Disclaimer: Digimon no me pertenece. Este fic es para Angelique-Kaulitz por su próximo cumpleaños, ¡felicidades adelantadas!

Aviso: mini-crossover de algunos personajes de Adventure y Frontier.


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El mundo blanco y negro

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—Takeru, cuéntame un cuento. —Hikari, tumbada junto al niño, se puso de lado para mirarlo.

—¿Sobre qué?

—Uno en el que… los Numemons no mueran. En el que los amigos no se separen y no tengamos que preocupar a nuestros padres. Uno que haga que olvide que hay muchos sufriendo.

El gesto de Takeru se volvió triste. Clavó sus ojos en ella durante un momento y después miró al resto de sus amigos. A los que quedaban…

Taichi montaba guardia junto a la hoguera, con el ceño fruncido y Agumon haciéndole compañía. Sora, Koushiro y sus digimons dormían, o al menos lo intentaban.

—Mi mamá me dijo que los cuentos pueden arreglarlo todo —susurró el pequeño, para no despertar al resto.

—¿Arreglarlo?

—Sí, tienen magia, ¿sabes? Cuando éramos pequeños y vi los digimons por primera vez, mi madre me inventó cuentos para que olvidara a los monstruos. Ella no sabía que eran buenos. No consiguió que los olvidara, pero sí que dejara de tener miedo al pájaro gigante que podía volver algún día.

—¿Cómo pueden los cuentos… cambiar algo? —Hikari juntó sus manos y apoyó la cara sobre ellas, sin dejar de mirarlo.

—Porque son mágicos. Mi emblema es la esperanza, ¿recuerdas? Eso significa que si crees en algo, puedes hacerlo verdad.

La niña sonrió. Lo imitó cuando se tumbó boca arriba para mirar al cielo. Estaba plagado de estrellas.

—¿Ves esas luces brillantes?

—Sí. En la escuela nos explicaron que son tan grandes como el sol, pero que están muy lejos.

—Pues yo no creo eso —replicó Takeru, riendo—. Míralas. Son demasiado luminosas y mágicas. Y en la escuela no lo saben todo, si les habláramos de los digimons solo los llamarían monstruos.

—Eso es cierto…

—Tú brillas con esa misma luz. Por eso no creo que sean solo soles que están lejos.

Hikari no supo qué responder a eso. Se miró las manos, recordando que poco antes habían despedido una luminosidad que no sabía de dónde salió. Solo quería ayudar, hacer que los demás dejaran de sufrir. Y había servido, así que era algo bueno. Y si era luz de estrellas… quería decir que quizá Takeru tuviera razón.

Tal vez las estrellas eran mágicas.

—Te contaré un cuento —dijo él—. Uno de un extraño mundo. Es blanco y negro entero. Tiene luces más brillantes de lo que puedes imaginar y sombras más oscuras que las que has visto nunca. Viven muchas criaturas blancas y otras negras.

—¿Cómo son?

—¿Cómo quieres que sean?

—No sé… ¿Caballos? O gatos, son mis animales favoritos.

—Pues sí, así justo son. Caballos y gatos mágicos, y muchos otros animales. Allí no hay que tener miedo de la oscuridad, porque es parte de la luz. Y al revés. Así es en este mundo también, lo que pasa que no podemos verlo bien siempre. Pero yo lo vi, cuando brillaste. Sin sombras, se veía menos tu luz.

—Es como el cielo de noche, ¿no? —preguntó ella, sonriendo—. Cuando más oscuro esté todo, más vemos las estrellas.

—Sí —respondió Takeru, entusiasmado—. Por eso tu brillo es el mismo que el de las estrellas.

—¿Y qué pasa en ese mundo blanco y negro? ¿Qué hacen los animales mágicos?

—Viven, tranquilos y felices. Esperando a su princesa de luces y sombras. Allí ella vivirá muchas aventuras.

—¿Sola?

—No, claro que no…

—Niños. —La voz de Sora los asustó—. Es tarde, id a dormir. Yo voy a relevar a Tai.

Asintieron con la cabeza y se acurrucaron, con los ojos cerrados. Escucharon a Taichi tumbarse cerca y empezó a roncar poco después. Hikari ya se estaba quedando dormida, cuando quiso decir algo más.

—¿Me contarás más sobre ese mundo mágico?

—Todo lo que quieras, lo prometo. Buenas noches.

—Gracias. Que duermas bien.

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No muy lejos de allí, aunque tampoco cerca, alguien había sido testigo de aquello. En un mundo diferente, en un universo distinto, había dos niños casi idénticos que habían oído todo. Uno en su cama, otro mirando el cielo, pudieron escuchar acerca del mundo blanco y negro, de luz y oscuridad.

No supieron de dónde salieron esas voces aniñadas, si de sus cabezas o de sus corazones. Pero algo les dijo que no sería la última vez que las escucharían.

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Esto solo es el pequeño principio. Es una historia sencilla, no he tenido tiempo de explayarme demasiado, pero solo pensé en lo que más te gusta y quise darte algo de ese estilo. Las palabras bonitas el día de tu cumple, por ahora solo decirte que espero que te guste mi regalito :)