La luz de la luna entraba por la ventana semiabierta iluminando
parcialmente la cara de una joven en una cama con sábanas blancas. A su
lado, un chico rubio lloraba mientras cogía la suave mano de la persona
recostada. Dolor, eso era todo lo que sentía el muchacho sentado, un dolor
profundo y un insufrible miedo a la pérdida de la persona amada.
Levantó la vista cuando noto un poco de movimiento bajo su propia mano. Ella le miraba con una hermosa sonrisa y los ojos entrecerrados. Con suavidad, la joven retiró las lágrimas que aún caían por las mejillas de su acompañante y, a la vez, sonreía de forma reconfortante.
_ ¿Por qué lloras? _ (inquirió ella de forma suave)
El calló, no podía decirle que estaba perdiendo a la única cosa que realmente le importaba, no podía decirle que la estaba perdiendo a ella.
_ Por nada, no te preocupes _ (dijo con un intento de sonrisa) _ No me mientas y dime lo que pasa _ (susurró la chica) _ Tú.tú. _ (intentó decir) _ No temas, esto iba a pasar. Tarde o temprano, me iría y ambos lo sabíamos _ (murmuró la joven)
El maldijo a su padre y a aquel a quien servía. La única que era capaz de hacerle olvidar lo que era su vida, aquella capaz de sanar sus heridas internas, se iba poco a poco por un maldito veneno. Sin forma de contrarrestarlo ella perdía de a poco sus energías, y con estas, su vida. Deseó que por un momento ella estuviese sentada bajo el sombreo seleccionador, nerviosa por la respuesta de ese objeto que elegiría el lugar donde estudiaría, dormiría y, en total, viviría durante los próximos diez meses de los siguientes siete años. Pero de nuevo se vio a si mismo sentado junto a ella en la enfermería, luchando por detener las innumerables lágrimas que caían por su rostro, sin poder hacer nada para detener su más preciado tesoro junto a él.
Cerró los ojos y la vio cuando estaba sentada en el taburete con en el sombrero seleccionador, cuando estaba sentada en la mesa de Gryffindor hojeando sus libros, en clase de pociones, cuando reñía a sus dos amigos por los pasillos, sentada en la biblioteca, echada a la orilladle lago, en el baile de Navidad, cuando se le declaró, su primer beso, cuando paseaban juntos por Hogsmeade, etc..
Unas toses le sacaron de sus recuerdos, y de nuevo tubo que aguantarse las lágrimas que luchaban por salir de sus ojos al verla ahí de semejante manera. No podía permitirse perderla solo por el deseo de su padre a mover en él el odio y el rencor. Pronto la joven volvió a dormirse y él aprovechó para ir a la biblioteca y buscar el libro que sabía le ayudaría. Era algo arriesgado pero por ella lo haría sin miramientos. Ya lo tenía todo planeado y no se preocuparía de lo que podría ocurrirle, solo tenía en mente una cosa, permanecer para siempre al lado de su querida niña.
Pasaron unas horas y ya lo tenía todo listo, solo faltaba añadir unas gotas de sangre y que ambos tomaran la poción al mismo tiempo. Regresó a la enfermería y no tuvo que esperar mucho tiempo a que la joven volviera en si para poder tomar la poción.
