Este fic forma parte de "DESAFIOS 2.0" del foro "LA NOBLE Y ANCESTRAL CASA DE LOS BLACK". Primero, todo lo perteneciente al Harryverso es de su majestad J.K.R. Todo lo demás le pertenece a una servidora. Esta vez he elegido "Lista del lado oscuro". Espero que os guste.
1. AVARICIA
Si se tenía que definir a Lucius Malfoy con una única palabra, esa era Avaricia. Sí, el patriarca del clan Malfoy fue, era y siempre será un avaricioso de marca mayor. Si algo llamaba su atención, le gustaba o simplemente pertenecía a otra persona (y especialmente si esa persona le caía mal) se limitaba a tomarlo. Porque así debía ser. Como buen Malfoy que se preciara, o era todo o todo. No se conformaba con la mitad, o una parte.
La primera señal de ese rasgo tan suyo salió a flote su primera noche en Howgarts. Nada más pisar la sala común se giró hacia sus compañeros y con voz firme (aunque un tanto aflautada) sentenció:
-Desde este mismo instante yo soy su Príncipe. Obedecedme y os irá bien. Llevadme la contraria y sufrireis las consecuencias.
-¿Quién te crees que eres?
El incauto alumno que formuló la pregunta no vio venir el crucio que le lanzó el relamido rubito.
-El que sabe lanzar imperdonables y no le tiembla el pulso al hacerlo.
Y por unánime acojonamiento colectivo, le nombraron Príncipe de Slytherin. Y como buen avaricioso que era, hizo de aquel título algo vitalicio y hereditario.
La segunda vez que dejó ver su principal cualidad fue cuando su padre le anunció su compromiso con Narcissa Black. Gritó, soltó sapos y culebras y se resignó. Le habría gustado más comprometerse con la voluptuosa Bellatrix Black y no con la tabla de planchar que era Narcissa. Pero ya que se la habían endilgado, sacó a relucir esa vena suya de "Lo mio es mio y de nadie más" y esperó con paciencia a que la naturaleza siguiera su curso. Y no se arrepintió.
Con el paso de los años fue atesorando sus riquezas con verdadero afan. Si un muggle seguidor de Tolkien hubiese tenido el dudoso placer de conocerlo, la primera imagen que se le pasaría por la mente sería la del rubio platinado sobre montañas de galeones rumiando entre dientes un patético "Mi tessssoro". Y cuando se topó de morros con la Segunda Guerra, descubrió que su mayor tesoro era su familia y que, por aquel absurdo afan de tenerlo todo, estuvo a punto de quedarse sin nada.
