Hola a todos! Como ya lo habia publicado en facebook y en twitter, estaba escribiendo una historia nueva de mi pareja favorita. Ya la tengo un poco avanzada pero no la habia publicado porque aun me faltaban detalles, pero gracias a mi amiga Bita (Asuka Potter) que me ha ayudado a revisar los capitulos, por fin lo hago.

Los capitulos son cortos pero como les decia, ya la tengo avanzada, asi que espero no tardar mucho en actualizar, aunque tengo serios problemas con internet que me estan causando mucho estres.

Como ya saben, ningun personaje es mio sino de la Sra. Rowling.

Espero que les guste el comienzo.


Ginny Weasley era una chica segura de sí misma, fuerte e independiente porque así lo había decidido desde los quince años. Cansada de ser la niña protegida por sus padres y sus seis hermanos mayores, decidió irse a estudiar a Estados Unidos con su tía Muriel para que nadie la estuviera cuidando las 24 horas del día. Era algo que odiaba terriblemente, no le gustaba que le estuvieran diciendo que hacer y que no, fue por eso que quiso alejarse de su familia, pero sobretodo de sus hermanos sobre protectores.

Ahora, a sus 23 años, ya había terminado la carrera de auror y trabajaba día y noche para convertirse en la jefa del cuartel de aurores del ministerio de Estados Unidos. Esa era su meta y no le importaba lo que tuviera que hacer para conseguirlo.

Su mejor amiga, Hermione Granger, siempre la criticaba por eso, no le parecía correcta la manera en que Ginny utilizaba a las personas para lograr sus objetivos, sobre todo a los hombres. Y es que su belleza los volvía locos y ella le sacaba provecho a eso. En varias ocasiones pudo resolver casos con una simple declaración de algún idiota que había caído en las redes de sus encantos o lograr asistir a los mejores congresos (excelentes para su curriculum) por solo aceptar salir con alguno de los organizadores.

Pero además de llegar a ser la primera mujer jefa del cuartel de aurores en Estados Unidos, también quería ser madre. Tenía ese instinto maternal que le había heredado su madre y siempre había deseado un hijo, pero sin un hombre a su lado. Los hombres estorban, no se cansaba de repetirlo.

Harry Potter era un hombre que tuvo una vida sumamente difícil. Había sido el elegido para derrotar al mago más peligroso en todo el continente Europeo: Lord Voldemort. Desde pequeño tuvo que estar rodeado de excelentes magos para aprender todo lo relacionado a la magia negra, defensa contra las artes oscuras y sobre los horrocruxes que Voldemort había hecho en su juventud. Entre esos magos estaban sus padres, que en ningún momento lo dejaron solo en esta dolorosa travesía.

Ahora a sus 24 años, era libre. Había podido destruir los horrocruxes, junto con sus padres, su padrino Sirius Black y su tío Remus Lupin, y había logrado vencer a Voldemort. Sentía que por fin podía respirar aire puro. Pero la fama no lo dejaba en paz. No podía salir a caminar sin que alguien no lo reconociera, siempre era el invitado de honor en todos los eventos de cualquier país de Europa y eso lo tenía sumamente cansado.

Había tomado la decisión de estudiar la carrera de Auror, pero en el ministerio de Inglaterra le dijeron que no era necesario, tenía el puesto de Auror sin necesidad de un titulo. Una vez dentro del cuartel de Aurores, todos lo obedecían a él hasta su propio jefe, eso era algo que a él no le gustaba, pero los casos que se llevaban a cabo en el cuartel para él eran sumamente fáciles debido a la infinidad de entrenamientos que él había tenido.

Ginny comía su cereal dándole vueltas a la carta que recién le había llegado esa mañana. No quería abrirla, era de su madre y sabía perfectamente lo que decía. Termino su cereal y no tuvo otra más que abrir la carta para leer lo mismo de cada tercer día. Llevaba apenas dos párrafos de leer cuando llego su mejor amiga y compañera de departamento, Hermione.

- ¿Dónde estabas? – Le pregunto Ginny dejando a un lado la carta – Me tenias… ¿Qué te pasa?

- John – le decía Hermione llorando – John me dijo…me dijo que…se iba a casar con su novia.

- Te lo dije, pero ahí vas.

- Es que él me dijo que la iba a dejar.

- ¿Cuántas veces te he dicho yo que no le creas a los hombres? – le dijo negando con la cabeza y abrazándola - ¿Te acostaste con él? – Hermione asintió sin dejar de llorar – y él muy cínico te lo dijo hasta hoy en la mañana.

