar te acompaño hasta la puerta, me inclino hacia ti y te beso en la mejilla, t te sonrojaras más. Y antes de irme, te prometo que no será la última vez que nos veamos.-
No sabía que decir, Edward había escribido la cita perfecta, y aunque no puedo decírselo porque es mi mejor amigo y eso sería extraño, yo ya deseo que ese día llegue, aunque debo reconocer que lo único que no me gusto fue el beso en la mejilla, desde hace tiempo que sueño con probar sus labios, pero, jamás deberá enterarse de eso.
-Creo que es una grandiosa idea,- pude hablar después de unos segundos- hace tiempo para mi cumpleaños 15 tu planeaste algo parecido, y me encantaría repetirlo, y también déjame decirte, que no debes ver más películas con Alice te esta afectando.
-Tienes razón,- ambos reímos- pero te aseguro que te invitare a una cita en algún momento hermosa señorita-
-Lo estaré esperando con ansias señor.-
-Te extraño mucho princesa, no sé cómo vivir sin ti, quiero verte, abrazarte y decirte cuanto te quiero.-
-Yo también te extraño Edward, extraño abrazarte y quedarme dormida en tus brazos, despertar al día siguiente con un beso tuyo en mi frente y escuchándote decir que me quieres a tu lado siempre. Pero pronto regresare y te aburrirás de mí, porque no me separare de tu lado.-
-Nunca me podría aburrir, no importa lo que pase, yo siempre estaré a tú lado, aun que en algún momento nos distanciemos, te llevare en mi mente y corazón cada segundo que viva, y espera el día en el que estemos juntos de nuevo.-
-¿Es una promesa?- Pregunte con los lágrimas en los ojos, ya no lo podía negar más, amaba a mi mejor amigo.
-Es una promesa Bella, no importa lo que pase, siempre regresaremos a estar al lado del otro.-
-Me gusta eso.-
Seguimos hablando por otra hora más, es que hablar con Edward era tan sencillo como respirar y aun que se que no me debo de hacer ilusiones, sueño con el día en el que mi mejor amigo me diga que me ama, se que siempre he dicho que solo lo veo como amigo o un hermano, pero este tiempo en el que hemos estado separados, me he dado cuenta que lo quiero más que eso, yo lo amo.
Los días seguían pasando, cada día conversaba con los Cullen y los Hale, Edward y yo hablábamos de cada mínimo detalle de nuestro día, era como si cada cosa que viéramos fuera lo más interesante del mundo. Con el tiempo también fue creciendo mi amor por él, cada vez que colgábamos me ponía a llorar, estar en Italia es una experiencia maravillosa, pero extraño tanto esos ojos dorados y esa sonrisa de lado que me roba el aliento desde que tengo memoria.
Mi amistad con Jacob iba creciendo, él me conto que le gusta una chica amiga suya y que se llama Leath, me la presento y me pareció una persona perfecta para mi buen amigo Jake. Casa vez que le mencionaba a Edward su nombre, su voz se tornaba fría, pero con forme pasaba el tiempo en nuestra conversación, volvía a hacer el chico dulce y tierno que yo tanto amaba.
Se acercaba mi cumpleaños 18, el de Edward fue hace unas semanas, ya teníamos dos meses y medio de estar en Europa, nunca me gustaron las fiestas, pero esta era más triste que cualquier otra ya que, sería el primer cumpleaños que pasaba lejos de mis amigos. Estaba en mi recamara acomodando unas cosas que compre para mi regreso ya que dentro de medio mes regresaba a casa, no podía esperar para ver a mis amigos y abrazarlos.
Estaba en el cuarto de hotel y alguien toco la puerta, pensé que eran mis padres que habían dejado la llave, pero era extraño que ya hayan regresado, se supone que irían a algunos museos y después a cenar, y se fueron hace dos horas. Me fui a abrir la puerta y al hacerlo deje de respirar, un hermoso chico de ojos dorados y cabello despeinado me sonreía. Llevaba unos jeans negros, unas zapatillas deportivas negras con blanco y una camiseta de manga larga color azul oscuro, simplemente perfecto.
