A mi mente llegan los últimos días que pase con el antes de estar inconsciente por tanto tiempo. No lo había pensado hasta entonces, pero, hace más de tres años que lo vi por última vez.

Mis últimos recuerdos fueron sobre mi hermano y yo jugando. Consistía en un reto sobre un jutsu en un pergamino muy extraño; en ese entonces fue muy divertido ver el rostro enfadado de mi gemelo mayor cuando perdió en un juego que él dijo podría dominar, fue entonces que dijo que tenía algo que hacer y se fue justo como había llegado en la obscuridad.

Pasaron algunos minutos hasta que me llamaron de nuevo para otro de esos aburridos estudios y mi medicación. Ya era algo tarde así que, tras volver a mi habitación y haber jugado con mi hermano, estaba totalmente exhausta. Al recordar su enfado, sentí una sonrisa en mis labios antes de dormir.

A la mañana siguiente, desperté tras sentir su insistente jaloneo.

-Ruri… Ruri… despierta- trate de fingir estar dormida hasta que…

-¡RURI!-

La joven rubia casi cae de espaldas contra el suelo. Al recomponerse del susto, miro con molestia a quien podrían confundir con su reflejo, claro, si no por uno, la claridad de sus ojos y dos, si el otro no fuera chico.

La sorpresa cambio su rostro un momento al ver aquella ansiada banda en la frente del joven. Sabia a que había ido tan temprano esa mañana, aun así, decidió molestarlo un poco.

-¿Por qué me despiertas tan temprano? ¡Naruto-baka!- Intento contener la risita que forzaba salir de sus labios, aun así, mantuvo una mirada serena y firme frente al puchero del ojiazul.

-Oye, oye, más respeto a tus superiores-ttebayo-

-Oh claro, yo si respeto al abuelo Tercero-ttebane- dijo con una sonrisita inocente.

-Ruri, es en serio. ¡Mírame bien!, dime, ¿Qué ves de distinto?- la chica hizo amago de pensárselo un poco, diciendo al fin.

-¡Ah!, ¡¿te crecieron las orejas?!-

-Ah… no…-

-Entonces… ¡te tusaste de nuevo el cabello!-

-Mmm… no… ¡Y ya olvida eso!, además ¡fue tu culpa!- dijo algo alterado tomando un mechón de su desordenada cabellera haciendo reír a su hermanita.

-Bien, bien, esto es serio. Entonces… ¿Es nueva la chaqueta?-

Naruto tomo una almohada y la lanzo contra ella, quien la esquivo y comenzó a reír. Él señalo su frente, mientras con bastante orgullo pero sin olvidar su molestia, decía en voz alta.

-Venía a darte la gran noticia, de que tu hermano mayor, por fin es un reconocido shinobi de Konoha-

-Solo eres mayor por dos minutos y, para tu información, tu, talentoso y reconocido shinobi de la hoja, por como lo veo, solo eres un genin

-¡Pero soy más que tú-dattebayo!-

-Yo no puedo salir, así que no es pretexto-

-Eso no importa, yo me convertí en un ninja primero y…-

-¡Es cierto!, ahora que lo pienso, cómo lo lograste si ni siquiera pudiste completar el Bunshin no jutsu y no pasaste el examen, asi que… ¡¿Qué sucedió?!- pregunto curiosa la chica.

-¡Ja! Pues solo rescate a Iruka-sensei con mi nuevo e increíble jutsu-dattebayo-

-¿Cuál jutsu?, no me has contado de ninguno-

-Aquel del pergamino de ayer, debiste haberme visto, incluso el sensei quedo realmente sorprendido por mi habilidad jejeje…-

Pasamos un rato hablando mientras caminábamos entre los arboles cerca de la clínica, ya que no podía alejarme mucho de ella; poco después me llamaron por otros estudios y el recordó que tenía que volver a la academia. Se volteo y comenzó a caminar, mientras yo hice lo mismo hacia la dirección contraria, escuche como me llamaba, y al girarme lo vi frente a mí, beso mi mejilla y se esfumo; varios metros detrás lo vi con una gran sonrisa. En serio logro dominar esa técnica.

Me apresure a llegar a la academia, lo había olvidado por completo. Ese día habíamos sido catados a la academia. Iruka-sensei nos explicó que estaríamos acomodados por equipos y nos presentarían a nuestro capitán ese día. En mi equipo estaba la linda de Sakura-chan, y por desgracia, también el perdedor de Sasuke. Fuimos los últimos en salir y conocer a Kakashi-sensei ya que llego demasiado tarde.