- Es que yo lo amo.

- Eso mismo dijiste de Robert y ya ves con lo que te salió "Me voy a buscar mi yo interior" – dijo Ginny remedándolo – y el muy desgraciado lo encontró con una tipa a dos cuadras de su casa.

- Ya Ginny.

- Es que me da coraje que siempre te dejes engañar. Te he dicho miles de veces que no confíes en los hombres.

- Eres una amargada.

- Pero al menos no estoy llorando como cierta persona que estoy viendo.

- No sé que tienes en contra de los hombres, todos con los que has salido te tratan de maravilla y la mayoría te pide matrimonio.

- Sí, son de lo mejor, pero todos me quieren tener como la sirvienta de la casa y no, eso sí que no, yo soy un auror y voy a ser la jefa del cuartel, no la esposa de un tipo que solo me quiera para que le dé de comer, le lave la ropa y para entretenerlo en la cama.

- Jamie me dijo que él aceptaba que tu…

- Jamie era pésimo en la cama, por eso lo deje.

- Eres mala Ginny.

- ¿Por qué? Es la verdad. Me satisface más un consolador que él.

- ¿Y el amor?

- Creo que tengo de sobra con el de mi madre – le dijo volviendo a retomar la lectura de su carta.

- Me refiero al de un hombre.

- No quiero estar como tú, yo jamás me voy a enamorar.

- ¿Y tu hijo?

- No necesito un hombre para tener un hijo.

- ¿Fuiste al hospital muggle?

- Sí, se llama inseminación artificial, sólo tengo que llevar el semen de algún hombre o bien, ellos tienen.

- Estás loca ¿Cómo vas a tener un hijo sin un padre?

- Yo puedo ser padre y madre a la vez, no necesito de un hombre.

- Entonces estás decidida.

- Sí, sólo que tengo que encontrar al hombre ideal, digo no va a ser un tonto sin oficio ni beneficio ¿verdad? Tiene que ser especial.

- ¿Cómo quien?

- No lo sé. ¿Otra vez? ¿Es que acaso mis hermanos no se cansan de mandarme cartas? – Dijo Ginny abriendo la ventana y recibiendo a la lechuza – Ahora Ron – dijo rodando los ojos – ayer fue Bill, la semana pasada Charlie.

- Quieren saber de ti.

- Pero ya les conteste a ellos ¿Qué no se pueden escribirse entre ellos y decirse que estoy bien? – Le dijo leyendo la carta de Ron y bufando a cada rato – lo mismo de siempre.

- ¿Qué?

- Pórtate bien, no salgas de noche, no olvides tomar tus vitaminas, solo falta que me pregunten si mi periodo es regular, bueno eso lo hace mi madre – le dijo aventando la carta en el sillón y Hermione la tomo para leerla – debo de contestarle a mi madre, si no lo hago es capaz de venir para saber si estoy bien.

- Ron es el sexto ¿verdad?

- Sí, es un año mayor que yo.

- Como quisiera tener yo un hermano que se preocupe tanto por mí.

- Pues yo tengo seis, te regalo el que quieras.

- El también es auror.

- Sí.

- Te platica que está trabajando con Harry Potter, ese chico venció a un mago muy malo en Europa.

- Sí, algo supe, al parecer tomo clases particulares con Albus Dumbledore. Lo que daría yo por tener clases con él.

- Serías capaz de acostarte con el pobre anciano para conseguirlo – Ginny soltó una carcajada – utilizas a los hombres a tu conveniencia.

- No he llegado a tanto. Jamás he tenido que llegar a la cama para obtener lo que quiero. Oye – se puso seria Ginny – ¿y si tengo un hijo de Albus Dumbledore?

- ¡Estás loca!

- ¿Por qué? Es uno de los mejores magos, yo quiero que mi hijo sea especial. Bueno aunque ya está muy viejito, tal vez pues ya no pueda…tú sabes.

- Estás enferma, Ginny - dijo Hermione riéndose.

- Regresando a lo tuyo ¿Quieres que le demos una calentadita a John?

- ¡NO! A David casi lo matas.

- Oye era tu novio y nos pidió hacer un trío, lo que le hice era lo menos que se merecía.

- Olvídalo ¿quieres? Voy a aceptar salir con William del departamento de transportes mágicos, es un buen chico.

- De veras que tú no aprendes.