-EDWAD,- grite mientras me lanzaba a sus brazos, el me alzo y giro con migo- no puedo creer que estés aquí. Dije con lágrimas de felicidad en los ojos.
-No podía perderme tu cumpleaños y te extrañaba demasiado,- me puso en el suelo- y bien ¿Cómo has estado?, cumples en dos días ¿qué te gustaría hacer?
-Que estés aquí es mi mejor regalo Edward,- lo volví abrazar y le susurré al oído- no sabes cuánto te quiero.
-Yo también mi princesa.-
Pasamos horas sentados en mi cama hablando, él me contaba como había conocido a una chica llamada Tania Delani en una fiesta que Alice organizo, cuando me empezaba a poner celosa me aclaro que tenia novio, un chico llamado Alex y que se notaba que se amaban mucho, además de que Tania tenía dos hermanas Kate, e Irina y ambas también tenían parejas y se las veía el amor hasta por los ojos. Eso me dejo más tranquila, aunque claro él no noto que estaba celos, no sé cómo no me di cuenta antes de que Alice tenía razón; no se puede apostar en contra de Alice Cullen.
-Vamos a caminar, ¿te parece?-
-Claro Edward, me encantaría.-
Me cambie por ropa más decente ya que andaba en ropa deportiva y tomados de la mano salimos a caminar, no pude evitar que miles de chicas, miraban a Edward más de la cuenta, pero al final era yo la que iba abrazada a él, Edward llevaba un brazo en mis hombros y yo una mano en su cintura, se sentía tan bien estar de esta manera, realmente era común en nosotros este tipo de acercamiento pero con mi reciente descubrimiento sentía más cosas, ahora sé que el hormigueó en mi estomago cada vez que lo veía se debía a que lo amo y que no es nada más ni nada menos que mariposas.
-Te llevaré a comer el mejor pastel de higos del planeta.-
-¿Del planeta, no crees que exageras un poco Bella?-
-Claro que no- le dije con una gran sonrisa, en cuanto lo pruebes te darás cuenta de que digo la verdad.-
Lo lleve hasta el lugar donde conocí a Jacob, quería presentárselo, Jake sabia quien era Edward, siempre hablaba de él y creo que es momento de presentarlos, no le he dicho a Edward que Jake tiene novia, pero es solo porque considero que no debo divulgar la vida de otras personas, pero ahora que esta aquí con migo, creo que podremos salir los cuatro. Nos sentamos y esperamos a que nos a tendieran.
-¿Lo mismo de siempre señorita?- Sonreí al instante, ese era mi amigo.
-Sí, joven pero esta vez quiero dos rebanadas.-
- ¿No crees que es demasiado azúcar?- Me respondió con una enorme sonrisa.
-No lo creo además no es solo para mi,- mire a Edward que miraba a Jacob con ¿odio?- Jacob, te presento a Edward Cullen, Edward, te presento a Jacob Black.
-Mucho gusto Edward, Bella siempre me habla de ti.-
-Igualmente.- La respuesta de Edward fue cortante y fría.
- Iré por tu pedido Bella.-
Jacob se alejo para regresar con dos enormes rebanadas de pastel, Edward se relajo la poco tiempo y como supuse me dio la razón respecto a la pastel. Note como miraba a Jake, pero preferí dejarlo así, no sabía que le pasaba. Regresamos al hotel después de dos horas en la cafetería, me despedí de Jacob y me marche. Mis padres estaban felices de ver a Edward, el cual se quedaría en la habitación al lado del nuestro.
Pasaron tres días y mi cumpleaños llego. Edward y mis padres me llevaron a cenar y al cine. A las 8 de la noche Edward y yo nos fuimos a ver el Coliseo, de noche y con luna llena era una imagen perfecta. Caminamos tomados de la mano, a cada segundo él me besaba la frente y me decía que me quería, era todo tan perfecto que no quería que se acabara. Ese día también me regalo una cadena de oro blanco delgada, y en ella tenía la mitad de un corazón, y él tenía la otra mitad, si juntábamos las dos partes se podía leer, "JUNTOS HASTA EL FINAL". Recuerdo que le dije que no debía gastar dinero pero no me escucho y la verdad es que la cadena era hermosa, desde entonces no me quito.
