Disclaimer: HP NO ES MÍO sino que pertenece a JK ROWLING... y bla bla bla (bueno lo de siempre :P )
Espero que nadie me mate, pero voy a subir un nuevo fic, esta vez será un Harry Scorpius. Hace tiempo publiqué el primer capítulo bajo otro nombre, así que si a alguien le suena no os alteréis, decídmelo y os lo confirmaré (con mi otro nick por supuesto :) ). Es que como el otro lo abandoné hace bastante por motivos personales.
Bueno aclaración, Harry tiene 48 y Scorpius 24 (no estoy seguro si es correcto, pero yo tomaré esas edades). Otra aclaración para más adelante, en este fic Colin Creveey no muere en la batalla final. Es que no me acordaba que moría, y sale su hijo por ahí (Un pequeño error por mi parte).
Pues eso es todo.¡Ahí va mi primer fic SM/HP! ¡Disfrutad!
Capítulo 1: La noticia
El móvil no paraba de sonar. Sabía que estaba en algún lugar del apartamento, pero no había manera de encontrarlo. Aún me preguntaba porque me había comprado aquel molesto aparato, supongo que porque a Gin le había parecido una buena idea, y después de una de sus interminable disertaciones sobre lo importante que era poder comunicarse conmigo si ocurría algo grave, me había obligado a ceder.
¿Y cómo se había enterado de que existían? Gracias a Hermione y su maldita iniciativa de introducir productos muggles en el mundo mágico.
Por fin encontré el teléfono escondido en una ranura del sofá de piel del comedor. Miré quién llamaba y suspiré con cansancio.
"Harry." El tono de voz de la mujer con la que tantos años había estado casado me recordaba más a la de su madre, que a la de la mujer con la que me case.
"Dime Ginny. ¿Qué ocurre?" Dije exasperado, sabiendo seguro que era una de las muchísimas tonterías en las que recaía demasiado a menudo.
"Harry, querido, tengo una noticia que darte." Su voz delataba que se trataba de un chismorreo de los que le gustaban. No entendía como después de tanto tiempo, Ginny no entendía que no me importaban lo más mínimo. Pero eso no la paraba. "Al se nos casa, querido."
No pude evitar la sorpresa al pensar que mi hijo se casara. No estaba seguro de que pensar, era un poco extraño. Ginny llevaba años intentando hacer de celestina para Al, y aunque él siempre accedía a ir a la citas que preparaba su madre, nunca salía una segunda vez con las muchachas.
"¿Y cómo te has enterado, Gin?" pregunté algo más interesado.
"Me ha llamado hoy tu hijo para decirme que nos la quería presentar. " Hubo una pausa donde pude sentir su emoción. "¡Y además, dice que la conocemos!"
"¿De veras?" – añadí simulando emoción. Sabía que Ginny pensaba que era una de sus muchachas, pero estaba segurísimo de que no era así. Pobre Ginny, era una madre demasiado entregada a un hijo al que tan sólo le importaban los estudios y el trabajo.
"La cuestión es que te llamaba para decirte que la traerá esta tarde a las seis para cenar. Así que pásate por casa."
"Ok. Estaré allí después de salir del trabajo." Respondí rápidamente.
"Y querido, ponte los pantalones nuevos que te regalé en navidad. Hay que causar buena impresión."
Suspiré cansado ante todo aquello. Era increíble cómo ni un divorcio podía hacer a Ginny parar de dominar cada aspecto de mi vida. Incluso en la distancia, me daba la sensación de que mi ex mujer me controlaba totalmente.
"Muy bien Ginny, nos vemos a las seis."
"Se puntual, Harry." Después de oír estas palabras colgué el teléfono y me dirigí hacia mi dormitorio. Era hora de vestirse e irse a trabajar. Hoy me esperaba un día duro.
/
Me hallaba en frente de mi antigua casa, la cual estaba tal y como la recordaba. Era una de esas típicas casas que tanto se había puesto de moda esta última década y con la que Ginny siempre había soñado. Con decisión llamé al timbre, y segundos después oí la voz de mi pequeña Lily.