Ron regresaba a su lugar de trabajo una vez que le había enviado la carta a su hermana. Bill le había dicho que las últimas cartas que había recibido de Ginny eran muy cortas, solamente un "estoy bien, saludos, los quiero" y nada más. La última visita que Ginny había hecho a Londres fue aproximadamente hacia dos años y eso porque fue una amenaza tras otra para que pasara la navidad en familia. Entró al cuartel encontrando a Harry Potter sentado frente a su escritorio.

- Hola ¿te puedo ayudar en algo?

- Sí ¿Tú eres Ronald Weasley?

- Sí, soy yo, puedes llamarme Ron.

- Gracias, Ron. Me envió Wood para que hiciéramos esta investigación juntos – le entregó un folder – ya lo estuve leyendo y al parecer son muggles los que están ocasionando esos desperfectos, pero lo reportaron como magia negra.

- De acuerdo. Vamos a revisarlo.

Caminaron juntos por los pasillos del ministerio y entraron al elevador que estaba repleto de gente. Se detenían en cada piso esperando a que saliera y entrara más gente.

- ¿Estuviste mucho tiempo esperándome? – le pregunto Ron.

- No ¿Dónde estabas?

- Fui al correo a enviar una carta…personal.

- ¿Tu novia? – le pregunto Harry sonriendo.

- No, mi hermanita. Vive en Estados Unidos, se fue desde muy chica con mi tía.

- ¿Por qué?

- Creo que la cansamos, es la única mujer y la más chica, imagínate, somos seis hombres.

- Me imagino.

- Antes de entrar a Hogwarts siempre la veíamos como la bebita a la que teníamos que cuidar. Pero cuando entro al colegio la cosa se intensifico, no es porque sea mi hermana pero es muy bonita y siempre tenía muchos amigos, así que entre todos la cuidábamos, cosa que a ella no le gustaba. Mira – Ron saco una foto de su cartera – es ella, se llama Ginny.

- Es muy bonita – le dijo Harry tomando la foto - ¿Qué edad tiene?

- En la foto tenía 15 años, pero ahora tiene 23. Cuando estaba en cuarto año decidió tener su primer novio, ya sabrás como nos pusimos todos, así que le hicimos la vida imposible a los dos. Terminando ese año, Ginny tomo sus maletas y se fue a Estados Unidos, mis padres no pudieron detenerla porque amenazo con dejar de estudiar. Así que ahora está allá, pero aun así todos seguimos al pendiente de ella ¿Tú tienes hermanas?

- ¿Eh?

- ¿Qué si tienes hermanas? – le volvió a preguntar Ron quitándole la foto de Ginny.

- No, ni hermanas ni hermanos. Mis padres, bueno después de saber la profecía en donde yo, tu sabes, decidieron no tener más hijos para ayudarme y protegerme.

- Debió de ser muy difícil.

- Sí, lo fue.

- Bueno ve el lado positivo: no tienes que preocuparte por cuidar a tu hermanita.

- Ha de ser muy feliz al sentirse tan amada por ustedes.

- No, para nada – dijo Ron riéndose - No le gusta que la estemos cuidando. Una ocasión que vino para el cumpleaños de mi madre, Bill, mi hermano mayor, le hizo legeremancia y se dio cuenta que Ginny salía con un hombre mucho mayor que ella ¡Ardió Troya en mi casa! Desde entonces Ginny casi no viene, pero mis hermanos van a visitarla sin avisarle para saber que está haciendo.

- ¿Tu nunca has ido?

- Sólo un par de veces, cuando Ginny aun estaba en el colegio. Ya después entre a la Academia y casi no pude ir. Ella también es auror.

- ¿En serio? – Ron asintió.

- Le gusta pelear.

Ginny se veía en el espejo del baño de damas del ministerio. Se estaba preparando psicológicamente para la última prueba que tenía que hacer para lograr ser candidata para el puesto de su jefe. Ya había aprobado cuatro: dos teóricas y dos prácticas, ahora era la definitiva y entraba automáticamente a ser de las favoritas.

- Lo vas a hacer muy bien – le dijo Hermione – eres de las mejores en duelos.

- No entiendo porque no quisiste tomar las pruebas, eres muy buen auror.

- No me interesa ser jefe, así estoy mucho mejor.

- Lo que pasa es que eres una conformista.

- No, me gusta tener vida social.

- ¿Con hombres que te hacen llorar? – Hermione se encogió de hombres restándole importancia al comentario de Ginny - ¿Ya saliste con William?

- Sí, es tan lindo. Todo un caballero. Creo que me estoy enamorando.

- Si tú dices. Bueno deséame suerte.

- Suerte amiga.

