Creo que tengo una muy mala tendencia por imaginar historias mientras aun no termino otras.

Descuiden, Dualidad seguirá como lo planeado.

Esta serie de capítulos trata sobre como nuestras opciones no importan en algunos aspectos, ya que estaremos unidos a ciertas personas en nuestras vidas pasadas y futuras (No que yo crea en ello pero no deja de ser una idea interesante).

Dejando un pequeño espacio para publicidad (Si, ya sé... pero debo hacerlo): Recuerden visitar mi página de deviantART, llamada M0cha-5tuff. En ella encontraran algo para fanes de Hora de Aventura, todo por parte de un muy querido amigo, así como trabajos original del pequeño grupo de personas que la conformamos.

Ok... comencemos.


Un humano, su canino hermano y una vampira estaban tendidos sobre una lona debajo de un enorme árbol luego de terminar su día, no, su madrugada de campo. Finn decidió compartir un tiempo de calidad con su amiga inmortal, ya que desde hace un tiempo que no lo hacía. El deber de un héroe no termina, decía él.

La manera de hacer esto era teniendo un inusual picnic que comenzó a la media noche y que terminó a minutos de que empezara el alba. Jake dormía sonoramente en forma de almohada, asegurándose que su hermano tuviese donde descansar.

Sin embargo, Finn durmió poco esa noche. La adrenalina de los juegos y travesuras que hicieron apenas permitieron que el sueño lo alcanzara. Marceline, por otra parte permaneció despierta y fingía estar dormida a solo un par de metros de ellos.

El humano concentró su atención en la figura 'durmiente' de su amiga, los recuerdos de la diversión que experimentaron anoche seguían marcados en su piel. Siendo más exactos, en sus ropas. Sus heridas ya habían sanado debido a sus poderes, si él quería recordar por medio de esas marcas entonces solo debía mirarse a sí mismo.

Un par de mordidas de los lobos que montaron, laceraciones por parte de la gente de espinas, uno que otro moretón por esquiar durante una avalancha y otras marcas que obtuvo durante los cinco minutos que estuvo inconsciente.

No le importaban, ya que sanarían, además obtuvo mucha diversión mientras estas sucedían. Estaba agradecido por conocer a alguien tan genial como lo era Marceline.

"Bobo, vas a abrir otro agujero a mi vestido sí sigues viéndome así" dijo la vampira sin molestarse en abrir sus ojos. Finn se sorprendió, trató de tragar su saliva pero estaba muy nervioso por lo que escuchó.

"Y-Y-Yo no estaba, es decir, yo no-no quería… ya sabes, lo que trato de decir es-" la risa de la vampira interrumpió a Finn. Flotó a donde estaba él recostado y también ocupó un espacio de la mullida almohada perruna. En parte por qué la luz del sol se acercaba peligrosamente a donde estaba.

"Tranquilo héroe, solo bromeaba. ¿Creías que podía ver con los ojos cerrados?" era el turno de Finn para sentirse ridículo por haber sido bromeado por la vampira. De nuevo.

Quería responder con algo inteligente pero no pudo pensar en otra cosa que no fuese la premeditada censura que adoptó el vestido que ella usaba luego de los eventos de anoche. Mientras revisaba que no hubiera algún lugar que sus prendas hayan olvidado cubrir, el adolescente no pudo ver que la reina vampiro se había dado cuenta de lo que estaba haciendo.

Sonrió al ver esto y de forma lenta y seductora comenzó a abrirse camino a través del pedazo de camiseta azul que colgaba de uno de los hombros del humano. Cuando este se dio cuenta ella ya había cortado otro de los múltiples tirones que seguían unidos.

Al notar lo él que hizo y lo que estaba sucediendo trató de disculparse con la mirada, ya que estaba paralizado en su lugar, pero ella sólo lo observó fijamente, acercándose cada vez más a él.

"Es lo justo…" murmuró trozando con sus afiladas garras cada hilo en su camino. Cuando quedó una porción de hilos azules ella tiró de ellos y se llevó consigo lo que quedaba de la prenda superior. La vampira se deleitó con la sangre que pudo ver acumulándose en el rostro del humano.

"Eres tan inocente…" dijo lo suficientemente cerca de su oído como para causar escalofríos en el humano. Quien no sabía cómo reaccionar ante el rostro de la vampira que se acercaba cada vez más al suyo, sólo cerró los ojos y separó sus labios, como ella hacía.

Esperó por unos instantes a que sucediera lo inevitable. La ansiedad y el nerviosismo se mezclaban en él conforme cada segundo pasara pero estaba dispuesto a soportarlas con tal de comprobar si el aliento de la vampira en verdad tenía un sabor a cerezas.

En el último momento la vampira desvió su trayectoria y plantó sus fríos labios en la frente del rubio en un rápido beso. Cuando Finn abrió sus ojos la vampira estaba enfrente de él, sonriendo lo más que pudo sin retirar sus ojos de su par.

"Aún eres muy joven" respondió a la pregunta que el humano no formuló. El muchacho suspiró pesadamente, decepcionado por escuchar esa razón por su parte y luego de haber soportado sus avances. No que se estuviese quejando de ellos.

Desde su lugar y mirándola con recelo le dijo. "Eres cruel" la alegría de la vampira no podía expresarse en una sonrisa, pues su cara normal no podría formar una más grande y era muy temprano para asustar.

"Igual estoy feliz de haberte conocido" confesó su pensamiento anterior, causando que la sonrojada fuera ella en esta ocasión. "Te hubiera conocido de todas formas…" declaró Marceline con orgullo.

— ¿A si? — respondió él.

— Sip.

— ¿Incluso si hubiera nacido en otra dimensión?

— Aja.

— ¿Y si yo hubiera sido el temible vampiro y tú la humana?

— ¡¿Tú?! — rió lo suficientemente bajo como para no despertar a su almohada. Sí, incluso así.

— Ok… mmm…. ¿Y si la guerra de los ojos jamás hubiera pasado?

— Ahora hablas con lógica. Claro que incluso así te hubiera conocido.

Él tenía más preguntas sobre escenarios posibles en los que se encontraría, a pesar de sus imposibilidades, pero ella decidió callarlo dejándose caer en un sueño profundo. Dejándolo con sus interrogantes sin responder.

Finn decidió acompañar a sus amigos en la tierra de los sueños. No sin antes imaginarse esas opciones y como es que podrían suceder.