First family Christmas

Contest Perfecta Navidad del FFAD

Grupo: Forever Christmas

Escrito por: Pao Diaz (Valente R)

Disclaimer: Estos personajes no son míos. Son de la magnífica Stephanie Meyer, la historia es del grupo Forever Christmas

Beteado por Lore Cullen. Beta FFAD ( www . facebook groups / betasffaddiction/)

Pov Edward

Fue en una Navidad, hace siete años, cuando perdí a Tanya, mi amada esposa; esa noche se fue llevándose la mitad de mi corazón, porque la otra mitad le pertenecía al pequeño recuerdo que me dejaba de ella; una bebé de apenas un año de nacida, que acunándola entre mis brazos le prometí a su madre que ella sería mi motivo de seguir con vida.

Ahora, ese bebé que sostenía en mis brazos esa noche, me ve con sus ojos llenos de lágrimas y con toda la frustración que puede tener una niña de 6 años pidiéndome, como todos los años, que celebremos la Navidad. Y aunque prometí seguir con mi vida por ella, las navidades se acabaron para mí, para siempre.

—Sophie, por favor, todos los años tenemos esta discusión. Entiéndeme, tu madre murió en navidad y no me siento bien celebrándola. Durante todo el año te compro todo lo que me pides, no comprendo el porqué estás tan empecinada en celebrarla. —Estaba frustrado, no me gustaba negarle nada a mi hija. Podía vivir absorbido por mi trabajo, apenas ver a mis padres y hermanos, pero para mi hija estaba las 24 horas los 7 días a la semana, sin importar qué estaba haciendo en el trabajo o lo cansado que estuviera, si ella me necesitaba yo estaba porque Sophie es mi vida.

—Lo que quiero es tener una familia normal —me gritó con las lágrimas bajando por sus mejillas, haciendo que sus rubios cabellos se pegaran a estas; traté de acercarme a ella para limpiárselas, pero por primera vez mi hija huyó de mí—. No me toques, lo único que quiero no estás dispuesto a dármelo, yo no quiero cosas materiales, quiero el amor de una familia. —Salió corriendo a su habitación cerrando la puerta de un golpe.

—Tanya, la niña y yo te necesitamos tanto —le dije a la foto que tengo de mi esposa en la cómoda de mi habitación—. No puedo hacer esto solo, te extraño demasiado, no soy el mismo sin ti. Sophie necesita una madre, yo hago lo mejor que puedo. Sufro al imaginarme cómo será ser padre soltero de una adolescente. —Caí en la cama poniendo la foto donde está mi corazón—. Amor, por favor, ayúdanos —susurré a la nada antes de caer dormido.

No reconocía el lugar donde estaba, pero la paz que irradiaba impedía que me preocupara por ello. En la lejanía veía a un par de niños jugar acompañados de una mujer; la brisa me traía sus risas que me sonaban familiar, como si los oyera todos los días. Quise ir hacia donde ellos estaban, sus risas me llamaban, pero al intentarlo sentí que sobre mis hombros caían toneladas de nada, era tanto peso que sentía que sucumbiría a él en cualquier momento.

Eddy, déjame ir, solo así podrán ser felices, es lo único que puedo hacer para ayudarte, mi amor, déjame ir.

Me desperté sobresaltado con solamente el eco de unas risas en mi memoria.

Pov Sophie

A pesar de mi metro 12 centímetros de altura, estoy decidida a lograr que mi papi deje de ser un grinch. Yo lo amo tanto, toda mi vida me ha cuidado, siempre que me enfermaba él dejaba de ir a trabajar para quedarse conmigo y consentirme hasta que estuviera bien. Algunas veces lo he oído hablar con la foto de mi mami, sé que la extraña y que no es fácil criar una hija solo, pero él nunca de los nunca me ha defraudado, así que como que me llamo Sophie Cullen voy a curar el corazoncito de mi papi.

—Señorita Cullen, llegamos a su colegio —anunció Seth, mi chofer personal. Sí, a los seis años ya tengo mi propio chofer, esa es una de las ventajas que tengo por ser la hija de Edward Cullen, el empresario más poderoso de todo Estados Unidos—. Que tengas un maravilloso día, peque —se despidió de mí abriéndome la puerta del auto.

