El nido de Golondrinas
EL DIBUJO
Capítulo I
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–– ¿Tan terrible es?
Kiki dio un respingó. –– ¡Maestro Mü! –– Mü recogió del suelo el dibujo que Kiki había estado trazando. Lo alzó a la altura de su nariz y sonrió discretamente. Miró el dibujo, miró a Kiki entrelazando sus dedos con nerviosismo, y de nuevo miró el dibujo.
–– Kiki…
–– Sí, maestro… ––, contestó mirando al suelo, profundamente ruborizado.
–– Esto no está bien, Kiki. –– Mü extendió la mano hacía él, mostrándole el dibujo que había realizado. –– A Shaka no le gustaría ver esto.
Al escuchar el nombre de Shaka, Kiki se cruzó de brazos y volteó la mirada. –– No me importa. –– dijo molesto. Mü sonrió con dulzura. Su largo cabello lila cayendo sobre los hombros le dio un aspecto muy maternal. Caminó hacia la nevera y sirvió con tranquilidad un vaso de jugo de naranja.
–– Es demasiado espíritu para un niño de ocho años. –– murmuró inclinándose a su altura. Dejó el vaso cerca del alcance de Kiki, en el suelo, y continuó hablando. –– ¿No quieres contarme qué pasó?
Kiki negó energéticamente con su cabeza. Evitó también, a toda costa, encontrarse con la mirada de su maestro.
–– Me gustaría escucharlo, en verdad. –– insistió dulcemente.
El niño pequeño vaciló por unos segundos, pero fue vencido por el rostro cariñoso de su protector. –– Fue muy duro. Me llamó niño. –– dijo, y limpió con rudeza una lágrima que se había escapado de sus ojos. –– Porque sea un caballero dorado, el señor Shaka no debe… ––, su voz se partió e intentó correr, pero Mü le sostuvo con suavidad de su hombro.
–– Kiki, te estás comportando como un niño ahora. Sé que eres lo suficientemente maduro como para que estas cosas no te afecten. –– dijo un tanto severo. –– Quiero saber por qué Shaka te dijo eso.
Kiki arrugó las cejas con terquedad. Sólo le habría faltado patalear y gritar para que Mü le soltara. –– ¡Kiki, mírame! –– Kiki se obligó a verlo. Sus ojos estaban cegados por una pantalla de lágrimas brillantes. Mü las secó con delicadeza, usando su dedo pulgar.
–– ¿No vas a decirme nada, verdad? –– susurró tierno. –– Y yo no debería seguir intentándolo.Kiki se soltó con rudeza.
–– Bébelo. –– señaló con la vista el vaso de jugo. –– Da un paseo, Kiki. Piensa y tranquilízate. –– Mü se incorporó aún con el papel en una de sus manos. Lo guardó en su túnica y dejó a Kiki solitario en la cocina.
Sentía mucha pena por su aprendiz, pero aún no podía dejar de sonreír levemente. Tenía que reconocer el talento de Kiki, personalmente, el dibujo le había parecido bastante bueno.
Volvió a mirarlo.
Shaka había sido dibujado bastante, mucho más obeso de lo que Mü podía recordarlo. Y si no tuviese su cabello naturalmente rubio y largo no habría adivinado que se trataba de Shaka, sino de un glotón cerdito, juzgando por su nariz achatada y orejas redondeadas.
Suspiró con diversión y guardó el dibujo al igual que antes.
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–– Muy lindo. –– dijo Aldebarán. Echó la cabeza hacía atrás y empezó a reír.
–– No es mío. –– se defendió Aries quitándole el dibujo de las manos. –– Lo ha hecho Kiki.
–– Qué más da. ¡Es muy bueno, lo es, realmente! –– se secó las lágrimas con un dedo mientras continuaba hablando. –– ¡Shaka debe verlo!
–– No, no lo creo.
–– ¿Por qué no? le gustará, estoy seguro.
–– Kiki tendría que darme el permiso.