Me miré de nuevo. Ninguna arruga visible, completamente impecable. Más me valía si quería pasar el radar de pulcritud de mi ex mujer. Contra mi buen juicio había decidido ponerme lo que me había ordenado, sin pensar demasiado en ello. Aunque no me molestaba demasiado ir trajeado, los pantalones azul oscuro y la camisa clara de vestir, no eran demasiado mi estilo. Me sentía ridículo llevando aquello para visitar a mi propia familia. Aún así, era cierto que aquel regalo de Ginny había sido muy acertado, me quedaba perfecto.
"Papaaaa." La voz dulce y cariñosa de mi hija pequeña me sacó de mis divagaciones. En segundos me vi amordazado por unos brazos que había echado de menos a pesar de haberla visto tan sólo hacia una semana. Amaba a mi hija Lily con locura.
"¿Que tal está mi pequeña?" Añadí dulcemente devolviendo el abrazo y acariciando suavemente su espalda. Ella se separó de golpe y me sonrió.
"Muy bien. Ansiosa por ver a quien trae Al." Su sonrisa se amplió, y por un momento vi un brillo que reconocí como el mismo que unas décadas antes habían tenido los gemelos Weasley. Un escalofrío me recorrió la espalda sin que pudiera evitarlo.
"Pasa papa. La mama está esperando en el salón."
Dicho eso, entramos en la casa, y llegué al salón en donde vi a mi ex mujer. Llevaba un vestido de raso azul que delineaba perfectamente su figura, y su cabello estaba recogido con unas horquillas en donde pequeños mechones ondulados se escapaban dándole un aire juvenil. La verdad es que Ginny estaba muy elegante, y siempre había creído que era la mujer más hermosa que había visto. Y lo extraño es que aún seguía pensándolo.
"Estás preciosa, Ginny." Dije sin pensar dándole un pequeño beso en la mejilla. Ella tan solo sonrió.
"Siempre tan adulador, Harry." Se acercó a mí hasta quedar a breves pasos, y cogiendo mi corbata, la arregló un poco. "Ahora sí que estás perfecto." Sus ojos se cruzaron con los míos, y aprecié aquellos preciosos orbes que tantos años me habían hipnotizado.
"Harry, he preparado un tentempié para antes, espero que a la prometida de tu hijo le guste." Su voz sonaba preocupada, como siempre Ginny le daba demasiada importancia a todo.
"Cariño, va a estar todo bien, no te preocupes." Antes incluso de que pudiera acabar la frase sonó el timbre. A lo que ambos nos giramos sorprendidos.
"Deben de ser ellos, vamos a abrir la puerta." Entonces Ginny se giró hacia el otro lado. "Lily, cariño, llama a James, y dile que venga. Creo que está en su cuarto." Lily protestó pero aún así hizo caso a su madre.
"Vamos Gin." Y con eso nos dirigimos a la puerta. Al abrir, una cara conocida nos saludo.
"Mama, Papa." Dijo mi hijo pequeño sonriente. Aunque Al creciera, siempre parecía que no era lo suficiente grande como para despegar ese toque vivaracho de su carácter.
Me giré para ver quién era el acompañante de mi hijo. No me sorprendí al reconocer una cara familiar, Scorpius Malfoy, el mejor amigo de Al.
"Scorpius, que placer tenerte aquí también." Añadió Ginny alegre antes de que pudiera decir nada más. Yo tan sólo asentí ofreciéndole mi mano, la cual él estrecho rápidamente. "Pero pasad, pasad." Dijo con emoción mi ex mujer.
Segundos después nos encontrábamos todos en el salón, y sabía que de un momento a otro Ginny iba a explotar de inquietud. Y no tardó en ocurrir.
"¿Y dime cariño, quién es ella?¿Cómo es que no ha venido contigo? ¿No será Clarisa? Esa chica no me caía demasiado bien y… " Ginny continuaba parloteando excitada sin dejar que el pobre muchacho pudiera contestar a algo.
"Ginny, déjale tiempo para responderte." La corté con tono divertido.
Entonces se formó un silencio incómodo, que fue roto por Scorpius.
