¡Hola a todo el fandom de Miraculous Ladybug! Hace unos meses una personita me recomendó la serie, y la había dejado en lista de pendientes… y bueno, la historia es corta: La comencé a ver y ahora no puedo salir del fandom. Pero no me arrepiento de nada jaja… Así que bien, vengo a hacer mi pequeña contribución, será un fic de varios capítulos (o eso espero)… mientras encuentro inspiración para terminar mi otro fic :c

Bueno, "Les aventures de Ladybug et Chat Noir" es una obra propiedad de Thomas Astruc-sama, así que tomo un rato prestados sus personajes para dar vuelta a mi imaginación y crear cosas random (?) ¡Espero les guste!

Nota: Esta historia está situada justo después del capítulo 08 de la primera temporada :3 (Demoilustrador para Latinoamérica). Así que puede contener algunos spoilers. Si no has visto este capítulo, velo o me vas a odiar por dar spoilers y no quiero recibir tomatazos(?

¡Comenzamos!

•✻—【"¿Qué rayos tienes en la cabeza? ¿Camembert?"

La luz del amanecer aparecía con lentitud en el horizonte del cielo parisino. Los reflejos suaves de los rayos de luz, bañaban con una tenue luz los numerosos edificios y calles de la ciudad. En medio de aquella mañana, un par de orbes turquesa se encontraban centrados en el lienzo del blanquecino papel de un cuaderno de dibujo. El lápiz deslizado se movía con tal gracia que parecía tener vida propia, pero fue hasta que el dibujo estuvo terminado, que la pálida mano sujetó con decisión el grafito y lo alejó, contemplando su obra de arte. Observó el retrato plasmado, y no pudo evitar contener una sonrisa melancólica que afloró en sus delgados labios. Suspiró con cierto aire de pesar, y colocó el cuaderno a un lado de sí mismo. Apoyó el codo sobre su rodilla, y posando su barbilla en la palma de su mano izquierda, miró con detalle el rostro de la chica, mientras un fugaz brillo de tristeza turbó la calma de sus ojos tranquilos.

-Estuve… soñando demasiado, ¿No es así?

-Yo creo que es demasiado bueno como para ser un sueño, es toda una obra de arte.

El pelirrojo volteó con sorpresa hacia el frente, encontrándose con la figura inclinada de Adrién Agreste. Alarmado e impulsado por el miedo, tomó su cuaderno con rapidez intentando esconder la silueta trazada en el papel.

-N-no sé de qué hablas… -titubeó Nathanaël sumamente nervioso. Se había adentrado tanto en sus pensamientos, que realmente el mundo había pasado a segundo plano. Llevó tímidamente su mano izquierda al brazo contrario encogiéndose en el asiento que ocupaba en el pequeño parque de la ciudad, incapaz de dar respuesta al sincero halago que el rubio había hecho a su trabajo. Adrién, por su lado, se lamentó el haberlo hecho. Los meses habían transcurrido, sin embargo aún se volvía difícil el interactuar con todos sus compañeros del colegio. Suspiró apenado y rascó su mejilla con su dedo índice. "Estupendo Adrién, acabas de seguir al pie de la letra todo lo que no se debe hacer para iniciar una conversación."

-¿Puedo acompañarte? –Cuestionó aún con un aura de incomodidad señalando el espacio vacío en la banca que hasta hace unos segundos había ocupado el cuaderno de dibujo de su compañero. Nathanaël asintió continuando con ese pesado silencio.

-Verás –Retomó nuevamente Adrién- no soy muy bueno iniciando conversaciones –se sinceró dejando escapar una pequeña risa nerviosa- en realidad, ni siquiera puedo acercarme a las personas que me son nuevas… así que disculpa si te he tomado por sorpresa… no era mi intención incomodarte.

Nathanaël volteó a verlo por primera vez al rostro, aclarándose la garganta que se había transformado en un desierto seco. Tosió un poco intentando ganar algo de tiempo, y comenzó a hablar.

-Perdóname a mí… ¿Adrién? –Pronunció el nombre con un aire de duda- es sólo que… nunca muestro mis dibujos a los demás… así que no he sabido cómo reaccionar… ya sabes, creí que estaba solo… pero me equivoqué.

-Adrién está bien, puedes llamarme así –Intentó transmitirle un poco más de confianza- y bueno… Llevo un buen rato aquí… hasta hace unos minutos, estaba realizando con el resto del equipo unas tomas para una campaña publicitaria de una nueva marca de ropa… -Adrién desvió la vista al fondo del parque, donde aún se encontraba el equipo recogiendo el material que habían utilizado.- Van es el fotógrafo a cargo, así que quiere las mejores tomas justo antes del amanecer… Pero debo confesar que no es sencillo levantarse antes de que el sol salga en un precioso domingo… -sonrió divertido, dejándose llevar momentáneamente- Cuando llegamos, te vi y pensé en saludarte, pero te veías tan concentrado que no quise interrumpir… y me alegro de no haberlo hecho, el retrato que has hecho es precioso. Seguramente a Marinette le encantará... –Dijo con inocencia, más el recuerdo del día anterior donde Chloé había ridiculizado de la forma más grosera al chico, exponiendo ante toda la clase el amor secreto que tenía por Marinette, le hizo enmudecer. "Bravo Adrién, eres un genio… debes tener más tacto, por todos los cielos…" Se reprendió mentalmente. Y no sólo había sido eso: Nathanaël había sido akumatizado a causa de tan bochornoso momento, y al seguir los planes de Ladybug, había involucrado en el caso a Marinette esta ocasión. "¿Qué rayos tienes en la cabeza, Adrién Agreste? ¿Camembert?" -Pensó frustrado. Sólo había complicado más el asunto sentimental entre Marinette y Nathanaël, así que de pronto, una pequeña punzada de culpa lo atravesó. Había comenzado con el pie derecho la amistad con Nathanaël, pensó con sarcasmo.