—Gracias Seth, nos vemos en la casa —le dije bajándome. Todos los viernes mi papi viene por mí al salir de clase y vamos juntos a un parque a donde él iba con mi mami, cuando ellos dos eran novios.

A pesar de que siempre esperaba los viernes ansiosa, esta vez no me molestaría que la hora de salida se retrasara lo más posible; desde que tuvimos la discusión donde terminé gritándole, no había visto a mi papi y aún seguía molesta con él. Además tenía miedo de lo que me diría cuando me viera, ayer fue la primera vez que le grité, conste que me dolió hacerlo y ver su dolor cuando lo rechacé, pero él se lo gana por ser tan testarudo y amargado en ciertas cosas.

Volviendo a la realidad, me apresuré a ir a mi salón de clase, necesitaba ayuda para la operación Papi-Ya-No-Sea-Grinch y sabía quién era la persona perfecta para eso.

Estudiaba en el Aichhorn School, el instituto más prestigioso del país, en él estudian los hijos de personas muy influyentes de todo el mundo, pero para mí todos ellos eran unos antipáticos, niños de mami y papi que se creen más por ser hijos de un Embajador, empresario o cualquier otra figura importante. Las revistas y periódicos han dicho que soy la niña más mimada del país, lo cual es totalmente cierto, pero tengo algo bien claro, que no soy mejor que nadie por tener dinero, mi papi se ha asegurado de que tuviera esto siempre en mente diciéndome que todas las personas somos iguales, que no por ser ricos estamos exentos de sufrir pérdidas.

—Hey Sophie —me llamó Ethan cuando entré al salón, corriendo a mi encuentro para luego pararse a unos cuantos pasos de mí con su mirada fija en mi cara—. Espera aquí —suspiró, tomó mi bolso para llevarla a mi asiento habitual—. Vamos Soph. — Me llevó de la mano a un rinconcito que, por lo general, estaba solo—. Ahora sí, cuéntame por qué hoy tu carita no tiene la alegría de siempre —me dijo preocupado—, ¿alguien te molestó por no tener mami otra vez?, si es así dime quien fue y… —Ya se estaba levantando para buscar a esa persona cuando lo interrumpí.

—No, nadie me molestó con eso, Ethan. —Al inicio del año escolar algunas niñas se habían molestado porque yo no quería ser parte de su grupito y habían dicho cosas feas sobre mi mami. Cuando eso pasó Ethan me defendió, de eso salió algo bueno, porque desde ese día él y yo nos hicimos muy buenos amigos, me sorprendía continuamente como lográbamos saber cuándo el otro estaba mal, en tan poco tiempo que llevamos de conocernos—. Tuve un problema con mi papi, lo que pasa es que él es un Grinch —dije muy triste, no quería perder a mi mejor amigo por tener un papi Grinch.

— ¿Un Grinch? ¿Qué es un Grinch? ¿Una enfermedad? —me preguntó mi amigo todo confundido.

—No tontito, Grinch es una película donde sale un señor verde que odia la Navidad, y bueno yo digo que mi papi es un Grinch, porque desde que murió mi mami él no celebra la Navidad. —Los ojitos de Ethan casi se le salen cuando le confesé la cosa horrible que hace mi papi.

— ¡Ustedes no celebran la Navidad! ¡Si es la mejor celebración del mundo! —Se calló cuando vio mi carita triste.

—Lo sé y él no lo entiende, por eso necesito que me ayudes a planear algo para que mi papi cambie de opinión. —Ethan asintió repetidas veces.

—Señorita Cullen y Señor Swan, ¿se puede saber qué hacen aquí en vez de en el salón de clase? —nos llamó la atención una voz autoritaria que conocíamos muy bien, la psicóloga del instituto la Señorita Isabella Swan.

—Lo siento, mami —dijo Ethan corriendo a su mami para que lo abrazara. La Señorita Swan ha sido muy buena conmigo, siempre por política del instituto debo verla una vez al mes para hablar de mi mami y cómo están las cosas en casa. Mi papi cuando se enteró de esto, se molestó mucho, pero cuando le dije que en las sesiones me la pasaba muy bien y que me divertía se calmó un poco.