"Señora Potter, creo que no es Clarisa, así que puede estar tranquila por eso." La mueca divertida en la cara del muchacho y el posterior gesto que le hizo a Al me hizo sospechar algo, pero no podía ser. Era imposible que mi hijo fuera…
"Mama, Papa..." Ginny se giró enseguida a mirar a Albus. En ese momento llegaron también Lily y James, pero pasaron desapercibidos por Al. "Os presento a mi prometido, Scorpius Malfoy."
Me quedé en shock mirandole con los ojos muy abiertos. Pero aún peor era la cara que había puesto Ginny. Estaba blanca como la leche e iba a peor por segundos.
"Lo sabía." Gritó un voz a nuestra izquierda. Lily estaba toda excitada por la noticia. "Sabía que Al era gay. Qué más podía ser, rechazando a tantas chicas, por detalles minúsculos como 'tiene la nariz muy fea', ' no me gustan sus manos…."
Dicho esto, Al enrojeció y la mano de Scorpius cogió con confianza la de mi hijo reconfortándole. Al fin y al cabo acababa de salir del armario ante su familia.
"A mí tampoco me sorprende. Siendo amigo de ese… ese…" Añadió James mirando con un poco de desprecio a Scorpius."…ese Slytherin metrosexual. Lo que me extraña es que no nos lo dijera antes."
"Señora Potter, sé que esto le ha causado un fuerte shock, pero de verdad adoro a su hijo, y sabe que siempre he querido lo mejor para él. Haría lo que fuera por él." Su voz era firme y decidida. Se notaba que no eran meras palabras sino una declaración de amor pura y dura.
Salí de mi shock y me acerqué a Scorpius ofreciéndole mi mano. Eso era lo correcto.
"Felicidades, Scorpius. " Añadí con una sonrisa. "Será un placer que formes parte de nuestra familia. Sé que harás feliz a Al." Intenté sonar lo más bienvenido posible. Esperaba que al menos, no sintieran que ambos de los padres de su prometido estaban en contra, ya que ahora Gin me miraba indignada. Scorpius era un buen chico, y si mi hijo era feliz con él, por mi todo estaba correcto.
"Pero Harry…. "oí a Ginny decir tras de mí saliendo de su ensimismamiento.
"Gracias señor Potter." Añadió formalmente chocando su mano con la mía en un fuerte apretón.
"Harry, por favor. A partir de ahora formarás parte de los Potter, así que no puedes seguir llamándome Señor Potter." Dije con diversión, paseando mi vista desde Scorpius hasta Al.
"Gracias Papa." Asentí complacido al ver la sonrisa de felicidad de mi hijo, nada podía estar mal si sonreía así estando con el otro muchacho.
Sólo faltaba convencer a Ginny de que todo iba a estar bien. Aunque eso sería más difícil.
/
Era viernes al fin. Suspiré cansado al ver la cantidad de documentos que aun me quedaban por revisar. Estaba derrotado y sólo quería irme a casa.
Me había pasado toda la tarde discutiendo con Ginny. La mujer no quería entender que su hijo no podía remediar ser gay. No era que Ginny fuera homófoba, pero era cierto que después de saber lo difícil que sería casar al mujeriego de James, Ginny veía en Al su esperanza de tener nietos pronto. Y por eso se había lanzado en una batalla para encontrarle novia/esposa lo más pronto posible. Ahora entendía lo agobiado que se había mostrado el muchacho ante esto. Era gay, por las barbas de Merlín. Por supuesto que rechazaba a las muchachas que Ginny le presentaba.
Al final de la tarde, mi ex mujer entendió que no había nada más que pudiéramos hacer que aceptarlo. Y al fin y al cabo, se iba a casar con Scorpius, que era un muy buen chico.
Además, a pesar de Scorpius siendo un Malfoy, a Ginny siempre le había gustado mucho. Era tan atento, tan carismático, tan inteligente y tan guapo. Había dicho Ginny tantas veces. ¡Sólo puede ser un buen ejemplo para Al. ¡Y qué buen ejemplo había sido!¡Ahora Al era gay!
Al final, la tarde acabó con Ginny haciéndome prometerle que hablaría con Scorpius. A lo que reticentemente había aceptado.
Unos breves golpes en la puerta llamaron mi atención.
"Pasa" Añadí rápidamente sabiendo quién era el que había tras la puerta. Una melena rubia y unos ojos azules atravesaron el umbral.