_ Hermione _ (la llamó) _ Mmm _ (fue su respuesta) _ Quiero pasar contigo el resto de mi vida, se que esto ahora no es posible, pero con esta poción si. Si tú te tomas esta poción con unas gotas de mi sangre, a la vez que yo me tomo la misma pero con unas gotas de tu sangre, ambos reencarnaremos y estaremos destinados a juntarnos _ (explicó)
Ella le sonrió y afirmó con la cabeza demostrando que lo haría. Él la miró y sonrió. Con cuidado levantó la mano de ella y juntó la yema de uno de sus dedos con su varita para después murmurar las palabras que abrirían allí una pequeña herida, cuando unas gotas de sangre comenzaron a brotar el las recogió y colocó en un vaso. Repitió la misma operación en él y luego dispersó la poción en partes iguales. Le alcanzó el vaso con su sangre a la joven y el tomó el otro, juntos ingirieron el líquido y después se sonrieron. Pasaba una media hora de que la poción fuera tomada y Draco ya notaba como se acortaba la respiración de su compañera, poco a poco ella fue dejando de tomar el aire que necesitaba para seguir con vida y falleció a manos de su pareja. Él sonrió, pero su sonrisa desapareció al notar como a él también la comenzaba a faltar el aire por lo que no tuvo más remedio que dejar en la cama a la joven y echarse el en una de las camas libres, no sin antes haberse despedido de ella con un beso en los labios. Draco sentía la falta de oxígeno, consecuencia de la poción; no había tenido el valor de decirle a Hermione que apenas ella se fuera, el también la haría ya que estaban ligados por medio de la sangre tomada. Ya no había nada que hacer, noto como alguien ingresaba en la enfermería y se acercaba a la cama donde se encontraba, lo último sintió fueron unas lágrimas en su cara y las palabras "se feliz, Draco" pronunciadas por Harry Potter.
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Abrió los ojos y se desperezó, ese sería su primer día de colegio en su nuevo instituto. Se levantó y miró al espejo, allí un joven rubio platino, de ojos azul grisáceo y aspecto frío le devolvió la mirada. Otra vez el mismo sueño, el día en que la perdió, lo recordó todo la noche de su décimo- quinto cumpleaños; a través de sueños recupero sus recuerdos y fue entonces que se decidió a buscarla, pero no la encontró. Ahora con sus diecisiete años tenia aún una baga esperanza de volverla a ver y que ella le recordase, pero era muy poco probable ya que recién se mudaba a un pequeño pueblo Irlandés; dejando con Inglaterra casi toda esperanza de verla de nuevo. Comió su desayuno y se fue al instituto. Cuando llegó se dirigió a dirección para rellenar los últimos trámites y así poder ingresar al curso. No pasó mucho tiempo que el profesor le diera paso a la clase y se sentara para poder comenzar a explicar. Miró por la ventana y ahogó una exclamación; allí, en el patio, dos chicas sonreían a la par que le miraban, pero lo que le sorprendió no fueron esas chicas, el ya estaba acostumbrado a que cayeran a sus pies aunque a él solo le interesaba una chica, sino una tercera que estaba sentada bajo un sauce llorón leyendo tranquila. Se quedó observándola hasta que el profesor le llamó la atención, pero cuando volvió a mirar, ella ya no estaba.
Era la hora del almuerzo y por ello aprovechó para dirigirse al sauce donde la había visto. Cuando acababa la comida sintió unos pasos y se giró para encontrarse con una joven de cabello rizado de color castaño oscuro y con ojos marrones. Era alta, aunque no más que él, y delgada, con unas gafas que la sentaban bien y que la daban un aire inteligente; no debía de pasar de los dieciséis años.
_ ¿Quién eres? Nunca te había visto antes _ (dijo ella desconfiada) _ Soy nuevo. Déjame presentarme, me llamo Tom Felton _ (sonrió)
Notó encantado como ella se sonrojó por su sonrisa y la aumentó cuando ella miró hacia abajo avergonzada.
_ Yo soy Montse, Montse Frost _ (susurró ella) _ ¿Quieres sentarte, Montse? _ (preguntó)
Ella se sorprendió por que él la llamase por su nombre pero aún así asintió con una leve sonrisa y se sentó en el suelo, al lado del chico. El mientras solo pensaba en lo hermosa que se veía aún después de tanto tiempo, y estaba muy feliz de haberla encontrado. Solo esperaba que ella recordase pronto todo su vida como Hermione Granger ya que, cuando se conocieran, ella comenzaría a recordar, aunque no sabía cuanto podía tardar deseaba que no fuese mucho.