Como era de esperarse, Ginny resulto victoriosa en la última prueba. Ahora solo faltaba que los altos mandos del ministerio decidieran quien iba a ser el sucesor de Kevin Smith, actual jefe del cuartel de aurores de Estados Unidos.

Ginny se sentía un poco intranquila, ella era la única mujer candidata al puesto, tenía miedo que la bola de viejos creyera que por ser mujer, no iba a poder con el cargo. Pero Smith, le había dicho que ella había sido quien más puntos había acumulado entre las cinco pruebas, así que no sabía que pensar. Ahora solo faltaría esperar.

Harry llego a su casa después de una larga jornada de trabajo de oficina. No es que extrañara su vida pasada, pero ahora su vida era completamente aburrida. Su padre, James Potter, salió de la cocina con un vaso de leche y una cerveza de mantequilla.

- ¿Qué tal el trabajo? – le entrego la cerveza.

- Igual ¿y esa leche?

- Tu madre, se siente un poco mal.

- ¿Otra vez?

- Sí. Bueno anda en sus días.

- Siempre se pone mal en sus días, debería ir con el sanador.

- Ya se lo dije, pero me dice que se le pasará, que es normal.

- Esos cólicos no son normales, cada vez son peores.

- Trataré de convencerla.

- Oblígala.

- No cabe duda que tienes el carácter de tu madre.

- Papá, he estado pensando en…hacer un cambio.

- No te entiendo.

- Irme por un tiempo de Londres – James se le quedo viendo asustado.

- ¿A dónde?

- No lo sé.

- ¿Te siguen molestando los del Profeta?

- Sí. Pero no solo son ellos. La gente no deja de verme, hoy fui a Gringotts y todos dejaron de hacer sus cosas por sólo estarme observando que hacía yo. Es molesto.

- Te entiendo. Pero debes de comprender que no lo hacen por molestarte, sino por agradecimiento. Voldemort marcó la vida de muchos de ellos.

- Lo sé, pero quiero ser un hombre común y corriente. Quiero dejar el pasado atrás. Quiero ir a un lugar donde vaya por la calle y no me estén señalando.

- A tu madre no le va a gustar la idea.

- Ya soy un hombre y debe de comprender que no siempre voy a estar con ustedes.

- De acuerdo, yo te apoyo.

- Gracias papá.

- Sirius, dijo que iba a ir a Estados Unidos a visitar a una amiga ¿Por qué no te vas con él?

- No pienso ir en plan de conquista como él. Quiero conseguir un trabajo y establecerme por un tiempo.

- Está bien, tal vez Estados Unidos te guste.

- Tal vez…de acuerdo, iré con él.

Lily Potter puso el grito en el cielo cuando James y Harry le dieron la noticia. Pero ya no había vuelta atrás, Harry ya tenía listas sus maletas e iba con la mente llena de esperanzas de que por fin fuera a tener una vida normal.

Los primeros días los había aprovechado para conocer Nueva York y sus alrededores junto con su padrino. Pero cuando sintió que ya era suficiente, decidió buscar trabajo de auror en el ministerio que ese encontraba en esa misma ciudad.

- Yo conozco al jefe del cuartel, se llama Kevin Smith, según se está próximo a jubilarse.

- Sólo espero que me puedan dar trabajo.

Cuando llegaron al cuartel, inmediatamente fueron bien recibidos por Smith. Harry Potter era muy conocido entre los altos mandos de todos los países porque Voldemort también era una amenaza, no directamente, pero si tenían a varios imitadores dándoles problemas. Una vez que Harry venció a Voldemort, muchos de ellos desaparecieron.

Smith llevó a Sirius y a Harry con el Ministro y con todo el comité de seguridad para que lo conocieran. Le ofrecieron una comida especial y todos le hablaban con mucha educación.

- Genial – le susurro Harry a Sirius – lo que menos quiero es tener a estos hombres besándome los pies.

- Pues aprovecha para pedir trabajo. Diles que eres bueno archivando papeles – se burló Sirius.

- Esta bien, le diré a Smith y haber que me dice.

Harry caminó en dirección a Smith quien platicaba con el ministro sobre temas relacionados al cuartel. Una vez que Harry se puso a un lado de ellos, detuvieron la conversación para enfocarse a él.

- Perdón por molestar, pero ¿podría hablar un minuto con…?

- Claro, Harry, dime lo que necesites.

Harry titubeó un poco ya que se encontraba también el ministro, pero cuando vio que los dos hombres lo observaban esperando a que hablara, no le quedo de otra que decir a lo que venía.

- Bueno, lo que pasa es que, he decidido quedarme un tiempo aquí.

