EDIT 08/12/2011: Tal y como he dicho en el profile, ahora que ya llevo dos años en la carrera de Traducción y se supone que he mejorado notablemente mis habilidades, le he dado un buen repaso a la historia y he corregido los errores más graves (esos por los que me suspenderían ahora, y por lo visto no eran pocos xD). ¡Gracias a todos los que la habéis leído!
Llamadas telefónicas
Por Jojo
Siempre había pensado que había elegido el trabajo perfecto. Emocionante, interesante, algo peligroso y para nada rutinario. Realmente parecía el trabajo perfecto.
"Y todavía pienso que es perfecto para mí…" suspiró Heiji "¡si no fuera por estos malditos informes!"
Investigar un caso, resolverlo y presentar con orgullo la solución al misterio proporcionaba una emoción enorme, pero tener que escribirlo era una de las cosas más aburridas que uno se podía imaginar. "Honestamente, si lo hubiera sabido antes, yo…" hizo una mueca "todavía me hubiera hecho detective".
Miró perezosamente alrededor del departamento de policía. Vio caras adormecidas. Algunos fumaban y charlaban, otros realizaban llamadas telefónicas o escribían informes, al igual que él. Realmente, ¿para qué había ido esa mañana? ¿Qué utilidad le había reportado? ¿Hacer ese emocionante informe?, se quejó mentalmente.
Hora y media después, encontraba cada vez más difícil concentrarse en su trabajo. Había intentado que su cabeza trabajara apropiadamente. Diez minutos después, el timbre del teléfono hizo que sus casi cerrados ojos se abrieran de forma abrupta. Apartó hojas, informes y carpetas para localizar rápidamente el aparato.
—Departamento de policía. Hattori junior al teléfono. ¿En qué puedo…?
—¡Hola, Junior! —una voz divertida contestó al otro lado de la línea. Heiji se sentó algo más derecho.
—¡Kazuha! —se alegró de escuchar una voz conocida que le pudiera distraer de sus escritos durante un rato—. ¿Qué hay?
—Oh, simplemente me preguntaba qué estarías haciendo
—Jeje, ¿me echabas de menos?
I'm only happy when I'm with you (solo estoy feliz cuando estoy contigo)
I only feel good when I'm talking to you (solo me siento bien cuando hablo contigo)
AndI'm a mess when you don't call me (y soy un desastre cuando no me llamas)
Call me at night (llámame por la noche)
Where did you go (Dónde fuiste)
Where did you go (Dónde fuiste)
And did you think of me (y si pensaste en mí)
—Puedes apostarlo —se sintió satisfecho con la respuesta.
—Ya te hablé de este caso el lunes, ¿verdad? Ese que resolví tan fácilmente —Oye, que dejaría de ser Heiji si su ego no apareciera en esas circunstancias.
—Sí —respondió claramente divertida.
—Bueno, todavía estoy escribiendo el maldito informe. ¿Y tú qué estabas haciendo? —miró el desorden de su mesa mientras colocaba el auricular del teléfono entre su oreja y su hombro con toda la elegancia del mundo.
—¿Perdona? – contestó Kazuha, satisfecha de que no pudiera ver su expresión comprometedora de la misma manera que ella pretendía no haberle oído—. ¿Qué acabas de decir?
—Que qué haces —le preguntó el hombre, deliciosamente ajeno a sus intenciones.
—Bueno, ya que lo quieres saber…—hizo una pausa para aumentar el efecto que sabía que provocarían en él las siguientes palabras—: Estoy tumbada aquí, con mis shorts y mi blusa sin tirantes, sola, en nuestra cama, aburrida y solitaria, mi mano en mi blusa y pensando en nuestra última noche —se detuvo con la intención de que sus palabras penetraran en la, en ocasiones, densa mente de Heiji.
Y de hecho, sus ojos se abrieron como platos y se le cortó la respiración. ¡Algo había entendido mal!
—¿Ka…Kazuha? – murmuró incrédulo.
—… y todavía puedo sentir tu tacto en mi piel. Tus calientes labios que dejan ardientes rastros de deseo por toda mi piel, sin dejar ninguna zona por tocar.
El calor se disparó en la mente de Heiji a medida que la escuchaba, ahora sujetando el auricular del teléfono con sus dos manos y hundiéndose más profundamente en su silla.
—¡Kazuha! ¿Qué estás hac…?