–– Claro, claro… –– Aldebarán asintió recuperando el ritmo normal de respiración. –– Y a todo esto… ¿en qué pensaba Kiki cuando lo hizo?
–– No lo sé. Pensé en preguntárselo a Shaka.
–– Sí, me gustará ver esa cara. –– añadió riendo brevemente.
Mü sonrió, por amabilidad. –– Procuraré hacerlo.
«Es tan bueno, tan cariñoso. ¿Qué razón tendría para enfadarse con un niño de ocho años?»
–– ¿Tienes mucho tiempo sin hacerlo, verdad?
–– ¿Qué cosa?
–– Hablar con él ––, respondió con un tono impaciente. –– No los he visto juntos hace un milenio.
–– Qué exagerado. –– exclamó sin alterarse, fingiendo que no le daba importancia. –– Estoy seguro de que seguimos siendo buenos amigos.
–– ¿Ah, sí? No me digas, Mü. –– cogió una toalla que Mü le ofreció y la restregó sobre su rostro. Llegaba de trotar, como de costumbre, y se sentó en las escaleras del templo de Aries como también era habitualidad en las mañanas. –– (Gracias amigo) te diré una cosa… –– respiró profundamente antes de continuar. –– La amistad es como una planta, si no la riegas, puede que deje de crecer, o en su peor caso, se marchite.
Mü dobló la toalla sobre sus rodillas y se quedó pensativo, reflexionando sobre lo que acababa de oír. Aldebarán le dio un breve apretón en el hombro y se despidió.
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Se detuvo a escasos pasos del templo de Virgo. Sintió que era su responsabilidad hablarle, saber por qué Kiki lloraba.
Había empezado a atardecer, y se imaginaba a Kiki durmiendo apacible en su pequeña cama. Sin embargo, tenía que hacerlo. Habría estado mal darse la vuelta e irse como si nada hubiese pasado.
Respiró profundamente y entró. Resignado, porque el asunto continuaba pareciéndole absurdamente infantil.
No encontró a Shaka directamente, y se dirigió inmediatamente al jardín de los Árboles Gemelos de Saras.
Al pisar la hierba fresca, pensó en que después de todo, no había tenido la oportunidad de compartir una conversación formal con Shaka. Un par de palabras sí, pero nunca una cantidad apropiada. Y pronto también supo, que deseaba verdaderamente volver a hacerlo.
Shaka era inteligente y audaz con las palabras. Era fácil perderse en el tiempo mientras platicaban animadamente, pero eso lo hacían hace años, cuando eran nada más que un par de niños aspirando a ser caballeros dorados. Y luego, al ser caballeros, ya no había tiempo, no había lugar ni disposición de su parte para hacerlo.
Mü no sabía si admirar esta responsabilidad y entrega o reprobarla.
–– Shaka.
Pero lo cierto era, que nunca le había dado tanta importancia a ese hecho como ahora. Porque ahora no había Diosa y sólo un santuario plagado de valientes caballeros resucitados. Ahora tenían todo el tiempo que se podía desear para… continuar con sus conversaciones.
–– ¿Será posible… que hablemos, Shaka?
Shaka estaba concentrado en algún lugar maravilloso de su mente. Pero Mü sabía que Shaka escuchaba, él siempre estaba escuchando. Se sentó a su lado.
Qué bien se veía, con su toga que siempre usaba antes de ganar la armadura de Virgo. Buena parte de su pecho quedaba descubierta, dándole un aire de libertad y comodidad apaciguante. Su cabello emitía destellos dorados ante la luz de un intenso cielo naranja. Y aunque sus negras y puntiagudas pestañas no hacían buen juego con su cabello tan de oro, se veían tan bellas y finas como su nariz recta y discreta.
Respiró profundamente. La dicha de ser testigo de aquel ser maravilloso no era fácil de guardar en su pecho. Soltó el aire que había acumulado en sus pulmones.
–– ¿Es necesario? –– preguntó Shaka suavemente.
Mü asintió. –– Esta tarde, Kiki se comportó extrañamente. Me dio la impresión que tenía que ver contigo. –– explicó tranquilamente.
