Disclaimer: School Rumble y sus personajes son propiedad de Jin Kobayashi, escribo esta historia por diversión (y un poco de venganza). Ficticia y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Sin más avisos ahora sí al Fic:

CAPITULO I. LA PRINCESA Y EL SAMURAI

Un día más comenzaba en aquel lugar, él podía escuchar el revoloteo de los animales cerca del templo y a lo lejos el ruido de la ciudad que comenzaba a despertar, pero solo el aire frio de aquella mañana le recordaba que aún estaba vivo, aunque francamente no le importaba.

-¿Qué estás haciendo en un lugar como este?- Cuestionó la figura que se acercaba al reconocer a Harima -Oye… ¿estás malherido?- Razonó la rubia al ver el mal estado en que se encontraba el sujeto. Pero el muchacho apenas se dignó a mirarla.

Unos minutos después Sawachika Eri improvisaba unos vendajes y curaciones sobre las heridas de su compañero de clases.

-¡Te dije que me dejaras en paz!-

-Es tú culpa por dejar que te golpearan así. Todo por una mujer que te dejó. Increíble… Y te haces llamar hombre. Ese comportamiento es totalmente infantil-

-Maldita bruja, cállate de una vez- Alegó Harima bastante ofendido por los comentarios de la rubia, pero esta se limitó a continuar limpiando sus heridas. -Te lo diré de una maldita vez. Lo que más odio de ti es justamente eso. Tú una mujer que cambia de hombres como si nada. Nunca desearía entablar una relación contigo. Eres tan fácil-

-¿Qué cosa has dicho?-

-Tú que andas de chico en chico… ¡¿quién carajo te crees que eres?! ¡Jamás me enamoraría de una mujer así! Una chica fácil tiene sentimientos fáciles ¿o me equivoco?- Eri permaneció callada escuchando lo que Harima decía de ella, por supuesto nada contenta ante aquellos comentarios.

-Quizá tengas… ¡razón!- Eri hizo énfasis al colocarle una compresa en la mejilla acompañada de un buen golpe.

-¡Me dolió, maldi…- Harima detuvo su reclamo al notar por primera vez el dolor en aquellos ojos que se esforzaban por no dejar derramar lagrima alguna. -¿Por qué lloras?-

-¡No estoy llorando!- Le respondió la chica lo más firma que pudo.

-¡Mentirosa! Te acabo de ver…- Pero el moreno no concluía su frase cuando fue acallado por una fuerte bofetada.

-¡Que no estoy llorando!-

-¡Maldita sea!-

-¡Cállate! ¡Eres un cabeza dura! ¡No tenías por qué haberme dicho eso! ¿Acaso tienes algo contra mí? ¡Y te crees tan maduro! ¡Incluso yo estoy en las mismas que tú! ¿Entiendes como me siento al desear tan solo salir con alguien una vez? Me conformaría con solo encontrar a un chico adecuado para mí ¡Pero eso es tan difícil!- Cada reclamo de la chica era acompañado por un nuevo bofetón que le servían para liberar la furia que guardaba dentro, pero a lo poco su fuerza empezó a decaer y el llanto fue ganando terreno. -"Que bonita eres" "Que bonita eres"… Es todo lo que me dicen ¡Pero ningún chico se ha enamorado de mí por mis sentimientos! ¡Todos los hombres son iguales! ¡Unos estúpidos, grandísimos estúpidos!-

-Los odio…- Volvió a decir tras unos segundos de silencio. -Odio a los hombres… ¡Los detesto! Me da lo mismo si tengo una cita con ellos. No me interesa lo que pienses de mí, pero sabes… Hasta ahora nunca he podido salir seriamente con un chico. A veces… pienso que un chico aparecerá y se enamorará de mí por lo que tengo en el fondo de mi corazón. Y me molesta sentirme tan ilusionada como una niña. Pero sin importar con qué clase de chico haya conversado… todos eran iguales…-

-Tú…-

Eri se incorporó y lanzó un golpe contra la cara del moreno con todo el impulso que pudo.

-¡Olvida lo que dije!- La rubia por fin cayó en cuenta de lo que había dicho y reaccionó más que avergonzada por haberse desahogado de aquella manera con Harima. -¡Olvídalo! ¡Olvídalo! ¡Olvídalo! ¡Pero qué demonios he hecho!-

Sin embargo la reacción del muchacho le resultó inesperada, pues este empezó a reírse levemente, más no como una burla.