—Y… —siguió, ignorándole—, la manera en la que tus besos hacían que mis rodillas temblaran y mi corazón se acelerara. Tus manos que me dejaron sin respiración, rogando por caricias donde solo tú sabes tocarme, que saben mis zonas secretas que hacen que me vuelva loca cuando las tocas…
—Ka…Ka…Kazuha —intentó de nuevo en un tono desesperado, sin poder evitar que su mirada se dirigiera a la puerta cerrada del señor Toyama. Su padre debería asegurarse de encontrar un buen sitio para el cadáver de Heiji cuanto antes si tuviera alguna idea de lo que estaba haciendo en ese momento—. N…No creo que debamos…
—Oh, Heiji —volvió a ignorarle y gimió con suavidad al otro lado del teléfono.
El susodicho cerró la boca de inmediato y tragó saliva de una manera claramente audible para Kazuha, quien se rió mentalmente. El gran y tranquilo detective estaba hecho un flan, y con sólo unas palabras.
—…cómo anhelo tus grandes manos en mi piel. Cómo las deseo, acariciándome otra vez, por todas partes, dándome un placer inimaginable mientras se aseguran de que jamás olvidaré cómo sentirte, haciéndome tuya más y más con cada contacto mientras besas cada parte de mi cuerpo, buscando los secretos más escondidos que puede que esconda para ti. El modo que haces que me olvide del mundo, hacer que pierda el control y dejarme sin palabras y deseando más…
I want to review my kisses (Quiero volver a besarte)
On every inch of your body (en cada rincón de tu cuerpo)
I want to reveal my secrets (quiero revelarte mis secretos)
That only you should know (que solo tú deberías saber)
I feel all this pain inside of me (y sentir todo este dolor dentro de mí)
That only your lips can make better (que solo tus labios pueden amainar)
I wanna review my kisses (Quiero volver a besarte)
So you won't forget that you are mine (para que no olvides que eres mío)
La respiración de Heiji se descontrolaba al tiempo que miraba alrededor con pánico, aterrorizado ante el pensamiento de que le pillaran y, al mismo tiempo, hipnotizado con su erótica y más que seductiva voz. Su corazón palpitaba tan rápido que dolía, y lo presionó con una mano con la intención de evitar que le diera un ataque.
—¿Puedes imaginarme, espatarrada en nuestra cama, completamente excitada y necesitada de ti?
No se dio cuenta de que la imagen había estado vagando por su mente, pero de repente estaba ahí: una enorme y nitidísima imagen de Kazuha de la noche anterior, tumbada en la cama, vestida únicamente con sus besos y retorciéndose en el éxtasis al que él le había llevado.
Un ruido le devolvió a la realidad. Conmocionado, miró a su izquierda y observó sonrojado a dos de sus colegas. A uno de ellos se le había caído un libro, pero seguían hablando sin percatarse de su presencia. Presionó su corazón y el auricular con más firmeza.
—¿Puedes, Heiji? —le preguntó de nuevo la sensual voz al otro lado. Heiji tragó saliva e intentó hacer de tripas corazón.
—Ka…Kazuha… No creo que se una buena idea el…
—¿Estás diciendo que no me quieres? —su tono erótico tomó un matiz de tristeza y dolor. Pudo visualizarla con total claridad haciendo un mohín.
—¿Q…qué? —no podía creer que ella pudiera pensar en algo como eso ahora. Agachó la cabeza y se miró a sí mismo. Inconscientemente, se deslizó con su silla bajo la mesa antes de contestarle—. No seas estúpida. Creo que la evidencia habla por sí misma.
Si ella no conociera a Heiji tan bien como lo hacía, le hubiese preocupado su respuesta y no le hubiera entendido. Pero tenía una imagen de lo que estaba ocurriendo. Muy nítida.
—¿Heiji? —una voz familiar tras él le provocó que un sudor frío de puro terror recorriera su columna vertebral. Heiji sujetó el teléfono con más fuerza entre sus manos y se giró en su silla, intentando esconder el hecho que su corazón se había parado y estaba petrificado.
—¡Señor Toyama! —intentó parecer alegre pero no pudo evitar un ligero tono de pánico en su voz. Tratando de ocultarlo, sonrió lo más inocentemente que pudo a su suegro.
—Necesito tu ayuda, ¿puedes venir un segundo? —el viejo oficial de policía le hablaba desde la entrada de su oficina.
