"Nunca subestimes a la vida, porque a veces te puede dar más de lo que habías planeado".

CAPITULO 1: "LA NOCHE DEL PRIMER ENCUENTRO"

Eran las 3 de la mañana, y aun no podía dormir, me sentía estresada, el trabajo me estaba matando, de verdad necesitaba un descanso.

Este fin de semana seria, la reunión de ex alumnos de la preparatoria. Sería la primera vez que saldría a una fiesta en mucho tiempo. Debía ir a comprarme algo decente para ese día, porque ni siquiera tenía ropa para salir.

Mis únicas amigas en la preparatoria llegaron a ser, tanya, irina y Carmen. Ellas eran mis más grandes amigas, las quería demasiado. Aunque después de la preparatoria, poco a poco nos fuimos separando. Nos veíamos de vez en cuando pero, cuando Carmen se mudó a Phoenix, irina, tanya y yo nos dejamos de ver. Así que este sería nuestro reencuentro después de tanto tiempo.

Forks, no era precisamente el lugar más divertido o activo en este país, y ni siquiera tenía demasiados amigos en el trabajo, así que la mayoría de mi tiempo libre, solía hacer algún postre, ver películas, arreglarme las uñas, hacer el quehacer de la casa (aunque la verdad no tenía mucho que limpiar), lavar el uniforme del trabajo… básicamente me dedicaba a la casa, y solo cuando era necesario salía al súper, o a alguna librería.

Mi familia, vivía igual en Forks, pero yo había decidido comprar mi propia casa, porque mis papas ya necesitaban un descanso de mí. Era hija única, así que mis papás solían consentirme mucho. De ellos siempre recibí mucho amor, y les agradecía demasiado por eso.

Desde que me fui de casa, solo los visitaba en días festivos, o unos cuantos días en las vacaciones. Me gustaba pensar que ellos disfrutaban de sus momentos a solas, era por eso mismo que no acostumbraba a visitarlos mucho.

Mi trabajo era lo único que tenía, la rutina me estaba envolviendo, y mi vida se había vuelto…. "vacía".

Mi mama decía que ya era tiempo de hacer mi vida, de encontrar un amor que me hiciera feliz. El único problema, es que el amor aun no llegaba a mí. Y tampoco me daba el gusto de conocer a nuevas personas, porque las únicas personas con las cuales socializaba, era con los doctores, las enfermeras y el señor del aseo.

Ser enfermera, era lo único que me reconfortaba, ver a esos niños, felices y luchando por no caer, me hacía más fuerte. Es por eso que había tomado el turno completo, y solo llegaba a casa cuando no había demasiado trabajo y las otras enfermeras podían encargarse de los niños.

Era viernes, y eso significaba que me quedaba poco tiempo para comprarme algo decente, para la reunión de ex alumnos. Decidí darme un baño antes de salir, agarre la toalla y entre, el agua caliente relajaba mis músculos y hacía que me sintiera más tranquila. Cuando salí del baño me puse unos vaqueros azules y una blusa de tirantes blanca. Agarre las llaves del auto y salí. Al llegar al centro comercial, entre a la primera tienda que vi. Me puse a observas los vestidos detenidamente, buscándoles un error siempre, algunos eran demasiado llamativos, otros parecían pasados de moda, otros muy coloridos y otros muy apagados, pero al llegar al final de la fila de vestidos, me encontré con un vestido hermoso, sencillo pero elegante. Era rojo, estaba sin tirantes y me llegaba hasta los muslos, venía acompañado con un pequeño cinturón plateado, era un poco atrevido, pero de verdad me gustaba, así que no lo pensé 2 veces y lo compre.

Me sentía aburrida, y decidí pasar a comer a un restaurante de pizzas, pero las mesas estaban llenas, así que opte por pedirlo para llevar. Al llegar a casa, asenté las bolsas en la mesa y agarre solo la bolsa que llevaba la comida. Prendí la televisión y me senté en el sofá. Cuando acabe la pizza, lave mis manos y agarre las bolsas del vestido y los zapatos que había comprado en el centro comercial, fui a la habitación y me lo probé todo de una vez. Debo de admitir que el vestido me quedaba muy bien, aunque como yo lo suponía, estaba un poco corto. Me puse las zapatillas negras que también había comprado junto con el vestido. La verdad no quedaba mal, estaba para ligarme a alguien esa noche. Me reí ante aquel pensamiento bajo.

Al llegar la noche, me acosté en la cama, intente dormir para no amanecer con ojeras por la mañana, la verdad me fue difícil conciliar el sueño, pero al fin lo logre.

Al despertar, tenía muchas cosas que hacer ese día, iba a tomar medio turno en el hospital, y saldría de allí a las 3 de la tarde, lo cual me daría 3 horas más para arreglarme y llegar a la reunión.

