Ya ni siquiera recordaba cuanto tiempo llevaba así, todas las mañanas se levantaba con la esperanza de que hubiese sido un sueño y al abrir sus ojos recordaba que no lo era ya y la sensación de vació volvía a llenar de nuevo todo su cuerpo, había pasado demasiado tiempo y toda seguía igual nada cambiaba y su estado de animo cada vez era mas pesimista, estaba cansada esperando algo que nunca pasaba, esperando un milagro que nunca llegaría, un milagro que le devolviera las ganas de volver a vivir que hacia tanto tiempo había perdido.

Al  día siguiente seria de nuevo el aniversario, se cumplirían cinco años de todo y como cada año en esas fechas volvería de nuevo a Hogwarts, se preguntaba porque lo hacia, no le encontraba el sentido le dolía aun mas ir y recordarlo todo pero aun así siempre iba, era como si al estar allí lo notara aun mas cerca de ella. Todos los años el mundo mágico celebraba la muerte del peor y mas peligroso mago que la comunidad mágica hubiese conocido, pero ella no lo podía celebrar nunca podría porque el día que Voldemort murió, su corazón y su alma también lo hicieron ya que aquel día  el señor tenebroso se había llevado con el a la única persona que ella había amado a Harry Potter.

Nadie supo nunca a ciencia cierta lo que ocurrió en aquella habitación del colegio, fue en cuestión de minutos que todo pasara y en la mente de Hermione ese día se repetía una y otra vez intentando comprender lo que había ocurrido buscando una explicación que no lograba encontrar, se suponía que era la bruja mas inteligente que hubiese habido en el colegio y durante meses busco en todos los libros que podía encontrar una respuesta a lo que había pasado, pero eso no le ayudo para llegar a la verdad que tanto necesitaba saber, en sus libros esos en los que siempre había encontrado todas las respuestas eran totalmente inútiles.

Las lágrimas volvieron de nuevo a sus ojos sin que ella lo impidiera, se pregunto si se podía llegar a llorar tanto que se secaran las lágrimas y jamás volviera a llorar porque en el fondo era lo que deseaba dejar de llorar, pero no podía evitarlo igual que no podía evitar evocar aquella noche una y otra vez en su mente.

Solo faltaban tres días para  que terminaran el colegio, el trío estaba feliz unos momentos y tristes otros, se debían separar y aun cuando prometían verse lo mas seguido que pudieran, sabían que eso no seria fácil, Hermione quería estudiar para ser medimaga, Ron trabajaría con su padre en el ministerio hasta que tuviera algo claro lo que quería hacer y Harry estudiaría para auror, así que por muchas ganas y por mucho que lo desearan, verse no seria tan fácil como ellos quisieran.

Esa misma noche en la sala común de Gryffindor una gran celebración se llevaba acabo, ella debería haber prohibido aquella fiesta en cuanto las bebidas con alcohol hicieron aparición, pero era tal la felicidad que los embargaban a todos por haber ganado el campeonato de quidditch de nuevo que no dijo nada y puede que también influyera el alcohol que ella también tomo, era su ultimo año y por una vez solamente quería dejar atrás las reglas y divertirse como sus amigos, era su ultimo año y quería disfrutar un poco ver disfrutar a sus amigos hacia que ella fuera también feliz. Los dos estaban eufóricos no por nada le habían dado la mayor paliza de la historia a la casa de las serpientes.

- Hermione – la llamo Harry – baila conmigo.

- Pero si tú no sabes bailar – rió ella.

- Es verdad – le contesto el rascándose la cabeza y poniendo cara de cómo si le hubieran acabado de descubrir algo – pero que mas da – le cogio las manos y empezó a dar vueltas con ella, cuando pusieron una canción un poco mas lenta, la acerco a el y la abrazo dejándose llevar por la música, se sentían tan felices en esos momentos. Fueron interrumpidos por un pelirrojo que picaba en el hombro al chico.

- Ron tío que tal baila con nosotros.

- No puedo yo... – Ron miraba a Harry y luego a Hermione sucesivamente – te tengo que decir algo a solas.

- Ahora resulta que me escondes secretos Ronald Weasley, no esperaba eso de ti – le dijo ella molesta.

- No te escondo nada Hermione, solo que es cosa de chicos y no te incumbe.