A partir del día siguiente, estuvimos un par de semanas cumpliendo misiones aburridas y de bajo rango; aunque, gracias a eso, tuve bastante tiempo para visitar a Ruri. Una mañana, nos informaron de otra misión, solo que esta era fuera de la aldea, no sé cuánto tardaría en volver, así que, antes que todo, fui a visitar a mi hermana. Cuando llegue, no la vi en el jardín…

Naruto recordó todas las veces que Ruri se quedó en cama y comenzó a preocuparse. Corrió dentro, directo a la habitación de la chica, pero antes de entrar, cambio su rostro a una sonrisa.

-¡Oe, Ruri!, ¿acaso te quedaste dormida?- dijo burlón entrando al cuarto.

-Ja, ja, muy gracioso. Pero sí, hoy yo y mi cama decidimos ser uno- dijo mientras reían los dos.

-Ok, ok, lo comprendo… Oye Ruri, tengo algo que contarte-

-¿eh?, ¿Qué pasa?-

-Pues que hoy salgo de misión y no sé cuánto tiempo tarde en visitarte, no estoy seguro en donde está el lugar al que iremos pero tan solo es una misión rango C, no es nada-

-Ok, pero ¿a dónde irán?-

-Al País de las Olas-

-Dime, ¿cómo pasaste la academia si no sabes de geografía?- él la miro con enojo y esta solo suspiro.- Ok, ya, cálmate pero, ¿de qué trata tu misión?

-Nada importante, solo es un viaje de escolta para un viejo borracho que es un constructor-

-Ah sí es así, no creo que tardes más de una semana-

-pero… ¿Estarás bien sin tu fuerte hermano mayor por una semana?-

-¿Qué dices? Estaré perfecta sin ti-ttebane, al menos no estarás causándome problemas- Volvieron a reír.

Naruto dejo de reír y miro una última vez a su hermana, a pesar de estar sonriendo, se veía pálida y cansada, sus pensamientos se dirigieron a una sola razón, la cual, dijera lo que dijera no quería aceptar.

No se dio cuenta que se acercaba a ella, cuando se percató de esto, estaba a su lado y una de sus manos se encontraba rozando la mejilla de la niña mientras en sus labios se posaba una melancólica sonrisa.

-solo cuídate ¿ok?-

-jeje, creo que soy yo la que debería decírtelo-ttebane-

-solo promételo tonta-

-Sí, sí, ok, lo prometo pero, tu promete que volverás a salvo-

-claro que volveré a salvo-ttebayo, volveré sin un rasguño- dio una gran sonrisa que provoco una igual de radiante en ella.

Revolvió un poco sus cabellos, beso su frente y con un "Nos vemos", salió de la habitación.

Al cerrarse la puerta, a la mente de Ruri llego una fecha que, si sus síntomas y pensamientos eran ciertos, no sabía si lograría compartir con su hermano, por eso decidió poner manos a la obra.

Poco después, ella y Ryusey, su enfermera y amiga, se encontraban en la mesita de la habitación preparando un obsequio para Naruto

-En serio, ¿crees que le guste?-

-Definitivamente, es hecho por ti, será algo fastidioso, pero es tu hermano, y te ama-

-Creo que si- una triste mirada se posó en su rostro- Ryusey- La aludida giro su mirada en la ojiazul- ¿puedo pedirte un favor?-la chica le dio una mirada incitándola a seguir; dio un hondo suspiro y pensando en el rostro de su hermano una lagrima cayo mientras hablaba- si no llegase a despertar, dáselo por mí, ambas sabemos que está cerca- la mujer solo se quedó callado y asintió resistiendo su llanto.

Ruri se pasó con esta labor toda la mañana y la tarde, la metió en una pequeña caja, dejándolo al lado de su cama. Esa noche tenia insomnio, no quería cerrar los ojos, tenía miedo, miedo de no volver a despertar. La mitad de su vida son cuadros borrosos; entre días hermosos jugando con Naruto, y "días" oscuros, flotando en un trance que nunca ha terminado de entender.

Su situación era explicada por sus médicos como una condición de trastorno de somnolencia "provocada por un aumento y disminución extraña e irregular en sus niveles de chakra por lo cual su cuerpo se defendía con esos periodos de sueño" pero, había algo que la dejaba intranquila, ¿de qué o quién era la voz que escuchaba en ese tiempo?

