ANTES DE CONTINUAR, DEBO HACER VARIAS ACLARACIONES.
Para los novatos en Starfox, a fin de evitar spoilers, sugiero que no lean la historia a menos que hayan jugado o al menos leido la historia de la Saga Starfox hasta el videojuego Star Fox Assault.
La historia se situa entre Star Fox Assault y Star Fox Command, tiempo después de derrotar la Invasión Aparoide, no obstante, en la historia habrán ciertos cambios con respecto a la historia original a fin de adaptar la misma a Proyecto Lybius entre los cuales se mencionan los siguientes:
- La invasión aparoide fue menos caótica y mortífera que en el juego original, no hubieron tantas victimas y los daños fueron algo menores. Aún asi, la invasión dejó una huella imborrable en los recuerdos de los habitantes del Sistema Lylat
- Por esa misma razón el Great Fox original sobrevivió al "ataque suicida" en el planeta aparoide, la misma nave logró regresar a Corneria, donde fue reparado y puesto en marcha tiempo después.
- A diferencia de lo que se relata al inicio de Star Fox Command, Krystal no fue expulsada del equipo, puesto que la invasión no fue lo suficientemente caótica como para que Fox considerase que en el futuro se enfrentarían a peores peligros que podrían significar la pérdida de su querida ceriniana azul.
- Si bien, a lo largo de la historia se mantendrán los personajes lo más fieles a la historia original, algunos pueden sufrir ligeros cambios con respecto a su personalidad, a fin de adaptarse al toque humorístico de Lybius Project.
Sin más nada que añadir, espero que les guste la historia.
- Qué sorpresa... jamás hubiera imaginado que la carga Apolo también acelerase la reconstrucción neuronal... Aquello ni siquiera lo había podido lograr con la capacidad regenerativa de las nanomáquinas... Todo lo veo más claro...
Aquel grupo de seres antropomorfos contemplaban asombrados al locutor que se hallaba acostado en una cama. Su rostro había sufrido un cambio. En lugar de la apariencia cálida, infantil e inocente de hace varias horas, ahí se hallaba un individuo cuyos ojos habían perdido brillo, con una mirada que se asemejaba a la de un hombre contemplando una hormiga. Peppy recogía un vaso de metal del suelo mientras Fox miraba enojado al individuo que había hablado y se disponía a reprimirlo mientras este se incorporaba en la cama, acomodando su cuello.
- ¿Cual es tu problema? - preguntó el zorro de pañoleta roja en el cuello, en respuesta a la actitud agresiva que el individuo había mostrado cuando Krystal le había ofrecido su malteada favorita, apartándola bruscamente de un manotazo luego que dijese "No me trates como a un niño!"
- Oh, lo siento – respondió el joven con una sonrisa, aún cuando sus ojos no mostraban rastro de arrepentimiento alguno – Solo fue un impulso involuntario, no era mi intención.
- ¡Si, si! ¡Tranquilo Fox! - intervino de forma apresurada Krystal, que se levantaba del suelo, limpiándose los restos de malteada de su traje - ¡Yo me encargo de limpiarlo! Quiero decir, los robots limpiadores se ocuparan de ello. Sólo dejen que Vulkan descanse, aún debe recuperarse de sus heridas. Vámonos todos.
La hermosa zorro azul se dispuso a salir, instando a los demás que hicieran lo mismo. Uno a uno fueron abandonando la habitación. Algunos, como Fox y Falco, dando miradas enojadas al hombre. Otros, como Peppy y Slippy, contemplando con tristeza y preocupación. Solo Wolf y Panther, quienes observaban de lejos, veían con satisfacción aquella escena antes de retirarse.
Una vez afuera, Fox notó la suave mano de Krystal posarse en su hombro. El zorro se volteó y ella dijo:
- Fox, cariño, tenemos que hablar... - el tono tembloroso de su voz, acompañado de aquella mirada adornada por aquellos ojos tan azules que parecían turquesas, pero opacada por la preocupación que expresaba... era como si Krystal supiera que es lo que realmente estaba pasando, o al menos eso pensaba Fox.
¿Y que es lo que había pasado realmente? ¿Por qué Wolf y Panther se hallaban en la enfermería del Great Fox como si pasearan por su casa? ¿Por qué los grandes héroes de Corneria estaban lidiando con aquel joven de cabello negro, perilla corta y ojos marrones quien, casualmente, se trataba del único humano que estaba ahí?