-¿Qué… qué te pasa?-

-Nada… sólo que… Me has abierto los ojos. Gracias… Ojou…-

Sawachika permaneció frente a él por unos momentos, viendo como él intentaba descansar recargado en aquella estatua. Ella solo había salido aquella mañana a caminar con su mascota, sin esperar que terminaría encontrando a Harima en una situación como esa. Meditó por unos momentos si era correcto dejarle allí, pero supuso que él deseaba estar solo para reflexionar como acostumbraba, así que simplemente se dio la vuelta.

-Hasta luego, Hige-

Eri estaba a punto de marcharse cuando notó que su perra continuaba quieta mirando al muchacho. Por curiosidad aflojó la correa y entonces el animal se acercó lentamente hacia el moreno, llegando hasta él y lamiendo su rostro de manera amigable.

-Jaja, espera Shizune, me haces cosquillas-

La joven se acercó un tanto sorprendida y le preguntó:

-¿Cómo sabes el nombre de mi perra?-

-Pues porque ella me lo dijo- Respondió seriamente acariciando la cabeza del can.

Eri rió para sus adentros al recordar la empatía que tenía aquel ex-delincuente con los animales.

-Anda Hige, levántate y vamos a mi casa, te invito a desayunar ya que te has hecho tan amigo de Shizune-

Unos minutos después hombre, mujer y perro llegaban a la residencia Sawachika, en un principio Harima estaba algo renuente a ir, pero después de varios días sin volver al apartamento de su prima Itoko y de pasar la noche a la intemperie en aquel templo, necesitaba alimento y un buen lugar donde descansar. El muchacho estacionó su motocicleta en la entrada de la mansión y siguió a la chica a la terraza trasera de la casa, donde se quedó impresionado por lo grande que era el jardín que se extendía al pie de la terraza estilo europeo, flanqueado por multitud de árboles y repleto de arbustos y plantas florales, coronado en el centro por una elegante fuente de cantera.

-Increíble Ojou, he venido varias veces a tu casa pero nunca pensé que existiera un lugar como este-

-Esto… gracias Hige- Eri se sintió un poco apenada, no por el alago del moreno hacia su propiedad, si no en la verdad de aquellas palabras, pues era cierto que Harima había estado en su casa varias veces, incluso más que cualquier otro chico y eso la confundía un poco.

-Buenos días Ojou-sama ¿desea ya desayunar?- Nakamura, el mayordomo hizo su aparición desde dentro de la mansión.

-Así es Nakamura, por favor trae un almuerzo para dos- Fue entonces que el hombre del monóculo se percató de la presencia del muchacho, quien estaba distraído jugando con Shizune.

-Ojou-sama, no sabe lo feliz que estoy por usted- Exclamó el hombre con sendos lagrimones. -No se preocupe Ojou-sama, usted tiene todo mi apoyo, deje que yo me encargue de que lleguen a un "buen momento". En seguida les traeré su desayuno. Con su permiso Harima "futuro amo" san- Esta vez dirigiéndose al moreno y haciendo una reverencia.

-¡Espera un momento Nakamura! ¿De qué rayos estás hablando?-

Pero el mayordomo desapareció rápidamente rumbo a la cocina dejando a Sawachika hablando sola. Afortunadamente para ella Harima parecía no haberse enterado de la situación, así que un poco más calmada se sentó a la mesa donde el muchacho ya descansaba.

-Tu mayordomo es bastante raro-

-Sí que lo es, pero también es muy confiable, ya te acostumbrarás- Ambos rieron un poco, pero Sawachika notó como aquel semblante de pesar aún cubría el rostro de Harima, y de alguna manera se sentía deprimida ella también.

Nakamura volvió con el desayuno listo en tiempo record, en un santiamén colocó en la mesa jarras con zumo, frutas, huevos y tocino, panquecas y otros alimentos típicos de un buen almuerzo.

-¡Oh, se ve delicioso!-

-Pues adelante-

Ambos comieron sin decir palabra alguna, Harima estaba agradecido en sus adentros por tan buena comida, ya que en realidad hacía mucho que no disfrutaba de una buena sazón casero. Eri por su parte le miraba discretamente preguntándose qué pasaría por la mente del muchacho, después de todo hacía casi una semana que nadie tenía noticias de él, aunque no era extraño que aquel vagabundo se desapareciera de vez en cuando, pero tras la partida de Tenma cualquiera podía imaginar lo deprimido que estaría, y su encuentro matutino en el templo solo reforzaban aquellas teorías.