_ Te resultará extraño, pero creo que ya te conozco _ (se aventuró a decir Montse) _ ¿No nos hemos visto antes? _ Tal vez en otra vida _ (sonrió él) _ Tal vez _ (murmuró ella)
Levantó la vista cuando noto un poco de movimiento bajo su propia mano. Ella le miraba con una hermosa sonrisa y los ojos entrecerrados. Con suavidad, la joven retiró las lágrimas que aún caían por las mejillas de su acompañante y, a la vez, sonreía de forma reconfortante.
_ ¿Por qué lloras? _ (inquirió ella de forma suave)
El calló, no podía decirle que estaba perdiendo a la única cosa que realmente le importaba, no podía decirle que la estaba perdiendo a ella.
_ Por nada, no te preocupes _ (dijo con un intento de sonrisa) _ No me mientas y dime lo que pasa _ (susurró la chica) _ Tú.tú. _ (intentó decir) _ No temas, esto iba a pasar. Tarde o temprano, me iría y ambos lo sabíamos _ (murmuró la joven)
El maldijo a su padre y a aquel a quien servía. La única que era capaz de hacerle olvidar lo que era su vida, aquella capaz de sanar sus heridas internas, se iba poco a poco por un maldito veneno. Sin forma de contrarrestarlo ella perdía de a poco sus energías, y con estas, su vida. Deseó que por un momento ella estuviese sentada bajo el sombreo seleccionador, nerviosa por la respuesta de ese objeto que elegiría el lugar donde estudiaría, dormiría y, en total, viviría durante los próximos diez meses de los siguientes siete años. Pero de nuevo se vio a si mismo sentado junto a ella en la enfermería, luchando por detener las innumerables lágrimas que caían por su rostro, sin poder hacer nada para detener su más preciado tesoro junto a él.
Cerró los ojos y la vio cuando estaba sentada en el taburete con en el sombrero seleccionador, cuando estaba sentada en la mesa de Gryffindor hojeando sus libros, en clase de pociones, cuando reñía a sus dos amigos por los pasillos, sentada en la biblioteca, echada a la orilladle lago, en el baile de Navidad, cuando se le declaró, su primer beso, cuando paseaban juntos por Hogsmeade, etc..
Unas toses le sacaron de sus recuerdos, y de nuevo tubo que aguantarse las lágrimas que luchaban por salir de sus ojos al verla ahí de semejante manera. No podía permitirse perderla solo por el deseo de su padre a mover en él el odio y el rencor. Pronto la joven volvió a dormirse y él aprovechó para ir a la biblioteca y buscar el libro que sabía le ayudaría. Era algo arriesgado pero por ella lo haría sin miramientos. Ya lo tenía todo planeado y no se preocuparía de lo que podría ocurrirle, solo tenía en mente una cosa, permanecer para siempre al lado de su querida niña.
Pasaron unas horas y ya lo tenía todo listo, solo faltaba añadir unas gotas de sangre y que ambos tomaran la poción al mismo tiempo. Regresó a la enfermería y no tuvo que esperar mucho tiempo a que la joven volviera en si para poder tomar la poción.