Una semana después de mi cumpleaños Jacob me llamo a mi celular, eran las once de la mañana, sabía que estaba trabajando, por lo que me extraño.
-¿Jake?, ¿paso algo?-
-Bella, tranquila no paso nada, solo quería pedirte que vinieras a la cafetería, quiero contarte algo, pero en persona, y además ocupo tu ayuda, ¿vienes por favor?-
-Claro, voy en seguida.-
Colgué la llamada y Salí del Hotel, Edward no había venido a mi cuarto por lo que supuse estaba dormido u ocupado, antes de irme le deje una nota debajo de la puerta diciéndole donde estaba, quizás pudiéramos almorzar juntos.
Llegue a la cafetería, y un muy nervioso Jacob me sirvió un capuchino y pastel de higos y se sentó con migo. Hablamos cerca de media hora, pero nada que pareciera urgente o que requería un favor mio.
-¿Jake, que pasa, que favor ocupas?-
-Bella, veras este, yo…- estaba realmente nervioso- quiero pedirle a Leath que se case con migo.
-¿Qué?- No lo podía creer, esta noticia era maravillosa.
-Me quiero casar, pero no sé como pedírselo, ¿me ayudas?-
-Claro que si Jake, - me levante de mi silla y lo abrase con fuerza,- es una noticia maravillosa, y cuenta con migo para lo que sea.
-Gracias- me tomó e la mano cuando me volví a sentar- eres una gran amiga Bella.
Nos pusimos a planear como podía pedírselo, se notaba que estaba nervioso pero feliz a la vez, en ningún momento soltó mi mano, creo que necesitaba mucho apoyo. Después de unos minutos vi por la ventana a Edward, su ceño estaba fruncido y sus manos echas puño a cada lado de su cuerpo.
-Jake, esperarme un momento por favor, Edward esta afuera, le diré que entré, el podría ayudarnos a planear algo, es un romántico.-
-De acuerdo ve, aquí los espero.-
Fui hacia donde estaba Edward, pero su rostro solo denotaba dolor, furia y más dolor. No me miraba a los ojos, era como si temiera ver algo malo en ellos.
-Edward, ¿estás bien?-
-No.- Contesto fríamente.
-Dime qué te pasa por favor, te conozco demasiado, y sé que estás molesto por algo.- Me estaba poniendo nerviosa y mis ojos se llenaban de lágrimas, tenía un mal presentimiento.
-¿Cómo quieres que este?- su voz se elevo con furia- voy hacia tu cuarto y me encuentro con una nota tuya cerca de mi puerta donde dices: "EDWARD, ESTARÉ EN LA CAFETERIA DE SIEMPRE, NOS VEMOS ALLÁ ASÍ ALMORZAMOS JUNTOS, MIS PADRES NO ESTAN, TE VEO LUEGO, CON CARIÑO BELLA." Y vengo a buscarte y te encuentro abrazada de Jacob y luego permanecen con las manos unidas,
-No te entiendo, ¿tenias tiempo de estar de pie aquí?, debiste entrar.-
-¿Para interrumpir su lindo momento?, no gracias, ¿Por qué no me dijiste que estabas interesada en él?- ¿Qué yo qué?
-Por que no es así, él me llamo por que ocupaba un favor de mi parte eso es todo, no entiendo porque te molestas tanto.-
-No mientas más Bella, desde que lo conociste no paras de hablar de él, en cada llamada que hacíamos, su nombre salía de tus labios, y la venir aquí lo comprobé, te enamoras te él ¿Por qué no me lo dijiste?-
-Ya te dije que no es como lo piensas, él solo es mi amigo, y también hablo de ti todo el tiempo, tienes que creerme.- Las lágrimas salían de mis ojos sin control.
-¿Qué pasa aquí?- Jacob salió y miro a Edward y luego a mí, al ver mi rostro me abrazo- ¿Por qué lloras Bella?
-Claro ahora vienes a defender a tu amada.- Hablo Edward con ironía.