— ¿Me van a decir qué hacían ustedes aquí par de traviesos? —preguntó mientras se acercaba a abrazarme. Me encantaban los abrazos de la Señorita Swan porque siempre huele rico como a fresas, ¡a mí me encantan las fresas! Además se sentía como que si fuera mi mami abrazándome.

—La Señorita Cullen y yo teníamos asuntos que atender en privado. —Ethan habló como suelen hacer los niños creídos del instituto, lo cual nos hizo reír a la Señorita Swan y a mí a carcajadas.

—No es mi intención interrumpir vuestros asuntos, pero ustedes están aquí para aprender, así que al salón, cuento tres y no los veo —dijo guiñando un ojo con una sonrisa. Comenzó el conteo cuando llegó a dos Ethan y yo corrimos al salón riéndonos, atrás de nosotros podíamos oír a la Señorita Swan también riéndose. Llegamos sin respiración a la puerta del salón, ya casi estaban todos mis compañeros—. Ya niños, entren que ya va a ser hora de comenzar, nos vemos más tarde. —Nos mandó la Señorita Swan que ya había llegado, agachándose nos dijo en secreto—: En el descanso pasen por mi oficina les tengo una sorpresita que comienza con "Tor" y termina en "Ta", así que ya saben. —Nos dio un beso en la mejilla a cada uno antes de irse.

Ethan y yo entramos al salón entusiasmados por la idea de una torta hecha por la Señorita Swan.

—Tienes alguna idea de cómo vamos hacer que a tu papi le guste otra vez la Navidad —preguntó Ethan mientras nos dirigíamos a la oficina de la Señorita Swan.

—No mucha, una de las cosas que lo puede lograr es que deje de ser tan solitario, él no tiene contacto con sus papis y hermanos eso me pone muy triste. Cada mes Seth, me lleva a casa de mis abuelitos donde me la paso de lo divertido con ellos y mis tíos, papi nunca me ha acompañado, ¿será que no los extraña? Las pocas veces que se ha ido de viaje sin mí, yo lo he extrañado muchísimo. —Estoy muy confundida con la actitud de mi papi, conmigo es maravilloso pero con la demás gente siempre está como molesto.

—Le podemos preguntar a mi mami, ella es muy lista, ya verás que se le ocurre algo —me animó.

—No podemos decirle nada, ¿y si le dice a la directora para que se lo diga a mi papi? La Señorita Swan es genial, pero no nos podemos olvidar que ella trabaja aquí.

—Mi mami no es una soplona, ella no dirá nada —dijo Ethan molesto.

— ¿Sobre qué yo no diría nada? —No nos habíamos dado cuenta que la Señorita Swan nos esperaba en la puerta de su oficina por lo que logró oír lo último que dijimos.

—No dirás a nadie que comí torta porque a mi papi no le gusta que coma muchos dulces y ya comí el postre de la cafetería —dije rápidamente, Ethan me vio feo y entró a la oficina sin mirarme. Sé que lo había molestado hablando así de su mami y si alguien hubiera dicho eso de mi papi también me hubiera molestado, pero él era mi mejor amigo y me puso triste la mirada fea que me dio.

Cuando entré él estaba mirando una foto en el escritorio, era de Ethan; la Señorita Swan y yo un día que había un festival en el instituto, Ethan y yo teníamos la carita pintada como unos gatitos.

—Yo lo siento mucho, por favorcito perdóname. —Puse la mirada del gato con botas, mi arma secreta. Ethan asintió dándome una pequeña sonrisa perdonadora, me acerqué a él y le dejé un pequeño beso en su mejilla apartándome rápidamente totalmente sonrojada al igual que él—. Gracias, eres mi mejor amigo, no me gusta que estés molesto conmigo.

—Ya no lo estoy, Soph, sé que no lo dijiste con mala onda —dijo Ethan, sin mirarme, sus mejillas seguían rojas.

—Par de traviesos ¿en qué andan ustedes?, están muy raros hoy.—Los dos pegamos un brinco, con la urgencia de que Ethan me perdonara no me acordaba que la Señorita Swan estaba atrás de nosotros.