"¿Me llamaba, señor?" Su voz, como siempre, sonaba formal. Siempre el perfecto subordinado, atento y educado, ese era Scorpius Malfoy.
"Sí, Scorpius, me gustaría hablar contigo." Intentaba no sonar demasiado serio. Tan sólo quería saber que era exactamente lo que sentía por mi hijo. "Es de algo personal, así que me preguntaba, si después del trabajo, te gustaría venir conmigo de copas a hablar un rato."
"Por supuesto, señor. Será un placer." Añadió igual de formal que siempre.
"Muy bien Scorpius, a las diez en la puerta del ministerio. ¿Esa hora está bien para ti?" pregunté dubitativo.
"Por supuesto señor."
Miré mi reloj, las diez y tres minutos. Acababa de salir de la oficina, estaba cansado y un poco atosigado por la faena. Desde que me nombraron jefe del departamento no había dejado de trabajar y trabajar. Puede que fuera una de las causas por las que mi matrimonio con Ginny se había ido definitivamente al garete.
"Señor Potter." Dijo una voz tras de mí. Me giré y vi a la persona a la que estaba esperando.
"Harry, Scorpius. Señor Potter, me hace sentir muy mayor." Añadí divertido enviándole una de mis características sonrisas.
"Perdona, mm… Harry….. Es que después de tanto tiempo, se me hace raro dirigirme hacia usted, tan informalmente." Su mano se dirigió hacia su pelo cepillándoselo hacia atrás. Era una manía que había visto hacer a su padre millones de veces en Hogwarts.
"Bueno, y donde quiere que vayamos." Preguntó indeciso. De nuevo sentí el nerviosismo del muchacho. Entendía que para él tenía que ser raro irse de copas con su jefe y futuro suegro.
"Qué te parece al Beck, está aquí al lado y sirven buenos cocktails. Es muggle, espero que no te importe." No sabía cuál era la opinión que tenía Scorpius sobre el mundo muggle. Era cierto que ahora habían muchos menos prejuicios, pero eso no quería decir que hubieran desaparecido totalmente.
"Por supuesto que no. Al y yo vamos a menudo. La música está bastante bien y adoro los 'Long Island Ice Tea' que preparan." Notaba como el chico ya empezaba a soltarse. Gracias a Morgana, porque si no hubiera sido la conversación más incómoda de la historia.
"Muy bien."
Veinte minutos después nos encontrábamos dentro del local hablando de cosas mundanas sobre el trabajo, familia, etc. Sabía que era hora de introducir el tópico principal.
"¿Entonces a tus padres no les importa que te cases con mi hijo? Me alegro de oírlo, Scorpius." Añadí un poco sorprendido de la revelación hecha por el slytherin. "Siempre he pensado que tu padre sería de los que querrían que su único heredero se casara con una preciosa sangre limpia, para poder tener nietos que continuaran con el linaje." Era extraño que Draco Malfoy se mostrara tan razonable con los deseos de Scorpius.
"Mi padre sabe desde hace varios años que soy gay, así que ha tenido tiempo para hacerse a la idea de que era imposible casarme con una mujer. Aunque he de añadir que no está demasiado feliz con mi elección."
"Ya me lo puedo imaginar." Era fácil comprender porque a Malfoy no le gustaría el hecho de que su único hijo se casara con un Potter. Miré fijamente a Scorpius, que estaba entretenido bebiendo de su vaso, y decidí que era hora de ir al grano y preguntarle lo que quería saber.
"Scorpius, no quiero engañarte, te he pedido que salieras hoy conmigo, porque Ginny no me dejaba tranquilo." Hice una breve pausa y miré la reacción de Scorpius, no había sorpresa."Para ella…. Bueno…. Para ella es un shock que Al sea gay. Comprende que ha deseado que le diera nietos desde hace más de 5 años."
"¿Que es lo que quieres saber exactamente Harry?" Preguntó el muchacho sin apartar sus ojos de los míos.
"¿Qué sientes por mi hijo, Scorpius?" Mi pregunta fue tan directa como la suya, ya había habido suficientes preliminares.