Nathanaël, que hasta entonces había escuchado pacientemente asintiendo apenas, se tensó; comenzando a reñir el rojizo carmín de sus mejillas con el de su cabello. Su compañero se apresuró a continuar.

-¡Es una mera recomendación! Deberías mostrárselo. –Levantó la voz, mezclando con su voz un pequeño tinte de petición- Seguramente le encantará.

Mas la ausencia de respuesta del otro chico, le hizo sentirse peor.

-¿Lo crees? –articuló ilusionado después de unos minutos el dibujante. Adrién le miró con cierta ternura y asintió.

–Es una gran persona. –Y como un relámpago, la escena del primer día de clases llegó a su mente. No pudo evitar sonreír al recordar a Marinette ese día de lluvia, a la que sería su primera amiga.

-En ese caso lo haré. -dijo con decisión el chico.

-¿Eh?

-Le mostraré mi dibujo a Marinette… -comenzó a hablar con más confianza en su voz.- ¿Sabes Adrién? En realidad… no estaba centrando mi atención al dibujo completamente. –Confesó apenado- La verdad es que… pensaba en cómo debía de acercarme a Marinette después de lo de ayer… o si debía acercarme a ella nuevamente… -revolvió con ligereza el cabello de su nuca- Pero gracias a esta pequeña charla contigo, he decidido hacerlo… Y creo que la mejor manera de hacerlo, es haciéndolo a mi modo: haciéndole llegar mis sentimientos con mi arte.

Adrién sintió un alivio recorrer su cuerpo. Nathanaël era más decidido y fuerte de lo que creía, pensamiento que por un momento pareció avergonzarle al tener poca fe en él, sin embargo, dio paso a una alegría al escuchar los planes próximos de su compañero y nuevo amigo.

-¿Lo harás mañana? –preguntó con curiosidad el rubio.

-Eso…creo. –Titubeó.- Quiero hacerlo mi ritmo… pero…

-Tienes todo mi apoyo. Muestra tus dibujos. –Adrién sonrió levantando el puño en señal de complicidad, esperando chocarlo con el de Nathanaël. Éste imitó el gesto, chocándolo sonriente.

-Sólo espero tener el valor suficiente para poder declararme.

Y así, la sonrisa que había aflorado en los labios del modelo, desapareció junto a la tranquilidad que hasta hace unos momentos había llegado a su corazón, esfumándose como el fuego de una cerilla al apagarse por una violenta y súbita brisa. Adrién intentó contestar algo a la última frase de su ahora nuevo amigo, sin embargo, algo dentro de sí, le impidió el hacerlo. Las palabras desaparecieron de su cabeza, sintiéndose algo más que confundido. Cuando regresó al mundo real, Nathanaël había tomado ya sus pertenencias, y sacudiendo la mano, se despidió del chico de ojos verdes.

-Su…suerte… -susurró Adrién agitando la mano despidiéndose. Cuando la silueta del pelirrojo había desaparecido de su campo visual, se dejó caer en el respaldo de banca y miró hacia arriba, observando el celeste tono del cielo entre los espacios de las ramas del árbol.

¿Qué le estaba ocurriendo? Nathanaël iba a declararse a Marinette. Sólo eso. Ella ya conocía los sentimientos de su amigo… ¿Entonces por qué se no dejaba de pensar en eso? Lo único que sabía, era que una extraña sensación lo estaba poniendo verdaderamente irritado. Se levantó de la banca y refunfuñó. Suspiró intentando calmarse, fallando estrepitosamente. Quizá sólo necesitaba dormir.

"Muy bien Adrién… ¿Qué rayos tienes en la cabeza? ¿Camembert?" Se revolvió con fastidio los cabellos, pues parecía ser así. ¿Por qué no lograba ubicar el origen de esa molestia que lo sacaba de sus casillas?

Y aquí el primer capítulo del fanfic :D Espero que no sea tan largo… ¿Qué pasará en la escuela? ¿Nathanaël logrará confesarse? ¿Adrién podrá ayudar a su nuevo amigo? ¿Cómo reaccionará Marinette al ver a Nathanaël después de saber que estaba enamorado de ella? ¿Adrién logrará sacar el Camembert de su cabeza? (?

Esto y más en el próximo capítulo :D

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