—Nosotros no estamos actuando raros, estamos actuando no raros. —Ethan lo dijo tan rápido que realmente sonó raro, lo quería mucho pero a veces decía unas cosas que provocaba dejarlo una hora castigado viendo una esquina, como vi que le hacían a un niño que se portaba mal en una película.

—Señorita Swan, solo estamos jugando. —Puse mi mejor carita de angelito que tenía en mi catálogo.

—Los estaré vigilando, sé que traman algo; vengan les daré unos pedazos de torta. —Nos entregó unos grandes pedazos de torta de fresa. ¡Amo las fresas!

Pov Bella

No tenía dudas de que ese par de traviesos planeaba algo, andaban con un misterio. Fue muy tierno cuando vi que Sophie le daba un beso a mi príncipe y tuve que aguantarme las ganas de reír, cuando se pusieron como dos tomatitos.

—Gracias Señorita Swan, las fresas me encantan. —La pequeña Sophie me agradeció mientras comía la torta que les preparé, ya sabía que las fresas le gustaban, Ethan insistió que hiciera una torta de fresas para llevarle a la niña.

—De nada linda, me alegra que te guste. —Me senté a comerme mi propio pedazo de torta, los niños acabaron primero. Noté que se mandaban miradas y supe que querían preguntarme algo, ser psicóloga y saber leer el lenguaje corporal de los niños ayudaba mucho cuando eres madre de pequeños, yo veía a Sophie como otra hija, ella se comporta de una forma tan considerada, a diferencia de muchos que estudiaban aquí. El hecho de que haya perdido a su madre siendo apenas un bebé, sin duda, le había dado una madurez muy superior a cualquier niño de su edad, en las secciones que he tenido con ella pude notar la adoración que siente hacia su padre, sinceramente admiro al Sr. Cullen el haber educado solo a su hija haciendo un magnífico trabajo, además de mantener a Cullen C.O. en lo alto.

— ¿Señorita Swan, puedo hacerle una pregunta? —preguntó Sophie, asentí, quería saber en qué andaban—. ¿Para usted que es la Navidad? —Bueno, eso no me lo imaginaba.

—Para mí es un tiempo en el que dejamos un poco de lado las preocupaciones cotidianas, para reavivar el espíritu de solidaridad, de renacer en las buenas acciones, y hacer llegar a nuestros amigos, familiares y conocidos, nuestro cariño. Por ejemplo Ethan y yo, como no tenemos más familia, vamos a un hospital y les llevamos regalos a los niños internos. —Sophie asistió varias veces a mis palabras mantenía una mirada llena de concentración.

Mis alarmas de psicóloga se encendieron. Sophie es mi paciente porque a pesar de que es una niña muy alegre y educada, tiene aún problemas para aceptar lo de su madre; mi trabajo es trabajar en los pequeños conflictos sentimentales que le surgen y estoy segura que estoy frente a uno. Le iba a pedir a mi hijo que saliera un rato para poder hablar con Sophie, cuando sonó el timbre de regreso a clase y los niños se despidieron y salieron corriendo a clase.

Hace más de una hora que las clase se acabaron, me había quedado hasta tarde acomodando algunas cosas para irme tranquila a las vacaciones de Navidad. Al terminar fui a buscar a Angela la profesora de los niños, sabía que se había quedado hasta esta hora en una junta de profesoras, quería coordinar con ella que el primer día de clase, en Enero, yo pueda tener una sección con Sophie. La encontré en la sala de los profesores con un teléfono en la mano y notablemente preocupada.

—Hola Angela, te estaba buscando porque necesitaba hablar contigo sobre la Señorita Cullen, pero ¿dime por qué estás así de preocupada? —le pregunté sentándome junto a ella.

—Es sobre la Señorita Cullen, no la han venido a buscar. Llamé a la directora para informarle y como la niña es de quien es, me dijo que debía quedarme aquí hasta que la venga a buscar, pero yo tengo que tomar un vuelo en pocas horas y si no me voy ya no podré tomar el vuelo. —La familia de Angela en un pueblito de Washington llamado Forks, la admiraba mucho por haberse mudado de allí para Nueva York, eso es un gran cambio—. He estado llamando al Sr. Cullen, pero no logro comunicarme con él.

