N/A: Los personajes no me pertenecen.
Esta historia va dedicada a Wonder Faces por regalarme esa magnífica portada para la historia y al resto de personas que decidieron leerla y acompañarme hasta el final. Mil besos chicas
TUYO SIEMPRE
CAPÍTULO UNO: ¿TENEMOS UN TRATO?
- No, no, no, ni hablar. No me pongas esa cara.
- Por favor – dijo Alice haciendo un gracioso pucherito.
Emmett estaba a punto de ceder, y Alice lo sabía.
- Te pagaré.
- No.
- Haré cualquier cosa por ti, lo que sea.
- No hay nada que quiera tanto como para hacerte el favor de salir con tu prima.
- Pero, ¿por qué no?
- Pues porque, primero, me gustan las mujeres Alice, y Rosalie parece más un colega que una chica.
- No seas exagerado. - Emmett miró a Alice ladeando la cabeza y levantado una ceja. – Bueno… - continuó Alice – puede que sea poco femenina pero eso no quita que sea mona.
- Marimacho es la palabra.
- ¡Emmett! – le riñó Alice mientras le daba un golpe en el hombro.
- Y además Rosalie es fría, es inaccesible, y… un bicho raro.
- ¡Emmett! – volvió a decir Alice, está vez con un tono de advertencia que no le pasó desapercibido al chico.
- Puf – Emmett negó con la cabeza mientras le daba la espalda. – Dime otra vez porque estás haciendo todo esto.
Alice suspiró mientras se sentaba.
- Mi padre me ha obligado a salir con ella. No es que me moleste su presencia, pero realmente es un poco rarita, como has dicho, y a Riley no le gusta tener que cargar con ella cada vez que salimos. Casi nunca podemos estar a solas y eso cada vez lo tiene mas cabreado.
- Ya. Y por eso quieres comprarle un novio, ¿no?
- No es tan malo como lo piensas Emmett, solo serían unas semanas. Yo estaría con Riley a solas, tu tendrías lo que me pidieses y Rosalie saldría por fin con alguien. – dijo con una sonrisa.
- Parece ser que no has pensado en cómo se sentirá Rosalie cuando yo deje de interesarme por ella. – Alice borró su sonrisa de inmediato. – Y eso sin contar con que llegue a enterarse de lo que hiciste.
- Ella no tiene porque enterarse. Y vosotros podríais llegar a ser buenos amigos. Solo tienes que conocerla un poco. Ya verás que no es como aparenta. En el fondo es una tía genial.
- Ya, supongo.
- ¿Y entonces? – brincó Alice a su lado.
- Paso.
La cara de Alice mostraba enfado y un profundo resentimiento. Pero entonces su expresión cambio a una pícara sonrisa. Acababa de caer en lo único que Emmett quería y no podía conseguir y en que ella era la única que podía dárselo.
- Y si te dijera que puedo hacer que Victoria Lefevre salga contigo. – Emmett sonrió.
- Victoria me odia. No podrías ni un millón de años. – dijo cruzando los brazos y adoptando una pose orgullosa,
- Oh, claro que puedo. Y lo haré – dijo absolutamente convencida. – Tu acércate a Rosalie. Habla con ella, conócela. Y salid un par de veces. Y te aseguro que haré que Victoria esté comiendo en la palma de tu mano. – dijo Alice mientras extendía la mano hacia él. - ¿Tenemos un trato?
Emmett miró durante unos segundos su mano antes de ceder y estrechársela.
- Sí. Tenemos un trato.
Alice sonrió victoriosa. Se había vuelto a salir con la suya.
- ¿Cuándo quieres que empiece?
- A partir de mañana. Cuanto antes hables con ella más confianza te tendrá y antes podréis salir.
- Y antes te la quitarás de encima.
- Haces que suene muy cruel, cuando en realidad le estoy haciendo un favor.
Emmett le miró como si acabase de convertirse en un duende verde.
- ¿Qué?
- Nada – repuso Emmett.- Nos vemos mañana. ¿Te vienes conmigo al instituto?
- Sí, nos vemos en la puerta a las 8, ¿vale?
- Vale – dijo Emmett alargando la a.
Cuando Alice salió, Emmett sonrió, negando con la cabeza. Alice había sido su vecina y mejor amiga desde que tenía memoria, y siempre, siempre, sin excepción, se salía con la suya.
Suspiró.
Ahora, por culpa de esa enana diabólica, tendría que acercarse a Rosalie, lo cual no estaría tan mal si no fuera porque era una chica extraña y bastante… masculina. Realmente no era fea, pero tenía un aspecto muy descuidado, siempre vistiendo pantalones de chándal y camisetas holgadas manchadas de pintura. Su pelo podría haber lucido bastante, si alguna vez se le ocurriera soltárselo y desde luego le habría venido muy bien ser un poco más abierta a las personas. Rosalie parecía irradiar una energía negativa que alejaba a todos de ella. Era una chica, que daba miedo.
- Uf – bufó Emmett, a la vez que se encogía, sintiendo un escalofrío – espero que merezca la pena.
Y desde luego para él, Victoria valía la pena.