-¿De qué hablas?, Bella es mi amiga, y veo que tú la estas lastimando, por eso la defiendo. Yo no la amo de esa forma, porque yo ya…-
-Dejen de mentirme los dos, se nota cuanto se quieren. Bella eres una mentirosa, o puedo creer que me hayas mentido de esa forma al decirme que solo eran amigos, si claro, eso no te lo crees ni tú.- Se dio la vuelta y comenzó a caminar.
-Edward, por favor detente, déjame explicarte todo.- Me libere de los brazos de Edward y camine hacia él pero se alejo al verme cerca.
-No te me acerques Isabella- odio mi nombre completo y más cuando son pronunciados con odio por la persona que es mi mejor amigo y que amo- no te quiero volver a ver nunca.
Cuando se iba alejando me derrumbé, caí al suelo arrodillada, sentí los brazos de Jake levantarme.
-Yo te amo Edward.- Susurre con un nudo en la garganta.
-Todo se solucionara Bella, ya lo veras.- Jake me repetía cada segundo mientras me llevaba en su coche hacia el hotel.
Al llegar mis padres ya están ahí al verme se alarmaron, solo les dije que tuve un pequeño desacuerdo con Edward, mi madre quería detalles pero mi padre me salvo de eso. Jake me llevo hasta mi cuarto y me recostó en la cama.
-Bella tranquila, me decía mientras acariciaba mi cabello- se que todo se arreglara pronto, ya lo veras.
Pero no fue así, nada se soluciono, por medio de mi madre me entere de que Edward se había marchado del hotel esa misma tarde, solo se despidió de Charlie y de ella. Jake se fue hasta que me quede dormida.
Nada mejoro, por el contrario, todo empeoro, el momento de regresar a Forks se acercaba, pero yo no quería ir, Alice me había llamado diciendo que Edward estaba extraño desde que llego de Italia, que ya no era el mismo y que no decía que fue lo que había pasado, yo solo le dije que nuestra amistad se había acabado, quería detalles como siempre pero esta vez no se los di.
Estaba sentada viendo televisión mis padres estaban tomando café cerca de sonde estaba yo, en una semana nos iríamos, pero yo no soportaría verlo y ver en sus ojos ese desprecio hacia mí.
-Papá, mamá. ¿Podemos hablar?-
-Claro hija, dinos.- Mi padre respondió se acerco para sentarse a mi lado, mi madre se puso al frente.
-Yo no quiero regresar a casa, quiero quedarme aquí, o por lo menos en un lugar lejos de Forks.-
-Pero ¿Por qué hija?-
-Mamá, no quiero regresar, por favor no me hagan regresar.-
-¿Es por Cullen?- Papá desde que me vio llorar supo que fue por Edward y ahora lo llamaba Cullen.
-Sí y no, la verdad es que ya no somos amigos y eso me duele, y por eso quiero alejarme y además me gustaría terminar mis estudios en Europa.-
-Como quieras hija, sabes que cuentas con nosotros.-
-Gracias mamá.- Ambos me abrazaron.
Le conté a Jacob, la gran noticia y se alegro de que no fuera, porque Leath no podía con la boda y porque me querían demasiado. Alice y los demás no se alegraron tanto, pero entendieron que no podía volver. Termine mis estudios en Milán como quería y poco a poco fue guardando el dolor que las palabras de Edward me dejaron, porque después de meses llorando su adiós, me di cuenta que sus palabras dolieron tanto porque no confió en mi, y me llamo mentirosa, cuando yo nunca le había mentido en la vida.
Ese día, frente a la cafetería Italiana "La Fontana", fue la última vez que vi a Edward, fue el día que lo perdí.
*Fin Flashback.*
Ahora estoy de regreso, pero no soy las misma de antes, en Italia pasaron muchas cosas, una de ellas me cambio la vida por completo. Al cumplir 19 un abogado se contacto con mis padres y pido que nos viéramos pronto con él. Al hacerlo nos enteramos que mi abuelo materno me había dejado una herencia enorme, eran tres empresas; una editorial y una constructora ambas en Italia y una empresa de inversiones en Alemania, lo que sumaban millones y millones de dólares, así como una casa en Italia y otra en Alemania y varios autos. Se supone que debían entregármelas a los 18, pero no sabían que estábamos en Milán hasta hace poco.