—Vamos a hacer una cosa, yo tengo que tener una plática con la niña, hoy me dijo algo que quisiera indagar un poco más para evitar cualquier cosa, así que voy a llamar a la directora y le diré que yo me la voy a llevar a mi casa, considerando que la niña ya debe de tener hambre, así aprovecho para hablar con ella. Además le dejaremos un mensaje al Sr. Cullen informándole dónde puede pasar a buscar a su hija, y problema resuelto. —La cara de Angela se alegró con mi idea, ella llamó al Sr. Cullen y le dejó un correo de voz con mi dirección, mientras yo llamaba a la directora, la Sra. Carmen, al principio no le gustó mucho la idea pero después de recordarle que mi hijo y la niña eran muy amigos, y que además con anterioridad ella había ido a mi casa muchas veces, aceptó.

Salí a buscar a los niños mientras que Angela se iba a su casa por sus maletas; encontré a los niños dibujando en su salón de clase, cuando vieron que entré guardaron rápidamente los dibujos.

— ¿Ya llegó mi papi por mí? —preguntó mientras se apresuraba aguardar sus colores al igual que Ethan.

—No linda, al parecer a tu papi se le hizo muy tarde y ya es hora de comer, así que, ¿te parece si te vienes con Ethan y conmigo a mi casa hasta que tu papi venga por ti? —Recibí gritos de alegrías y algunos brincos de los dos niños, como respuesta.

Pov Edward

Hoy ha sido un día de locos en la oficina como siempre, pero hoy lo había sentido peor que todos y sabía cuál era la razón de eso; mi princesa seguía molesta conmigo, ayer no bajó a cenar conmigo y esta mañana me tuve que ir muy temprano; no me gustaba estar tanto tiempo sin hablar con mi niña, a esta hora ya debió llegar a la casa así que la iba a llamar.

Buenas tardes, residencia Cullen.—Esa era la voz de mi Ama de Llaves la Sra. Cope.

—Sra. Cope, podría comunicarme con mi hija. —La línea quedó en silencio unos cuantos segundos.

—Sr. Cullen hoy es viernes, usted siempre va a buscar a la Señorita Cullen los viernes —dijo precavidamente, no me gustaba adónde iba esto—.Señor, la niña no está en la casa. —Me temí que dijera eso, soy un idiota, con lo de ayer se me pasó por alto que hoy era nuestra tarde de padre e hija. Tranqué el teléfono sin decir nada más en este momento no estaba para los buenos modales.

—Jessica, ¿me han llamado del instituto de mi hija? —le pregunté a mi asistente personal por el comunicador mientras buscaba mi teléfono celular encontrándolo sin batería, el silencio de Jessica me enfureció—. ¡Jessica! —grité.

—Señor, de llamar si llamaron, pero usted dijo que no le pasara llamadas de nadie cuando se encontraba con el Sr. Yorkie —dijo nerviosamente.

— ¡Mi hija no es nadie! ¡Es Sophie Cullen! ¡Y es lo más importante de todo el mundo! —le grité enfurecido, tomé una batería que tenía de repuesto, se la iba poniendo mientras salía de mi oficina—. No te quiero ver aquí cuando regrese —le grité ahora de frente, entré al ascensor y podía oír los sollozos de la mujer, pero no me importaba, lo más importante para mí es mi hija, y mi asistente debía tener claro eso.

Cuando estaba entrando en mi auto fue que mi teléfono estuvo totalmente iniciado, tenía un correo de voz donde me informa que la psicóloga del instituto se había llevado a Sophie a su casa para que pudiera comer. El mensaje me hizo sentir totalmente avergonzado, mi niña siempre había comido cuando le apetecía y ahora pasaba hambre por mi irresponsabilidad, soy un terrible padre.

Seguí las indicaciones para llegar a la casa de la psicóloga, Sophie había ido a la casa de la psicóloga unas cuantas veces a visitar al hijo de esta. Mi hija me ha insistido muchas veces en que conozca a la Señorita Swan y a su hijo pero nunca había podido ser hasta ahora.