Cuando el moreno no pudo comer más bebió algo de jugo y se mantuvo meditativo apoyándose en la mesa, entonces sacó algo del bolsillo de su chaqueta y lo observó detenidamente. Eri se percató de la acción de Harima y miró con curiosidad aquel objeto, eran los viejos y maltratados anteojos oscuros que tanto habían caracterizado al muchacho, aquellos que habían vivido junto con él tantas aventuras.

-Sabes Ojou, estos lentes me recuerdan mucho a Tenma- Comenzó a hablar sin levantar la mirada. -En realidad fue por ella que comencé a usarlas, quien diría que sucederían todas estas cosas, je, recuerdo cuando la perseguí por toda la ciudad en bicicleta, los viajes que hicimos, como siempre estábamos compitiendo con los locos del 2-D y todos esos malentendidos, es difícil creer que todo eso haya quedado atrás-

Eri había escuchado atentamente aquellas palabras, y con cada una se sentía desilusionada y molesta con aquel muchacho.

-Eres patético Higue, mira que venir a mi casa a lamentarte de tus fracasos…-

-Te equivocas- Interrumpió el muchacho. -De ninguna manera es un fracaso, mi amor por Tenma es lo mejor que me ha pasado, gracias a eso dejé de ser un delincuente, retomé mis estudios, me divertí como nunca en mi vida y conocí gente a la que puedo llamar amigos, estoy agradecido de ellos. Pero ahora Tenma se ha ido, yo tomé mi decisión y sé que es hora de continuar-

Sawachika estaba sorprendida, no esperaba que Harima se hubiese sobrepuesto tan rápido y de tal manera, ahora se miraba como el joven enérgico e intrépido que ella había conocido una vez, fue entonces que se atrevió a preguntar.

-¿Crees… crees que podrías enamorarte otra vez?-

-Si… supongo que podría-

-Entonces yo estaba equivocada… Sí has madurado Hige-

Harima hiso una mueca de satisfacción y se incorporó de su asiento tomando su chaqueta dispuesto a marcharse, sintiendo que ya había incordiado demasiado en aquella casa.

-Gracias por la comida Ojou, estuvo deliciosa, ahora será mejor que me marche, no quiero interrumpirte más-

Eri también se levantó pero se mantuvo inmóvil al lado de la mesa, de alguna manera ella no quería que se fuera así, sentía que aún había algo más que decir y hacer, pero no sabía cómo detenerlo ¿pedirle que se quedara? ¿Con que excusa? Él la había acompañado a almorzar y ahora que habían terminado era natural que se marchase, así que solo le quedaba ver como se alejaba.

Harima no había recorrido más que un par de pasos cuando un fuerte estruendo se escuchó desde el frente de la casa.

-¡¿Qué rayos fue eso?!-

-No lo sé, vino de la entrada, vallamos-

Ambos jóvenes se apresuraron y al llegar al frente de la casa se quedaron más sorprendidos aún, pues la motocicleta que Harima había dejado estacionada ahora yacía aplastada bajo el parachoques del auto que aún conducía Masaru.

-¡Waaa! ¡Mi motocicleta!- Aulló el moreno al ver su precioso vehículo derribado.

-Mil disculpas joven Harima- Habló Nakamura apareciendo frente a ellos. –Aparentemente Masaru se descuidó y su motocicleta ha resultado levemente dañada-

-¡¿A eso le dices levemente dañada?!- Exclamó el moreno señalando justo cuando la maquina perdía un espejo al intento del regordete sirviente de sacarla debajo del automóvil.

-Si usted me lo permite tengo un amigo que podría repararla en poco tiempo ¡por favor espere aquí y volveremos pronto!- Antes de que Harima pudiese reaccionar Nakamura y Masaru ya habían cargado la motocicleta en el cofre del auto y arrancado rumbo a la salida, pero antes de desaparecer en la calle Eri pudo ver en la mirada de su mayordomo cierto brillo de complicidad.

-Ese Nakamura es un tonto- Dijo más para sí que para su compañero golpeándose la frente con la palma de la mano.

Harima se dio la media vuelta y enfiló rumbo a la terraza.