Ahora soy multimillonaria, estudie literatura, economía y arquitectura. Ahora regreso por que Carlise Cullen contrato a la constructora Dyerw para ampliar el área de pediatría de su hospital, claro que él no sabe que la dueña de esa empresa soy yo. Pero lo sabrá dentro de poco ya que en una hora llego a Forks.
-Señorita, será mejor que se ponga le cinturón, estamos por aterrizar.- La azafata se acerco para decirme que habíamos llegado.
-Sí, gracias.- Conteste al instante.
En mi mano llevo el libro de Cumbres Borrascosas, sigue siendo mi favorito, pero solo uso la copia vieja que tengo ya que la edición especial de lujo que me dio Edward en mi cumpleaños número 11 esta guardada en una maleta y luego irá a parar a la caja fuerte, donde también guardo mis sentimientos.
Al aterrizar, un auto negro me esperaba con su chofer y todo, es uno de los autos de mi familia. Me subí y nos dirigimos a mi nueva casa, ya que ya no viviría donde antes, ahora compre una mansión a las afueras de Forks, pero no esta cerca de los Cullen, no quiero estar mucho tiempo cerca del que fue mi mejor amigo.
-Llegamos señorita.-
El chofer me ayudo a bajar del auto y entre él y el mayordomo me llevaron las maletas a la recamara, la cual estaba total mente decorada, obra de Alice y Esme, solo que no saben para quien es, solamente pedí que las contrataran para decorar la casa, pero sin revelar mi identidad, ya mañana sabrán quien es la dueña. Como era tarde y estaba realmente cansada, me cambie y me acosté a dormir, al poco rato me quede dormida.
Me desperté a las 8 de la mañana, había tenido un sueño extraños, era como recuerdos de mi niñez y mi vida en Forks, y en todos ellos estaba Edward, creo que el hecho de saber que esta cerca me pone nerviosa.
Me aliste y baje a desayunar, Sophie la cocinera me recibió con una sonrisa y me sirvió un plato con frutas, un jugo de naranja y un poco de yogur. Después de comer me puse a leer un poco, tenía que estar en el hospital a las doce y apenas eran las 10.
Cuando llego la hora, estaba realmente nerviosa, ni siquiera el hablar en público delante de inversionistas, me pone tan nerviosa. Esta vez no quise llevar chofer, por lo que tome el Toyota landcruiser y conduje hasta el hospital, al llegar note que había cambiado bastante, Carlise se preocupa demasiado por sus pacientes, convirtiéndose en un Doctor amado y admirado.
-Buenas tardes, estoy aquí para una reunión con Carlise Cullen.- Pregunte a una enfermera.
-Claro, ¿cuál es tu nombre?-
-Solo dígale que la dueña de la constructora esta aquí, por favor.- No quería que se diera cuanta aún.
-Claro, permítame un momento.-
Hablo unos minutos por teléfono y luego de colgar me aviso que podía pasar. No sabía cómo actuar, Carlise siempre fue como un padre para mí, pero han pasado años y he cambiado mucho. Toque la puerta y después de un "pase", entre. Lo vi, sentado leyendo en su escritorio.
-Buenas tardes Dr. Cullen.- Al escucharme subió la cabeza y su mirada paso a hacer de confusión y de cariño.
-NO puede ser, Bella hija, ¿qué haces aquí?, ha pasado tanto tiempo- se levanto para abrazarme- te extrañamos tanto.
-Yo también los extrañe, y debo reconocer que no planeaba regresar aún, pero tengo que hacer negocios contigo, por eso me llamaste ¿no es así?
-¿Negocios?- se notaba que no entendía nada- ¿de qué hablas hija?
-Bueno Carlise, la constructora que hará el trabajo, es mía, mi abuelo materno me la dejo, junto con una editorial y una empresa de inversiones, así que harás negocios conmigo, ¿Qué te parece?-
-Es sorprendente hija, pero dime ¿Cómo paso todo?-
Nos sentamos en un sofá del consultorio, le fui contando todo, y en cada cosa que decía su mirada se iluminaba más.
