Disclaimer: Ya se saben esta habladuría, así que no vale la pena recórdarselas... xD

Disfruten este proyecto de sólo 3 capítulos!!!


REUNIENDO A LA FAMILIA

By Stefy Taijiya

Primera Reunión

MAL HUMOR

(TEMARI)

La mansión del Quinto Kazekage de la Arena lucía majestuosa. El piso de mármol había sido lustrado y los mejores adornos embellecían cada rincón del recinto. Los edecanes de Gaara del Desierto habían dispuesto todo para la importante cena que tendría lugar en unos cuantos minutos.

Los tres hermanos del Desierto se veían pocas veces, puesto que cada uno estaba demasiado ocupado con sus labores, además de que preferían hacer otras cosas en su tiempo libre. El Kazekage odiaba las ocasiones "especiales" como la que tenía que soportar en esos momentos. Sin embargo, este año se trataría un tema importante: su queridísima hermana Temari.

Temari, quien había completado veintitrés veranos el mes anterior, cometió un error inconcebible: involucrarse con el tipo más holgazán de todas las aldeas shinobi, Shikamaru Nara. A pesar de que la rubia era la mayor de los tres, Kankuro y Gaara no la desampararon: Shikamaru había querido evadir sus responsabilidades, pero sus adorables cuñados lo obligaron a casarse bajo amenaza.

— El honorable joven Kankuro, la señora de Nara y su esposo lo esperan en el comedor, Lord Kazekage —le informó una de sus asistentes con una sonrisa cautelosa.

El pelirrojo asintió, intentando parecer calmado. Aunque se había prometido a sí mismo mejorar su relación con ellos, la verdad era que se ya se estaba aburriendo de jugar al hermanito maravilla. Como líder de la aldea tenía bastante trabajo por hacer, pero en vez eso, estaba desperdiciando su tiempo mirando dos caras que había visto durante toda su miserable vida.

Se dirigió al dichoso salón y saludó a Kankuro, quien tampoco parecía disfrutar del encuentro.

—Ahora que ya estamos todos, podemos cenar —anunció Gaara con voz seria. En un abrir y cerrar de ojos los mayordomos prepararon la larga mesa de madera fina, poniendo uno que otro candelabro (para dar un toque sofisticado) y sirviendo los deliciosos platillos típicos de la región.

Además de Kankuro, allí estaba la tan mencionada futura madre, con la barriga tan hinchada como un melón. Ya contaba con siete meses de estar esperando la criatura y al parecer todo iba perfecto, sólo que...

—¡SHIKAMARU! —rugió la muchacha— ¡¿EN DÓNDE DIABLOS TE METISTE?!

El eco del grito hizo que toda el área se sacudiera momentáneamente. Todos las baratijas que el Kazekage se había molestado en comprar (de hecho lo hicieron sus empleados) para darle categoría a la mansión se habían hecho añicos al caer al suelo.

—¿Qué sucede, amorcito? —preguntó un físicamente agotado y ahora angustiado Shikamaru.

—¿Qué estabas haciendo a mis espaldas, eh? —inquirió la embarazada con una mirada digna de su hermano menor.

—Contártelo se me hace algo muy proble... —se detuvo al sentirse observado por otros dos pares de ojos— Oh, nada, nada. Me distraje observando las nubes, ya sabes, lo de siempre.

Temari sonrió y le hizo señas a su esposo para que se sentara a su lado. Shikamaru le echó un vistazo y se contagió de una ternura que casi nunca afloraba en él. En tan sólo unos meses sería padre y al lado de él estaba la mujer que daría a luz a su primogénito.

—¡Estuviste fumando! —advirtió de pronto la especialista en chakra tipo viento. Exageradas lágrimas de reproche resbalaron de sus ojos— ¡Maldición, Shikamaru! ¡Prometiste que dejarías el cigarrillo!

El shinobi de la Hoja empezó a transpirar más de lo normal y con su mirada buscaba desesperadamente el apoyo de los otros dos, quienes contemplaban sorprendidos la escena.

—Gaara, amigo del alma... —masculló con voz atormentada— Ayúdame, te lo suplico. No sabes cómo es ella, en serio...

