¡Hola!
Primero que nada, quiero aclarar que esta historia la comencé ¡hace 10 años! ¡Cómo pasa el tiempo! Retomé los fanfics hace más de un año por la euforia por mi anime favorito, Dragon Ball Z, y en 2015 terminé otro que comencé en 2006.
Ahora, comencé a ver de nuevo Los Supercampeones (Serie J), y miré aquí en mi perfil esta historia, que en algún otro foro tenía muy avanzada. La verdad es que recuerdo muy poco, aunque si sé a dónde quería llegar.
La releí, me emocioné y quise retomarla. Volveré a escribir los poquísimos tres capítulos que tengo aquí y la continuaré. Espero que salga mejor a como quedaría hace 10 años.
¡Los que están aquí, muchas gracias por su atención!
I: La Joya del Barça
Cerró sus ojos mientras bajaba el cristal del auto, quería sentir en aire frío de una tarde de mayo en Barcelona. Ese día era uno de los más felices de su vida. ¿La razón? Muy sencilla. Vivía su sueño.
Tsubasa Ozora tenía 20 años y jugaba para el Barcelona, uno de los mejores clubes del mundo. Y es que él no era cualquier futbolista. A su corta edad ya era considerada una de las grandes promesas del fútbol internacional.
Aquél niño que corría con el balón por las calles de Nankatsu había quedado atrás. Ahora era Tsubasa, el japonés, la joya del Barça, el complemento de Rivaul, el fenómeno asiático, el futuro mejor futbolista del mundo.
Ya había pasado la primera prueba difícil: ganarse un lugar en el primer equipo. Ahora comenzaba a ser querido por su afición y a causar locura entre las aficionadas catalanas. "Tsubasa, te amo", le gritaban en cualquier momento y en cualquier lugar. Entonces su mente volaba a Japón, donde estaba la persona que le había dicho eso aquella tarde de verano hacía varios años…
— Señor Ozora, llegamos — anunció el chofer del automóvil, sacando al japonés de sus pensamientos.
— Gracias, Jordi. Te veo mañana a las 8 ¿Vale? — contestó Tsubasa bajando del vehículo y despidiéndose del chofer que el Barça le había asignado y que diariamente lo llevaba del exclusivo barrio de Castelldefels donde vivía, a la Ciudad Deportiva Joan Gamper para entrenar con el equipo. Tsubasa no tenía auto aún pero pensaba comprarlo cuando estuviera totalmente adaptado a la Ciudad Condal, y quizá también, comprar una casa.
Con discreción entró al condominio, saludó al policía que guardaba la entrada y se dirigió al elevador. Apretó su número de piso, 12, y cuando las puertas estaban a punto de cerrarse, unas delicadas manos las detuvieron.
— ¡Genial! Acanzamos a entrar — dijo una chica que ingresaba al elevador acompañada de otra.
Una de ellas se paró en seco cuando vio al futbolista.
— Es él, ¿verdad? — preguntó una.
— ¿Que no estás viendo? — respondió la otra mientras soltaba una risita que le dibujó una sonrisa a Tsubasa, más de pena que de felicidad.
— ¿Eres Tsubasa, verdad?
El chico les respondió asintiendo y ambas gritaron de la emoción
— ¡Es un gusto, de verdad! Yo soy Julia, y ella es Aranza, mi amiga. Ambas somos fans del Barça y ahora tuyas. Es impresionante lo que estás haciendo en el equipo y deseamos que te vaya muy bien.
Tsubasa les agradeció apenado mientras en voz baja, Aranza continuaba exaltada por ver a su ídolo.
— Joder, Julia. Aún no me la creo que seas vecina de Tsubasa.
— De verdad, les agradezco sus comentarios y les prometo que me esforzaré por darle lo mejor de mí al equipo — respondió el chico.
El elevador se detuvo en el piso 12 y el japonés debía salir.
— Bueno, debo ir a descansar. ¡Fue un gusto! Adiós — expresó él marchándose y dejando emocionadas a sus fans.
En realidad, aún se sentía algo incómodo viendo que tanto hombres como mujeres se emocionaban al verlo, le tomaban fotos e incluso, gritaban histéricos en su presencia. Debía acostumbrarse a la fama.
Además, no era bueno conviviendo con las damas. A lo largo de su vida, sólo había tenido una relación estrecha con su madre y su novia, Sanae.
— Sanae — repitió después de abrir la puerta de su departamento y tirarse en la cama.
En estos momentos pensaba en ella. En que tenían 4 años de relación y la chica, que siempre dio todo por él, era muy feliz. Por el momento, ella seguía en Japón y él en España aunque a veces pensaba en que no era tan bueno estar sólo en Barcelona y a su mente llegaba la idea de casarse y llevarla a vivir con él.
Pero esa idea tardaba más en llegar que en irse, pues le aterraba el tener un compromiso mayor y ni siquiera estaba seguro de quererlo. Él era feliz jugando futbol y punto.
Tsubasa quiso despejar su cabeza y salió al balcón de su departamento. El sol comenzaba a caer en la Ciudad Condal y el aire era ya más frío.
Para no pensar en Sanae y en el compromiso, decidió observar la ciudad y ejecutar uno de sus pasatiempos favoritos: contar cuántos automóviles amarillos pasaban por las calles de Barcelona. En eso estaba, cuando vio un rostro familiar en un anuncio espectacular colocado a varias calles de ahí.
— ¿Ella es…? — se preguntó a sí mismo.
No lo sabía aún, por lo que decidió seguir observando el anuncio de la nueva loción de Noody, una de las firmas de moda más importantes de Europa. Pero no, los perfumes no le importaban a él, total, él usaba Mika Hamilton, lo que realmente le llamaba la atención era la modelo que posaba con poca ropa sosteniendo en su mano el frasco de la loción "K-41".
— Puedo jurar que a ella la conozco, ¿pero de dónde? — continuaba preguntándose.
La miró bien de nuevo. Cabello largo negro, piel blanca, ojos azules, que no sabía si eran naturales o de contacto, y rasgos faciales orientales. ¿Una modelo japonesa?
Si era así no era cualquier modelo. Era difícil entrar a una industria dominada por europeas, y mucho más complicado ser imagen de una marca tras prestigiosa como Noody, pero vamos, él era Tsubasa Ozora, un japonés triunfando en el fútbol de Europa. Todo era posible.
La memoria del futbolista falló y Tsubasa decidió que debía dejar de pensar en esa modelo, en el compromiso con Sanae y descansar porque al siguiente día comenzaba la concentración del Barça de cara al partido contra la Real Sociedad en el Camp Nou.
Así, se puso pijama, cepilló los dientes y se metió en su cama a descansar.
¡Gracias por leer! Aquí vamos comenzando con esta historia. Trataré de actualizar pronto, si le gusta a alguien. Recibo críticas, sugerencias y cualquier tipo de comentarios. Un saludo y nos vemos en el siguiente capítulo.