En la mañana, ya un poco tarde, Ryusey entro a su habitación, extrañada de que no hubiera salido a contemplar las flores. La hallo recargada en la mesa, sus ojos estaban hinchados, lo más probable por llorar tanto tiempo.

-Ruri, despierta…- pero ella no respondió, la sacudió, la llamo, pero no reacciono, la joven ya no despertó. Su amiga estaría así por quien sabe cuánto tiempo, así que, ya sin nadie que lo pudiera impedir, la abrazo y lloro soltando aquel dolor del día anterior

Paso poco más de una semana para que el joven genin volviera. Sucedieron varias cosas en ese viaje con la cuales aprendió valiosas lecciones. Lo único que quería era llegar a contarle lo genial que había sido el salir de la aldea y lo emocionante que fue su misión, había cosas que no tenía muy claras, pero no eran impedimento para que el hablara con ella sobre eso.

Llego y después de presentar el reporte con su equipo, la tarde la dedico a descansar. Al día siguiente, le pediría disculpas por tardar tanto.

Los rayos del sol se asomaban entre las copas, estaba ansioso por ver a Ruri, esa era la razón por la que estuviera levantado más temprano de lo usual; le sorprendió divisar las cortinas de la habitación cerradas, por lo general y a pesar de todo, Ruri era bastante activa, incluso en las mañanas. Toco la puerta y una voz distinta a la que esperaba lo permitieron pasar.

-Ryusey… ¿Qué…?- no termino la pregunta ya que no era solo ella la que estaba dentro. Rei, su médico, se encontraba realizando un aparente chequeo a Ruri, quien se encontraba inconsciente y conectada a una máquina que sonaba de acuerdo a su pulso el cual se escuchaba algo bajo pero regular.

Naruto se abrió paso entre ellos, arrodillándose al lado de la cama, tomo su mano y la estrecho entre las suyas. Ambos adultos al ver esto decidieron abandonar el espacio.

-Me-me prometiste que te cuidarías… yo... Quería que me esperaras… tengo tanto que contarte… pero… Supongo que eso tendrá que esperar. ¿Verdad?- dijo secándose las pocas lágrimas que no resistieron el caer. Se levantó, beso su frente como la vez anterior y salió de la habitación cabizbajo. Casi a la salida del lugar, alguien lo esperaba.

Ryusey toco su hombro llamando su atención, el volteo a ver quién era; ella le extendió un pequeño paquete, sonrió melancólica y comenzó a caminar en la dirección por la cual él había salido.

Guardo la cajita en su bolsillo y emprendió el trayecto apresurado a su destino: La Torre del Hokage.

Sabía como entrar sin ser visto. De más pequeños, a ambos les gustaba escabullirse para molestar y jugar con el hombre en su oficina; pero ahora, sus intenciones no eran las mismas.

Como hacía tiempo, ingreso sin siquiera ser detectado a la oficina del magnate, Sarutobi Hiruzen. Los niños lo veían como lo más cercano a un abuelo, ya que, al no tener padres, además de no despreciarlos como muchos de las personas de la aldea, era el único que los procuraba y vigilaba, aunque no siempre estuviera ahí.

Lo hallo sentado tras la gran mesa revisando lo que parecían ser varios reportes de misiones.

-¿por qué?...- ni siquiera se sorprendió de la manera por la que se apareció.

-¡¿Por qué no me dijiste nada, viejo?!- Era más que claro que él estaba al tanto de la situación de Ruri en esos momentos, puesto que supervisaba y financiaba los estudios y su recuperación. El solo volteo a mirarlo un segundo mientras dejaba los papeles y giraba a la gran ventana detrás de él.

-Pensé que tenías que verlo tú mismo- Naruto solo mostro una mirada de enojo.

- Supuse que si te lo decía, conociéndote, es muy probable que no hubieras ido con ella, en ese caso, Ryusey no hubiera podido entregarte aquello que necesitábamos que tuvieras- Naruto recordó entonces la pequeña caja y la saco.

-Ábrela-

Este lo hizo de inmediato, encontrándose con un pequeño brazalete, su color era una combinación de hilos negros y rojos, en su centro una cuenta de un pequeño remolino brillaba, lo saco y noto otra cosa dentro, un pequeño papelito doblado se hallaba al fondo del paquete, lo saco y al abrirlo, las lágrimas que hasta entonces resistió, salieron. El mensaje era corto, pero la letra era delicada y dulce, justo como Ruri.

"Feliz cumpleaños, Naruto"