Las horas en el hospital pasaron muy rápido, así que enfocarme en arreglarme, me iba a resultar un poco difícil, ya que no solía hacerlo muchas veces. Me pase horas, pensando en un peinado, para que al final, solamente me lo dejara suelto. La verdad no se veía tan feo, ya que mi cabello era ondulado, me puse un poco de sombra y brillo en los labios. Decidí acompañar el vestido con una mascada plateada, ya que había demasiado frio.

Cuando subí al auto, puse un poco de música, turning page, mi canción favorita, la letra era lo que me llamaba a ella, era como la propia canción, de un romeo y una Julieta. La espera por el amor, valía la pena, si al final, ibas a estar con esa persona.

Al llegar al salón, tome una bocanada de aire, y baje del auto, habían ido demasiados compañeros, pero para ser sincera, no reconocí a la mayoría, estaban demasiado cambiados, algunos más guapos y otro más descuidados. Entonces ahí estaban, mi grupito de amigas de la preparatoria, estaban sentadas en una mesa, con varios adornos en ella, tenía un mantel plateado y moños negros. Ellas me hicieron un gesto, diciéndome que me acercara. Cuando llegue a ellas, las abrace muy fuertemente, de verdad las había extrañado demasiado.

-¡Bella!, que hermosa te ves esta noche, amiga te eh extrañado ¡demasiado! – mientras decía esas palabras, me dio una vuelta, y aquello me hizo reír.

-yo igual te eh extrañado demasiado, tanya, la verdad, cuando nos separamos, no había momento en que yo no pensara en ustedes, pero ya ves, cada quien fue por su camino.

-amiga, te prometo que ahora nos veremos más seguido, será como en los viejos tiempos – después de esas palabras, me gire hacia irina, y ella me lleno de besos, aquel momento se había vuelto en nostalgia.

Bella, has cambiado demasiado, te puedo jurar, que ahora te ves más hermosa que antes, no dudes que te puedes ligar a alguien – ella rió por lo bajo de su comentario y yo reí con ella.

-gracias irina, tu tampoco te quedas atrás eeh. Y díganme, ¿Qué ha sido de su vida?, ¿en que trabajan?, ¿Dónde viven? - de verdad quería saber todo de sus vidas, había estado demasiado tiempo separada de ellas y necesitaba enterarme de todo. Irina hablo primero.

Pues yo, trabajo en una oficina como secretaria, digamos que no es el mejor trabajo, pero ahí encontré a la persona que quiero a mi lado, y… también es mi jefe. – cuando dijo eso, irina bajo la mirada, como si estuviese avergonzada por eso.

-irina no tienes por qué avergonzarte, si esa es la persona que quieres a tu lado, no hay motivo alguno, para no ser felices, que sea tu jefe no impide que no puedan estar juntos – le anime.

-eso es cierto irina, no es nada del otro mundo, tú se feliz, como siempre soñaste – ante aquellas palabras de tanya, irina saco una sonrisa.

-¿y tú tanya?, que tal te va en el amor – le pregunte con ganas de saber más de ellas.

Pues yo… igual estoy muy enamorada, del hombre que jamás pensé encontrar, él ha llenado mi vida por completo, se llama Edward – ella tenía una sonrisa de oreja a oreja, al haber hablado de él. –y pues lo conocí en una fiesta que habían organizado mis compañeros de trabajo, era el amigo de uno de mis compañeros, y que les puedo decir, fue amor a primera vista – ella realmente se veía feliz, le di un abrazo y entonces cambio un poco el tema – yo trabajo en una empresa de bolsa de valores, pero en realidad solo soy la asistente personal del jefe, maldito viejo amargado, ¡ya no lo soporto! – aquello casi me hizo reír, pero me mantuve seria.

Jajá, hay chicas las extrañe demasiado, sus locuras, sus historias, nuestros momentos de rebeldía juntas, que lastima que Carmen no pudo venir, de lo que se está perdiendo. – les dije ahora con la voz un poco más apagada.

Eso es cierto, pero lo importante, es que nosotras nos hemos vuelto a ver, de verdad espero que ahora nos veamos más seguido. Es más, ¡las invito a mi casa!, vamos, será divertido, además podrán conocer a Edward, y verán porque me enamore de el – ella parecía emocionada y no pude decirle que no.

De acuerdo, acepto, pero primero hay que disfrutar de lo que queda de la reunión, total, no falta mucho – y era cierto, las horas habían pasado volando, con ellas.

-y tu irina ¿iras con nosotras? – le pregunte, temiendo que me dejara sola.