-Hey Hige… Espera…- Llamó intentando alcanzarle y lo encontró recargado sobre la barandilla mirando hacia el jardín.

-Supongo que no hay más remedio que esperar, de cualquier forma no me apetecía volver al apartamento de mi prima Itoko- Harima respiró hondo y volvió la mirada hacía la chica. -Así que si no te molesta tendré que esperar aquí-

Eri sintió la tensión esfumarse de golpe, por un momento pensó que el mangaka estaría molesto por las acciones de sus sirvientes, pero parecía no habérselo tomado mal ¡y hasta había aceptado esperar en su casa! ¡Un momento! Eso significaba que ambos estaban solos aquella gran mansión. De alguna manera la rubia no pudo evitar sonrojarse ante tal hecho e instintivamente llevó su mano sobre su pecho para sentir los latidos de su acelerado corazón.

Más abajo algo llamó la atención del muchacho y comenzó a descender las escaleras hacia el jardín, una vez allí tomó una abandonada guitarra y se sentó al lado de la fuente.

Eri también bajó las escaleras lentamente y le miró con curiosidad.

-¿Qué haces?-

-Espera y verás- Respondió antes de volver su vista sobre el instrumento musical. Harima estuvo afinando las cuerdas por cerca de un minuto, hasta que conforme con el sonido comenzó a rasgarlas y arrancarle armoniosas notas que se extendían por todo el prado hasta los oídos de la chica.

Eri reconoció aquella canción casi de inmediato, era una vieja melodía en inglés y se emocionó bastante al recordar la letra. Harima cantó la primera estrofa y ella se sentó a su lado empezando a cantar también.

The other night dear, as I lay sleeping
I dreamed I held you in my arms
But when I awoke, dear, I was mistaken
So I hung my head and I cried.

You are my sunshine, my only sunshine
You make me happy when skies are gray
You'll never know dear, how much I love you
Please don't take my sunshine away

I'll always love you and make you happy,
If you will only say the same.
But if you leave me and love another,
You'll regret it all some day:

You are my sunshine, my only sunshine
You make me happy when skies are gray
You'll never know dear, how much I love you
Please don't take my sunshine away.

Ellos estuvieron cantando y disfrutando del día por un largo rato, se sentía tan bien, era un grandioso día de verano, el cielo mantenía un azul perpetuo y era cruzado ocasionalmente por nubes dispersas, la escuela había terminado y no sabrían de ellas por unas semanas, incluso Harima había concluido su último manga la semana anterior. Era uno de esos momentos efímeros que solo se pueden disfrutar entre dos.

-¿Y bien? ¿Qué te ha parecido?- Preguntó Harima cuando paró para dejar descansar sus dedos.

-Me impresionas Hige, no sabía que superas tocar la guitarra tan bien-

-Ni yo que tú supieras la letra de esas canciones ¡además tienes muy buena afinación!-

-¿En serio? Etto… gracias Hige…- De nuevo Eri no pudo evitar sonrojarse por aquel cumplido, ella sintió el calor subir a sus mejillas y una agradable sensación en el estomago.

-¡Ah, esto es justo lo que necesitaba!- Comentó el muchacho tras dejar el instrumento y estirar sus brazos al viento. -Debo confesar que llevaba algunos días bastante desanimado, pero ahora me siento mucho mejor, gracias ojou por dejarme pasar el rato aquí- El muchacho se colocó de nuevo en la bardita de la fuente y miró hacia donde estaba su anfitriona, se sorprendió al notar lo seria que esta se había puesto, era una mirada extraña la que le dedicaba. -¿Sucede algo Ojou?-

Eri entonces se colocó justo frente a él y su mirada se volvió más decidida.

-Escucha Hige… Hay algo que debo decirte…-

Me gustas… Eso era todo lo que quería decir, sin embargo su mente y su cuerpo no concordaban en ese momento, por momentos sus recuerdos volvían a todos los momentos que había vivido junto con el ex delincuente. Harima había dicho que lo más importante de su vida había sido Tenma y la historia que se había escrito entre ellos, sin embargo para Sawachika también se había escrito una historia durante los últimos años, y aunque ninguno quisiera, su historia se había mezclado con la de Harima, pero para él Eri nunca había sido más que la amiga de su amor platónico. Esa era una situación que la había carcomido por dentro desde hace tiempo, pero ahora que Tsukamoto se había marchado la rubia veía una pequeña y esperanzadora oportunidad de estar con aquel chico.