- Perdona pero que yo sepa lo que les pasa a mi amigos si me incube.

- Esto no Hermione, por una vez no te puedes quedar calladita.

- Eso es lo que tú quieres que me calle y así poder quedarte tú con la razón.

- Vale esta bien de acuerdo. Harry necesitaba – miro de nuevo a Hermione y ella pudo ver como su cara cambiaba de color dejando inapreciable su cabello – necesitaba la habitación, ya le pregunte a los otros y no les molesta, solo falta que tú me digas.

- ¿Para que quieres la habitación?– le pregunto Hermione.

- ¿Ron vamos? – Harry y Hermione se dieron la vuelta para encontrarse a una Luna Lovegood muy sonriente.

- Para eso quiere la habitación – le dijo Harry a Hermione

- Ya me había dado cuenta – le contesto la chica tan roja como su amigo.

- No te preocupes Ron, por mi no hay problemas. solo déjame unos minutos para coger una cosa y es toda tuya – Harry salio corriendo escaleras arriba.

- Ron la próxima vez que te diga algo sobre esconder secretos recuérdame este momento.

- Lo haré tranquila, lo haré – contesto el chico que aun seguía tan colorado como su amiga.

- Ya esta toda la habitación es tuya – le dijo Harry cuando bajo las escaleras corriendo.

- Los chicos van a dormir en los sofás de la sala común por si te quieres quedar con ellos.

- No te preocupes por mi Ron yo ya tengo mis planes – miraron como Luna y su amigo subían las escaleras hacia los dormitorios – vamonos.

- A donde vamos.

- A disfrutar de nuestra ultima escapada juntos – le cogio de la mano y salio con ella de la sala.

- Harry podías haber cogido la capa.

- No la necesitamos, tengo el mapa – saco de su bolsillo un viejo pergamino – Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas – ves Flich y su gata están lejos, sígueme.

- Donde vamos.

- Te quiero enseñar un sitio- ella se dejo arrastrar por su amigo, se sentía muy bien junto a el, le encantaba como olía, no sabia definir a que era pero era muy característico, iba tan ensimismada que no se dio cuenta de cuando Harry  freno  y choco contra el – ¿estas bien?

- Si – le contesto ella sobandose la frente.

- Me parece que ha bebido demasiado señorita Granger.

- OH y usted no señor Potter.

- Puede ser – le contesto el con una sonrisa, miro hacia una puerta de madera – lluvia de estrellas – pronuncio y la puerta se abrió, los dos entraron a una habitación completamente vacía, solo en el centro había un viejo colchón.

- ¿Qué es este sitio? – pregunto la chica.

- Un lugar que encontré hace unas semanas, no os lo conté porque quería daros una sorpresa en nuestra ultima noche a ti y a Ron, pero este me parece que esta muy ocupado.

- Es bonita – contesto la chica sin saber muy bien que decir de esa estancia vacía y algo lúgubre.

- No lo es – le contesto su amigo.

- Bueno en realidad no, pero que querías que dijera de tu sorpresa – pregunto ella encogiéndose de hombros.

- Mira al techo – le dijo el señalándolo sin dejar le mirarla a ella, que le obedeció y se quedo maravillada con lo que veía, en lo que debía ser el techo de la habitación, solo se veían miles de estrellas fugaces con distintos colores.

- Es precioso – exclamo ella.

- Igual que tu – le contesto el viendo como ella se sonrojaba – tengo una cosa para ti – saco una pequeña caja del bolsillo de su pantalón y se lo entrego.

- ¿Qué es?

- Si lo abres lo descubrirás – ella le saco la lengua por respuesta y abrió el pequeño regalo que su amigo le había dado y encontró un colgante relicario que al abrirlo sonaba una dulce melodía.

- Es muy bonito – dijo ella emocionada - y es una melodía preciosa ¿Cuál es? No la conozco.

- Ni yo, solo se que esta en mi cabeza un día se lo conté a Sirius y el me dijo que era la canción que mi madre me cantaba para dormirme.

- No se que decir Harry es precioso, me enorgullece que me lo regales a mi, se lo importante que es para ti.

- Bueno no creo que haya nadie en este mundo que lo deba llevar excepto tu – la chica le sonrió nerviosa - Porque creo que lo debe de llevar la persona de la que estoyenamorado.