—Temari es una chica muy pasiva y a veces algo implacable. Aún así, es la menos fría de nosotros —reconoció el interpelado, contradiciendo el llamado de auxilio de su cuñado— No creo que te esté causando problemas, es absurdo...

—Algo le hiciste para que esté así... —coincidió Kankuro, sorbiendo su taza de té y haciéndose el de la vista gorda ante los problemas maritales del cabeza de piña.

Temari comenzó a plañir para infortunio del Kazekage y de todos los demás habitantes de la Aldea Escondida entre la Arena.

—¡Pero si yo no hice nada! —protestó. Intentó hablarle a Temari en son de paz— No fue mi intención herirte, preciosa...

—Tú no me quieres, ¿verdad? —preguntó la rubia secándose el rostro con las manos e intentando no volver a llorar— ¿Es porque gané algo de peso?

—¡No, para nada! —se apresuró a responder, antes de que se ganara un golpe de aquel endemoniado abanico gigante.

—¡¡¡ESTÁS MINTIENDO!!! —volvió a gritar— ¡Sé que piensas que este niño te arruinó la vida, maldito infeliz!

Gaara seguía comiendo, como si nada estuviera sucediendo a su alrededor. Pensaba en despedir al cocinero, puesto que el susodicho había olvidado incluir en su menú ese helado de vainilla que tanto le encantaba.

—Compañero, si no querías tener hijos entonces no te hubieras metido con nuestra hermana —sentenció Kankuro con un largo suspiro de fastidio. Temari miró atenta a cualquier movimiento que hiciera su esposo.

—Yo sí quiero tener hijos, pero... —luego de tragar saliva dijo en voz baja—: ... pero no quería tenerlos tan pronto.

De una u otra manera los sentidos de Temari se habían agudizado con el embarazo, así que pudo escuchar con absoluto detalle todas esas palabras.

—¡Ja! —bufó— ¡Pues no hubiera pasado si a alguien no le hubiera dado pereza comprar preservativos!

—Pero, amor, la farmacia estaba lejos...

—¡¿Tres metros es lejos para ti?!

El marionetista siguió sorbiendo su té. Esta discusión iba a tomar algún tiempo, pero por lo menos era bastante entretenido ver cómo discutían ese par.

—Shikamaru, eres un holgazán, fumador empedernido, protestas por todo y lo peor es que... —Temari hizo un minuto de silencio, dejando en expectativa a todos—. Lo peor es que ¡te amo, mi cielito lindo!

Kankuro escupió el té y una mueca de aburrimiento se posesionó de su rostro. Otra vez volvían a la cursilería...

—Cambios de humor —señaló Gaara con sus brazos cruzados.

—¡Te juro que nunca voy a casarme o a tener mocosos! —aseguró Kankuro mirando horrorizado el extraño comportamiento de su hermana.

—Te apoyo —dijo Gaara sin perder su frialdad característica.

Shikamaru volvía a observar a su hermosa esposa con orgullo. Sonrió una vez más y plantó un beso en el abultado vientre, causando una sonrisa en ella y de paso, una patadita del bebé.

—¿Y cómo piensan llamar al engendro? —preguntó Kankuro porque no tenía nada más que hacer.

—Shikamatsu si es hombre, Megumi si es mujer —dijo Shikamaru muy seguro de sí mismo. El marionetista soltó una fuerte carcajada.

—¡Pero qué originales son! —rió más fuerte— Eh, Temari, más les vale que sea niña, porque si no ¡compadeceré de por vida a ese niño! ¡Ja, ja, ja! Shikamatsu Nara...

—Grrr... —fue la respuesta de la chica. Shikamaru suspiró... una vez más tendría que soportar el mal temperamento de su amada Temari. Algo bastante problemático.

El reloj dio las nueve en punto y ya que todos habían terminado su cena (quién sabe en qué momento lo hicieron los esposos Nara), los mayordomos recogieron los platos y desearon buenas noches a su patrón y a los invitados de éste.

La reunión había terminado... y Gaara sólo esperaba no volver a tener que hacerla.


Faltan dos capítulos más... Gracias por su tiempo y por la oportunidad xD.