Leyendo Marauders!crack me salió esto. Que me recuerda mucho a algo que escribí de los merodeadores y de Twilight. En fin, es … raro. Pero me gusta. Sí, joder, me gusta. Me he vuelto una malhablada pero así es, esto ¡¡me encanta!! Y no debería estar haciendo esto, pero, ¡qué queréis! Quizás, después de leer entendáis porqué necesitaba escribir algo así. :D
Besos, os quiero ^^
Dedicado a todos los amantes de los fics de los merodeadores y de Lily. (Y del Remus&Sirius, claro)
Shio
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James se escondía en los gritos eufóricos de los forofos del Quidditch. De haber podido elegir de quien enamorarse, lo hubiera hecho de la snitch. Probablemente se hubiera evitado unas cuantas calabazas. Pero con esos ojos verdes, cualquiera competía.
Remus vivía ahí, entre las gominolas de gelatina y los bombones de licor de oro. Dulce, delicado, perfecto. Y, si te pasabas de la dosis, venenosa. Porque como la luna tenía dos caras. Porque eran Remus y la luna, la luna y Remus. E incluso Sirius respetaba esa relación, por muchos celos que le causaran.
Sirius era idiota. Sí, era el ruido de su jodida moto muggle que había conseguido quién sabía donde. También era una de las causas de que McGonagall tuviera más canas que años de docencia. Pero ¡qué demonios! McGonagall tenía que considerarse afortunada de aguantar bromas con tanto estilo como las de Black. Porque ante todo, Sirius era ego.
Todo lo contrario que Peter. Peter era sonrisas, era el resultado de juntar carne inocente e ingenua con los locos de Potter y Black. Y nada bueno podía salir de ello, eso era vox populi.
Lily era verde. Verde, sí. Como la esperanza, como las esmeraldas, como la naturaleza, como la vida. Era verde sí, y James hubiera cambiado el uniforme de Gryffindor por el de Slytherin por ir a juego con sus ojos verdes y su sonrisa de plata. Porque, joder, era Lily.
Eran Sirius, Remus, Peter, James y Lily. Lily, James, Peter, Remus y Sirius.
De delante a atrás, de atrás adelante. No perdía el sentido, no perdía valor; hasta que quitabas a uno de los cinco.
Eran los merodeadores y Lily. Porque Lily era de James, y James de Lily; y su relación era tan básica como que un mago necesita una varita para lanzar hechizos.
Era locura y pasión, cordura y falta de sentido común, cariño y peleas por cualquier chiquillada. Todo era ellos, y ellos lo eran todo.
Eran el sueño de una noche de verano. Eran la historia que nunca apareció en ningún libro. Eran el cuento de amor y amistad que se escapó de la caja de Pandora y se quedó en la tierra. Eran la fábula, porque animales nunca dejaron de ser, que gritaba en alto la moraleja de que la felicidad es lo único que importa.
Eran sueños. Sueños de los que no quedó nada escrito. Pero de los que todos escribieron. Porque fueron los años dorados de Hogwarts. Porque no se merecían siete libros, porque no fueron ellos quienes terminaron con la guerra; porque no fueron héroes.
Porque, de ellos, sólo quedaron fantasmas. Recuerdos de sus bromas, sus risas, sus aullidos, su descaro, y sus ojos verdes. Recuerdos que se convierten en la realidad más tangible cuando alguien recuerda qué significa recordar.
Porque al final, sólo quedaban ellos, sus nombres. Sirius, Remus, Peter, James y Lily. Y un montón de historias que contar, que no les dejaran morir, que no les olvidarán. Porque ellos eran, son y serán siempre eso: magia.