- ¿Estas que? – pregunto ella, creía haberlo entendido pero le resultaba imposible creer que el se pudiera fijar en ella cuando tenia a todas las chicas de Hogwarts a sus pies.

- Dios Hermione me lo vas a hacer repetir, no veas el trabajo que me costo decirlo.

- Es que creo que no te he entendido.

- De la que estoy enamorado – se quedaron en silencio unos segundos mirándose uno al otro – no hace falta que me contestes nada, no tienes que sentir lo mismo que yo, lo comprendo, pero por favor te pido que te quedes con el obsequio.

- Claro que me voy a quedar con el Harry Potter no creas que te vas a salir de esta tan fácilmente, vamos a ver las estrellas – tiro del sorprendió chico hasta el colchón donde se dejo caer y se quedo viendo las estrellas, el la imito y se quedo tendido junto a ella.

- ¿No vas a decir nada? – le pregunto el.

- Es increíble lo grande que es el universo verdad los millones de estrellas que hay, te ves tan pequeño comparado con todo esa inmensidad.

- Me refería a si no vas a decir nada sobre lo que te he dicho sobre mis sentimientos – dijo el molesto.

- Esta bien tener sentimientos – el se levanto un poco y se la quedo mirando.

- ¿Te estas riendo de mi Hermione? – le pregunto enfadado.

- No Harry no me estoy riendo. Solo quiero que sufras un poco, yo llevo enamorada de ti desde que me acuerde y he sufrido mucho por ello y por verte con otras chicas y pidiéndome consejo a mi para conquistarlas, así que tu ahora deberías sufrir un poco también, creo que es justo.

- ¿Estas enamorada de mí? – ella asintió con la cabeza – pues eres mala.

- No es cierto – le respondió ella con una sonrisa – soy feliz – en ese momento el le beso los labios suavemente.

- Te quiero Hermione.

- Y yo a ti Harry – ella dejo que el se inclinara sobre ella y profundizada mas el beso – me parece que esta noche no vas a dormir con los chicos en el sofá.

- ¿A no? – pregunto el picadamente.

- No – fue lo único que ella le contesto mientras le besaba.

No sabia lo que ocurría, unos gritos la habían despertado y se giro rápidamente hacia el chico que gritaba y se convulsionaba junto a ella.

- Harry – le llamo – Harry ¿Qué te pasa?

- Hermione – susurro sin abrir los ojos – la cicatriz me duele mucho, no lo aguanto. No lo puedo soportar.

- ¿Cómo te puedo ayudar? ¿Qué hago?

- Avisa a Dumbledore – le grito el – tráelo aquí rápido, vete – la chica se vistió todo lo rápido que pudo.

- No tardare te lo prometo – le dijo antes de salir de la habitación.

- Vete de aquí, rápido – grito el.

Corría a todo lo que sus piernas daban sin parar hasta llegar hasta las puertas que llevaban al despacho del director, fue entonces cuando se dio cuenta de que no sabia la contraseña, se puso a recitar todos los dulces que conocía hasta que dio con el acertado, subió las escaleras de dos en dos y entro en el despacho sin llamar, su director se encontraba sentado detrás de su gran mesa, cogio aire antes de hablar y soltó de carrerilla todo lo que había pasado, saltándose algunos detalles. Albus Dumbledore se levanto rápidamente y corrió escaleras abajo seguido por ella hasta la estancia donde Harry se había quedado y cuando llegaron allí se encontraron lo que nunca creyeron ver. En el suelo tirado se encontraba el cadáver de Voldemort junto a el una mancha indicaba como si algo se hubiera quemado allí, Hermione recorría con la mirada toda la estancia, pero no había nada ni rastro de Harry.

Acariciaba el colgante que desde aquel día nunca se había quitado, nadie sabia que le había pasado al niño que vivió, al gran héroe que había acabado con el señor tenebroso y con el paso de los años todo el mundo lo había olvidado y había continuado con sus vidas, ahora eran libres, no tenían porque tener miedo y eso era lo que en el fondo les importaba a todos, a todos menos los cercanos a el que no lo podían olvidar y todos los años mientras todos los magos celebraban la caída del señor tenebroso ellos se reunían para recordar al amigo perdido.

- Mami – oyó una voz fuera de la habitación – papa a llegado – Hermione seco sus lagrimas respiro hondo un par de veces y salio a recibir al recién llegado.