- ¿En serio? Eso es grandioso.

- Gracias – dijo Harry riéndose – y como sabrán necesito trabajar. Yo no hice la Academia de Aurores en Inglaterra porque…

- Tienes el puesto de Auror, dalo por hecho.

- ¿En serio? – Dijo Harry sorprendido - Gracias.

- Gracias a ti, es un gran honor para nosotros que trabajes con nosotros.

- Pero Smith – dijo el ministro – Harry es mucho más que un auror. Ha tomado entrenamiento con los mejores magos, ha peleado mucho más que todos los aurores juntos.

- No le entiendo señor ministro.

- Harry Potter debería ser el próximo jefe del cuartel de aurores.

- Bueno…si es…es una gran idea.

- No, no, yo solo quiero un trabajo…

- No se diga más. Smith se jubila en dos semanas, teníamos programado anunciar a su sucesor la semana entrante porque aún no habíamos decidido quién iba a ser. No lográbamos ponernos de acuerdo ya que la mejor había resultado ser una mujer pero ahora que te tenemos aquí ¿Quién mejor que Harry Potter para ser nuestro nuevo jefe del cuartel de aurores?

Sin dejarlo hablar, el ministro dio el anuncio y todos estuvieron de acuerdo. Fue unánime la decisión, aunque Smith no le gusto del todo, él mejor que nadie conocía a los aspirantes al puesto y todo el esfuerzo que habían hecho para conseguirlo.

- Bueno al menos ya no vas a archivar – le dijo Sirius.

- No me parece justo.

- Harry ¿tu vida ha sido justa? – Harry negó con la cabeza – bueno, entonces aprovecha esta oportunidad. Seguro muchos de los aurores estarán felices de que tú seas su jefe y que les vas a enseñar muchas cosas, que tú a la mala, lo tuviste que aprender.

- Sí, aprovecharé para dar entrenamientos que yo he recibido.

- Bien, tenemos una semanita de vacaciones.

- ¿Cuál vacaciones? Tenemos que buscar un lugar donde voy a vivir, comprar muebles, ropa, etc.

- Bueno eso también es divertido.

Ginny se arreglaba su cabello y se daba los últimos toques de maquillaje. Estaba sumamente nerviosa porque por fin ese día iban a anunciar al nuevo jefe. Se revisó de nuevo su uniforme de auror frente al espejo y, por los nervios, volvió a tomar el cepillo para peinar su cabello.

- Ya cálmate – le dijo Hermione.

- Por fin llego el día.

- ¿Qué te ha dicho el jefe?

- Smith ha estado muy raro toda la semana, no sé, como que no quería verme a la cara.

- A lo mejor porque tenía miedo de soltarte la sopa y decirte que tú eras la ganadora.

- No, él no puede decir nada – dijo viéndose al espejo – lo noté diferente.

- Bueno, tal vez está triste porque ya se va.

- Sí, ha de ser eso.

- ¿Lista jefa?

- Lista.

Ginny y Hermione entraron al salón donde estarían reunidos todos los aurores y jefes de los demás departamentos del ministerio para dar a conocer quién sería el nuevo jefe del cuartel de aurores. Ginny, como había sido una de las candidatas al puesto, se sentó cerca del estrado junto con los otros candidatos, todos igual de nerviosos que ella.

Llegó el ministro junto con el comité de seguridad de Estados Unidos. Después de dar un reconocimiento a Kevin Smith por sus años de arduo trabajo como jefe del cuartel, llego el momento de anunciar a su sucesor.

Ginny volteó hacia atrás buscando la mirada de su mejor amiga Hermione, quién al encontrarla sólo le sonrió y levantó su pulgar para darle ánimos.

- Ha sido para nosotros un honor contar con la presencia de un gran mago – dijo el ministro – uno de los mejores sin duda alguna – Ginny frunció el ceño, no sabía porque estaban anunciando a un gran mago para dar la noticia, si siempre que anunciaban a un nuevo jefe de algún departamento, lo hacia el mismo ministro – durante toda su vida ha luchado para la paz y la tranquilidad del mundo mágico en Europa. Es por eso que me complace presentarles al nuevo jefe del cuartel de aurores: Harry Potter.

Ginny sintió que la sangre se le fue a los pies mientras todos se levantaban aplaudiendo. Poco a poco se levantó y vio como un hombre de gafas redondas, cabello azabache y con una cicatriz en la frente, sonreía y saluda con la mano a todos los presentes.

No cabía duda: Ginny odiaba a los hombres y ahora a Harry Potter.