Pero ahora su orgullo y sus sentimientos tenían una lucha en su interior, por una parte sabía que quería sincerarse con Harima, poder agradecerle todo lo que aún sin querer él había hecho por ella, decirle que en realidad no lo detestaba y tal vez solo tal vez, podría acercarse un poco más a él. Además no les quedaba mucho tiempo, cuando el nuevo curso iniciara, posiblemente ellos quedarían en clases distintas, y después de eso era incierto si podrían compartir tanto tiempo como hasta ahora ¿y qué le garantizaba que él no conocería otra chica en el futuro?

Sin embargo era impensable que la gran Sawachika Eri se le declarase a ningún chico, así no funcionaban las cosas, se suponía que ellos quedasen prendados de su gran belleza y después ella los rechazaba, ese era el orden natural de las cosas, pero el Hige nunca había dado señales de estar enamorado de ella, por lo menos no ninguna que al final no fuera un gran malentendido. ¿Y qué pasaría si esta vez era ella la rechazada?

Todas esas conjeturas era lo que se detonaba en la mente de la rubia, mientras en el exterior su cuerpo continuaba de pie en el medio del gran jardín de su mansión frente al muchacho que la miraba un tanto confundido. Su rostro era todo un poema, con su mirada de confusión y las mejillas coloradas por la vergüenza.

-Hey ojou… ¿Me estás escuchando? ¿Te sientes bien?...-

Como un balde de agua fría, la voz del mangaka la devolvió a la realidad, dándose cuenta que se había quedado parada frente a él sumida en sus pensamientos.

-¿Acaso tienes fiebre? Estás muy colorada, creo que el calor te ha afectado- Harima extendió su mano hacia la frente de la chica para comprobar su temperatura, pero esta al notar el contacto del chico sintió como si un tremendo fuego le quemara todo el cuerpo.

-¡No me toques!- Instintivamente Eri apartó la mano de Harima y le empujó hacia atrás, pero el moreno intentó sujetarse de ella al sentir perder el equilibrio, el resto resultaba confuso debido al golpe en la cabeza que recibió la rubia al caer juntos en las aguas de la fuente.

Sawachika abrió lentamente los ojos, su cabeza había golpeado algo realmente duro y estaba algo aturdida, pero cuando elevó la vista se topó con la sorprendida mirada de Harima, que al igual que ella no entendía muy bien lo que acababa de suceder. Sin esos fastidiosos lentes obscuros, Eri podía ver directamente dentro de sus ojos y sentía que ese era un buen momento. Harima estaba recargado en el peldaño con cintura y piernas sumergidas en el agua, mientras que la chica se apoyaba a horcajadas sobre él, sintiendo sus cuerpos rosarse a través de la ropa húmeda y la bresca frisa erizarles la piel mojada. Por ese único momento solo existían ellos dos, y Eri en verdad hubiera deseado permanecer así por siempre, su orgullo podía irse muy lejos de viaje y no regresar jamás.

Sin embargo el momento fue interrumpido cuando la chica notó que no todo lo que flotaba en la fuente era del color cristalino del agua, si no que se teñía de un carmín parecido al de la…

-¡Sangre! ¡Hige… Tú nariz!- Solo entonces Eri comprendió que aquello que había golpeado con su cabeza no era más que la nariz del moreno, produciéndole una considerable hemorragia.

-¡Oh rayos!-

-¡Vamos Hige! ¡Hay que conseguir un doctor o vas a desangrarte!- La rubia agitó los brazos alarmada y en lugar de incorporarse volvió a tropezar sobre el chico.

-No digas tonterías, no me moriré por algo tan simple, pero deja de moverte o no podremos salir de aquí-

Cuando por fin lograron salir del agua, Harima pudo controlar su hemorragia con un trozo de la manga de su camisa, pero ahora estaba completamente empapado y una considerable mancha de sangre lucía en el pecho del moreno.

-Cr- creo que sería mejor que tomaras un baño…- Sugirió la rubia bastante avergonzada por su actitud y torpeza de hace unos momentos.

Bien, hasta aquí la primera parte de este drama, procuraré subir el siguiente captulo en un par de días.

Este fic es dedicado a mis amigos Yeyo y Tuty, quienes nunca se atrevieron a ver el final de esta divertida serie, por lo que hice este "final" especialmente dedicado para ellos.