" Ya estoy en casa, ahora podré encaminar mi vida, o al menos intentarlo aunque con mamá será fácil

DISCLAIMER: Ni los personajes, ni los nombres, etc. ni nada que tenga que ver con la serie Lost me pertenece, sólo escribo para disfrutar, y por la gran inspiración que da la serie.

NOTA DE LA AUTORA: Este relato es Rated M. Contiene sexo explícito y situaciones adultas. No autorizado a menores de edad. (dedicado a Renata, Feliz cumpleaños)

SINOPSIS: AU. El avión no se estrella nunca en la isla, pero Ana-Lucía y Sawyer acaban conociéndose, quizás sea el destino o quizás la casualidad.

"Ya estoy en casa, ahora podré encaminar mi vida, o al menos intentarlo aunque con mamá será fácil. Tengo suerte con ella, la verdad es que es la mejor madre del mundo, debería hacérselo saber más". Ana-Lucía estaba esperando en la cola para descender del avión, como siempre, los minutos parecían horas mientras las caderas y los brazos del pasaje se apoyaban en los asientos, abarrotando los pasillos con los equipajes de mano.

"Bueno, estos jodidos policías de Australia….mientras no puedan incriminarme con la muerte de ese desgraciado…pero que coño estoy pensando….ese hombre…Díos, cómo me he convertido en un….en un….". James Ford no podía pensar en la palabra que le describía, no quería nombrarla ni en su mente, admitir que era un asesino era demasiado duro. Se hundía lentamente y lo sabía. James necesitaba ser salvado antes de ahogarse en su propio infierno.

El aeropuerto de LAX, estaba abarrotado. Los pasajeros, los tripulantes, los servicios de mantenimientos caminaban de un lado para otro, pero no lo hacían organizadamente como las hormigas, sino que ellos chocaban entre sí, se discutían, corrían y tropezaban, el caos a veces sacudía durante horas las salas y pasillos de LAX.

Habían pasado veinte minutos desde que el avión abrió sus puertas de salida, y los ocupantes ya estaban junto a las cintas transportadoras, recogiendo sus pertenencias.

- Espere!. Esa es mi maleta.

- Disculpe señorita, pero esa maleta es mía.

- No, creo que se equivoca.

- Ocurre algo?. Preguntó Jack Shepard, un médico a punto de caer en el inframundo del alcohol, mientras se acercaba a la joven y atractiva morena que parecía discutir con un tipo alto y guapo pero con modales prepotentes.

- Jack…no, no ocurre nada. Este caballero ha confundido su equipaje con el mío.

- Jack?. Vaya, como no se me había podido ocurrir que una chica tan atractiva tenía pareja. Contestó James mirando por encima del hombro a Jack.

- No es mi pareja…Bueno….yo sólo quiero mi maleta, si me disculpa.

- Claro. Es cierto, ya veo la mía. Replicó James mirando intensamentet a la joven.

Ana-Lucía se quedó mirando unos instantes la bolsa de cuero marrón que circulaba por la cinta transportadora, y sí, era exactamente igual a la suya, además, ninguna de las dos llevaba el nombre puesto ni tenía etiqueta identificadora. James la reconoció por una leve rozadura que emblanquecía la piel de la que estaba hecha. Sin más que hablar, James sonrió y recogió su maleta, dirigiéndose a la salida.

- Gracias Jack, pero te he echado de menos en el avión.

- Lo siento Ana-Lucía. Estaba un poco distraído, sumido en mis pensamientos.

- Es una lástima. Quería invitarte a un trago.

- Por qué no quedamos?. Si te apetece te llamo. Dónde te alojas?.

- Vivo en Los Ángeles.

Un fuerte grito de mujer distrajo la atención de la pareja. Una joven alta, rubia y muy bien vestida discutía con dos empleados del aeropuerto, al parecer se quejaba de que una de sus maletas no estaba en la cinta A pesar de que los dos hombres le indicaban amablemente que debía dirigirse al departamento de reclamaciones, ella seguía increpándoles sin ningún miramiento. Al final, un guardia de seguridad se acercó a la joven y la tomó por el brazo, entonces el muchacho que la acompañaba se interpuso y propinó un fuerte empujón al guardia, éste se reincorporó rápidamente mientras mantenía a la chica bien agarrada y le devolvió el golpe, pero antes de que el muchacho pudiera hacer nada tres policías se habían lanzado contra él y le tenían reducido en el suelo. La joven estaba perpleja, aún sujetada por el brazo del guardia de seguridad.

Un hombre de aspecto árabe se acercó a la escena, miró a la hermosa jovencita rubia y pareció reconocerla pero no dijo nada, ella le miró casi avergonzada, y antes de que pudiera hablarle el hombre árabe se dio media vuelta y se empezó a caminar; mientras se dirigía hacía las puertas de salida sonreía satisfactoriamente.

Ana-Lucía había contemplado toda la escena bastante sorprendida, pensaba que cualquiera hubiera dicho que aquella chica tan bonita y el hombre árabe, bastante atractivo, se conocían con anterioridad y quizás habían tenido algún problema, pero eso era imposible, esa chica y ese hombre pertenecían a mundos diferentes, y nunca hubieran hablado.

- Menudo espectáculo. Comento Jack.

- Sí, nos vamos? Contestó Ana-Lucía.

Se despidieron en la cola del taxi, Jack se dirigió al aparcamiento para recoger su coche, y a pesar de haberse ofrecido para llevar a Ana-Lucía adonde ella quisiese, ésta denegó la invitación; quería estar un rato a solas.