Fuego y Oscuridad

Todo era caos alrededor, la gente sufría, él no lo soportaba, deseaba cambiarlo a pesar de que fue su causa. Algunos lugares eran consumidos por el fuego pero a él, el fuego no lo dañaba porque era su amigo. Era un hombre muy apuesto, vestía un traje negro pero llevaba encima una gabardina de color azul oscuro, igual que sus ojos, también llevaba un sombrero de ala larga del mismo color, su color. Iba fumando un puro, transitaba con gran tranquilidad, hasta que algo llamo su atención.

Un jovenzuelo salía de los escombros, estaba herido en su rostro, que antes debió ser hermoso, tenía el cabello sucio y largo, y vestía un camisón roído. Sus miradas se cruzaron en un momento, uno de sus ojos estaba herido, ciego pero ambos tenían un intenso color plateado, tanto así que el joven pudo ver el brillo de la luna llena en su mirada, además de un instinto por sobre vivir.

El hombre se inclino para estar a la misma altura que el "mocoso", saco un pañuelo y limpio sus heridas, frunció el ceño, los cortes dejarían marca, dos grandes cicatrices en su rostro, ambos atravesaban sus ojos, pero solo daño, como lo mencione anteriormente, un solo ojo, el derecho.

— Seguramente miraste alguien como no debías… — comentó el hombre de forma burlona (N/A. ¡Qué cruel! o), el joven no dijo nada solo dejo que el extraño limpiará sus heridas. Al asegurarse de haber limpiado bien, arranco un pedazo de tela de su propio traje y se lo puso en el ojo ciego. — Deberás acostumbrarte a ver con un solo ojo… — dijo mientras terminaba de colocarlo.

— ¿Quién eres? — pregunto el joven con voz suave.

— ¿Quién eres tú? — devolvió la cuestión sabiendo que era peligroso revelar su nombre a cualquiera.

— No lo se…— respondió bajando la mirada, el hombre sonrió.

— Entonces desde hoy serás mío… trabajaras para mí, te enseñaré todo lo que sé… vivirás para mí… Ginsei — dijo recogiendo al chico en brazos.

— ¿Ginsei? — repitió incrédulo.

— Si, desde hoy ese será tu nombre… — exclamo el hombre con voz áspera, — ¡Ah! Por cierto soy Iorogi — dijo con una sonrisa.

«Iorogi » pensó Ginsei y se aferró al cuerpo del hombre enorme. (N/A. Pienso que seguro Iorogi humano debe ser muy alto xD).

Iorogi caminó con Ginsei en brazos hasta salir de ese caos y regresar a su cuartel, el lugar donde Iorogi es el líder y señor de un grupo de seres místicos iguales a él. El primero en estar ahí era un moreno aún más grande que Iorogi, con un poco de imaginación sería como un oso gigante, él era Genko, iba acompañado por su fiel subordinado, un ser con la apariencia de un niño, Zuishou. Genko puso el gritó en el cielo cuando vio entrar a Iorogi con Ginsei, intentó persuadirlo de que no era buena idea pero Iorogi no escuchó, Genko sufrió su derrota.

Iorogi llevó a Ginsei hasta su habitación y lo dejo en su cama, el joven se durmió rápido, estaba muy cansado, Iorogi sonrió y acarició su cabeza plateada. Entonces miró afuera, aún podía ver las columnas de fuego, todo era horrible. «Para cumplir mi deseo, debo hacerlo…».

FIN

Extra

Parado en una rama podía verla a ella jugar con los niños de Yomogi, todos se divertían incluido Iorogi, que los observaba con una sonrisa serena. Nunca había visto a Iorogi tan tranquilo o feliz, por eso tenía envidia del corazón tan puro que tenía Kobato, nunca se atrevería a lastimarla aún si eso significa no volver a ver a Iorogi con su "verdadera figura".

Extra. FIN.