Retrocedamos un poco atrás en el tiempo. Muchos días antes que siquiera el Great Fox partiese de Corneria. Sucedió un día que el gran piloto y héroe de Corneria, Fox McCloud, hacía su patrulla en el planeta, particularmente lejos de los complejos urbanisticos, volando por colinas y bosques extensos. Fox manejaba su nave Arwing con gran habilidad. Aquella nave le había salvado el pellejo de incontables peligros a los que tuvo que enfrentarse en sus aventuras por el Sistema Lylat, por lo tanto, además del cuidadoso mantenimiento que le aplicaba, se aseguraba de aprovechar al máximo todas las capacidades de su nave espacial de combate, practicando nuevas maniobras y probando complementos adicionales a su nave que le había instalado su fiel compañero Slippy Toad.
Fox estaba alegre, se había levantado con energía y entusiasmo porque este sería el día en el que confesaría sus sentimientos a Krystal, aquella zorro hembra de pelaje azul y ojos turquesa que había conocido en el planeta Sauria. Un tiempo atrás ahí la había rescatado de su encierro en un cristal, tras recuperar los espíritus Krazoa del planeta. Poco después, Krystal, en agradecimiento se unió al equipo Star Fox, que tenía un puesto vacante tras la dimisión del veterano Peppy Hare (Aunque él seguía dando apoyo táctico ocasional desde el Great Fox).
Fox gustaba de Krystal desde la primera vez que la vio, incluso cuando se unió al equipo, no dejaba de pensar en ella todos los días. Esto le había causado varios problemas, puesto que Krystal tenía un poder que los demás no tenían.
Krystal era telépata.
Ella podía leer la mente de los demás hasta cierto punto, por lo que ella no se quedaba de brazos cruzados y regañaba a Fox cada vez que percibía algún mínimo pensamiento lascivo hacia ella, calificándolo de pervertido.
Aunque Krystal se llevaba muy bien con Fox gracias a que este la rescató de su prisión de cristal, y aunque esta clase de "accidentes telepáticos" (como los llamaba su amigo Falco Lombardi) eran poco comunes, Fox no podía evitar culparse a sí mismo por sus deseos amorosos y eróticos que se originaban en su mente hacia la chica que amaba. Consideraba que si seguía ocultando sus sentimientos, lo único que conseguiría sería alejarse de Krystal.
- ¡No es posible que esto siga pasando! - pensaba Fox – No puede seguir así, ella ha visto dentro de mi mente y sabe que quiero relacionarme con ella, pero no de la forma que cree. ¡Oh, maldita sea mi imaginación! ¡Ojala no hubiera visto nunca esos cómics y mangas sugestivos que Falco me prestó hace años! Bueno... supongo que no tengo otra opción. ¡Hoy mismo le diré lo que siento por ella! Sea cual sea su respuesta, me habré sacado un peso de encima. Aunque tengo esperanzas en que...
Una fuerte explosión, seguido por una nube de humo elevándose en un claro del bosque llamó la atención del corneriano.
- ¡Oh cielos! - exclamó antes de virar en dirección al lugar - ¿Que es eso?
Al volar más de cerca, entre el humo pudo divisar una figura en el suelo. Los árboles a su alrededor estaban en llamas, como si hubiese ocurrido un accidente aéreo.
- Es imposible – decía para sí Fox – El radar no detectó ningún objeto volador en las cercanías. Además, no hay restos de avión esparcidos por la zona. Para un impacto de tal fuerza por lo menos debió quedar algún pedazo de chatarra.
Sin pensarlo dos veces, buscó un lugar despejado para aterrizar su Arwing y, armándose de su fiel pistola blaster, se bajó de la nave.
El sitio del "accidente" estaba cubierto de humo, llamas y tierra, las cuales se concentraban en forma de triángulo, estrechándose hasta llegar poco antes a la figura que divisó Fox en el aire, como si se hubiese tratado de un aterrizaje forzoso. Pero no habían restos de avión, ni siquiera algún trozo de metal que no pudiese ser captado desde los cielos (a excepción, quizá, de una lata de refresco vacía de marca Falcon Punch! que se hallaba en el suelo. "Estos cochinos... nunca botan la basura en su lugar" pensaba Fox). Lo único que había era un sujeto tirado en el suelo.
Fox caminó a su ubicación, viendo que estaba inconsciente, vestido con lo que parecía ser un abrigo y pantalones de camuflaje ártico. El individuo estaba tendido de costado de tal forma que su brazo cubría la totalidad de su rostro. El corneriano se acercaba lentamente con su arma cargada en las manos mientras vigilaba sus alrededores en caso que alguien más los estuviese observando. Por fortuna, esto no era así, además del misterioso sujeto, él estaba solo en aquel lugar, lejos de cualquier presencia que podía perturbar sus acciones.