—¡Oh! —Heiji empezó a sudar. Sabía que levantarse ahora era completamente imposible sin avergonzarse sobremanera—. Ahora es un mal momento… estoy… en algo.
—¿Eh? ¿Qué es lo que…? —pero Toyama fue interrumpido por alguien llamando a Heiji.
—Ahh, Heiji… —Kazuha gimió con placer en el teléfono. Heiji solo atinó a sonrojarse más aún, presionando el teléfono con fuerza en un inútil intento de ahogar el sonido que venía de ella. El ritmo que llevaba su corazón dolía y su estómago daba vueltas. ¿Por qué no se lo tragaba la tierra cuando lo necesitaba?
Pero para su suerte, el padre de Kazuha estaba demasiado lejos para oír la voz de su hija apropiadamente. Solo pudo darse cuenta de que era su voz, pero nada más.
—Oh, ¿está mi hija al teléfono? —Heiji quiso gritar NO y correr lejos pero no era una opción viable.
—S…sí —admitió a regañadientes.
—Estupendo, quería hablar con ella de todas maneras. ¿Puedes pasármela unos seg…?
—¡NO! —gritó Heiji al tiempo que apretaba con más fuerza aún el auricular. Toyama alzó una ceja y empezó a sudar aún más—. Q…q…quiero decir… que en este momento estamos muy…liados… es una conversación importante y… —su voz se fue apagando y su cara cada vez se parecía más a un tomate. Oh, Dios, si al menos pudiera sobrevivir a ese día… ¿Por qué iba a creerse Toyama esas excusas?
—Oh, ya veo. ¡Los dos tortolitos quieren privacidad! —Toyama le sonrió con complicidad.
¿No era conocida la gente de Osaka por su gran habilidad para hacer buenas excusas en un instante?
"¡Gracias a Dios por las ventajas de los recién casados!", fue todo lo que pudo pensar Heiji al tiempo que le sonreía a modo de disculpa.
—Sí, lo siento.
—Oh, no, lo entiendo. Pero no tardéis mucho, que cuando acabe quiero verte en mi oficina
—De acuerdo, no hay problema —Heiji todavía le sonreía a Toyama, pensando honestamente cómo diablos iba a conseguir quitarse ese "pequeño" problema de encima…
Cuando volvió a su trabajo, tomó de nuevo el teléfono.
—¿Tienes alguna idea de LO CERCA que estuvo? ¡Tu padre me hubiera matado si hubiera descubierto qué estamos haciendo ahora! —susurró con fiereza y gruñó irritado cuando oyó la risita divertida de Kazuha— Oh, ¿crees que es divertido? ¿Tienes ALGUNA idea de lo que me estás haciendo?
—¡Oh, sí, eso espero! – ronroneó, su voz goteando seducción.
Heiji volvió a notar las palabras atascadas en su garganta.
—K…Kazuhaaa… —intentó de nuevo, pero sabía que estaba perdido. Ella siempre ganaría—. ¡Eres imposible! —dijo, pero no pudo evitar una sonrisa que él sabía que había llegado al otro lado de la línea.
—Hrrrr… —rumió juguetona a modo de respuesta, lo que le amplió la sonrisa.
—¿Por qué llamaste?
—Quería preguntarte si podrías volver a casa. Tengo entre manos este trabajo importante con el que me temo que sólo tú puedes ayudarme —su voz era juguetona e inocente, pero él sabía qué pretendía.
¿Volver a casa? ¿Por qué no? Las perspectivas de ir con su suegro, y tal vez encontrarse a su propio padre, con esa erección no eran muy placenteras. El trabajo podría esperar un día, el oficio no era tan urgente en comparación con aquel con el que Kazuha necesitaba su ayuda. Además, su propio deseo estaba empezando a volverle loco también.
—Así que…¿puedes? —casi le suplicó. Casi podía ver sus grandes orbes mirándole. Su sonrisa perversa se amplió cuando decidió seguir su deseo y no dejar a su mujer sola por más tiempo.
—¡Dame media hora! —dijo y colgó. La imagen de la sonrisa satisfecha de Kazuha en sus labios apareció frente a él. Cogió su chaqueta, la puso al frente para evitar cualquier burla y salió rápidamente. La gente que le preguntaba dónde iba recibía la misma respuesta:
—Trabajo urgente.
Heiji Hattori jamás había llegado a casa tan rápido como lo hizo ese día. Además, secretamente deseaba recibir más llamadas de "trabajo urgente" en el futuro.