_ Hermione _ (la llamó) _ Mmm _ (fue su respuesta) _ Quiero pasar contigo el resto de mi vida, se que esto ahora no es posible, pero con esta poción si. Si tú te tomas esta poción con unas gotas de mi sangre, a la vez que yo me tomo la misma pero con unas gotas de tu sangre, ambos reencarnaremos y estaremos destinados a juntarnos _ (explicó)
Ella le sonrió y afirmó con la cabeza demostrando que lo haría. Él la miró y sonrió. Con cuidado levantó la mano de ella y juntó la yema de uno de sus dedos con su varita para después murmurar las palabras que abrirían allí una pequeña herida, cuando unas gotas de sangre comenzaron a brotar el las recogió y colocó en un vaso. Repitió la misma operación en él y luego dispersó la poción en partes iguales. Le alcanzó el vaso con su sangre a la joven y el tomó el otro, juntos ingirieron el líquido y después se sonrieron. Pasaba una media hora de que la poción fuera tomada y Draco ya notaba como se acortaba la respiración de su compañera, poco a poco ella fue dejando de tomar el aire que necesitaba para seguir con vida y falleció a manos de su pareja. Él sonrió, pero su sonrisa desapareció al notar como a él también la comenzaba a faltar el aire por lo que no tuvo más remedio que dejar en la cama a la joven y echarse el en una de las camas libres, no sin antes haberse despedido de ella con un beso en los labios. Draco sentía la falta de oxígeno, consecuencia de la poción; no había tenido el valor de decirle a Hermione que apenas ella se fuera, el también la haría ya que estaban ligados por medio de la sangre tomada. Ya no había nada que hacer, noto como alguien ingresaba en la enfermería y se acercaba a la cama donde se encontraba, lo último sintió fueron unas lágrimas en su cara y las palabras "se feliz, Draco" pronunciadas por Harry Potter.
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Abrió los ojos y se desperezó, ese sería su primer día de colegio en su nuevo instituto. Se levantó y miró al espejo, allí un joven rubio platino, de ojos azul grisáceo y aspecto frío le devolvió la mirada. Otra vez el mismo sueño, el día en que la perdió, lo recordó todo la noche de su décimo- quinto cumpleaños; a través de sueños recupero sus recuerdos y fue entonces que se decidió a buscarla, pero no la encontró. Ahora con sus diecisiete años tenia aún una baga esperanza de volverla a ver y que ella le recordase, pero era muy poco probable ya que recién se mudaba a un pequeño pueblo Irlandés; dejando con Inglaterra casi toda esperanza de verla de nuevo. Comió su desayuno y se fue al instituto. Cuando llegó se dirigió a dirección para rellenar los últimos trámites y así poder ingresar al curso. No pasó mucho tiempo que el profesor le diera paso a la clase y se sentara para poder comenzar a explicar. Miró por la ventana y ahogó una exclamación; allí, en el patio, dos chicas sonreían a la par que le miraban, pero lo que le sorprendió no fueron esas chicas, el ya estaba acostumbrado a que cayeran a sus pies aunque a él solo le interesaba una chica, sino una tercera que estaba sentada bajo un sauce llorón leyendo tranquila. Se quedó observándola hasta que el profesor le llamó la atención, pero cuando volvió a mirar, ella ya no estaba.
Era la hora del almuerzo y por ello aprovechó para dirigirse al sauce donde la había visto. Cuando acababa la comida sintió unos pasos y se giró para encontrarse con una joven de cabello rizado de color castaño oscuro y con ojos marrones. Era alta, aunque no más que él, y delgada, con unas gafas que la sentaban bien y que la daban un aire inteligente; no debía de pasar de los dieciséis años.
_ ¿Quién eres? Nunca te había visto antes _ (dijo ella desconfiada) _ Soy nuevo. Déjame presentarme, me llamo Tom Felton _ (sonrió)
Notó encantado como ella se sonrojó por su sonrisa y la aumentó cuando ella miró hacia abajo avergonzada.
_ Yo soy Montse, Montse Frost _ (susurró ella) _ ¿Quieres sentarte, Montse? _ (preguntó)
Ella se sorprendió por que él la llamase por su nombre pero aún así asintió con una leve sonrisa y se sentó en el suelo, al lado del chico. El mientras solo pensaba en lo hermosa que se veía aún después de tanto tiempo, y estaba muy feliz de haberla encontrado. Solo esperaba que ella recordase pronto todo su vida como Hermione Granger ya que, cuando se conocieran, ella comenzaría a recordar, aunque no sabía cuanto podía tardar deseaba que no fuese mucho.
_ Te resultará extraño, pero creo que ya te conozco _ (se aventuró a decir Montse) _ ¿No nos hemos visto antes? _ Tal vez en otra vida _ (sonrió él) _ Tal vez _ (murmuró ella)