–– Sí, entiendo.
–– Shaka. –– Mü insistió atreviéndose a sentarse tan solo un poco más cerca. Una repentina brisa jugó con el cabello de ambos, Mü apartó algunos mechones finos de sus ojos.Numerosos pétalos de los Gemelos habían venido a caer sobre su cuerpo, causa de la brisa. Entendió súbitamente el gusto de Shaka por ese lugar. Era en muchos sentidos hermoso y lleno de paz. Casi mágico, irreal.
En un pequeño momento lamentó estar allí, seguro siendo una molestia para él.
–– Creo que a Kiki no le agradó tu actitud.
Shaka por fin se mostró móvil reacomodando su posición sobre la hierba. Unió sus dedos mientras hablaba seriamente.
Demasiado serio… Mü habría deseado que sus ojos estuviesen abiertos, y así conocer de una vez, lo que sentía su compañero.
Era desesperante, verlo serio, meditando. ¡Desesperante! Pero Mü le correspondía de igual modo. Después de todo, era una persona muy tranquila, y al igual que Shaka, también era difícil saber lo que él estaba pensando.
–– ¿Es una cuestión de niños, Mü?
–– Shaka…, –– Mü refutó con suavidad.
Extendió su mano hacía él, hacia su hombro. Shaka súbitamente reaccionó apretando su muñeca (con la fuerza mínima que fue necesaria) y abrió los ojos.
Por unos segundos Mü se impresionó. No siempre se tenía la oportunidad de mirarlos sin recibir algún tipo de daño irreversible.
Su rostro por un breve lapso de tiempo redondeado por la sorpresa, volvió a ovalarse. En el reflejo de sus verdes, e impasibles ojos, eran visibles los ojos azules increíblemente bellos de Shaka. Lo penetraba con la mirada, natural, y aterradoramente tranquila.
–– ¿Es una cuestión de niños, Mü?
–– Yo no considero a Kiki más un niño. –– respondió sin vacilar. Shaka arrugó las cejas levemente, sintiéndose contraatacado.
Shaka vio su propia mano apretando a Mü y lo dejó libre. Además, Mü no parecía muy dispuesto a hacer algún movimiento. Se puso de pie, dejando caer de su cuerpo gran cantidad de pétalos, y caminó despacio.
–– Mü… –– llamó antes de bajar la colina. –– Has venido para hablar de Kiki. Voy a escucharte, pero sólo será un momento.
–– Soy yo quien quería escuchar. –– dijo amablemente. –– Debiste darte cuenta antes, Shaka.
Mü también se incorporó. Ocultó su mirada tras sus largas pestañas y caminó hacia la salida del jardín.
Shaka no se lo impidió. Y Mü no le sorprendió eso.
No estaba del todo enojado, se aseguró a sí mismo mientras bajaba los escalones, simplemente había considerado que no era el mejor momento para hacer una conversación con él. Y después de todo, no conocía el motivo por el cual Kiki y él habían peleado.
Quizá Kiki tuvo toda la culpa, tal vez hizo algo que realmente era reprobable y Shaka tenía toda la razón para estar molesto.
Pero… la dureza de Shaka hacia él también era reprobable. Mü solamente quería escuchar. No le habría interrumpido ni juzgado. Tampoco habría defendido a Kiki si Shaka resultaba tener la razón. Pero Shaka fue imposible.
Miró el templo de Virgo, como hacía constantemente. –– Baka. –– murmuró antes de entrar a la casa de Aries.
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Nota: ¡FIN DEL PRIMER CAPITULO! TENGO MUCHAS INSEGURIDADES ACERCA DE ESTE FANFICTION TAN SIMPLE, AÚN FALTAN CUATRO, TAL VEZ CINCO CAPÍTULOS MÁS. MIENTRAS TANTO, ME ALEGRARÁ MUCHÍSIMO SABER QUÉ OPINAN :D MANDENME REVIEWS Y CORRIJANME SI HACE FALTA, Y SI NO HACE FALTA, POR LO MENOS UNA GROSERIA :(
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