Hola *w* nuevamente acabé escribiendo un fanfic miritama xD pero es que la inspiración llegó cuando menos lo esperaba ^^ así que escribí basado en la imagen de "Sixlightyears" que dibuja maravillosamente ^^ espero que os guste *w*
Advertencia: Yaoi
Sol y luna
Estaba herido, eso era obvio, pero no había sido nada grave, solo un pequeño descuido y el villano acabó haciéndole un gran corte en la mejilla. La verdad es que apenas le dolía, pero como siempre Mirio no podía evitar preocuparse demasiado, siempre que tenía que ver con Tamaki dejaba de ser el chico sonriente para pasar a preocuparse.
- Estoy bien - añadió Tamaki mientras intentaba sonreír para tranquilizar a su amigo y pareja
- Debería haberte protegido - dijo Mirio sintiéndose culpable
- Siempre me proteges, además de que no es nada grave y yo se protegerme solo - explicó Tamaki mientras jugaba con las mangas de su camiseta de manera nerviosa
- Se que eres fuerte, pero igualmente me preocupo, te amo y no quiero que nada malo te pase, ni lo más mínimo - añadió Mirio mientras que lo miraba con tanto amor que Tamaki creía ser capaz de derretirse
- Probablemente quede una cicatriz, pero no me duele, de verdad - intentó tranquilizarlo Tamaki
Mirio no pudo evitar tomar de las mejillas a su pareja, dándole un beso cargado de amor en la mejilla derecha del menor, justo donde ahora descansaba la herida que probablemente dejaría cicatriz.
A Mirio no le importaba el hecho de que su pareja tuviese ahora una cicatriz surcando su mejilla, pero lo que no le gustaba nada era que aquello parecía ser un cruel recordatorio, de que ambos son humanos, frágiles. Para Mirio aquello era una advertencia, de que debía proteger a su persona más importante si no quería acabar perdiéndola. Tamaki no era débil, pero Mirio si, para el rubio su mayor debilidad era su pareja, sin Tamaki no se sentía capaz de continuar y deseaba nunca tener que hacerlo. Necesitaba a Tamaki a su lado y sabía perfectamente que era mutuo, que él lo necesitaba de la misma manera, que lo amaba de la misma manera.
Por eso mismo no soportaba ver esa expresión triste en su rostro, quería hacerlo feliz pero parecía que de momento solo se sentía desdichado y debía hacer algo para evitarlo.
- Para mi siempre serás hermoso, con o sin cicatrices, esto no cambia absolutamente nada - explicó Mirio mientras intentaba transmitirle su amor
- Es imposible que yo sea hermoso - añadió él de manera nerviosa - Pero alegra saber que no te sientas asqueado ante la cicatriz -
Mirio se sintió ofendido, jamás le había dado motivos para pensar algo así, siempre lo apoyó e intentó demostrarle su amor incondicional pero aun así Tamaki seguí sintiéndose inseguro.
- Jamás me sentiría asqueado por algo que tenga que ver contigo, para mi eres perfecto tal y como eres y aún si tienes cicatrices pienso amarte de igual manera, aún así no pienso permitir que vuelvas a salir herido- prometió Mirio mientras acariciaba con amor la mejilla ajena
Tamaki no pudo evitar sonreír ante aquel comentario pues desde que supo que aquella herida quedaría probablemente como una cicatriz, tuvo miedo, miedo de que ya no fuese lo suficientemente bueno para Mirio, miedo de que alguien tan maravilloso como Mirio encontrase a alguien más y de no poder ser capaz de pasar más tiempo a su lado, bajo la luz de su sol y acabar así destinado a vivir en la oscuridad.
Por una vez se sintió valiente, reunió el valor para expresar sus sentimientos sin miedo, aunque esto normalmente no le costaba cuando se trataba de Mirio.