-pero por supuesto que sí, me encantaría conocer tu casa tanya, además no tengo nada que hacer, nadie me espera en casa así que hay que seguir la fiesta allí. – sus palabras me tranquilizaron, de verdad no quería ir sola, tenía miedo a hacer un mal tercio entre tanya y su novio.

Las dos horas pasaron volando, bailamos un par de canciones, e intercambiamos unas cuantas palabras con otros ex compañeros, pasamos de trago en trago, de risa en risa, la fiesta terminó y nos fuimos directo a casa de tanya, durante el camino, compraron otro par de cervezas, y para cuando llegamos a la casa de tanya me sentía demasiado mareada, no solían ser mis casos, pero esa noche me había divertido demasiado. Cuando bajamos del auto, subí la mirada para observar aquella casa tan hermosa, se veía elegante y era muy grande, tenía ventanas muy grandes, que casi parecían puertas. Realmente era demasiado hermosa, no estaba segura si de verdad eran demasiadas ventanas o yo ya veía cuatro por todas partes.

Cuando entramos a la casa, se veía mucho más hermosa, si eso era posible. La mayoría de los muebles eran de color blanco y tenían una mesa de centro transparente. Había lámparas por todas partes, que asentaban la noche perfectamente. Cuando al fin entramos completamente a la casa, tanya nos invitó a tomar asiento. Para poder llegar hasta el sofá, tuve que agarrarme de todo lo que estaba a mi alcance, no podía parar de reír, realmente parecía otra persona, hasta yo misma me desconocía. Cuando me pude sentar al fin en el sofá, me senté de golpe, dejando mi bolso a un lado. Tanya e irina se empezaron a reír de mí.

-¡Amiga!, pero que te ha pasado, jaja, te desconozco, pero sabes algo, me alegro que te hayas divertido, pero espera todavía no te duermas, dijiste que íbamos a seguir la fiesta aquí – ella hizo un puchero y después sonrió. Trate de ponerme de pie, para decirle que todavía aguantaba un poco más, pero mis piernas flaquearon y me tuve que sostener de la mesa para no caer. Nos reímos entre todas, parecíamos locas, pero felices.

- bueno pues parece que, yo… yo, ¿yo que? – ya no podía articular las palabras correctamente.

- jaja, será mejor que descanses un rato bella, no vaya a ser que te nos des un buen golpe, y tengamos que enterrar tu cuerpo en alguna parte del bosque – dijo irina con una voz irónica, parecía divertirse con su propio chiste. No objete ante aquello y decidí acostarme en el mueble, de ahí, no supe más de mí.

Cuando abrí los ojos, me sentía perdida, no recordaba la noche pasada, solo unas cuantas imágenes borrosas, todo estaba desordenado, olía a alcohol por todas partes, las almohadas de los sofás estaban regadas por el piso, había vasos, todo era un desastre. Mire por toda la habitación y me di cuenta de que todavía estaba en la casa de tanya, trate de buscarlas, pero no había señal de ellas. Cuando me levante, un fuerte dolor en la cabeza, llego a mi cuerpo, no pude evitar soltar un quejido. Trate de buscar un baño para ver qué tan mal lucía. Abrí de puerta en puerta. La primera era una estancia de juegos, había una mesa de ping pong, una máquina de videojuegos, una televisión enorme con un Xbox y al final una máquina de sodas. En la segunda habitación, solo había, pinturas por todas partes, eran realmente hermosas, eran unas obras de arte, la habitación era de color blanco y lo que le daba vida eran los cuadros. Realmente esta casa era gigante.

Cuando abrí la última habitación, ahí estaba el baño. Salte de un susto y tape mis ojos instintivamente con la mano, cuando vi a aquel hombre semidesnudo, ¡Bendito sea Dios! Que llevaba una toalla, en la parte baja de su cuerpo. Cerré la puerta y casi me da un infarto en ese momento, me destape los ojos, y respire profundamente, sentía como la sangre llegaba a mis mejillas ruborizándome. Escuche como se abría la puerta del baño, no quise voltear para ver qué pasaba.

-disculpa… ¿te encuentras bien?, no era mi intención asustarte, lo siento – realmente se escuchaba con la voz preocupada.

-no… no te preocupes, e… estoy bien – le respondí tartamudeando y todavía sin voltear.

- espera un momento… espera… listo ya puedes voltear, no hay nada de qué preocuparse – me contesto riéndose, pero no confiaba demasiado en él, así que voltee muy lentamente. Cuando ya había volteado completamente, pude observar su rostro mucho mejor, tenía unos ojos color verde, brillaban hermosamente y en el rostro tenía una sonrisa realmente hermosa, tenía el cabello mojado y revuelto, entonces adivine que se había acabado de bañar. Parecía como de película, me perdí un rato en sus ojos, pero volví a la realidad rápidamente.