Capítulo 1.
Dicen que cuando nos enamoramos de una persona a primera vista es porque esa persona fue nuestro amor en otra vida. ¿Será cierto?..Yo no creía en nada de esto, hasta que le conocí.. Entonces todo en lo que creía cambió. Aún recuerdo aquel día, la primera vez que le vi. Estaba muy aburrida del día a día, aunque me mantuviera ocupada todo siempre era lo mismo. Necesitaba algo nuevo, algo que me sacará de la rutina. Pensé en tomar clases de fotografía, clases de pintura o unirme a un grupo de literatura tal vez. Leer era una de las cosas que más disfrutaba hacer y siempre me gustó la idea de tener un grupo de lectura con el que pudiera comentar que nos pareció al finalizar el libro, la idea sonaba interesante ¿Y por qué no probar? Fui a la biblioteca, no en busca de un libro precisamente, me encontraba frente a un tablón en el que la gente colocaba todo tipo de anuncios. Desde se imparten clases de matemáticas avanzadas.. Hasta se necesita tutor de francés. Busque entre tantos anuncios uno de literatura que me interesará. Pero no encontré nada. Volveré otro día. Pero ir hasta la biblioteca en vano no era la idea. Así que sí, al final fui buscar un libro. Recuerdo haber estado buscando un buen libro durante mucho rato. Recorriendo con la mirada estante por estante pero en vez de hallar un libro encontré algo más..me encontré con unos ojos color azul intenso que me miraban. Sí.. Sucedió como en la películas. Mirándonos fijamente a través de aquellos estantes viejos. Fue cuestión de segundos no más. Pero aquella vez, fue la primera vez que me perdí en sus ojos. Sentía como me quemaba el rostro, señal de que me había sonrojado. Pienso... ¿Qué hago? ¿Sigo buscando el libro? Volteo.. Miro entre los estantes con disimulo.. Él ya no está. Cojo un libro cualquiera, encontrar un libro ya no era mi prioridad. Salir de allí si. Camino por el largo pasillo observando el libro intentando mantener mi mente ocupa. Llego al final del pasillo y al girar a la derecha, me topó con él, andar distraída se me daba bien y toparme con la gente aun más. Normalmente sólo decía "lo siento" y seguía mi camino, pero esta vez fue distinto. Esta vez las palabras no salían de mi boca. Sólo podía ver aquellos ojos. Que me dejaron atónita. Tanto que libro se me fue de las manos. Él se agachó a recogerlo apartando su mirada de la mía. Reaccione.. - -¿Estás bien?- preguntó. -Si.. Si ..estoy bien.- sentía como las palabras salían con retardo. Dios.. Soy estúpida. Me dio el libro, sonrió. Siguió su camino. Seguí mi camino con lentitud, pensando en lo que había pasado y sintiéndome tonta. Volteo no volteo, la curiosidad puede más que yo. Volteo. Lo vi frente al tablón en el que antes yo me encontraba. Lo veo colocando un papel. La curiosidad aumenta por saber de que se trata pero no, esta vez me voy.
Habían pasado días desde aquello. No se lo había contando a nadie, pero aún habían momentos en los que recordaba a aquel hombre con aquellos ojos que me impactaron. En mi mente lo llamaba el hombre de los ojos bonitos. Me sentía extraña cuando pensaba en él, nunca me había sentido de esa manera, nunca nadie había causado esa reacción en mi. Y me preguntaba si lo volvería a ver...
Días después volví a buscar anuncios en el tablón de la biblioteca, por suerte encontré uno que decía que se daban clases de literatura gratis. Ya la palabra gratis hacía que todo sonará muy tentador. Eran clases de dos veces por semana y de hora y media. Logré convencer a mi amiga Amy de que me acompañara. Ella no era de leer mucho, esas cosas no le interesaban prefería pasar las tardes mirando películas o hablando de chicos. Pero le pedí que lo intentará que me acompañará y por mi lo hizo.
Era martes, 4:30 pm... Mi amiga y yo nos encontrábamos en la dirección que decía en aquel papel, estábamos frente una casa muy bonita, muy grande, muy lujosa en unas las mejores zonas de New York. Ahora entiendo porque las clases eran gratis. Este maestro o maestra no necesitaba el dinero, no le hacía falta. Si hacia esto sería por puro placer. Toco la puerta. Una mujer de mediana edad abre la puerta con una sonrisa en el rostro como si nos conociera, como si hubiese estado esperándonos. - Pasen, Vienen por las clases verdad?- dijo amablemente. - Si- contesté, mientras mi amiga contemplaba el interior de la casa. - Los demás se encuentran en aquel salón.- señalándonos una habitación con dos puertas grandes blancas. Una de ellas se encontraba abierta. - Gracias.- dije y nos encaminamos hacia el salón.
Allí nos encontrábamos con unas 10 personas más. En un salón verdaderamente grande, donde habían colocado unas carpetas y en frente una pizarra. Todo un tanto improvisado. Todos tenían el mismo libro, por lo que supuse que ya se habían reunido antes. Mientras esperábamos a que llegará el maestro observaba aquel salón, tan grande, lleno de libros.. Me encontraba impaciente por empezar con la clase y mi amiga también, pero para que de la misma manera acabará. Me distraje un poco hablando con Amy, no paraba de decir que dejarse convencer había sido un error. De pronto escuché un amistoso "Buenas tardes chicos" alce la mirada y entonces lo vi. Era él. - Dios, el de los ojos bonitos.- dije sorprendida. - ¿Quién?- dijo Amy extrañada a mi reacción. - ¡Tenemos dos chicas nuevas!- dijo él con emoción. Me miro un par de segundos. - Tú. Eres la chica de la biblioteca- dijo mientras se acercaba a mí. - Ay dios. Se ha acordado- dije entre dientes. - ¿Te acuerdas? Tuvimos un pequeño tropezón. - Sonrió. - ¿Qué si me acuerdo? He revivido ese momento en mi mente muchas veces- pensé pero sólo me límite a decir que Sí. - Soy Richard, Richard Castle. Puedes llamarme Richard o Castle como quieras. Venga Kate sólo di tu nombre... - Soy Kate Beckett, puedes llamarme Kate o Beckett.. ..Supongo.. - ¿acabó de decir eso? Seré idiota.. - ¿Y tú.. eres?- dijo él dirigiéndose a Amy. - Soy Amy.. Sólo Amy.- dijo Amy con una sonrisa un tanto burlona. - Pues bienvenidas.- dijo él con una sonrisa en el rostro.
Una sonrisa que me dejó un tanto embobada, no pude evitar sonreír también. Y como no sonreír si se había acordado de mi. Y me preguntaba si en algún momento había pensado en mí como yo había pensando en él...