- Gracias Mirio, yo realmente te amo, eres mi sol - murmuró Tamaki algo nervioso
Para Mirio aquellas palabras fueron casi como una bomba, no estaba acostumbrado a escuchar aquellas palabras por parte de su pareja, pues Tamaki prefería actuar antes que hablar, de esa manera podía expresarse con acciones en lugar de palabras. Por eso mismo Mirio sintió su corazón acelerarse e incluso su cuerpo tembló por una milésima de segundo. Definitivamente el único capaz de causar tales sensaciones en el rubio era Tamaki, el único que poseía la llave de su corazón y podía jugar y destruir todo lo que quisiese, aunque jamás destruyó algo, en su lugar solo creó cada vez más y más espacio en el corazón del rubio, logrando así que este le perteneciese únicamente a él.
Mirio ni siquiera se dio cuenta cuando sus brazos abrazaron a su pareja, nuevamente su cuerpo actuaba antes que su cerebro, tanta era su necesidad por Tamaki que incluso su cuerpo actuaba sin permiso.
- Yo soy el verdadero afortunado aquí, por tener a alguien tan maravilloso como pareja, a alguien que no es capaz de apreciar su propio valor, pero que es mi ejemplo a seguir, mi fuerza y lo único que logra que cada día tenga la fuerza de sonreír - confesó Mirio
Tamaki no sabía como reaccionar aquello era demasiado para su corazón, sentía que no podría soportar tanto amor, que no merecía tanto, pero Mirio lo miraba con tanto amor, como si fuese algo especial, lo más especial del mundo, lo miraba como si fuese su héroe y eso era algo que lograba que Tamaki no supiese reaccionar, no estaba acostumbrado a ello. Pero se sentía feliz, enormemente feliz de tener a Mirio a su lado, de sentir como lo apoyaba en todas y cada una de sus decisiones, de que cada vez que caía le tendía la mano para ayudarlo a levantarse, de que lo apoyase en su sueño de ser un héroe, de que la felicidad de uno fuese automáticamente de ambos y de que compartían las penas, de manera que estas parecían no ser tan importantes.
- Tamaki- llamó Mirio con voz dulce, logrando que el menor levantase la vista para mirarlo al los ojos
Mirio acortó lentamente la distancia entre ambos y finalmente juntó sus labios, tal y como ambos necesitaban en ese momento, para calmar sus miedos, para prometer estar siempre juntos, para demostrar su amor. El rubio le prometía protegerlo a toda costa, aún si debía dar su vida por mantenerlo a salvo, mientras que Tamaki le prometía intentar ser cada día un poco mejor, de manera que las distancia entre ambos se pudiese reducir poco a poco, de manera que ambos pudiesen solo disfrutar de la compañía del otro, olvidarse de las misiones, de sus trabajos y pudiesen centrarse solo en su amor, uno tan grande que sería capaz de eclipsar al sol, uno que era tan puro y dulce que era objeto de envidias de muchas personas, pero aún así nada sería capaz de separarlos nunca, ni siquiera un par de cicatrices.
Con el tiempo besar las cicatrices del contrario se volvió una costumbre, una que ambos amaban. Tamaki besaba con devoción las manos de Mirio, llenas de cicatrices por proteger a todos aquellos que necesitaban de su ayuda, mientras que el rubio besaba con amor la mejilla de Tamaki y con ella la cicatriz que se quedó en ella. Pero Mirio cumplió con su promesa, no permitió que Suneater volviese a salir herido, protegía a su amado sin dudarlo y aquella cicatriz ya no era una advertencia de que podría perderlo, ahora era un recordatorio de que lo protegería, de que ambos habían madurado y se habían vuelto más fuertes, siempre juntos y amándose como el primer día.
- Bienvenido a casa - dijeron ambos al unísono mientras que se demostraban todo su amor con un beso, renovando nuevamente y como cada día la promesa de amarse y protegerse mutuamente.
Fin
Creo que me pase de dulce xD pero ellos son tan adorables que no puede evitarlo