¡Y menos mal que no había nadie más ahí! Cuando Fox McCloud apartó con su pie el brazo que cubría su rostro, pudo darse cuenta que... ¡Era un humano!
Fox miró detenidamente al joven humano. Su altura era, quizá, de un metro setenta, casi de la misma altura que el corneriano. Tenía el cabello corto y negro, su rostro cubierto de ceniza llevaba una fina y corta perilla que cubría su mentón. Su piel era algo bronceada (un poco más clara que la de un "latino" promedio como se les diría en la Tierra) y estaba cubierta de magulladuras provocadas, quizá, por el roce con la tierra al impactar contra el suelo.
El zorro se agachó y tanteó su cuello en busca de pulso. Notó que aún seguía con vida.
- No sé si sea una buena señal... - dijo Fox
De pronto, el humano abrió lentamente los ojos, girando la cabeza hacia donde se encontraba Fox. Este de inmediato preparó su blaster, apuntando contra el individuo. ¿Qué es más sospechoso que un sujeto que había "caido" del cielo dejando un rastro de destrucción? No sabía que acción iba a tomar, por lo que Fox debía estar preparado.
Sin embargo, el humano no hizo más que sonreir con los ojos entrecerrados.
- ¿Ohh... esto es el cielo? - dijo con voz reconfortante y apagada - ¿Dios? ¿Eres tú? No sabía que eras un zorro... A menos que haya caído en el cielo de los zorros...
Fox miraba confundido al individuo que acababa de despertar. Sus palabras sonaban bastante raras. ¿Estaba delirando o se encontraba mal de la cabeza? Posiblemente se trataba de lo segundo, pensó Fox, puesto que lo que dijo a continuación sonó aún más estúpido.
- ¡Si esto es el cielo de los zorros, demando ver al encargado! - Su voz sonaba graciosa, al tratar de parecer enérgico, dirigiéndose a Fox con una voz apagada por la debilidad - ¡Lo demandaré por enviarme a un cielo equivocado! A menos que me ofrezca galletas a cambio de mi silencio, ahí lo consideraré.
- Lo siento amigo – dijo Fox – Pero estás diciendo incongruencias. No puedo hablar contigo en estas condiciones, y por el momento me eres más útil si te encuentras dormido.
Dicho esto, presionó un par de botones en su pistola, apuntó con esta al joven humano y accionó el gatillo, soltando un rayo rojizo de luz que impactó contra la cabeza. El individuo soltó un corto grito interrumpido por los espasmos y balbuceos típicos de alguien sufriendo una descarga eléctrica. Casi dos segundos después, el humano se hallaba inconsciente de nuevo.
Fox se incorporó de nuevo. Miró a su alrededor. Las llamas estaban empezando a extinguirse por su cuenta. Aún había mucho humo alrededor y Fox sabía que no pasaría mucho tiempo hasta que las autoridades cercanas vinieran a ver lo que estaba pasando. Por esta razón se llevó una mano al transmisor de radio que llevaba en su oído, modulando la frecuencia hasta captar la señal de la persona que estaba buscando.
- Krystal, ¿Me recibes? Cambio – llamó – Aquí Fox. He encontrado algo sorprendente. No me creerías si te lo dijese. ¿Podrías venir? No, no deben venir los demás, ya que llamaría demasiado la atención. Esto es algo muy interesante, pero hay que permanecer callados y mantener este descubrimiento en secreto. Ven sola en tu Arwing y sigue las coordenadas que te enviaré a continuación. No, confía en mi. Esto no lo debe saber más nadie que tu y yo por ahora, así que no digas nada a Falco ni a Slippy ni a Peppy. Nos vemos en 15 minutos.
Del bolsillo de su pantalón verde sacó un objeto que parecía ser una pantalla táctil y en ella escribió unas coordenadas, las cuales envió a la computadora del Arwing de Krystal. Luego de ello, volvió a guardar la pantalla y se agachó a arrastrar el cuerpo del individuo hasta su nave. Fox lamentó tener que trasladarlo de esa forma, pero no tenía mucho tiempo y cargarlo en brazos o a cuestas sería mucho más lento por el peso extra que cargaría.
- Un humano... - pensó Fox – No veía uno desde la última vez que fui a aquel torneo. ¿Que hace un humano aquí? Espero que Krystal venga pronto, no me quiero imaginar lo que pasaría si el General Pepper se entera de la presencia de un humano en Corneria.