-Me da gusto verte de nuevo, que te haya ido tan bien. Pero ahora es momento de la reunión, mis hijos estarán ahí.- Esto último me puso nerviosa de nuevo.
-Claro, vamos.-
Caminamos por los pasillos, Carlise me presentaba como su hija ante todo el que lo saludara. De pronto se detuvo en frente de una enorme puerta de vidrio que no dejaba ver nada hacia adentro, ni hacia afuera, ya que yo tenía de este tipo de material en mi casa de Italia. Carlise entró y saludo a los presentes y luego me hizo entrar.
-Ahora, es momento de que conozcan a la dueña de la constructora que haré el trabajo.- Se hizo a un lado para que me vieran.
-Buenas tardes.- Dije con voz firme, note como los hijos de Carlise me miraban sorprendidos, al igual que los Hale.
-Bella- Alice se puso a llorar y corrió a abrazarme- Te extrañe tanto amiga, ¿Cuándo regresaste, porque no avisaste? Me soltó y frunció el ceño.
-Era sorpresa amiga.-
-Hola Bella.- Dijeron los Hale y Emm al mismo tiempo.
-Hola chicos.-
-Bella….- Me gire para ver a Edward, su rostro era de confusión y ¿alegría?, no eso no puede ser, él ya no me quiere.
-Hola Edward,- dije lo más calmada que pude- ¿Qué bueno verte?
Alice me pidió que le contara toda la historia de cómo ahora era multimillonaria, no hable más con Edward, solo notaba como me veía, y yo para mi mala suerte me sonrojaba. Después de estar como una hora contando con detalle lo que había sido de mi vida estos años, Edward por fin hablo.
-¿Y no viene tu querido amigo contigo?- Dijo en tono sarcástico.
-¿Cuál amigo?- Respondi con duda, no sé de quién habla.
-Jacod.- Dijo como si fuera obvio.
-A, él, si viene dentro de poco,- en ese momento se abrió la puerta- ah mira ya llego.
-Preciosa, ¿ya terminaste la reunión?- Dijo Jake mientras me abrazaba.
-Sí, acaba, mira ellos son mis amigos, Emmet Cullen, Alice su hermana y Edward el mellizo de Alice Jasper y Rosalie, las parejas de Emm y Alice.- Dije señalando uno por uno.- Chicos él es Jacob Black mi amigo de Italia.
Todos lo saludaron amistosamente, menos Edward que desde que lo conoció no lo soporta. Ambos actuaron como si no se conocieran y no sé la razón.
-Veo que siguen atan unidos como siempre, Genial- Siguió Edward.
-Sí, Bella es muy especial para mí, como puedes notarlo.- Respondió Jake.
-¿Se conocen?- pregunto Rosalie.
-Hace unos años nos vimos.- Contesto Edward con la voz cargada de rencor, lo que hizo que nadie preguntar más. La puerta se volvió a abrir dejando entrar a una mujer con una niña de dos años en brazos.
-Hola Leath- la salude abrazándola- ¿Cómo estuvo el viaje?
-Cansado Bella, hola Jake.- Jacob se acerco y la beso y luego abrazó a la pequeña.
- Les quiero presentar a Leath la esposa de Jacob y a su hijita.- Note como el rostro de Edward se ponía pálido.
-¿Su esposa?- pregunto dudoso, como temiendo la respuesta- ¿Cómo es eso posible, desde cuándo?-
-Bueno Edward, se casaron hace poco más de 2 años, ¿recuerdas la última vez que nos vimos?, bueno ese día le ayudaba a Jake a preparar como declarársele a ella y luego se casaron nació mi ahijada y ahora están aquí.
-Así es, mi hija es la pequeña Bella, como su madrina.- hablo Jacob.
- No puedo creer que le pusieran así- dije avergonzada- mi nombre no es especial.
-Pero si la persona que lo lleva.- Alabo Jake.
La conversación siguió con un muy pálido Edward que al parecer la noticia de la boda de mi amigo le afecto más de lo que parecía. Creo que ya se dio cuenta del error que cometió hace ya años.
Buenas, mi nueva historia, así como a mi otra historia, espero poder actualizarla pronto.