"Ya se lo dije. Quiero a Al. Haría cualquier cosa por él." No dudó, su voz firme, decidida, con un sentimiento difícil de ver en alguien como él. Nos miramos fijamente a los ojos durante un instante. Buscaba en él algo que me hiciera sospechar, pero no ví nada, tan sólo seguridad y amor.
"De acuerdo, te creo Scorpius. Intentaré arreglar las cosas con Ginny, seguro que entrará en razón muy pronto."
"Gracias, Harry." Vi como suspiraba reconfortado por mis palabras.
"Sabes, si hubieras sido mujer, Ginny te hubiera echado sin pensarlo a los brazos de Al. Ella siempre te quiso mucho. Es más, aún te aprecia muchísimo." Añadí divertido, mirando al joven frente a mí.
"¿A pesar de haber hecho a su hijo gay?" Sonrió divertido lanzando su pregunta al aire.
"A pesar de haber hecho a su hijo gay." Dictaminé con decisión mirándole fijamente. El sonrió con diversión.
"Bueno, creo que es hora de pedir nuestra tercera ronda, Harry." Scorpius se giró llamando al camarero.
"No sé si debería Scorpius. No soy de los que bebe mucho. ¿No querrás emborrachar a tu jefe?"
"Por supuesto que no, 'señor'. ¿Cómo puede pensar, que yo quiera emborrachar a mi propio jefe, para pillarlo haciendo algo vergonzoso, sacar fotos, y luego poder chantajearle?" Todo esto lo dijo rápido, y por un momento sentí una punzada en mi estómago. Seguro que su padre hubiera hecho eso mismo, pero siendo Scorpius, sabía que el chico era de fiar.
"¡Cómo en verdad he podido pensar algo así! " Añadí divertido.
Cuando el camarero estaba cerca, Scorpius le hizo unas señas para que trajera una ronda de algo que no conseguí descifrar que era. Pero segundos después lo descubrí.
"¿Tequila?" pregunté con escepticismo mirando al chico frente a mí.
"Una ronda no hace daño a nadie, Harry. Es para celebrar que al fin todo haya salido bien." Sus ojos de cachorrito me engañaron y cogí el chupito, la sal y el limón y brindamos. No había mentido al decir que no solía beber, y después de otras tres rondas de tequila, a las cuales no sé cómo me apunté, estaba totalmente cao.
"Harrryyy…. Ekstas bieeen…." Oía una voz conocida a mí alrededor, perteneciente a alguien tan borracho como yo. Pero no duré mucho y en segundos sentí como unos brazos me sostenían y me desvanecí.
Abrí los ojos, me dolía muchísimo la cabeza y aún me daba vueltas todo. ¿Cuánto había bebido la noche anterior? ¿Una bombona de cinco litros o qué?
/
Estaba de lado en la cama, pero al intentar moverme noté algo raro, algo me retenía. Bajé la mirada para ver que un brazo me envolvía la cintura. Lo observé durante unos segundos inmóvil, hasta que me percate de que no era tan sólo un brazo, sino que era un brazo de hombre. Y mi angustia aún aumentó más cuando noté que bajo las sabanas estaba casi completamente desnudo.
Miré en la mesita a mi lado para ver si allí se hallaban mis gafas, pero no las encontré. Sin ellas no era capaz de reconocer a nadie a más de un metro.
Entonces noté como el hombre que compartía mi cama se revolvía un poco, y se apretaba más hacia mí. Noté como unos labios me besaban suavemente la parte de nuca y sin poder evitarlo me recorrió un escalofrío.
"Buenos días, amor." Dijo una voz ronca pero extrañamente familiar.
Unos segundos después noté como el cuerpo de aquel hombre se pegaba aún más a mí, por lo que advertí algo duro que rozaba insistentemente mis nalgas. Me congelé al pensar que era lo que estaba ocurriendo. No podía apartarme del shock de aquella situación, pero mi malestar no le supuso ningún problema para restregar su erección por mi culo nuevamente.
Volví en mí, y con una fuerza nuevamente recuperada, me deshice de mi captor y me giré para ver quién era.
Allí estaba Scorpius Malfoy, que me miraba con los ojos totalmente abiertos en sorpresa.
